Como ya anticiparon AgendAR y otros medios, la empresa estatal VENG firmó un convenio con la empresa finlandesa ReOrbit para ensamblar satélites en la Argentina y brindar servicios de ingeniería y logísticos para América Latina.
Este acuerdo permitirá integrar y exportar satélites desde 150 a 500 kilos de peso, destinados a diversos tipos de órbita, desde la Argentina. ReOrbit es una empresa que busca crear una plataforma flexible que se pueda adaptar a diferentes misiones satelitales y así hacer más rápido el período de desarrollo de los proyectos.
La fortaleza principal de ReOrbit está en el software para satélites, un desarrollo con el que buscan crear algo similar a un sistema operativo genérico (la plataforma satelital fue bautizada “Gluon Satellite Bus”) que pueda ser adaptado a las necesidades de cada cliente y usar hardware que se puede conseguir en el mercado, lo que permitiría acortar mucho los tiempos de desarrollo y los costos de los satélites.
La estrategia de ReOrbit es ensamblar sus satélites en Finlandia cuando se trate de clientes europeos o en la Argentina cuando se trate de clientes latinoamericanos, para así simplificar la logística. VENG, en tanto, también brindará servicios de ingeniería para todos los proyectos de Re Orbit que lo necesiten.
La empresa finlandesa ya firmó su primer contrato con un cliente japonés por tres satélites de comunicaciones. Se trata de satélites TDRS (por tracking and data relay system) que se comunican entre sí y con otros satélites mediante enlaces láser, para luego bajar toda la información a una estación terrena. Estos primeros satélites serán construidos en Finlandia.
El vicepresidente de Ingeniería de ReOrbit es Carlos Pedalino, un ex ingeniero de INVAP que reside en Bariloche. En diálogo con TSS, Pedalino dijo: “Nuestra idea es expandirnos en América Latina y VENG tiene un rol estratégico muy importante, que nos daría facilidades para armar el satélite acá en la Argentina si aparece un cliente en la región. Estar cerca de los clientes latinoamericanos, de manera de que el cliente pueda participar de la construcción del satélite si lo quisiera, simplificaría mucho la logística. Además, VENG tiene capacidades e infraestructura, por lo que de alguna manera nos complementamos muy bien en la ingeniería”.
Pedalino conoció al CTO de ReOrbit, Ignacio Chechile, cuando ambos trabajaban juntos en INVAP hace algunos años. Posteriormente, ambos emigraron, Chechile a Finlandia y Pedalino a Alemania, pero siguieron en contacto. En el año 2019, Chechile fundó la empresa junto al CEO de ReOrbit, Sethu Saveda Suvanam, y este año se sumó Pedalino ya de vuelta viviendo en Bariloche.
“La capacidad de la ingeniería argentina no la encontrás en cualquier otro lugar, entonces la valoramos un montón. También la infraestructura que tiene la Argentina, que está en un nivel excepcional. Y más hoy, cuando hay un montón de empresas en el sector espacial y la demanda de profesionales es muy grande”.
Desde VENG, su vicepresidente, Juan Cruz González Allonca, le dijo a TSS: “Se abre una oportunidad histórica para VENG y para el país, que es asociarse con una empresa europea que nos va a permitir desarrollar distintas líneas, principalmente la de satélites pequeños, que son muy requeridos en la industria. Los satélites son cada vez más chicos y livianos y este segmento no está del todo explotado, lo que nos permitiría fabricar satélites y exportarlos”.
VENG tiene experiencia en ensamble, integración y ensayo del instrumento de la antena radar en banda L, el instrumento principal de los satélites SAOCOM, pero tero todavía no tienen experiencia en satélites pequeños. “Que se haya firmado este convenio y que se hayan reconocido las capacidades de VENG es un respaldo importante. Confían en que podemos encarar este tipo de proyectos. Es mucho más complejo hacer el instrumento del SAOCOM que satélites chicos, porque el proyecto para el SAOCOM fue algo hecho a medida y de mucha complejidad”.
Usualmente, lo que se hacía en el diseño de satélites era seguir un modelo de proyecto en función de la misión para luego, en función de esos requerimientos, determinar el hardware necesario para poder llevarla a cabo. Esto requiere pensar cada satélite como un proyecto único y conlleva grandes presupuestos y tiempos de ejecución. Esa forma de trabajo cambia en el desarrollo de satélites pequeños, que llevan menos tiempo de desarrollo y menores presupuestos ya que los proyectos son más estandarizados, para que puedan adaptarse a diversas clases de misión. Eso, a su vez, bajó las barreras de entrada al mercado satelital y aparecieron muchos nuevos clientes en diversos sectores.
Re Orbit –que tiene sus oficinas centrales en Helsinki (Finlandia) y oficinas comerciales en Estocolmo (Suecia)– busca posicionarse en un segmento medio en el mercado satelital. “Históricamente, los satélites se diseñaban desde el hardware, las unidades y la configuración física. Nosotros desarrollamos primero el software, como si fuese un sistema operativo al que después se le puede ir cargando la aplicación que se pretende en función de la misión. Nuestro objetivo es trabajar muy fuerte en el software para que, si después nos piden un satélite de aplicación óptica, poder sumarle una capa de funcionalidad con ese fin, que se conecte con el equipamiento requerido. La idea es tener una plataforma flexible que sirva para todas las aplicaciones”, explicó Pedalino.