El fármaco metoprolol parece ser promisorio para tratar a pacientes críticos de COVID-19

Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), de España, han descrito la eficacia del metoprolol –un fármaco tradicionalmente usado para enfermedades severas del sistema cardiovascular– en pacientes críticos con COVID-19. Los resultados se han publicado en la revista Journal of American College of Cardiology (JACC).

La expresión más grave del coronavirus es la insuficiencia respiratoria severa que requiere intubación y se asocia a alta mortalidad. De hecho, la infección pulmonar por SARS-CoV-2 puede derivar en el desarrollo de un síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), en el que la inflamación o hiperactivación de los neutrófilos tiene un papel central. Sin embargo, por ahora hay pocas terapias para tratar dicho síndrome.

El equipo liderado por Borja Ibáñez, director del Laboratorio Traslacional para la Imagen y Terapia Cardiovascular del CNIC, descubrió recientemente que el metoprolol tiene un efecto muy selectivo sobre los neutrófilos hiperactivado en condiciones de estrés agudo, como el infarto de miocardio. Debido al papel central de neutrófilo en el SDRA, el grupo especuló que este medicamento podría reposicionarse como terapia en casos de COVID-19 grave.

De esta forma, comenzaron un ensayo piloto junto con el Hospital Fundación Jiménez Díaz para estudiar el efecto del tratamiento intravenoso con metoprolol en el infiltrado inflamatorio pulmonar y en la función respiratoria en enfermos graves que han sido intubados recientemente debido a un SDRA, llamado MADRID-COVID.

“Estudiamos el infiltrado inflamatorio en el líquido broncoalveolar antes y después del tratamiento, así como la evolución clínica en términos de oxigenación y días bajo ventilación mecánica“, explica Ibáñez.

El metoprolol mejora rápido la oxigenación de los pacientes intubados. Los resultados muestran que el tratamiento con metoprolol intravenoso (15 mg / día) durante tres días «reducía significativamente la infiltración de neutrófilos en los pulmones y mejoraba la oxigenación de los enfermos», señala el Eduardo Oliver, cofirmante del estudio.

«Hemos visto una tendencia clara: los pacientes que recibían este medicamento necesitaban de menos días bajo ventilación mecánica y por tanto menos días de ingreso en UCI«, señala Arnoldo Santos, médico intensivista y coautor del estudio.

Ibáñez matiza que, “aunque debemos ser cautos ya que se trata de un estudio piloto inicial, hemos observado que el tratamiento con metoprolol en este contexto clínico es seguro, se asocia a una reducción muy significativa del infiltrado inflamatorio alveolar pulmonar, y esto parece derivar en una mejoría muy rápida de la oxigenación».

Los investigadores consideran que el metoprolol intravenoso aparece como una “intervención prometedora que podría mejorar el pronóstico de los pacientes con COVID-19 en estado crítico” y subrayan que es un fármaco seguro, barato –el tratamiento diario cuesta menos de dos euros– y disponible que puede optimizar los resultados en coronavirus grave.

Si se conocen bien los escasos riesgos del metoprolol es porque hay muchas décadas acumuladas de uso del metoprolol como beta-bloqueante, esa familia de compuestos que modifican la respuesta del corazón a su red neural, y frenan las taquicardias peligrosas. Su uso como depresor selectivo de los neutrófilos hiperactivados es el equivalente de sacar a un buen número 10 del equipo de fútbol de un club y ponerlo de tenista. Y aparentemente, un tenista promisorio. Aunque esto todavía deberá mostrarse con algún gran estudio de doble ciego.

Hasta ahora hubo una única droga de bajo costo y clínica bien conocida que sacada de su contexto habitual, el control de alergias e inflamaciones, se volvió de primera línea en el tratamiento del Covid severo: la dexametasona, que bajó un 30% la mortalidad en las internaciones. Pero este «re-targetting», que se ensayó y afirmó en julio del año pasado, es menos sorprendente: en ambos usos, inflamación y distress respiratorio, «la dexa» actúa como inmunodepresor. Es como sacar a un histórico del equipo de pelota-paleta y probarlo en tenis: hay parecidos.

«Aunque el estudio (del metoprolol) es piloto y debe confirmarse en un ensayo más grande, su alta seguridad, disponibilidad y efecto biológico tan robusto podría ser suficiente para valorar su uso en pacientes jóvenes ingresados en UCI con COVID-19 severo”, señala Valentín Fuster, director general del CNIC y coinvestigador de este trabajo.

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