Reinstalar a la ciencia como política de Estado para que «los científicos tengan la certeza de que los proyectos se cumplirán», y dotar a los centros de investigación de una impronta federal que contribuya a modificar la matriz productiva de las economías regionales son caracterizados por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, como dos de los principales logros de su cartera durante el año que concluye y, a la vez, dos desafíos centrales del que está por comenzar.
«Lo más estratégico del 2021 fue volver a colocar a la ciencia como política de Estado. Desde la recuperación de la democracia, las políticas en ciencia y tecnología fueron pendulares, y eso fue un obstáculo para el desarrollo porque los proyectos requieren de períodos largos para asentarse y crecer», reflexionó el funcionario, para quien «la tradición argentina es muy fuerte en este campo, y ha sido la preocupación central del Gobierno recolocarla como política de Estado para que nuestros científicos trabajen con la certeza de que los proyectos se podrán cumplir».
-Si tuviera que destacar dos o tres hitos más significativos en esta recuperación, ¿cuáles enumeraría?
-En el ámbito legislativo, por primera vez en la historia, logramos la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que posibilita un horizonte previsible. Para el año 2015, la Argentina invertía el 0,37% de su PBI en ciencia y tecnología. Macri lo bajó al 0,24%, hoy estamos en el 0,28% y para el 2022 será un 0,31%. La idea es llegar a un poco más del 1% para el 2032. Si esta política de Estado se cumple, llegaremos a un nivel de inversión en ciencia y tecnología similar a la de los países centrales.
El otro hito a destacar es la respuesta de la comunidad científica a la pandemia de coronavirus, que produjo barbijos con aplicación de nanotecnología sobre la industria textil, el kit de detección de Covid-19, la reconversión de respiradores artificiales, el suero equino hiperinmune y el desarrollo de vacunas que están en diversas etapas de los estudios preclínicos. Hay cuatro en investigación, dos están más avanzados y esperamos que para fin del 2022 concluyan los estudios clínicos y para fines de ese año o principios del 2023 tengamos una vacuna nacional.
También destaco el aporte de las ciencias sociales. Desde la Agencia de Investigación y Desarrollo, se desarrolló el Pisac (Programa de Investigación sobre la Sociedad Argentina Contemporánea), que promueve líneas de investigación en ciencias sociales para contribuir al diseño de políticas públicas.
Se realizaron 19 investigaciones para ver, por ejemplo, cómo fue la nutrición infantil durante la pandemia, o que ocurrió con la educación, la seguridad o la violencia doméstica.
–¿Y qué ejes fundamentales destaca para el 2022?
-El principal, en cuanto a concepción política del desarrollo de la ciencia, es su federalización, que viene de la mano de la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que crea un fondo de 14.000 millones de pesos para lograr esto. Más del 85% de la ciencia está concentrada en cuatro regiones: Córdoba, Santa Fe, CABA y el Gran Buenos Aires. Salvo algunos «manchones», como Bariloche, el resto del país casi no tiene desarrollo científico y tecnológico trascendente.
Lo que permite esa norma es la inversión en programas de desarrollo de la ciencia e infraestructura (tenemos en cartera 35 grandes proyectos de infraestructura para la ciencia) y la radicación de investigadores en las provincias.
Así como tenemos un Programa Raíces que repatría a investigadores (en dos años regresaron 80), habrá un programa de radicación en el interior con el objetivo de agregar valor en donde se producen materias primas de modo que se modifique la matriz productiva local.
-¿Puede dar algunos ejemplos sobre los que se trabajará?
-Por ejemplo, en desarrollos para apoyar la industria del litio en el norte; o el hidrógeno y la energía eólica en el sur. En el caso del litio, instalaremos infraestructura para generar las primeras baterías en Catamarca, Jujuy y Salta. Por otra parte, tenemos el Proyecto Pampa Azul, en el océano, que influirá en las provincias patagónicas; o las cadenas agroindustriales, y el sector aeroespacial en Córdoba. Cada región definirá sobre qué invertir.
También esperamos aprobar el proyecto de ley para el plan Argentina 2030, que ya fue discutido por casi todos los grupos científicos del país y ahora estamos avanzando con las universidades, el Consejo Económico y Social y con la CGT, que creó una Secretaría de Ciencia y Tecnología.
Hay que pensar que la ciencia y la tecnología no están concentradas sólo en este Ministerio como, por ejemplo, la CNAE, el INTA, el INTI o el Instituto Antártico Argentino.
Por eso vamos a trabajar con el Gactec (Gabinete Científico Tecnológico), conformado por los ministros de las distintas carteras para tener lineamientos comunes, o con el Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICyT), que agrupa a instituciones dedicadas a la ciencia.
Así trabajamos la vacuna contra el coronavirus y creamos una comisión especial entre Salud, Desarrollo Productivo y nosotros para recuperar la soberanía en este tema.
También disponemos de unos 1.600 proyectos financiados desde la Agencia I+D, muchos de los cuales ya se están exportando como software y biotecnología.
Es tan robusta la demanda en estos sectores que está planteándose el problema de cómo formar investigadores cuando no tenemos tantas vocaciones tempranas.
La matrícula universitaria se masifica en carreras tradicionales mientras las tecnológicas corren en desventaja, entre otras cosas por nuestras dificultades en la enseñanza de matemáticas, física o química y años de desatención de la escuela técnica.
Proyectos espaciales
En otro pasaje de la entrevista, Filmus también destacó el desarrollo aeroespacial y mencionó los proyectos Sabia-Mar y el Tronador. «Haremos un gran esfuerzo para que las inversiones en el campo aeroespacial derramen en PyMEs que amplifiquen el desarrollo tecnológico y generen más fuentes de trabajo», explicó, al tiempo que destacó que ya comenzaron a comercializarse las imágenes provistas por la constelación satelital Saocom.
«Algo novedoso que hicimos este año es un acuerdo con la AFIP para que esas imágenes controlen la explotación agropecuaria», agregó.
Para el ministro, «el 2022 va a ser muy importante para la ciencia y la tecnología nacional porque hay un gobierno, un Presidente, este Ministerio y un ministro de Economía que han planteado la transformación de la matriz productiva y de las exportaciones basadas en el conocimiento. Y esto implica un desafío enorme para colocar el trabajo de nuestros investigadores al servicio de resolver problemas productivos y de nuestra gente».