Alguna experiencia en nuestro equipo con la comunicación política nos llevó a observar con atención la campaña de los dos candidatos para la elección del 3 de noviembre. Hay una conclusión obvia: las dos campañas están más enfocadas en destruir al rival que en promover al propio. Es una estrategia posible. Lo cierto es que a uno de los dos no le va a funcionar.
Desde el campo de Trump:
Desde el campo de Biden: