Un editorial de Nature, una de las dos revistas de ciencia más prestigiosas del mundo, «Coronavirus is in the air – there’s too much focus on surfaces» (El coronavirus está en el aire – demasiada atención a las superficies) es un fuerte llamado de atención a la Organización Mundial de la Salud y también a los C.D.C. de los Estados Unidos: Hay que reenfocar los esfuerzos de prevención.
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Los responsables de la revista piden a ambos organismos rectores de la salud mundial y de los EE.UU. que dejen de dar vueltas y que actualicen de una vez sus recomendaciones para enfrentar y prevenir mejor la epidemia de coronavirus:
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El texto comienza diciendo: “Un año después del inicio de la pandemia, la evidencia ya es clara: el coronavirus SARS-CoV-2 se transmite predominantemente a través del aire, por personas que hablan y exhalan gotas grandes y pequeñas partículas llamadas aerosoles. Contraer el virus a través del contacto con superficies contaminadas, aunque plausible, parece ser poco común”.
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Por eso cada vez más expertos de todo el mundo señalan que los grandes organismos que dan las directrices y son referentes globales “deben enfatizar que el SARS-CoV-2 se transmite sobre todo por el aire. Y aunque no es imposible, es difícil contagiarse por el mero contacto con superficies contaminadas”.
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Y agregan: “La falta de claridad sobre los riesgos de tocar superficies contaminadas contra el mucho mayor riesgo de transmisión por el aire, tiene implicaciones serias”.
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¿Cuáles? Tanto la gente como las organizaciones, empresas y gobiernos continúan priorizando costosos esfuerzos de desinfección, en vez de invertir en mascarillas y mejores sistemas de ventilación.
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Un ejemplo de esta errada asignación de recursos es el siguiente. “La empresa de transporte publico de Nueva York estima que gastará en desinfección u$s 380 millones hasta 2023. El año pasado le preguntó al gobierno de EEUU si debía centrarse solo en el aire. Le dijeron que también en superficies. La consecuencia es que ha gastado más en limpieza que en renovación de aire”.
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Los expertos enfatizan que “ahora que hay acuerdo que el virus se transmite por el aire, los esfuerzos deben enfocarse en mejorar la ventilación e instalar limpiadores y filtros de aire rigurosamente probados. Hay que insistir también en mascarillas y en mantener la distancia”.
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“Y la OMS y el CDC deben actualizar sus guías. Las investigaciones sobre el comportamiento del virus van muy deprisa y las agencias de salud publica tienen una responsabilidad de presentar información clara y actualizada que permita a la gente protegerse mejor”.
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Y si bien no es usual que los editorialistas de Nature critiquen abiertamente a otros organismos públicos de relevancia, claramente creen que la lentitud y la confusión de la OMS y la CDC es un problema gravísimo. Por eso finalizan: “Esperemos que la OMS deje de ser más lenta que el coronavirus y finalmente actualicen su políticas”.
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