En un momento en que poco más del 20% de la industria local está trabajando a un ritmo apenas aproximado al normal, y en que el desaliento y hasta la impaciencia se apodera de muchos industriales, nos parece importante reproducir este trabajo que recopila las recomendaciones de distintos expertos:
«La industria local cumple un rol fundamental para defender vidas con el aprovisionamiento de productos imprescindibles y puede potenciar la investigación para combatir a la pandemia. Proteger el empleo que genera y mejorar el financiamiento a las empresas son entonces los principales desafíos.
En este atípico contexto, Andrés Tavosnaska, economista del Centro Periferia, resalta la importancia de que Argentina sea uno de los pocos países en el mundo que puede conseguir completar el triángulo de la soberanía alimenticia, energética y sanitaria. “Sólo le faltaría promover el desarrollo de la producción de principios activos, medicamentos biotecnológicos y equipamiento médico”.
Hasta el momento, los sectores industriales que estuvieron trabajando fueron aquellos declarados como esenciales para garantizar el abastecimiento de productos de la canasta básica y la seguridad en materia de salud.
Varios trabajos, como «La industria argentina en el siglo XXI» de Schteingart y Coatz, indican que la industria local tiene una productividad superior a la del resto de los países de la región y por encima del promedio general de la economía local. La producción de químicos, liderada por la industria farmaceútica (enmarcada dentro de las esenciales), se destaca en este aspecto.
“Tenemos una industria farmacéutica muy potente con décadas de desarrollo que, a diferencia de países como Brasil o México, está liderada por empresas nacionales”, sostuvo Tavosnaska.
A partir de las cualidades de su entramado productivo, este economista está convencido de que el país tiene un potencial enorme para combatir el virus y que “debería llenarnos de orgullo el esfuerzo de empresas locales reconvirtiéndose para fabricar respiradores o insumos médicos, incrementando la producción para sostener el abastecimiento o aportando software para proveerle información al instante a los profesionales”.
Paralelamente, la industria se destaca por ser el sector donde se realiza el 65% de la I+D privada en Argentina, uno de los principales indicadores de la innovación. De aquí se desprende que haya empresas con capacidad para llevar a cabo proyectos de investigación abocados a combatir al coronavirus, que tienen un valor agregado si se articulan adecuadamente con el sistema científico-tecnológico nacional.
En ese sentido, el Ministerio de Desarrollo Productivo ha destinado $ 2.250 millones en subsidios y créditos a una tasa del 12% para pymes e instituciones que investiguen en el área de equipamiento e insumos para el área de salud, o brinden soluciones tecnológicas para la prevención y diagnóstico del Covid-19. Es cierto que el crédito bancario no se mostrado rápido ni eficaz…
Presión sobre el empleo
El mercado de trabajo en Argentina viene presionado desde hace varios meses y se verifica a través de algunos indicadores. La última EPH del INDEC mostró un aumento en la cantidad de desocupados y en el número de subocupados. A su vez, el Ministerio de Trabajo exhibió que durante el último año se reemplazó una gran cantidad de empleos registrados privados por monotributistas o empleados estatales.
Pero la llegada del coronavirus representa el factor de presión más fuerte sobre el empleo: según estimaciones de la consultora Analytica, la tasa de desocupación podría pasar del actual 8,9% al 13%, una cifra que sería mayor en el caso de mujeres, particularmente en las jóvenes, ya que son las que más sufren las desigualdades en el mercado laboral.
Si bien el año pasado se perdieron 125.000 trabajos industriales por la caída en la actividad, la industria sigue teniendo una participación significativa en el empleo ya que, según el SIPA, emplea al 18% de los asalariados registrados privados y, según INDEC, al 11% de los ocupados totales.
Uno de los sectores más perjudicados por la pandemia, por su fuerte dependencia de la actividad comercial, es la industria textil que, para colmo, también fue una de las más afectadas durante la gestión Macri.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los trabajadores del rubro están inmersos en la informalidad, el Doctor en Desarrollo Económico e investigador textil Gustavo Ludmer explicó que “mientras La Salada y el circuito de Flores estén cerrados, los empleados precarizados están prácticamente en la indigencia”. Sin embargo, aclaró que la crisis también afecta al segmento formal ya que las empresas no tienen ingresos y no pueden pagar salarios.
Paralelamente, Tomás Canosa, Director de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA), afirmó que la situación del sector también es preocupante, ya que acumula 22 meses con caídas consecutivas y por la pandemia sólo están operando algunas empresas vinculadas a equipamiento médico, maquinaria agrícola, y a la industria alimenticia.
Dificultades para acceder al crédito
Los créditos bancarios a una tasa máxima del 24% ordenados por el Banco Central mediante la liberación de encajes y Leliqs son un elemento clave para sostener los ingresos de los afectados por la crisis. No obstante, ya varios analistas y empresarios advirtieron que la mayor parte de la expansión monetaria destinada a financiar estos créditos todavía no viajó hacia pymes y familias.
Las trabas burocráticas y el temor de los bancos al riesgo de incobrabilidad dificultan la efectivización de los préstamos. Así lo verificó ADIMRA, que en un relevamiento registró que el 62% de las empresas metalúrgicas financió sus últimas obligaciones con ahorro propio, mientras que apenas el 41% se financió con créditos privados.
“La problemática del empleo es una de las variables centrales a monitorear en los próximos días y dependerá mucho del financiamiento para poder pagar sueldos; esperemos que con el Salario Complementario y el apoyo del FOGAR (Fondo de Garantías Argentino), se puedan vehiculizar mayores créditos”, sostuvo Canosa.
“Los bancos siempre prefieren prestarle a aquellas empresas que son más prolijas; en el sector textil tenés más riesgo de morosidad”, agregó Ludmer.
Para mejorar el acceso al crédito en la industria, la Unión Industrial Argentina pidió acuerdos por descubierto en cuenta corriente para darle velocidad al financiamiento y una mayor operativización de los pagos realizando los depósitos directamente a los empleadores y en la cuenta sueldo.
Adicionalmente, le sugirió al Poder Ejecutivo incrementar las garantías del FOGAR y del FONDEP (Fondo Nacional de Desarrollo Productivo), bajar al 10% la tasa para pymes y otorgar entre $ 300.000 y $ 450.000 millones en préstamos a empresas que no cumplen los requisitos solicitados por los bancos.
Flexibilizando la cuarentena
La UIA planteó hace semanas cuáles sectores deberían ser, a su juicio, los prioritarios para la reactivación. Estos son los principales:
- Proveedores de insumos en las cadenas de valor de sectores esenciales y sectores exportadores (papeleras, envases, metalúrgicas, plásticos, químicos, aluminio).
- Empresas vinculadas al sector minero o automotriz para evitar incumplimiento de pedidos de compra internacionales.
- Firmas que puedan reconvertirse para fabricar alcohol en gel, textiles de seguridad, respiradores y equipamiento médico.
Al respecto, Tavosnaska opinó que las actividades tienen que ser bien seleccionadas ya que se ha remarcado claramente lo necesario de ser muy cuidadosos con la apertura de la cuarentena para no ir a una etapa de contagios masivos y de colapso del sistema de salud.
Por su parte, Ludmer dijo que “hasta ahora los anuncios del Gobierno han ido en la dirección correcta” pero que, a medida que se extienda la cuarentena, “o intensifican las ayudas o se van a destruir muchas empresas y puestos de trabajo”.
«La situación es delicada y Argentina tiene una macroeconomía frágil que limita el margen de acción para financiarse. En estas condiciones, comprender el rol de la industria, aprovechando sus capacidades acumuladas y respetando las recomendaciones de los profesionales de la salud, es fundamental para evitar que se profundicen los problemas».»