«Cuando se acaba la saliva, hay que tener pólvora», fue la reacción del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a la advertencia del presidente electo de EE.UU., Joe Biden, que «Brasil sufrirá consecuencias económicas si no combate la deforestación y los incendios de la Amazonia».
Biden también enarboló la zanahoria, además del palo. En estos días volvió a hablar de un fondo de 20 mil millones de dólares para el «desarrollo responsable» de la foresta amazónica
Su interés en el tema viene de antes. El entonces candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos dijo en una entrevista publicada en marzo que, de ser electo, su administración «unirá al mundo» para presionar al gobierno de Jair Bolsonaro y obligarlo a que proteja la selva amazónica y garantice la preservación del medio ambiente.
«El presidente Bolsonaro debe saber que si Brasil deja de ser un guardián responsable de la selva amazónica, mi administración unirá al mundo para asegurar que el medio ambiente esté protegido», dijo Biden al portal Americas Quarterly.
Bolsonaro ayer también declaró que es necesario enfrentar la pandemia del coronavirus con coraje y que Brasil debe dejar de ser «un país de maricas», en una referencia peyorativa al miedo al Covid-19, la enfermedad que ha matado a más de 162.000 personas e infectado a cerca de 6 millones en su país.
«Ahora todo es la pandemia. Lo siento por los muertos, lo siento. Todos vamos a morir un día, aquí todos moriremos algún día (…) De nada sirve huir de esto, de la realidad. Tenemos que dejar de ser un país de maricas», dijo el mandatario en una ceremonia en el Palacio del Planalto.
Es posible que el presidente Bolsonaro sufra un problema de sobrecompensación, y tal vez una terapia pueda ayudarlo. Pero como sudamericanos debemos ser cuidadosos y conscientes que cualquier paso hacia una «internacionalización» de la Amazonia sería muy negativo para todos nosotros.