Es inevitable que los datos que tengamos sobre la extensión del COVID-19 sean imprecisos. La Organización Mundial de la Salud reúne las cifras oficiales de los gobierno. La Universidad John Hopkins recopila también información no oficial, pero no es posible asegurar exactitud en un mundo tan diverso. Y hay un factor que contribuye mucho a la incertidumbre, aún dentro de un mismo país: puede haber distintos criterios para considerar los contagios.
Pero las internaciones, y sobre todo las muertes, son datos definitivos. Es cierto que se puede «truchar» la causa, si las autoridades y cada médico se ponen de acuerdo. Pero entonces las estadísticas registrarán un aumento sin causa de los fallecimientos por «neumonía», o «falla cardiorespiratoria»…
Entonces, no por una compulsión morbosa de seguir la marcha de la pandemia, sino para medir mejor los resultados de nuestro país en la lucha contra este virus, publicamos este gráfico de Martín Barrionuevo @mmbarrionuevo.