Para sumar una nueva herramienta y poder detectar en forma prematura posibles portadores de coronavirus, un equipo del INTI -en colaboración con médicos especialistas en olfato– puso a punto un kit y un protocolo de pruebas de uso simple y adaptado a la “cultura” de olores “argentinos”. Este dispositivo puede ser usado para ayudar a identificar con certeza a personas que perdieron el olfato y sugerirles el aislamiento preventivo mientras esperan las horas necesarias para someterse al hisopado y la PCR.
“Nuestra idea era tener algo que nos hiciera ganar tiempo y seguridad para ciertos casos en los que la gente puede no haberse dado cuenta de que perdió la capacidad de oler en forma repentina”, explicó Patricia Portillo Mazal, otorrinolaringóloga del Hospital Italiano y una de las responsables del desarrollo de “Olfatest”, el kit que permite detectar, en menos de dos minutos, estas situaciones.
Según esta experta se sabe desde hace tiempo que muchos virus causan pérdida de olfato. Cuando el responsable es el SARS-CoV-2 la situación es diferente de la causada por gripe o resfrío: en el coronavirus no suele estar acompañada de congestión, tos o mocos.
¿Para qué usar esta característica clínica? “Es una idea interesante porque, en promedio, el 50% de las personas con COVID-19 sufren pérdida de olfato y -en el 11% de los casos- es el primero de los síntomas: aparece incluso antes que la tos o la fiebre”, agregó Portillo Mazal. “Por eso se puede aprovechar este síntoma, que es temprano y prevalente, y -si se comprueba fehacientemente usando el Olfatest– se puede indicar aislamiento para prevenir contagios, mientras se espera si surgen otros rasgos o llega la indicación de hisopar”. Tras la validación, la medición del test ya alcanza el 94% de confiabilidad. Puede parecer extraño que sea necesario un test para chequear que una persona perdió un sentido. Pero según Portillo Mazal, “es un síntoma realmente llamativo y su aparición -hoy por hoy- puede llevar a que la gente consulte, a diferencia de lo que ocurre si siente una febrícula o tiene diarrea”.
TRAS LA VALIDACIÓN, LA MEDICIÓN DEL TEST YA ALCANZA EL 94% DE CONFIABILIDAD
La idea de este kit, cuyo funcionamiento ya fue validado ante cientos de pacientes y está en proceso de transferencia tecnológica para su comercialización, es que sea utilizado para -por ejemplo- facilitar el control cotidiano en ámbitos laborales, tal como hoy se hace tomando la temperatura a los ingresantes a una oficina o comercio.
“Lo diseñamos para hacer monitoreo y para evitar nuevos contagios entre el personal de instituciones, centros de salud, empresas o comercios” detalló Fernando Pino, jefe del Departamento de Vida Útil y Análisis Sensorial en el INTI. Y agregó: “La evaluación del olfato con fines médicos es algo que existe en el mundo desde hace años. Por ejemplo, para el diagnóstico de enfermedades neurológicas complejas. Pero en abril pensamos como podíamos adaptar la metodología para Covid y obtener un test nacional, más económico, que sea seguro para el personal que lo toma y simple de tomar, sin necesidad de entrenamiento”.
Básicamente, consiste en el uso de tiras de pruebas de perfume sobre las que se vuelcan unas gotas de fragancias químicas. Luego de oler ese papel la persona debe responder entre cuatro opciones. “Por ejemplo, se le pregunta: ¿siente olor a jamón, flan, naranja o yerba? Se repiten tres pruebas de este estilo y -en función de los resultados, correctos o no-, se pueden utilizar otras esencias hasta, finalmente, determinar con certeza si la persona tiene o perdió el olfato”.
Según Portillo Mazal, luego de las evaluaciones y validaciones que hicieron durante dos meses con pacientes en la Universidad de Quilmes, esta medición alcanza hoy un 94% de confiabilidad.
Pino explicó que ahora que el kit ya probó su funcionamiento efectivo, el INTI fabricará 30 dispositivos y los distribuirá para hacer pruebas masivas. “Cada unidad permite testear entre quinientas y mil personas. Y luego vamos a transferir la tecnología a alguna empresa interesada para que lo fabrique en serie y ayudar a simplificar los controles preventivos”.
Otras cartas en la manga
En los seis meses de pandemia, el INTI completó varios desarrollos y dispositivos para ayudar al manejo de la emergencia. “Entre los aportes de los tecnólogos del INTI hubo desarrollos importantes como el diseño y construcción de un equipo de ventilación asistida para la terapia intensiva, en conjunto con varias Pymes locales. También trabajamos para poner a punto otras partes de equipos que se usan en el diagnóstico rápido de la presencia del virus”, le dijo el doctor Ruben Geneyro, presidente del INTI. Y agregó: “siempre con la idea de sustituir importaciones”. Por otra parte, los expertos en materia textil aportaron su know how para testear y aprobar el super-barbijo. Y, en los próximos tres meses, esperan tener ya listos dos nuevos recubrimientos y materiales para elaborar telas con capacidades antivirales. “Serán géneros que podrán ser comercializados por las empresas fabricantes y usados para elaborar barbijos, cofias y camisolines, por ejemplo”, adelantó Geneyro.