En el transcurso de 2020 se celebra el 65º aniversario del Instituto Balseiro, alguna vez imaginado por dos referentes de la física en Argentina: José Antonio Balseiro y Enrique Gaviola. Y hay varias fechas en el año, como mojones, para recordarlo. En marzo lo tuvimos presente en AgendAR junto a otra legendaria institución argentina, la Fundación Bariloche. Esta vez elegimos una de sus fechas clave, el 1° de agosto, el aniversario del primer día de clases.
Y para homenajearlo reproducimos una nota escrita por la gente del Balseiro hace cuatro meses, para el aniversario de este instituto referente de la enseñanza de la física y la ingeniería. Porque el 22 de abril de 1955 se firmó el convenio de su creación entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), las dos instituciones públicas las cuales depende este instituto. Y en diciembre se reunirán, si la actual pandemia de COVID-19 lo permite, sus ex alumnos como siempre lo hacen cada fin de año.
En esta nota, ex alumnos de las primeras promociones, estudiantes actuales y la bibliotecaria del Balseiro expresan sus puntos de vista sobre las fortalezas y los desafíos del Instituto. Comparten algunos recuerdos e incluso imaginan qué diría el primer director del Instituto, José Antonio Balseiro, sobre el aniversario de esta institución que hoy es sinónimo de búsqueda de excelencia en la enseñanza universitaria de la física y la ingeniería. Asimismo, el director de la institución, Dr. Ing. Mariano Cantero, reflexiona sobre el rol de sus egresados.
Miradas con perspectiva
Nació como parte del citado convenio el 22 de abril de 1955 como un proyecto de enseñanza de la física impulsado por los físicos argentinos José Antonio Balseiro y Enrique Gaviola. Estuvo ligado en su origen a desarrollar los recursos humanos principalmente en el campo de las ciencias físicas en Argentina. Recién en agosto de ese mismo año sería su inicio formal de clases, luego de un proceso de selección de los primeros 15 jóvenes becarios que aceptaron el desafío de vivir y estudiar en las instalaciones del actual Centro Atómico Bariloche (CAB).
Cinco años antes se había creado la CNEA, el 31 de mayo de 1950, y en la década de 1940 había ocurrido en Bariloche uno de los capítulos “de película” de la historia de la ciencia: el fraude de la Isla Huemul. Ese proyecto fue liderado por el científico Ronald Richter, que había prometido producir energía a partir del proceso de “fusión nuclear”, algo que no pudo cumplir. En la comisión que desenmascaró a Richter, estaba José Antonio Balseiro, quien luego fue el primer director de este Instituto. Y años después, parte del equipamiento comprado para Richter se pudo utilizar, en forma fructífera, en el IB.
Sesenta y cinco años después, el Instituto Balseiro ha crecido: ofrece cuatro carreras de grado y siete de posgrado. Al igual que en sus inicios, los postulantes deben rendir un examen de ingreso. Los estudiantes seleccionados reciben becas completas de la CNEA para dedicarse de forma exclusiva al estudio. Los becarios tienen la opción de vivir en el campus, en el Centro Atómico Bariloche, donde funcionan los laboratorios de Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i) del CAB además de los laboratorios propios del mismo instituto.
María Elena Porta, egresada de la segunda promoción de la Licenciatura en Física del Balseiro, y su esposo, Francisco De la Cruz, egresado de la cuarta promoción de la misma carrera en el Balseiro, son testigos del paso de la historia de esta institución. Sus trayectorias científicas reúnen numerosos reconocimientos y logros en el campo de la física experimental, en especial en la investigación de bajas temperaturas y materiales superconductores. A sus 86 y 81 años de edad respectivamente, siguen viviendo en Bariloche.
Ante la consulta de cómo ven al Balseiro en la actualidad y cuáles piensan que son sus fortalezas, Francisco “Paco” De la Cruz responde: “Lo veo inmensamente grande cuando lo comparo con mis épocas de trabajo en la Institución. Sería muy temerario de mi parte hacer una evaluación seria del quehacer institucional. Sin embargo, en la última evaluación externa que se realizó del IB tuve la oportunidad de compartir una agradable conversación con uno de los prominentes evaluadores extranjeros. Fue muy positiva su visión del IB como centro de enseñanza”.
María Elena Porta, por su parte, destaca que la relación personal entre alumno y profesor es una fortaleza que tiene el Instituto. “Esto se logra también por la acertada selección de docentes y becarios”, opina la física. Y agrega: “Veo al IB como una institución fortalecida por los años de experiencia y haciendo esfuerzos permanentes para mantener el nivel según los conceptos de sus fundadores Gaviola y Balseiro”.
De la Cruz coincide con esa idea. Opina que la existencia de una fácil interacción entre profesores, ayudantes y alumnos ayuda al conocimiento mutuo durante el proceso de enseñanza. Y destaca el privilegio que significa formarse en el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche.
La directora de la Biblioteca Leo Falicov, Marisa Velazco Aldao, agrega: “El Instituto creció mucho desde que llegué en 1995. En el IB había cuatro carreras e ingresaban 30 alumnos de grado por año. El personal de apoyo era muy poco, nos conocíamos todos. Hoy cuenta con 11 carreras e ingresan más de 100 estudiantes por año entre carreras de grado y posgrado”, comenta la Bibliotecaria, que tiene 57 años de edad y 25 años de trabajo en el Balseiro.
“La beca que le otorga la CNEA al estudiante, la dedicación exclusiva al estudio, el finalizar la carrera en término, el acceso a laboratorios desde el ingreso a la carrera donde conviven con los investigadores del CAB y la cantidad de profesores por alumno” son las características que Velazco Aldao destaca como fortalezas para quien elige estudiar en este Instituto.
Miradas desde las aulas
En la actualidad, el Balseiro tiene 432 estudiantes activos por año calendario. En sus cuatro carreras de grado, cuenta con 170 estudiantes en total. Las carreras son: Ingeniería Nuclear, Ingeniería Mecánica, Ingeniería en Telecomunicaciones y la tradicional Licenciatura en Física. En sus siete carreras de posgrado, también por año calendario, tiene 262 estudiantes activos. La oferta académica incluye la Carrera de Especialización de Aplicaciones de la Tecnología Nuclear (CEATEN), tres Maestrías (Ciencias Físicas, Ingeniería y Física Médica) y Doctorados (Ciencias de la Ingeniería, Ingeniería Nuclear y Física).
José Quinteros del Castillo y Jimena López Morillo son dos estudiantes del Instituto. Quinteros está en quinto año de Ingeniería en Telecomunicaciones, y López Morillo es egresada de Ingeniería Mecánica y actual estudiante de la Maestría en Ingeniería, además de becaria de la CNEA en la División de robótica del Proyecto CAREM de la CNEA. Con 23 y 25 años respectivamente, ambos son ex alumnos del “Taller de Física al alcance de todos” del profesor Daniel Córdoba, de la provincia de Salta.
“Encontré en el Instituto, sus docentes, y principalmente en mis compañeros y amigos que hice aquí, una calidad humana intachable. Creo que, por aparte del excelente nivel académico del Instituto, los lazos personales que se forman aquí son muy valiosos. A todos los que venimos a estudiar al IB nos une el vivir en los pabellones, estudiar, y otras experiencias que ofrece Bariloche”, expresa José Quinteros, ex presidente del Centro de Estudiantes del Balseiro.
Quinteros del Castillo destaca que el estilo de enseñanza del Balseiro es particular, principalmente por la relación que se tiene con los docentes. “Esto permite que el seguimiento del rendimiento de cada alumno sea muy personalizado. Se comparte mucho con los profesores, y no sólo a nivel académico”.
La Ingeniera Mecánica Jimena López Morillo cuenta que ingresó al Balseiro en 2015 y que en cinco años vio grandes cambios. “El primero es una campaña desde el instituto para facilitar a los estudiantes graduados la inserción al mundo laboral. El segundo es en la organización del instituto, con respecto a gestiones académicas para garantizar el prestigio del mismo. Observo una mejora en las exigencias tanto en los docentes como en los alumnos”.
“La principal ventaja del estilo de enseñanza del Instituto Balseiro es que capacita a sus alumnos para aprender y adaptarse rápidamente a múltiples entornos. A lo largo de la carrera el instituto te enseña a aprender con gran agilidad y de forma autodidacta. Por lo que ante un nuevo problema o entorno el estudiante sabe adaptarse sin grandes esfuerzos”, agrega López Morillo.
Recuerdos y anécdotas
Al ser consultados por recuerdos o anécdotas, los entrevistados de esta nota bucearon en su memoria. María Elena Porta elige destacar el recuerdo de la gran nevada que la recibió el día que llegó a Bariloche. “Fue el 1 de Agosto de 1956 y en el Instituto nos integramos los 15 nuevos a los 13 de la primera generación. En total éramos 28 estudiantes. Llegué acompañada por una profusa nevada que alcanzó los 45 cm en el terreno entonces denominado PEAT (Planta Experimental de Altas Temperaturas)”.
Para Paco De la Cruz, que nació en España, uno de los recuerdos que atesora del Balseiro es el día del examen de ingreso. “En aquellos tiempos, más que un examen era una entrevista con intercambio de opiniones, manejadas hábilmente por el tribunal de profesores-examinadores”, cuenta. Recuerda de ese día al reconocido matemático Manuel Balanzat, como ejemplo de la calidad y la agradable relación que sostenían profesores con alumnos. Esto de ninguna manera implicaba laxitud en el examen de ingreso o en la evaluación al fin de semestre, agrega el científico.
Marisa Velazco Aldao cuenta que en 1995 envió un pedido de adscripción desde la Universidad Nacional de La Plata al CRUB Comahue y al Instituto Balseiro, ya que había decidido con su marido mudarse a Bariloche. “Si bien recibí la aceptación de ambas instituciones, debo confesar que la respuesta del Instituto fue movilizante. Conocía al IB, su trayectoria como Unidad Académica, sabía del aporte que había significado el Dr. José A. Balseiro como profesor de la UNLP”, cuenta. Y aceptó el desafío de trabajar en el Balseiro, con un sentimiento de orgullo y “responsabilidad enorme por lo que significa para los argentinos y la comunidad científica”.
José Quinteros del Castillo comparte una anécdota reciente: Con sus compañeros de clase se estaban preparando para rendir un difícil examen final cuando justo el día anterior a la prueba se cortó la electricidad en todo el país. Llegada la tarde, volvió la luz solo en la casa donde él vivía con otros dos compañeros, así que todos los demás fueron a esa casa a seguir estudiando. “Fue un momento bastante crítico por los nervios de rendir al día siguiente, pero también fue un momento en el que nos apoyamos todos para sobrellevar un problema. Muestra los fuertes lazos que se forman estudiando en el IB”.
Jimena López Morillo elige destacar algo que, afirma, siempre le llamó la atención: la relación docentes-alumnos. Recuerda que las clases en su carrera se daban en semicírculo alrededor del docente. «Parecía más una charla de café que una clase. Además que al ser tan pocos se tiene un gran contacto con los docentes se forman vínculos de amistad”, destaca.
Desafíos a futuro
En abril de 2020, el Instituto Balseiro cuenta con una infraestructura de 11.380 metros cuadrados repartidos en 12 edificios dentro del Centro Atómico Bariloche. Incluye tres pabellones de alojamiento de estudiantes, la Biblioteca Leo Falicov, dos modernos edificios de Laboratorios de Enseñanza, uno de Física Experimental y otro de Ingeniería, edificios de aulas y oficinas administrativas, un gimnasio y una sala de juegos. Están próximos a estrenarse dos edificios más, que suman 4.108 metros cuadrados, y que constan de un monoblock de alojamiento estudiantil y un piso con aulas dentro de un edificio de Ingeniería en Telecomunicaciones.
El campus del Balseiro se entremezcla asimismo con los edificios propios del Centro Atómico Bariloche, donde funcionan los distintos grupos de I+D+i de distintos campos de la ciencia y la tecnología. De fondo, cuando uno visita este lugar, puede observar los imponentes cerros de Bariloche, como el Catedral, el López, el Goye y el Bellavista. La entrada principal al predio está a pocos metros de la costa del lago Nahuel Huapi, casi al frente de la Isla Huemul.
En este contexto de ciencia, tecnología y naturaleza, y después de 65 años de vida académica, ¿qué desafíos tiene el Balseiro? Francisco de la Cruz destaca que la estructura que diseñaron Balseiro y Gaviola sigue siendo excelente aunque también comprende “la necesidad de ajustar las actividades formales del Instituto con los tiempos que corren”, expresa. Asimismo, valora la presencia de los becarios del IB que se forman en los laboratorios del CAB. Para el científico, esto “pone a prueba la habilidad y capacidad del uso de conocimiento de los investigadores maduros frente a la curiosidad sana, y tal vez impertinente, de jóvenes estudiantes”.
Para Velazco Aldao, el gran desafío del Balseiro, a 65 años de su creación, es seguir creciendo como institución. “Conservar la modalidad de estudio es lo que lo hace diferente de otra unidad académica de educación superior. Es otra posibilidad de educarse en argentina, con una dedicación full time y la finalización de la carrera a término. El resultado son jóvenes profesionales al servicio del estado, eso es lo que necesita el país”, expresa.
Por su parte, José Quinteros del Castillo considera que el Balseiro debe orientar sus esfuerzos a seguir adaptándose a una sociedad cada vez más dinámica, en la que ya no basta con simplemente seguir una carrera universitaria. “Cada vez se vuelve más necesario ‘aprender a aprender’, tener la capacidad de adquirir nuevos conceptos y habilidades de forma rápida. El IB está avanzando en la dirección correcta en este sentido, por ejemplo, con la actualización de los programas de estudio de las carreras”, señala el joven.
“Adicionalmente, se hace necesario repensar cómo se impulsa el ingreso al IB. Un gran desafío es ‘desmitificar’ qué es el IB y qué se hace aquí. Daniel Córdoba, el profe de física que casi todos los salteños tuvimos antes de venir a Bariloche, siempre nos remarcaba que perseverar en algo, y ser apasionados en lo que hacemos, vale muchísimo más que ser un genio. Estoy convencido de que el IB debería focalizarse en mostrar que los que estudiamos aquí (en su gran mayoría) no somos ningunos genios. Simplemente somos gente que ama lo que hace y tiene muchas ganas de aprender y progresar en eso”, observa Quinteros del Castillo.
Jimena López Morillo coincide: “El mayor desafío desde mi punto vista en cualquier universidad en general es adaptarse a los rápidos cambios de la sociedad, más cuando se trata de ciencia y tecnología. El instituto viene adaptándose a los cambios y lo va a tener que seguir haciendo pero no es cosa sencilla. Implica capacitaciones de parte de los docentes periódicamente y además intentar ir actualizando los equipos de trabajo”.
Imaginando una reacción
El primer director del entonces “Instituto de Física de San Carlos de Bariloche”, José Antonio Balseiro, armó un pequeño equipo de docentes, que no llegaba a la decena, para dar clases a la primera promoción de becarios. En la actualidad, el plantel docente del Instituto está compuesto por un total de 285 docentes de dedicación simple repartidos de la siguiente manera: 118 dan clases en el Área de Ciencias (que incluye las carreras de Física y las secciones de Idiomas y Matemáticas) mientras que 167 dan clases en el Área de Ingeniería (que incluye las carreras de Ingeniería). La carga presupuesta del plantel docente es equivalente a 55 profesores de dedicación completa, lo cual significa un número pequeño para el volumen de carreras y egresados del IB por año. Asimismo, cuenta con 14 profesores extraordinarios: un Profesor Emérito, 8 Honorarios y 5 Libres.
Si su fundador viviera, ¿qué diría con respecto al 65º aniversario del Instituto? “Tengo ciertos recelos al dar una respuesta que me satisfaga y que no, por ello, sea impertinente. Seguramente José Antonio Balseiro tendría una amplitud y rigurosidad de pensamiento muy lejana a la que yo pueda evaluar”, responde Francisco De la Cruz. Y luego observa que la actividad docente es esencial en el ambiente de la investigación y el desarrollo tecnológico. “La CNEA tuvo y puede seguir teniendo el privilegio de tener jóvenes estudiantes de calidad dentro de sus actividades diarias”, dice y remarca que mantener jóvenes activos, inteligentes y ‘contestatarios’ en un ambiente de producción, abierta y/o cerrada a la información, es crucial.
Velazco Aldao imagina la reacción de José Antonio Balseiro de la siguiente manera: “Que su esfuerzo valió la pena. El país ha pasado por muchos problemas y debacles económicas y el Instituto Balseiro siempre estuvo en pie… Pienso que agradecería a sus primeros alumnos principalmente y a todos los que lo apoyaron en este proyecto”, destaca.
Quinteros del Castillo, por su parte, piensa que J. A. Balseiro quizás nunca se hubiera imaginado que el Instituto se convertiría en un centro educativo de la magnitud que tiene ahora. “Fue un visionario al impulsar la creación de un Instituto de Física en el lugar y momento apropiados. Se ha convertido ahora en un instituto universitario en el que se dictan 4 carreras de grado y varios posgrados y de donde han salido muchísimos profesionales de excelencia, y contribuciones valiosas a la comunidad”, dice. Y agrega que la obra de Balseiro ha rendido sus frutos y los seguirá dando por muchos años más.
López Morillo, ante la misma consulta, responde: “Realmente no lo sé, no conozco mucho cómo era su personalidad. Imagino que estaría orgulloso al ver como prosperó y creció el instituto. Así como de que también se fue ampliando la mirada del instituto agregando nuevas carreras y temas estudiados”.
El Instituto Balseiro ha formado hasta hoy a 2.540 profesionales que egresaron de sus 11 carreras en total. Al día de la fecha, la Secretaría de Gestión Académica registra 722 egresados de la Licenciatura en Física, 395 de Ingeniería Nuclear, 112 de Ingeniería Mecánica y 22 de Ingeniería en Telecomunicaciones. En el total de 1.251 egresados de carreras de grado, las mujeres representan el 10,5%.
En nivel de posgrado, el IB tiene 1289 egresados. La Maestría en Ciencias Físicas tiene 247 egresados; la Maestría en Física Médica, 138; y la Maestría en Ingeniería, 119. En el total de 504 Magísteres del IB, las mujeres representan el 28,6%. Con respecto a los Doctorados, los de Ciencias de la Ingeniería e Ingeniería Nuclear suman 110 egresados; y el Doctorado en Física, 447 egresados. En el total de 557 Doctores del IB, las mujeres representan el 17,9%. Completan el listado, 228 egresados de la Carrera de Especialización en Aplicaciones Tecnológicas de la Energía Nuclear, en el que las mujeres representan el 40% de los egresados.
El director del Instituto, el Ingeniero Nuclear y Doctor en Ingeniería Mariano Cantero, destaca: “La sinergia que aporta el hecho de que el Instituto esté inmerso en el CAB es importantísima. El Balseiro accede a una infraestructura del aproximadamente 500 millones de dólares provista por la CNEA para desarrollar sus actividades. Además de la formación de recursos humanos, en el Instituto ocurre mucha generación de conocimiento a través de sus posgrados”.
Para Cantero, el Instituto Balseiro está destinado a ser un actor principal en el desarrollo del país. El director de la institución remarca que el futuro nacional debe basarse en el “desarrollo de una economía con una matriz productiva en base a la ciencia y la tecnología”.
Mariano Cantero, de 45 años de edad, asumió el cargo de director en octubre de 2019. Está acompañado en la gestión, por el Doctor en Física Daniel Domínguez, vicedirector del Área Ciencias, en su segundo mandato; y la Ingeniera Nuclear y Doctora en Ingeniería Nuclear Graciela Bertolino, que es la primera mujer a cargo del Área Ingeniería del Balseiro. Los tres son egresados de esta casa de estudios.
Consultado sobre qué áreas identifica como centrales a futuro, el director del Balseiro responde que las demandas están centradas principalmente en cinco áreas en las que el Estado debe tener un rol principal: alimentos, salud, ambiente, energía y telecomunicaciones. “Desde el Balseiro hemos implementado acciones para vincularnos con el sector social, el sector económico y el sector productivo mediante la formación de recursos humanos y de nuevos conocimientos y tecnologías en las cinco áreas”, remarca Cantero.
Así, la firma del convenio entre dos instituciones públicas, la CNEA y la UNCUYO, que dio creación al Instituto Balseiro cumplió este 22 de abril un nuevo aniversario. Historias hay muchas entre sus edificios y pasillos. En esta nota sólo hubo unos pincelazos de algunas de sus páginas. Será cuestión de seguir preguntando para construir la historia con más voces y miradas.