Los efectos del calentamiento ya están obligando a las personas a abandonar sus hogares, además de matar árboles y especies animales. Los expertos afirman que aún podemos adaptarnos, pero con sacrificios inevitables.
El cambio climático está causando mayores impactos de lo esperado a temperaturas más bajas de lo previsto, alterando los sistemas naturales y afectando a la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.
El nuevo informe señala que las sequías y las olas de calor están acabando con los árboles y los corales; la subida del nivel del mar está obligando a los habitantes de las zonas vulnerables a abandonar sus hogares; y las condiciones extremas pueden estar aumentando la probabilidad de conflictos violentos. Si el calentamiento no se detiene pronto, y continúa, hasta la mitad de las especies que viven en la tierra podrían extinguirse, la malnutrición en algunas partes del mundo probablemente se generalizará, y los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes.
Los pobres, los muy jóvenes y los muy ancianos, las minorías étnicas y los pueblos indígenas son los que más riesgo corren. Y aunque existen medidas para limitar el impacto del cambio climático, el único paso verdaderamente significativo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible.
Según Kelly Levin, del Fondo Bezos para la Tierra, una fundación que financia los esfuerzos para combatir el cambio climático, el informe «muestra claramente lo mucho que necesitamos cambiar de rumbo, porque el retraso en la acción corre el riesgo de desencadenar impactos tan catastróficos que harán que nuestro mundo se vuelva lentamente irreconocible».
El informe, Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, se publicó este lunes tras la aprobación de 195 gobiernos. Tiene 3675 páginas. Estas son sus principales conclusiones:
Muchos impactos del cambio climático son peores de lo que se pensaba
Hasta la fecha, las emisiones de gases de efecto invernadero han provocado un aumento medio de la temperatura mundial de 1,1 grados centígrados. Según Camille Parmesan, del Instituto Marino de la Universidad de Plymouth (Reino Unido), coautora del Resumen para responsables de políticas de 35 páginas, «una de las conclusiones más sorprendentes de nuestro informe es que estamos viendo impactos adversos mucho más extendidos y mucho más negativos de lo esperado» a ese nivel de aumento de la temperatura.
Añade que es especialmente preocupante que esta cantidad relativamente pequeña de calentamiento haya sido suficiente para empezar a derretir el permafrost, secar las turberas y dañar los bosques con brotes de plagas de insectos e incendios forestales.
El informe también señala que el cambio climático ya está afectando a la agricultura, la silvicultura, la pesca y la acuicultura, incluso en Estados Unidos. «En toda Norteamérica, el cambio climático ha reducido la productividad agrícola desde 1961», afirma Rachel Bezner-Kerr, de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), que también es coautora del resumen oficial.
Además, los científicos pueden relacionar cada vez más los fenómenos meteorológicos extremos directamente con el cambio climático. De hecho, según Michael Mann, director del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Pensilvania y autor de The New Climate War: The Fight to Take Back Our Planet (La nueva guerra del clima: la lucha por recuperar nuestro planeta), los modelos actuales siguen «subestimando el impacto que el cambio climático está teniendo ya en los fenómenos meteorológicos extremos persistentes y subestimando el empeoramiento de estos impactos con un calentamiento adicional».
El informe concluye que el aumento de las olas de calor, las sequías y las inundaciones «ya están superando los umbrales de tolerancia de las plantas y los animales, provocando mortalidades masivas en especies como los árboles y los corales. Estos fenómenos meteorológicos extremos están ocurriendo simultáneamente, causando impactos en cascada que son cada vez más difíciles de gestionar.»
La necesidad de actuar es urgente
El reconocimiento de que los impactos climáticos ya se están sintiendo aumenta la urgencia de limitar un mayor calentamiento. Según el informe, hasta el 14 por ciento de las especies terrestres se enfrentarán a un «riesgo muy alto de extinción» con niveles de calentamiento global de 1,5ºC; esta cifra aumenta hasta el 18 por ciento con 2ºC, y hasta el 48 por ciento con 5ºC (Si las naciones del mundo cumplen sus actuales promesas de reducir las emisiones, según un reciente análisis, el calentamiento se mantendrá por debajo de los 2,5ºC).
Con un calentamiento de 2°C o más, los riesgos para la seguridad alimentaria de los seres humanos fruto del cambio climático serán más graves, provocando deficiencias de nutrientes y malnutrición, especialmente en el África subsahariana, el sur de Asia, América Central y del Sur, y los pequeños estados insulares. Además, a medida que las temperaturas sigan subiendo, es probable que los impactos y riesgos del cambio climático sean «cada vez más complejos y difíciles de gestionar», con múltiples peligros (desde sequías e incendios forestales hasta la subida del nivel del mar y las inundaciones) que se produzcan simultáneamente.
Por ello, el objetivo del Acuerdo de París es limitar el calentamiento a «bastante menos de 2 grados, y preferiblemente 1,5 grados» de calentamiento. Sin embargo, incluso muchos de los países comprometidos con los 1,5 grados esperan que la temperatura media mundial aumente primero por encima de ese nivel antes de descender, un proceso conocido como rebasamiento. Con los graves impactos que ya se están sintiendo, este enfoque puede ser peligroso.
«Debido a todos estos cambios que ya se han puesto en marcha, estamos concluyendo que con el rebasamiento… tenemos un mayor riesgo de impactos irreversibles, como la extinción de especies, y también que algunos de estos procesos que ya estamos viendo tener lugar, serán cada vez más difíciles de revertir», afirma Parmesan.
«Yo diría que tenemos que intentar limitar el calentamiento a 1,5°C con el menor rebasamiento posible, idealmente con un rebasamiento cero», dice Mann. «Pero lo que tenemos que hacer es bastante sencillo: tenemos que reducir las emisiones de carbono lo más rápidamente posible».
«Debido a todos estos cambios que ya se han puesto en marcha, estamos concluyendo que con el rebasamiento… tenemos un mayor riesgo de impactos irreversibles, como la extinción de especies, y también que algunos de estos procesos que ya estamos viendo tener lugar, serán cada vez más difíciles de revertir»
El cambio climático afecta más a unos que a otros
«El cambio climático nos afecta a todos, pero no nos afecta a todos por igual», explica Katharine Hayhoe, científica jefe de The Nature Conservancy. «Los que ya viven por debajo del umbral de la pobreza, los muy jóvenes y los muy ancianos, las minorías étnicas y los pueblos indígenas: se trata de poblaciones desproporcionadamente afectadas por los impactos climáticos. Y en muchos casos, también son los que menos han contribuido al problema. Por eso el cambio climático es profundamente injusto».
El informe señala que la vulnerabilidad al cambio climático es mayor en los lugares y entre las poblaciones que tienen menos resistencia al cambio extremo: por ejemplo, las afectadas por la pobreza y los conflictos violentos. Aunque hasta ahora hay pocas pruebas de que el cambio climático cause directamente los conflictos, puede aumentar el riesgo de que se produzcan al exacerbar los problemas sociales, económicos y medioambientales. Entre 2010 y 2020, las muertes humanas por inundaciones, sequías y tormentas fueron 15 veces mayores en las regiones altamente vulnerables, en comparación con las regiones de muy baja vulnerabilidad. La inseguridad alimentaria y la malnutrición relacionadas con las inundaciones y las sequías han aumentado en África y en América Central y del Sur.
Los extremos climáticos y meteorológicos están provocando cada vez más desplazamientos de población en algunas regiones; los pequeños estados insulares amenazados por la subida de los mares se ven afectados de forma desproporcionada. La pérdida de los servicios de los ecosistemas tiene efectos especialmente graves para quienes dependen directamente de ellos para satisfacer sus necesidades básicas, incluidos los pueblos indígenas.
Podemos adaptarnos; la naturaleza es la clave
A medida que aumentan las temperaturas, los seres humanos tienen que adaptarse. Una de las principales conclusiones del informe, según Parmesan, es que esa adaptación «depende más de los ecosistemas naturales de lo que habíamos visto en informes anteriores. Ahora hay más pruebas de esa dependencia».
El riesgo de inundación a lo largo de los ríos puede reducirse restaurando los humedales y otros hábitats naturales en las llanuras de inundación, o devolviendo los ríos a su curso natural. La conservación de los manglares protege las costas de las tormentas y la erosión. Al reducir la sobrepesca, las áreas marinas protegidas proporcionan resistencia contra el cambio climático. Las ciudades pueden refrescarse con parques y estanques y reverdecer las calles y los tejados. Los agricultores pueden aumentar tanto su resistencia al clima como sus rendimientos mejorando la salud del suelo.
La adaptación que se centra en el mantenimiento de los sistemas naturales también ayuda a evitar la «mala adaptación», según el informe. Por ejemplo, regar los campos con agua subterránea puede proporcionar un alivio inmediato de la sequía, pero si las sequías se vuelven más frecuentes o duraderas, la capa freática puede acabar desapareciendo. Del mismo modo, los diques pueden proteger las zonas costeras a corto plazo, pero su construcción puede destruir ecosistemas costeros como los arrecifes de coral, que a su vez contribuyen a la protección de la costa.
«La peor adaptación posible», afirma Mann, sería «poner demasiadas esperanzas en la adaptación y no las suficientes en la de la mitigación», es decir, adaptarse a los impactos del cambio climático sin tomar las medidas adecuadas para eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero que lo provocan. En cierto sentido, continúa, «el informe es un resumen de lo que ya sabemos: el peligroso cambio climático está ya sobre nosotros, y es simplemente una cuestión de lo mal que estamos dispuestos a dejar que se ponga».
SOBRE LOS INFORMES DEL IPCC
El informe refleja las conclusiones del Grupo de Trabajo II del IPCC, uno de los tres grupos de este tipo que publican conclusiones actualizadas aproximadamente cada ocho años. Chris Field, de la Universidad de Stanford, que fue copresidente del grupo de 2008 a 2015, explica que abarca un «amplio portafolio» que aborda «cómo el cambio climático interactúa con las personas, las economías y el medio ambiente».
El informe abarca 3675 páginas y detalla el impacto del cambio climático en las regiones continentales y polares, los ecosistemas terrestres y marinos, la alimentación y la salud. También explora la intersección entre el calentamiento global y la pobreza, y examina las vías para un desarrollo lo más resistente posible al cambio climático y sus impactos. Va precedido de un «Resumen para responsables de políticas» de 35 páginas que, según Field, «se aprueba minuciosamente, frase a frase, por consenso».
Ese proceso significa que los informes del IPCC son criticados a veces por estar minimizados, pero Field sostiene que da al informe una fuerza que los estudios individuales no pueden igualar, en el sentido de que «todos los países del mundo están de acuerdo en que cada frase del resumen para responsables de políticas es una descripción exacta de la literatura técnica subyacente».