Estas imágenes obtenidas por los satélites de la CONAE -Comisión Nacional de Actividades Espaciales- miden la concentraciòn de óxidos de nitrógeno (NOx, nomenclatura que abarca tanto el óxido nitroso como el nítrico) en la atmósfera del Área Metropolitana Buenos Aires y de Córdoba Capital antes y después de la cuarentena -Fase 1- que comenzó el 20/03.
Los NOx se combinan con la humedad atmosférica para crear lluvia ácida, que resulta corrosiva para la infraestructura urbana. Desgastan fuertemente los metales y las piedras como el mármol, e incluso el hormigón.
Además, los N0x son irritantes de los epitelios respiratorios e incluso circulatorios. En la población expuesta a respirarlos en forma prolongada son causa frecuente de alergias, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). También son agente causal de toda la panoplia de trastornos circulatorios arteriales obstructivos, desde la ateroesclerosis a la enfermedad coronaria.
Queda claro que las mayores fuentes de N0x en ambas aglomeraciones urbanas es el tránsito: como muestran las imágenes, en cuanto empieza la cuarentena, los óxidos de nitrógeno desaparecen de los sensores ópticos de los satélites de distintos países con los que la CONAE comparte datos.
Las fuentes fijas de N0x, como las plantas termoeléctricas de ciclos combinados (en general funcionan a gas) obviamente no se detuvieron con la cuarentena del 20/03, pero no generan una contaminación aérea comparable con la de autos, ómnibus y camiones.
Debemos agregar que los NOx son la parte olvidada o al menos invisible del smog urbano. La visible para el ojo humano y por ende generadora de protestas son los PM 2,5, las partículas en suspensión en la atmósfera de menos de 2,5 micras de diámetro. Ambas partes, la olvidada y la visible, forman parte del riesgo adicional de los porteños y cordobeses mayores de 60 años ante el Covid-19: el virus SARS CoV-2 es más temible para quienes tienen «averías previas» circulatorias y respiratorias, y 6 décadas respirando aire muy contaminado no ayudan, como antecedente.
De todos modos, con la flexibilización de la cuarentena, es probable que ambas megalópolis vayan recobrando la contaminación aérea por las que son célebres, pero con una fama más bien de cabotaje. Siempre podremos decir que México DF, San Pablo, Beijing y Nueva Delhi están MUCHO peor.
Daniel E. Arias