«Fake news» es una forma de moda para llamar a las mentiras. Y todos los que comunicamos sabemos qué fácil se creen las mentiras que acuerdan con los deseos o prejuicios de cada cual. Pero eso no hace menos valioso -al contrario- el esfuerzo de los que buscan la verdad, sea tranquilizadora o no. Esta es la crónica, muy resumida, de un grupo, formado al comienzo por investigadores e investigadoras del CONICET y creció, que ha asumido esa tarea:
«En los primeros días del aislamiento social y preventivo, lejos de su rutina y encerrada en su monoambiente, la investigadora del CONICET especializada en Inmunología, Soledad Gori, tuvo una idea alrededor de la pandemia que pronto mutó en proyecto titánico. Su familia estaba consternada por la irrupción del coronavirus, y como su trabajo se relacionaba con el universo de la salud y la ciencia, la atosigaban con preguntas por mensaje de texto: “¿Es cierto que se contagia a través del mate?”, “¿es posible que tomar algo caliente te salve?”, “¿es verdad que comenzó con un murciélago?”.
Ella les respondía al mismo tiempo que, por el confinamiento, se veía impedida de ir al laboratorio de Inmunofarmacología del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, donde trabaja diariamente investigando la causa de los abortos espontáneos en mujeres embarazadas. De pronto, esas preguntas tomaron una nueva dimensión, cuando cayó en la cuenta de que las noticias falsas se estaban propagando por los medios de comunicación, las redes sociales y las cadenas de WhatsApp a una velocidad inusitada. El único camino posible para contrarrestarlas, pensó, era ponerse a chequear en los papers científicos disponibles.
“Ahora miro para atrás y ya desmentimos más de cien noticias falsas -dice Gori, cuatro meses después de haber conformado el equipo para combatirlas-. Hicimos mucho más de lo que imaginé”. Habla en plural porque el proyecto Ciencia Anti Fake News se consolidó con otros quince colegas científicos y científicas que reclutó, en los primeros días de confinamiento. Todos provienen de las áreas de Ciencias Biológicas y de la Salud y Ciencias Exactas y Naturales, en algunos casos además cumplen tareas como voluntarios y voluntarias, analizando muestras diarias de diagnóstico de coronavirus. Todos y todas las que se fueron sumando, sentían un compromiso de contribuir como científicos y científicas ante la pandemia, y vislumbraron que una tarea que podían llevar adelante sería generar información chequeada a partir de la evidencia científica disponible.
“Cuando empezó la pandemia, nos organizamos y llamamos a nuestros contactos del universo científico. Se nos ocurrió ofrecer nuestros conocimientos al organismo que nos nuclea a todos, el CONICET, de esta forma podía ser una buena manera de colaborar”, relata Belén Almejun, también investigadora del CONICET en el Laboratorio de Biología Molecular y Endocrinología del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, la primera en ser convocada por Gori.
En pocos días, el equipo entero se organizó en tres comisiones –una para detectar y clasificar fake news, otra para chequear su veracidad rastreando en papers y páginas de organismos oficiales, la tercera para convertir la información científica en una explicación sintética y para público no especializado- y desde entonces pusieron en marcha la maquinaria que les permite chequear las noticias falsas que llegan a sus teléfonos móviles, a sus redes sociales y a través de los medios masivos. “Una de las cosas que nos une a todos y todas es que no queremos que la ciencia tenga un lugar individualista, apartado, encerrado en el laboratorio y que parece que no le importa nada de lo que pasa alrededor”, señala Gori.
Información chequeada
A través de un trabajo conjunto entre el CONICET – junto al equipo de Ciencia Anti Fake News – y la Agencia de Noticias Télam, se trabajó en la elaboración de la plataforma Confiar, un sitio creado al poco tiempo de iniciado el aislamiento que ya tiene más de 150 mil visitas. Se trabajó y se continúan generando los contenidos científicos en las dos secciones fundadoras y principales del sitio: Verdadero/ Falso y Fake News.
En la primera, se detallan diversos hábitos y mitos que existen en torno a la pandemia y se determina si son verdaderos o falsos en base a información científica. Por ejemplo que es verdadero que la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) esté asociada a un empeoramiento del cuadro por COVID-19, “Las publicaciones más recientes, que reúnen un mayor número de pacientes, mostraron que tener antecedentes de EPOC implica una mayor probabilidad de presentar un cuadro de gravedad de COVID-19”, explicaron.
Una tercera categoría de esa sección es Apresurado, que se utiliza para las cuestiones que aún se están investigando y de las que aún no es correcto afirmar si son verdaderas o falsas (están en estudio preliminar). Por ejemplo que es apresurado afirmar que las embarazadas tienen más riesgo de presentar cuadros severos de COVID-19: “No hay suficientes datos verificados para afirmarlo”, advirtieron. La otra sección, Fake News, reúne las noticias falsas en relación a COVID-19 que circulan por los medios, las redes y las cadenas de WhatsApp. Las y los integrantes de Ciencia Anti Fake News fundamentan con la evidencia de los papers por qué son falsas.
Demoliendo fakes
“Recién ahora pusimos verdaderamente la lupa en lo peligrosas que pueden ser las fake news, aunque vienen desde hace varios años”, dice Gori, convencida de que la desinformación es casi tan peligrosa como el nuevo virus. “En pandemia, una fake new es grave porque repercute en la salud y en lo que hay que hacer como sociedad para prevenir la expansión del virus. Hoy hay una mezcla de información falsa que no tiene intencionalidad, y otra que es fake que sí tiene una intención detrás de quien la genera y la comparte.”.
“Hay una nota que escribió un investigador de CONICET en el Instituto de Cultura y Comunicación de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), Pablo Méndez, en la que explica que las fake news tienen un modus operandi bien determinado, y consiste en sensibilizar, viralizar y condicionar. En la parte de condicionar y sensibilizar, lo que tratan es que empatices o refuerces algo que vos ya pensás, quizás un prejuicio. Es decir que el objetivo no es solo desinformar sino exacerbar una sensibilidad previa”, subraya Gori.
Al grupo le preocupa mucho la amplia difusión de noticias con material con resultados científicos “preliminares”. “Hace poco circuló una fake sobre el posible efecto perjudicial que podía tener el uso de medicamentos antihipertensivos en pacientes con COVID-19. Fue desmentida rápidamente por sociedades científicas especializadas, que advirtieron a los pacientes hipertensos no dejar de tomar la medicación y más aún, hace unos pocos días investigadores de CONICET informaron que no sólo no sería perjudicial el uso de estos medicamentos sino que hasta podría ser beneficioso. Es un claro ejemplo de cómo hay que tomar a los trabajos preliminares con ´pinzas´.
En el último mes, al núcleo de investigadores e investigadoras que chequean se sumaron colaboradores y colaboradoras externas, que hacen aportes complementarios a la tarea de chequear fake news: investigadoras del área biológica del municipio de Esperanza, en Santa Fe, y de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires; y comunicadoras, de Salta y de Olavarría, que asesoran en materia de divulgación científica. “Es una satisfacción poder colaborar con este equipo de investigadores e investigadoras del CONICET que se pusieron al hombro, de manera altruista, este compromiso social que asumieron en un momento de tanta incertidumbre sanitaria”, asegura María Victoria Ennis, magister en Periodismo que se sumó como colaboradora desde Olavarría, donde se desempeña como docente de Periodismo Científico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro (FACSO, UNICEN) e investigadora del Observatorio de Medios, Ciudadanía y Democracia, además de integrante del colectivo Es Periodismo Científico (Especie).
En un futuro, el plan es llegar al origen de las fake news que analizan: rastrear dónde o quién generó cada pieza falsa. “Sabemos que eso nos llevaría mucho tiempo, así que lo dejamos para una segunda etapa –dice Gori-. Es un momento de mucha avidez de información, que lleva a que se saque información de cualquier lado. La tarea ahora es muy grande. Además, en este contexto todos nos creemos expertos en coronavirus y, ante la incertidumbre, tenemos la necesidad de compartir con otra persona lo que vamos sabiendo. Nadie intuye cómo va a terminar esta historia, pero no creo que las fake news se terminen cuando se termine el coronavirus. Creo que es un proyecto que nació en pandemia y tiene un potencial tremendo”.
Grupo Ciencia Anti Fake News (Tw / IG / Fb)
Coordinadora: Dra. Soledad Gori (IQUIBICEN-CONICET, UBA)
Integrantes del grupo fundador y/o actual:
Dra. Ayelén Milillo (IMEX, CONICET-ANM)
Dra. Florencia Sabbione (IMEX, CONICET-ANM)
Dra. Belén Almejun (IB3, FCEN, UBA)
Dra. Guillermina Calo (IQUIBICEN, CONICET-UBA)
Lic. Mercedes Pastorini (IMEX, CONICET-ANM)
Lic. Melanie Genoula (IMEX, CONICET-ANM)
Dra. Luciana Balboa (IMEX, CONICET-ANM)
Dr. Esteban Elías (IMEX, CONICET-ANM)
Dr. Esteban Grasso (IMEX, CONICET-ANM)
Lic. Florencia Bekier (INFIVE, CONICET-UNLP)
Dr. Joaquín Pellegrini (IQUIBICEN, CONICET-UBA)
Lic. Federico Fuchs Wightman (IFBYNE, CONICET-UBA)
Dra. Rocío Tognacca (IFBYNE, CONICET-UBA)
Lic. María Paula Morelli (IQUIBICEN, CONICET-UBA)
Lic. Julieta Alcain (IMEX, CONICET-ANM)
Est. Ana Schafir (IQUIBICEN, CONICET-UBA)
Revisor externo:
Dr. Ezequiel Petrillo (IFBYNE, CONICET-UBA)
Colaboradoras externas:
Lic. Bárbara Farrando (FyM Chivilcoy, UTN)
Dra. Lucía Fargnoli (ICiVet, CONICET-UNL)
Mag. María Victoria Ennis (Observatorio de Medios, Ciudadanía y Democracia – FACSO UNICEN)
Lic. María Florencia Rodríguez (ICSOH, CONICET-UNSA)
Dra. Mariana Allievi (IQUIBICEN, CONICET-UBA)