Venus es el planeta que entre los giran en torno al Sol es el más parecido a la Tierra por su tamaño… pero profundamente distinto y hostil a la vida tal como la conocemos.
Porque es mucho más caliente en su superficie debido al potente efecto invernadero producido por su atmósfera compuesta principalmente de dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico que atrapan el calor. Las temperaturas llegan a los 470 grados y entre otras cosas allí el plomo se funde.
Pero en el nivel donde están las nubes, a unos 48 km de la superficie, la temperatura es aproximadamente la misma que en la superficie de la Tierra. Y un equipo de la Universidad de Cardiff, Gran Bretaña, ha detectado en ellas un gas llamado fosfina. El paper se publicó ayer 14 de septiembre en Nature Astronomy.
La fosfina es un compuesto formado por tres átomos de hidrógeno y uno de fósforo: un gas incoloro e inflamable que huele a ajo o a pescado en mal estado. Se produce en forma natural por microbios anaeróbicos -que no necesitan oxígeno para vivir-, por la descomposición de materia orgánica, o de forma industrial.
En la Tierra se produce de forma biológica (principalmente) y está asociada a microbios que viven en entornos carentes de oxígeno como pueden ser lagos, aguas fecales o intestinos de animales.
Entonces ¿las nubes de Venus podrían albergar vida microbiana? Es una hipótesis tentadora, pero se necesitan muchas más pruebas para encararla seriamente. El gas podría tener también un origen no biológico.
Aunque los autores del paper señalan que las cantidades son tan grandes que, pese a que han revisado los procesos posibles que podrían producir fosfina en un planeta así, no han sido capaces de explicarlas sin incluir algún tipo de vida.
La primera señal de fosfina se captó en el año 2018 mediante el telescopio James Clerk Maxwell en el volcán Mauna Kea, en Hawai, aunque no fue concluyente. Un año después, ALMA, otro radiotelescopio situado en el desierto de Atacama de Chile determinó la evidencia más claramente.
No obstante los propios científicos afirman que la detección de fosfina no es una prueba sólida de vida en en el planeta. Hay que tomarlo con cautela pero abre las puertas a nuevas investigaciones sobre nuestro vecino Venus y la vida fuera de la Tierra.
(Agradecemos a la Dra. en Física Mar Gómez por su excelente síntesis)