El Senado de Estados Unidos ha aprobado abrumadoramente (por 89 votos a 10) este jueves 16 el nuevo tratado comercial con México y Canadá (TMEC), que sustituirá al NAFTA. En AgendAR nos parece que esto demuestra que -irritante como resulta Trump a los Demócratas -y a buena parte de los estadounidenses- su política proteccionista ha logrado un amplio consenso (sincero o no). Y las chances de su reelección son altas.
Tras su paso por las dos cámaras del Congreso (la Cámara de Representantes le dio el visto bueno el mes pasado), la firma del presidente será el último paso en este texto legislativo, que supone el cumplimiento de una de las promesas electorales de Donald Trump, y reescribe las normas que regirán los intercambios de servicios y bienes industriales y agrícolas entre los tres vecinos norteamericanos.
El acuerdo gozaba del apoyo de los líderes de ambos partidos, y su aprobación representa un paréntesis de consenso, justo el mismo día en que el Senado se constituye en el tribunal que habrá de pronunciarse sobre la destitución de Trump, acusado formalmente por la Cámara baja de abuso de poder y obstrucción al Congreso.
El NAFTA, que básicamente eliminaba los aranceles a la mayoría de los productos intercambiados entre los tres países, fue objeto de reiteradas críticas por parte de Donald Trump, que lo definió durante su campaña presidencial hace cuatro años, como “el peor acuerdo de la historia”. Consideraba el presidente que el tratado colocaba a los trabajadores estadounidenses en una desventaja competitiva. También había críticas entre los demócratas, que consideraban que el acuerdo, tras 25 años de historia, necesitaba una actualización.
Recelosos con su redacción inicial, a lo largo de meses de negociaciones los demócratas han forzado cambios en el texto del nuevo acuerdo, sobre todo en materia de derechos laborales, y finalmente lo han apoyado. Siguen existiendo algunas voces críticas, como el senador y candidato en las primarias demócratas Bernie Sanders, que se hacen eco de las críticas de grupos ecologistas y señalan que no contiene medidas para combatir el cambio climático. “Es una gran victoria para nuestro país. Es una gran victoria para la Administración Trump”, ha dicho Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado.
México, cuya economía está estancada, con una sucesión de años de tasas de crecimiento nulo, ha vivido la aprobación del tratado con alivio. «Se termina una fase importante», ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador, en un video colgado en su cuenta de Twitter. «Este tratado va a significar más confianza en México para la llegada de inversiones, para que se instalen empresas». Todavía está pendiente la ratificación por parte de Canadá, la tercera pata del acuerdo.