coniUsado desde hace más de medio siglo como antiinflamatorio, analgésico y antitérmico, el futuro podría depararle un nuevo uso al ibuprofeno. Científicos de Córdoba mostraron que es capaz de matar bacterias que causan infecciones en pacientes con fibrosis quística.
Y una empresa farmacéutica de esa provincia busca estudiarlo como antimicrobiano en seres humanos.
“Nuestro trabajo, junto con otro hecho en los Estados Unidos que se publicó casi en simultáneo, parecen ser los primeros reportes acerca de esta aplicación en particular”, destacó Dante Beltramo, doctor en Bioquímica, investigador del CONICET y del Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (CEPROCOR). Según amplió, la propiedad antimicrobiana del ibuprofeno se conocía desde hacía más de una década, pero hasta ahora no se la había dirigido a un uso en especial, como en la fibrosis quística.
Esta enfermedad genética afecta los pulmones y otros órganos. Produce inflamación y un moco espeso y pegajoso que se acumula en las vías aéreas y predispone a infecciones que pueden ser letales.
“Los primeros trabajos sobre el ibuprofeno en fibrosis quística evaluaban el uso por vía oral para disminuir el efecto inflamatorio de la infección pulmonar”, puntualizó la corresponsable del estudio, Roxana Valeria Alasino, doctora en Biología, también investigadora del CONICET y de CEPROCOR. En cambio, este equipo de científicos se preguntó si el ibuprofeno podía matar a tres especies bacterianas que son causa frecuente de infección en fibroquísticos. Al intentar hacerlas crecer «in vitro» en presencia del fármaco, en el laboratorio, todas resultaron susceptibles al compuesto luego de, al menos, cuatro horas de incubación.
Por resultados previos, los científicos sospecharon que la actividad microbicida del ibuprofeno podía deberse a su interacción de las cargas eléctricas de esa molécula con las membranas celulares: al parecer, hace que el agua dentro del citoplasma bacteriano la cruce hacia afuera por ósmosis, y la bacteria se muere por deshidratación. El fenómeno se llama «shock osmótico». Quien ha sido niño, curioso y con acceso a algún jardín, sabe de qué hablamos. Ha matado babosas echándoles otro compuesto muy accesible, sal de mesa (cloruro de sodio): se deshidratan «al toque». La ciencia puede ser cruel.
La sal se disocia en iones cloruro (con carga eléctrica negativa) y sodio (carga positiva), y el agua, molécula con dos polos positivos y uno negativo, no resiste su «atracción fatal» y migra hacia adonde los iones están más concentrados. Es probable que el ibuprofeno cause shock osmótico por causas similares. “Analizamos, entonces, el efecto de agregar concentraciones crecientes de cloruro de sodio –agregó Beltramo–. Fue un tanto sorpresivo, ya que vimos que la alta fuerza iónica incrementaba en un orden de magnitud la potencia bactericida del ibuprofeno”. En estas nuevas condiciones, solo se necesitaron pocos minutos para matar a las bacterias.
Lo interesante es que, en la actualidad, se utilizan soluciones concentradas de cloruro de sodio, formuladas para inhalación, como parte del tratamiento de los pacientes fibroquísticos porque contribuyen a eliminar la mucosidad de los pulmones y mejorar así la función respiratoria. Por eso, finalmente, los científicos estudiaron la toxicidad potencial de una formulación inhalable del ibuprofeno para animales de prueba. “Al menos en ratas, a las concentraciones y tiempos utilizados, no parece afectar sustancialmente el epitelio pulmonar”, resaltó Beltramo, quien añadió que la administración del fármaco en nebulizaciones podría ser una indicación apropiada en pacientes.
De la investigación, publicada en Pharmaceuticals, participaron también Adrián Muñoz, Ariel Garro, Valeria Heredia, Néstor García y David Cremonezzi. Completa el equipo Victoria Leonhard. “Estos estudios forman parte de un desarrollo transferido a una empresa farmacéutica de Córdoba. Según se nos ha informado, está realizando los trámites necesarios para comenzar con los estudios clínicos en seres humanos”, señaló Alasino. (Agencia CyTA-Fundación Leloir – Soledad Llarrull)