El laboratorio estadounidense Moderna ha anunciado que está preparado para iniciar la fase 3 de su desarrollo de vacuna frente al SARS-CoV-2, y que podría estar lista para su distribución a comienzos de 2021.
Tras haber seleccionado la dosis de 100 microgramos en su fase anterior, en pruebas con distintas dosis con 45 personas, Moderna inoculará ahora la vacuna experimental a 30.000 voluntarios en Estados Unidos en una prueba que buscará confirmar que es efectiva previniendo la Covid-19 y mejorando la condición de las personas ya infectadas.
La vacuna que trata de desarrollar Moderna está basada en la inoculación de los genes del coronavirus en personas para provocar la respuesta de su sistema inmune. Gracias a su colaboración con la empresa biotecnológica suiza Lonza, el laboratorio confía en ser capaz de producir entre 500 y 1.000 millones de dosis anuales.
Es una movida muy audaz, por parte de Moderna, una empresa emergente, la de ponerse a fabricar en gran escala cuando todavía no empezó siquiera una fase 3, el requisito indispensable para conseguir el licenciamiento de la FDA (Food and Drug Administration), el ente regulatorio federal de medicamentos de los EEUU. Puede ser la medida de la confianza que le tienen a su fórmula, pero también el resultado de los U$ 450 millones con que el gobierno respaldó a la compañía.
«Estamos deseando empezar nuestra fase 3 con 30.000 participantes en julio», ha declarado Tal Zaks, jefe médico de la compañía. «Moderna está comprometida a avanzar en el desarrollo clínico de la vacuna de forma tan segura y rápida como sea posible para demostrar su capacidad para reducir de forma significativa el riesgo de la Covid-19».