La publicación digital Diagonales trae algunos de los análisis políticos más lúcildos que pueden verse en los medios. Reproducimos éste, y no sólo porque cita material nuestro. Agregamos al final un gráfico proporcionado por Alejandro Álvares (h), que muestra que Brasil es el exportador más perjudicado.
«El Jefe de Estado norteamericano Donald Trump ejerce lo que se denomina una diplomacia tuitera. Acorde a una administración híper personalista, donde la decisión final de los grandes temas no suelen ser consultados a los ministros involucrados en los pasos dados, el magnate hotelero suele utilizar la plataforma Twitter para comunicar acciones imprevistas y significativas de su política exterior.
Ayer lunes a la mañana el presidente de pelo anaranjado instrumentó una drástica suba del escudo proteccionista local contra exportaciones sensibles de Argentina y Brasil, específicamente en el rubro de acero y aluminio, donde los países grandes del Mercosur buscan crecer en grados de industrialización. El mandatario justificó su anuncio como una medida de contrapeso a la devaluación en curso de las monedas en nuestro país y en la nación vecina, un hecho que Trump interpreta como un capítulo de la guerra monetaria en curso.
«Brasil y Argentina han estado presidiendo una devaluación masiva de sus monedas, lo cual no es bueno para nuestros agricultores. Por lo tanto, y con vigencia inmediata, restableceré los aranceles a todo el acero y el aluminio que se envíe a los EE. UU. desde esos países», tutieó el mediático presidente.
Donald Trump ha decidido dar un giro copernicano en la política comercial de su país con respecto a lo hecho por Barack Obama, la Casa Blanca pasó así de una visión globalista a defender un rígido esquema que combina aislacionismo, acuerdos de libre comercio a la carta con determinados bloques, y un amurallamiento proteccionista contra determinados bienes y productos. En ese sentido su anuncio sorprende porque parece afectar al Palacio Planalto, de un país pivote de sus políticas a escala regional desde que Jair Bolsonaro asumió el gobierno.
¿Por qué toma el horizonte mencionado Donald Trump? Varios especialistas en las relaciones económicas internacionales coinciden en señalar que en su decisión prima el interés por contrarrestar el ascenso de las posiciones chinas en el Cono Sur. Por caso, el diplomático y empresario Marcos Caramuru de Paiva, un hombre llegado a Bolsonaro, ex embajador en Beijing y miembro del influyente Consejo Empresario Brasil- China, advirtió días atrás que: “Para Brasil, China hoy es más importante que Estados Unidos”. El analista Abel Fernández interpretó esa declaración aseverando que: “Esa no es una frase descolgada. Los diplomáticos de carrera formados en Itamaraty (Cancillería de Brasil) no tienen ese hábito. Además este mes, el capitán Bolsonaro fue el anfitrión de los BRICS (bloque que articula a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y se sacó fotos muy sonriente con Xi Jinping y Vladimir Putin”.
Por su parte el profesor de la Universidad de San Martín Alejandro Frenkel suma a esos argumentos una cuestión más doméstica, la inminencia del proceso electoral en Estados Unidos: “Para mí la medida está motivada por tres razones principales: las elecciones en los Estados Unidos, de ahí la mención de Trump para beneficiar a los agricultores con la suba del arancel en el sentido de proteger el mercado interno por la devaluación de Brasil y Argentina. A su vez pesa el acercamiento entre Brasil y China, y por último la Casa Blanca envía un mensaje al presidente electo Alberto Fernández para condicionar sus negociaciones con el FMI y mostrar su desagrado con el presumible retiro de la agencia antinarcóticos DEA en la estructura del ministerio de Seguridad”.
Ese análisis motiva dos conclusiones para el especialista Frenkel: “El Mercosur sigue vivo. Dos, el acoplamiento a Estados Unidos no necesariamente trae réditos”.
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Gráfico de los principales exportadores de acero en el mundo:
En nuestro país, el presidente de ALUAR, Javier Madanes Quintanilla, trató de inoperante al Gobierno de Macri por su falta de previsión ante los nuevos aranceles al aluminio. «Estos contratiempos hay que tomarlos desde el lado de la política exterior, desde el punto de vista diplomático. La decisión de Estados Unidos no es cosa de un rayado. Hay detrás una estrategia que se lleva a cabo hace tiempo.»