Durante la corrida de mayo se fugaron US$ 6213 millones, la mayor cifra desde la salida de la convertibilidad. El record anterior había sido de US$ 3939 millones en abril previo, cuando comenzó lo que el Gobierno denominó “turbulencia cambiaria”.
Según el último informe cambiario del BCRA, la salida de mayo se explicó por US$ 4616 millones de formación de activos externos, 1190 millones por desarme de posiciones en inversiones en el país de no residentes y 684 millones por operaciones con bonos en el mercado secundario.
Según el relevamiento del Central, en mayo los principales compradores en términos netos fueron las personas físicas y los inversores no residentes, y más atrás se ubicaron los importadores incluyendo industria automotriz, petroleras, maquinaria y equipos y comercio.
La fuga estuvo abastecida por la toma de deuda del Gobierno, que permitió que las cuentas capital y financiera-cambiaria del sector público y BCRA finalizara con un superávit de 4096 millones de dólares. Este resultado se explica en 2050 millones de dólares por la liquidación de préstamos financieros y títulos de la deuda, 2575 millones por ingresos al Tesoro de la ampliación de los denominados Bote y 640 millones desde organismos internacionales.