Javier Tiffenberg es un joven físico argentino, de 36 años, formado en la Universidad de Buenos Aires, pero actualmente investigador del Fermilab -el principal laboratorio en EE.UU. para la física de partículas, el segundo acelerador de partículas entre los más potentes del mundo, después del Gran Colisionador de Hadrones, en la frontera franco-suiza.
Javier intenta dilucidar uno de los misterios más provocativos de la actualidad: qué es la materia oscura, una entidad que está presente en los más remotos confines del universo de la que se sabe que quintuplica en cantidad a la materia ordinaria, pero que ni los instrumentos más sensibles logran detectar.
«Es un área de punta que suscita enorme interés -afirma-. Sólo en 2012 se publicaron más de 200 trabajos sobre el tema.»
-¿Cómo saben los físicos que existe la materia oscura?
-Aunque no es visible, porque no irradia, se midieron sus efectos gravitacionales. El gran interrogante se plantea porque hay una enorme cantidad de evidencia indirecta independiente, observaciones, que todas permiten inferir que hay más o menos cinco veces más materia oscura que materia ordinaria, aquella de la que estamos hechos. Entre la energía oscura y la materia oscura (son dos cosas distintas) se calcula que no «vemos» el 96% del universo. La energía oscura es algo de lo que se sabe aún menos que de la materia oscura.
-¿Cuáles son las evidencias que sugieren la evidencia de esta misteriosa forma de materia?
-Hay muchísimas. Observando el movimiento de galaxias y de cúmulos de galaxias, incluso se pudieron desarrollar simulaciones y trazar un mapa de dónde está distribuida en el universo.
-¿Y todo eso sin poder detectarla con ningún instrumento?
Ése es el mayor interrogante que se nos plantea: tenemos todos estos experimentos u observaciones que son inconsistentes con nuestra comprensión actual del universo y que sólo asumiendo la existencia de materia oscura se pueden explicar con un único factor.
Por ejemplo, por las leyes de Newton, uno puede hacer un gráfico de la velocidad a la que los planetas orbitan en el sistema solar en función de la distancia a un punto. Ahora, si uno hace lo mismo con una galaxia, que puede hacerlo perfectamente, y registra la velocidad de rotación de las estrellas alrededor del centro de la galaxia, uno esperaría que «caiga» de la misma manera. Pero lo que se observa es que se mantiene absolutamente constante. Y esto es precisamente lo que uno esperaría si considera que la cantidad de materia que hay no está ubicada en un punto en el interior de la galaxia, sino que es una bola de materia difundida más grande que toda la galaxia. También, cuando dos cúmulos de galaxias chocan, se observa que todo el efecto gravitacional está situado en lugares distintos de donde está el gas que forma parte de las nubes interestelares.
-¿La materia oscura puede haber cumplido un papel en el origen de las estrellas?
Cuando hacemos simulaciones del universo en gran escala, resulta que para que haya formación de galaxias y estrellas tiene que haber «algo» que funcione como una suerte de semilla y haga colapsar la materia. Con la materia ordinaria no alcanza.
-Existiendo toda esta materia oscura, ¿el universo no tendría que estar comprimiéndose, en lugar de expandirse?
Bueno, en un momento ésa fue la hipótesis que prevaleció. La primera idea fue que el universo era estacionario. Después, cuando Hubble mostró que las galaxias se estaban alejando, se pensó que el cosmos estaba en expansión, pero una expansión cada vez más lenta. Hasta que se midió que en realidad pareciera ser que esa expansión se está acelerando y la velocidad es más alta ahora que en el pasado.
-¿Cuál sería el efecto de la materia oscura en esa expansión?
El mismo que el de la materia ordinaria: es decir, tiende a colapsar las cosas. Lo que está jugando el otro papel es la energía oscura, que tiene un efecto como de presión negativa.
-¿Y cómo se imaginan la materia oscura los físicos? ¿Como las partículas que existen en la materia ordinaria?
Sí. Aunque, por supuesto, mientras no haya una detección directa, uno no tiene una certeza absoluta de que exista ni sabe qué es.
-¿Teóricamente es detectable? ¿Hay experimentos pensados?
-Muchísimos, no sólo pensados, sino ya en marcha. La colaboración en la que estoy involucrado es uno de ellos. Pero hasta el momento el panorama es confuso.