La administración del presidente de EE.UU., Joe Biden, renunció a aplicar sanciones contra Nord Stream 2, la empresa controlada por Moscú que construye un gasoducto entre Rusia y Alemania, un proyecto que Washington había declarado anteriormente como un riesgo geopolítico para la seguridad.
El secretario de Estado, Antony Blinken, dijo en una carta al Congreso que la renuncia a las sanciones originales establecidas para Nord Stream 2 AG, con sede en Suiza, y su director ejecutivo, Matthias Warnig, «está en el interés nacional de los Estados Unidos».
La medida alivia las crecientes tensiones entre Washington y Berlín en torno al proyecto, que Alemania y otros países europeos consideran crucial para garantizar el suministro de energía a largo plazo en la región. En enero habíamos informado en AgendAR Alemania autoriza la construcción del gasoducto ruso Nord Stream 2, pese a amenazas de EE.UU.
Los jefes de la diplomacia estadounidense y rusa, Antony Blinken (izquierda) y Sergey Lavrov, se reunieron en Reikiavik, Islandia.
Alemania había rechazado la inminente imposición de sanciones por considerarla una injerencia en sus asuntos internos. El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, acogió la esperada medida como un paso conciliador.
«Entendemos que las decisiones que se han tomado en Washington tienen en cuenta la relación realmente extraordinaria que se ha construido con la administración Biden», declaró Maas.
El Departamento de Estado sí aprobó sanciones contra varios buques y pequeñas empresas y organizaciones implicadas en la construcción y administración del oleoducto.
Satisfacción en Rusia, censuras republicanas
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, también acogió con satisfacción la esperada medida, diciendo: «Es mejor que leer anuncios de nuevas sanciones, sería ciertamente positivo».
Pero la medida fue fuertemente criticada por el senador republicano Jim Risch, que calificó la exención como «un regalo para (el presidente ruso Vladimir) Putin que sólo debilitará la influencia de Estados Unidos».
«La administración está priorizando los supuestos intereses alemanes y rusos sobre los de nuestros aliados en Europa Central, Oriental y del Norte», dijo Risch en un comunicado.
El presidente Biden declaró ayer que considera que «las sanciones serían contraproductivas». Conviene tener presente que Biden fue quien propuso a Putin reunirse en Ginebra el 16 de junio. Y el presidente ruso aceptó rápidamente.
La geopolítica del Nord Stream 2
En estos días, el periodista Nicolás Deza escribió sobre las implicancias en el tablero del poder global de este gasoducto:
«La autorización del nuevo tramo de Nord Stream 2 es relevante no tanto por sus dos kilómetros de extensión sino por sus implicaciones geopolíticas. Alemania siempre defendió el proyecto, pese a la oposición de otros socios en la Unión Europea, de Ucrania y de Estados Unidos. La lectura común de los opositores de Nord Stream 2 es que refuerza la posición estratégica de Rusia tanto en el mercado energético europeo como en su conflictiva relación con varios países de Europa.
En los hechos, Ucrania sería el país principalmente afectado por la puesta en línea de Nord Stream 2. Actualmente, un tercio de las exportaciones de gas ruso a Europa transitan a través de Ucrania, con un beneficio económico de explotación estimado en 1.000 millones de dólares anuales. Con Nord Stream 2 en funciones, la ruta ucraniana del gas ruso perdería relevancia geopolítica. Ucrania y Rusia están enfrentadas por la guerra civil en la región del Donbás y la ocupación e incorporación de Crimea como nuevo territorio ruso.
Dentro de la Unión Europea el proyecto encuentra algunas oposiciones entre los países de Europa central. Polonia es el principal vocero de las inquietudes de un proyecto que podría incrementar el poder negociador de Rusia en una diversidad de temas que los enfrentan, principalmente en el plano de la defensa.
Por una pelea de precios, Rusia redujo sus envíos de gas a Ucrania entre 2006 y 2009, afectando también al suministro de otros países, un antecedente que pisa fuerte en las lecturas sobre el abastecimiento con gas ruso.
Estados Unidos comparte esas inquietudes y ha presionado en contra del proyecto. El Congreso aprobó en 2019 sanciones en contra de compañías que trabajaban en el proyecto, provocando una ralentización de las obras. Esto le ha significado a Estados Unidos un deterioro en las relaciones con Alemania, que el presidente Joe Biden ahora parece querer reparar. El gobierno anunció el miércoles la suspensión de las sanciones a la entidad corporativa y al director ejecutivo que supervisa la construcción del gasoducto. La medida regirá al menos hasta la próxima revisión de las sanciones, dentro de 90 días.
En este escenario, Polonia y otros países aceleran sus planes para diversificar sus opciones de abastecimiento. El gas natural licuado es la principal opción. PGNiG, la compañía estatal de gas natural de Polonia, redujo la participación de Rusia en sus importaciones de gas de un 90% en 2015 a un 60% en 2020. El 25% de sus importaciones fueron de GNL. Estados Unidos encuentra en Europa y Asia sus principales mercados para la colocación de gas natural licuado.»