Las pandemias, como las guerras, terminan alguna vez. Aquí Enrique Garabetyan se pregunta cómo sigue:
Mientras el planeta encara el comienzo de su III año DP (Después de la Pandemia) los expertos locales, y también globales, exponen sus opiniones sobre donde estamos y -sobre todo- cómo seguimos. Proliferan los debates en revistas científicas y en reuniones académicas buscando responder preguntas varias: ¿volvemos a la vieja normalidad? ¿retomamos la vida pre2019? ¿imponer nuevas normas sociales fijas, con barbijo para todos y cumpleaños al aire libre?¿Programar una visita al vacunatorio cada cuatro meses para recibir un refuerzo y tener el pase sanitario al día?
Las respuestas, claro, es que aún hay pocas respuestas claras, mucha incertidumbre y ausencia de evidencia. Aunque si hay algunas ideas que se perfilan para instalarse en forma permanente.
El primer punto que dispara la caída de casos de la tercera ola es ¿pasó la pandemia y entramos en la endemia del SARS-CoV-2? ¿Se empareja con otras infecciones virales a las que no atendemos demasiado? En este punto las opiniones están divididas: en su última conferencia de prensa, brindada el 1 de febrero, Tedros Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recalcó que «tras dos años de la pandemia estamos otra vez ante un preocupante aumento de los fallecimientos pero en algunos países apareció una narrativa que afirma que esto ya pasó. Eso está muy lejos de la realidad y sería prematuro declarar victoria porque el coronavirus sigue evolucionando y siendo peligroso«.
Y mientras muchos países occidentales comienzan a levantar las restricciones que todavia perduran, un artículo publicado en Science da cuenta de muchos científicos y políticos «están afirmando que ya es hora de aprender a «vivir con la enfermedad» y que se considere que el coronavirus es endémico, que permanecerá entre nosotros y que tomará una forma patológica similar a la que vemos con la gripe». El artículo cita a una destacada epidemióloga, Jodie Guest, que recuerda que «en EE.UU, aun estamos teniendo cerca de 2.000 muertes diarias: creo que aún es prematuro asumir el fin de la pandemia y dejar atrás recomendaciones como el uso de barbijo en espacios cerrados». Claro que parte de esta discusión se sostiene porque no todos los países del planeta padecen del mismo estadío frente al virus.
¿Estamos ante el fin de la pandemia? le preguntaron al doctor Gonzalo Pérez Marc, jefe de Investigación y Docencia en el Departamento Materno-Infantil del Hospital Argerich y uno de los máximos investigadores en vacunas de Argentina. «Creo que ahora estamos en un punto de inflexión y tenemos que dejar atrás el concepto de pandemia que desarrollamos en el 2020, con el aislamiento como opción central y la sensación de que estábamos en permanente riesgo de vida. O pudiendo contagiar a todos los que nos rodeaban en la incertidumbre sobre qué nos puede pasar».
Pérez Marc sugiere que el mensaje de la OMS sobre que aun estamos lejos del final se explica -en parte- porque «ellos ponderan la situación global. Y es cierto que muchos países de bajos ingresos afrontan una situación muy diferente de lo que vemos en naciones de ingresos medios y altos donde hemos tenido un acceso amplio a vacunas y cuidados médicos de calidad». Pero, según este experto, al menos en los países de Occidente la pandemia original ya ha terminado gracias a los esfuerzos para desarrollar vacunas, el uso de barbijos y la ventilación.
Otro grupo de profesionales propone un paso a paso más lento. «Considero que todavía es un poco prematuro declarar que la pandemia terminó porque lo que vemos actualmente no se parece para nada a una «endemia», dijo el investigador del Conicet y especialista en bioinformática Rodrigo Quiroga. Y detalló que «vamos a alcanzar una situación más controlada cuando dejen de surgir nuevas variantes y las que aparezcan no evadan nuestra respuesta inmune o no sean más transmisibles que la anterior. Pero, por el momento, hasta la llegada de Omicrón no estamos observando nada de eso». En resumen, su visión es más bien precautoria y recuerda que «en otras olas ya se vaticinó el final de la pandemia y se equivocaron. Los pronósticos optimistas pueden volver a fallar».
Los pronósticos optimistas pueden volver a fallar
Algo intermedio piensa el ministro de CABA Fernán Quirós que, en sus últimas conferencias de prensa propone no etiquetar este momento y pensarlo más bien como una «transición». «Veremos aumentos y caídas significativas de contagios pero seguramente sin tener muchos casos de gravedad. Claro que el panorama podría cambiar si surge una nueva variante más letal o si se desarrollan nuevas versiones de vacunas más eficaces a la hora de prevenir contagios y disminuir la circulación viral».
Cambios permanentes
Más allá del fin de la pandemia y el regreso a la nueva normalidad hay algunos aprendizajes de estos dos años que ya muestran altas probabilidades de quedar de forma permanente en nuestras costumbres cotidianas.
«Hay medidas que sabemos efectivas para prevenir los contagios de los virus en general y no solo del SARS-CoV-2. Por ejemplo -si bien durante el 2020 se habló mucho de la higiene y luego se mostró que no era la principal forma de contagio- lo cierto es que sabemos bien que el correcto lavado de manos es una forma de prevención muy efectiva para muchas patologías respiratorias contagiosas», detalló Pérez Marc. «Mantener ese hábito será fundamental».
Por otra parte este experto cree que el uso permanente de barbijo en el ámbito sanitario y en algunos espacios de riesgo es algo que llegó para quedarse. «Mirado en forma retrospectiva no entendemos cómo no habíamos adoptado esa precaución en hospitales y centros de atención médica hace ya tiempo, incluso antes de la pandemia. También deberíamos considerar hacer un uso extendido del mismo en algunos espacios cerrados como el transporte público o en ciertos momentos de circulación viral alta, incluso en las escuelas. Finalmente, tendríamos que sostener en el tiempo la idea de no juntarnos social o laboralmente en grupo con otras personas cuando tenemos síntomas de una infección».
Para Quiroga, «ahora es el momento de empezar a planificar a largo plazo como enfrentaremos situaciones similares futuras, diseñar un «Plan» claro que -ante la eventualidad de la aparición de nueva variante con ciertas métricas de contagios o mortalidad- establezca que tipo de medidas tomaremos y cuándo».
Según su visión «es cierto que en este momento, en muchas naciones, las restricciones no tienen sentido como una primera medida preventiva. Pero no podemos dejar de considerar que sea una opción eventual a la que podamos recurrir si aparece una ola muy importante que se nos va de las manos».
Enrique Garabetyan