En AgendAR estamos convencidos que el desarrollo y fabricación de drones es un campo importante para las capacidades tecnológicas y productivas argentinas, en el contexto actual de la industria aeronáutica y aeroespacial. Que es necesariamente global.
Por eso hemos seguido los esfuerzos nacionales desde el proyecto SARA. Recientemente y con mucha expectativa, informamos sobre El helidrón de INVAP, Cicaré y Marinelli, y avisamos que El dron argentino quiere levantar vuelo.
Y también decimos desde hace años que las industrias de defensa deben ser -como en todos los países en serio- un lugar muy activo para incorporar nuevas tecnologías de punta a la actividad productiva. Por eso les acercamos este extenso y valioso reportaje que Darío Giussi, Gerente del área Gobierno-Defensa y Seguridad de INVAP, concedió en Expoagro a la publicación especializada Zona Militar sobre el vehículo no tripulado RUAS-160, el nuevo proyecto dual del que participa junto a CICARÉ y MARINELLI. También habla del presente y futuro próximo de INVAP en el área de la Defensa Nacional.
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«ZM: Una de las grandes sorpresas de la feria Expoagro fue la presentación del RUAS-160 por parte de INVAP, CICARÉ y MARINELLI. ¿Cuáles son las principales características del proyecto?
DG – El proyecto RUAS-160 que presentamos en Expoagro es una plataforma de despegue vertical y alas rotativas, autónoma, de uso múltiple con la posibilidad de configurarse a través de sus cargas útiles para distintas aplicaciones y ámbitos. En cuanto a la plataforma de vuelo en sí, básicamente hay un modelo más orientado al mundo civil y otra para misiones embarcadas y/o militares con una doble motorización y características particulares.
Una de las ventajas del RUAS-160 es su implementación contra-rotativa de rotor, otorgándole un tamaño compacto al no tener rotor de cola. Esta característica contra rotativa le permite además una optimización de la relación entre potencia y capacidad de carga mejor a la que ofrecen los modelos con rotor de cola.
ZM: Entonces, su uso en tareas logísticas es una de sus características previstas, ¿qué otro tipo de funciones puede realizar el RUAS-160?
DG – El RUAS-160 está pensado para llevar distintas cargas útiles tales como cámara electroóptica, radar, radar de apertura sintética SAR, LIDAR, sistemas de inteligencia, de guerra electrónica, de transporte, etc., para el uso por fuerzas navales, terrestres, aéreas, de Defensa, de Seguridad. Quizás una configuración muy típica puede ser una orientada para misiones de ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento), pero hay muchas posibilidades más.
Lo mismo ocurre con la versión para uso civil, aplicado al agro por ejemplo en sistemas de pulverización, pudiendo realizar la toma de imágenes y la aplicación selectiva de fitosanitarios, o en tareas sobre infraestructuras como la de petróleo y gas, minería, diques, o en emergencias médicas, también lucha contra incendios, toma de muestras en cursos de agua, entre otros.
Y sí, en todos los casos esa capacidad que tiene se puede usar hasta para transportar cargas logísticas valiosas dentro de ciertos límites de peso y tamaño.
Se llama 160 porque el modelo actual, (y ojalá sea parte de una familia), permite 160 Kg de peso máximo de despegue. Esta primera versión tendrá un peso máximo de despegue de 150 kg por aspectos relacionados con su certificación y homologación ante la ANAC, al igual que la potencia de su motor por debajo de los 50 HP. Dentro de ese peso se debe contemplar el combustible y carga útil, lo que le da una autonomía de entre 1 hora y 30 minutos y hasta 6 horas de acuerdo con la configuración.
ZM: En la presentación del prototipo indicaron que es un esfuerzo conjunto entre INVAP, Cicaré Helicópteros S.A y Marineli. ¿Cómo nace el proyecto?
DG – El proyecto surge de una conjunción, en principio de dos actores, que terminamos siendo tres. INVAP es conocida como empresa desarrolladora de tecnología y proyectos complejos, en distintas aéreas como la Nuclear y la Espacial, la de Sistemas Integrados. En el caso de la Defensa y aplicaciones de misión crítica tenemos un gran recorrido mayormente en sensores y sistemas remotos, sistemas radar de distintos tipos; además de los militares, civiles para tránsito aéreo, meteorológicos, SAR, terrestres, así como también sistemas electroópticos. También tenemos un desarrollo significativo en vehículos aéreos no tripulados, de muchos años, que se expresó en parte en el Programa SARA (Sistema Aéreo Robótico Argentino) y sobre cuya temática el Ministerio de Defensa ha reavivado recientemente el interés. En esta disciplina nos basamos en el expertise en el desarrollo de aviónica, cargas útiles, sistemas de comunicación, de misión, y otros sistemas en los que agregamos valor y que fuimos aprendiendo en la ejecución de distintos proyecto tecnológicos en más de 40 años de vida.
Y el encuentro se da con una empresa que es orgullo nacional como Cicaré SA, gente reconocida mundialmente por su desarrollo de helicópteros monoplazas y biplazas ligeros y algunos no tanto, con capacidad de innovación y productos de gran calidad. Ellos ya venían trabajando con Marinelli, una PYME con mucha experiencia y empuje en vehículos no tripulados aplicados al agro. Entonces, decidimos aunar esfuerzos. Es una cooperación identificando en este proyecto mucho potencial. Cada quién tiene la capacidad de agregar valor en una ecuación donde la suma de las tres empresas es mucho mayor que el aporte individual de cada una, por sus conocimientos técnicos y de los distintos mercados a los que se orienta el RUAS. Y desde ya, con el multiplicador clave que se hace con tecnología nacional. El dominio tecnológico es algo a lo que apostamos, especialmente en aplicaciones sensibles de Defensa y/o duales. Y que resida en la Argentina generar soberanía sobre las capacidades, y a la vez es un círculo virtuoso en la economía al ser nacional la mayor parte de su cadena de valor.
Lo que mostramos en Expoagro es lo que llamamos MET 1 (Modelo de Evaluación Tecnológica). Es un prototipo, que demostró capacidades operativas en el entrenador desarrollado por Augusto Cicaré, una plataforma muy ingeniosa para las etapas iniciales de entrenamiento y de prototipos, que ha recibido premios internacionales.
ZM: Nos describiste la génesis del RUAS-160 y algunas de sus más distintivas características, ¿cuál es el estado de avance del proyecto desde lo que se observó en Expoagro?
DG – Estamos obviamente con el condicionamiento por la situación sanitaria, pero aun así nos encontramos a pocos meses de que esté volando con la realización de las certificaciones previas en el primer prototipo de uso civil. Estamos trabajando en los sistemas de vuelo y de tierra. El RUAS tiene guiado automático, semiautomático y manual. Otras de las características técnicas que posee el RUAS-160 es su techo operativo aproximado entre 3000 a 3500 metros, a una velocidad máxima de alrededor de 95 nudos (175 km/h) y un crucero de 80 nudos (150 Km/h).
ZM: Entonces, estamos a meses de contar con una versión civil para los vuelos y testeos de prueba, ¿hay plazo estipulado para la versión de uso militar?
DG – Efectivamente, hay ciertas variantes; si bien las funciones operativas se evidencian con la plataforma civil, la militar tiene algunas características particulares. Podemos decir que la primera es en sí es un producto y a la vez es un modelo de evaluación tecnológica avanzado de la segunda. Básicamente los temas militares pasan por la redundancia de los sistemas, que no es poco, cierta variante de motorización y alguna cosa más que ya mostraremos. La versión militar completa la veremos el año que viene.
ZM: De cara al futuro, ¿prevén la inclusión de otras empresas?
DG – En principio somos nosotros tres, tenemos una hoja de ruta definida pero las posibilidades siempre están en función de cómo se vayan dando las cosas. Siempre puede haber una empresa, u organismo, la idea es construir valor con esto. La industria de alto valor agregado, como la de Defensa en la Argentina es todavía reducida. Es una posibilidad que no puede negarse, hoy en concreto este es el proyecto, cualquier otra cosa será una cuestión para explorar, si se produce. El plan concreto es el que hay.
ZM: ¿Existe interés en el proyecto por parte de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa?
DG – Ciertamente, hay gran interés por parte de las Fuerzas Armadas en verlo funcionar en distintos ámbitos, hay conocimiento de las capacidades y por supuesto ideas de cómo se puede utilizar en distintas misiones. Te diría que en algunos casos han sido fuentes de requerimientos para las especificaciones. Una de las ventajas de la tecnología nacional es poder producir para el país lo que el país necesita y no necesariamente lo que nos quieren vender, que es una gran diferencia.
Antes, durante y después de la presentación en Expoagro, que fue hace casi dos meses atrás, hemos tenido charlas con distintos estamentos de las Fuerzas, tanto de ámbitos operativos como técnicos que mostraron enorme interés. Y desde ya, en el ámbito civil también. Lo estamos poniendo en una agenda más ordenada ahora.
ZM: Dejando de lado al RUAS-160 para centrarnos en la actualidad de INVAP, ¿cómo afecto la Pandemia CODIV-19 a la empresa en sus operaciones diarias?
DG – La normalidad que conocimos ha desaparecido, estamos en una especie de nueva normalidad. En una situación de transición hacia otra que aún no conocemos, pero bueno es un poco la situación general que vivimos todos, y en particular las empresas. Nosotros nos movemos en cuatro ámbitos de negocios fundamentales: el Nuclear (reactores de investigación y producción de radioisótopos medicinales, entre otros), Espacial (satélites LEO y GEO y cargas útiles). Sistemas Tecnológicos Integrados, (que se dedica, entre otros, a Sistemas Médicos) y la de Defensa y Seguridad, que incluye a la unidad de Radar. Esto incluye proyectos en el orden nacional e internacional en varios países del mundo, repartidos 50% en cada ámbito aproximadamente.
INVAP es una Sociedad del Estado (propiedad de la Pcia. de Río Negro y con participación del Estado Nacional en nuestro Directorio a través de la CNEA), y vivimos de lo que producimos en nuestros proyectos, sin ningún otro tipo de aporte. Actualmente somos aproximadamente 1300 personas, más del 80% profesionales y técnicos, y la gran mayoría, más de 1000, en nuestra sede central de Bariloche.
Hoy estamos en modo de trabajo remoto salvo en actividades esenciales. En este momento, adaptamos las tareas de ingeniería, reuniones, trabajos de diseño en computadoras a esa modalidad, aunque hay actividades de laboratorio, productivas y de sostenimiento que no se pueden hacer sin presencia física. También realizamos el soporte y mantenimiento de sistemas de radar, sistemas médicos y otros, y todo eso implica tareas en algún punto presenciales.
ZM: La nueva administración a nivel nacional impulsó el FonDef, que espera su sanción en la Cámara de Senadores, de cara a los próximos años, ¿qué proyectos tiene en carpeta relacionados con la Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas?
DG – Sí, es imprescindible un instrumento así para el reequipamiento de las Fuerzas Armadas y, que a la vez contribuya al desarrollo de la tecnología nacional. Esperamos que se sancione completamente e implemente pronto.
Nosotros tenemos una presencia muy fuerte en todo lo que son radares y sistemas de información, como por ejemplo el SINVICA (Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial) que se debe ejecutar en distintos segmentos y que realizamos con la Fuerza Aérea desde hace años. Estamos trabajando en tecnologías radares muy avanzadas como los radares AESA (Active Electronically Scanned Array), de barrido electrónico en dos ejes, que tienen aplicaciones para radares aerotransportados, y también para embarcados, terrestres, de defensa antiaérea, etc., en lo que se denomina hoy radares multifunción/multimisión. Continuamos nuestros trabajos de modernización y desarrollo de radares de Vigilancia Terrestre con el Ejército Argentino, y hay otros sistemas en vista. También estamos trabajando en radares pasivos y multiestáticos, tenemos proyectos de Sistemas de Comando y Control de distinto nivel y para distintas fuerzas. Está por supuesto el RUAS-160 y nuestro aporte en sistemas no tripulados tanto de ala fija como rotativa en los proyectos que defina el Mindef, y no sólo aéreos. Hay una enorme potencialidad también en los sistemas no tripulados terrestres, y acuáticos de superficie y submarinos.
Un rubro muy interesante es el del desarrollo de sistemas para plataformas navales. Hace un tiempo trabajamos con la Armada Argentina en un proyecto de modernización de las MEKO 360 y submarinos TR-1700, para repotenciar estos medios claves para su presencia en el Mar Argentino y la defensa de la Zona Económica Exclusiva, con todas las implicaciones de soberanía económica y geopolítica, y de cumplimientos de responsabilidades tales como búsqueda y salvamento (SAR). Especialmente en estos días en los que vemos la dimensión que está teniendo la pesca ilegal sobre el Mar Argentino que ha motivado intervenciones de la Armada y la Prefectura. Ni hablemos de los recursos que se pierden…recuperar eso e invertirlo, entre otras cosas en Defensa, es transformar el problema en parte de la solución.
ZM: Podrías brindarnos algunas precisiones más sobre el proyecto, ya que desde que se incorporaron al FLOMAR a principios y mediados de los 80´, las MEKO 360 no recibieron actualización de sus sistemas.
DG – Eran plataformas muy modernas para el momento de su incorporación. Puedo decir que el proyecto era un programa integral, con el desarrollo nacional de nuevos Sistema de Combate, reemplazo de todos los sensores radar, de guerra electrónica, comunicaciones, sonar y otros por sistemas por otros de estado del arte, más la integración de sistemas no originales al SC, la modernización del Centro de Información de Combate (CIC)… en definitiva, un conjunto de tecnologías para esas plataformas. Aplicables a las MEKO 360 y a las 140, pero también a unidades nuevas en forma integral o parcial. Es un proyecto cuya mayor parte creo tiene plena vigencia tecnológica hoy.
Se puede decir que en la Argentina tenemos muy buenas capacidades de hacer tecnología para poner en un buque. Podemos desarrollar los sistemas, al menos gran parte de ellos aunando los esfuerzos de distintos actores civiles y militares, científicos, tecnológicos, industriales y operativos. Ojalá podamos contribuir.
ZM: Además de la siempre presente variable económica, ¿Cuáles serían las dificultades que estarían impidiendo que esto se pueda llevar a cabo aprovechando todas estas capacidades y potencialidades?
DG – Efectivamente los recursos, los medios económicos son fundamentales: sin inversión del Estado en tecnología y producción para la Defensa es muy difícil pensar en revertir la tendencia.
Es complicado el momento que atraviesa el país. Veníamos con la economía muy delicada, y encima sucede esta pandemia, así que es comprensible un agravamiento de esta dificultad coyuntural.
Pero la clave, creo, es pensar en el mediano y largo plazo. Y definir que esto sea Política de Estado. Qué el Desarrollo Tecnológico e Industrial Nacional para proveer a la Defensa tiene que ser Política de Estado, mantenerse y confirmarse permanentemente. Hay buena voluntad e intenciones y acciones que propenden a eso, pero es vital llegar a tener buenos planes, que hay que ejecutar y revisar periódicamente Esto se hace con decisiones y con inversión sostenidas. Las experiencias del país en la actividad Nuclear, en el área Espacial, ambas aún con sus vaivenes, contradicciones y muchas cosas mejorables seguramente, son buenas referencias de esta dirección.
Esto debe trascender a los Gobiernos para dar previsibilidad y sustentabilidad a los enormes esfuerzos que hacen a nivel de investigación, desarrollo y producción muchos organismos y empresas. Desde los que somos más “tractores” hasta infinidad de PyMES muy valiosas. Y no perder lo que se avanza, requiere mucho tiempo, trabajo y dinero desarrollar capacidades, formación de personas, conocimientos, cadenas de proveedores, y si se corta la rueda de la actividad se pierden. Y vuelta a empezar.
Por citar un ejemplo, en su momento, ante el problema histórico de la vigilancia y control Aeroespacial, el Gobierno Nacional decidió en 2004 avanzar con una solución nacional a través del SINVICA, a cargo de la Fuerza Aérea Argentina, programa del cual somos ejecutores tecnológicos. Hoy hay resultados operativos de la Fuerza, hay tecnología exportable que se produjo en ese programa, y, elemento que a veces se desconoce, el 80% de la componente directa del valor de un radar como el RPA-240 es nacional. Cuando digo nacional digo de INVAP, y de unas 80 PYMES, de otras empresas del Ministerio de Defensa, como Fabricaciones Militares y FAdeA, entre otros. Desarrollo argentino, trabajo argentino, medios para la Defensa Nacional y potenciales divisas para el país en bienes exportables. O sea que, si se define una política clara, objetivos claros, se articulan esfuerzos de distintos sectores a fin de potenciarlos ordenadamente, y se proveen los medios, los resultados vienen.»