“La falta de seriedad y las idas y vueltas del gobierno son una calamidad para el sector. Primero cancelan la central, después dicen que no cancelan pero echan a la gente”, manifestó Andrés Kreiner, físico e investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) durante una reciente entrevista.
Kreiner es doctor en Física e investigador superior de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) donde ingresó en 1974, y del CONICET. Se especializó en física nuclear experimental y sus aplicaciones y dirige la Subgerencia de Tecnología y Aplicaciones de Aceleradores.
«– Gadano sostuvo que la transferencia de conocimiento está garantizada a pesar de no construirse la 4° central nuclear ¿Eso lleva tranquilidad al sector?
– De ninguna manera. Los 250 despidos en NA-SA desnudan la falta de seriedad del gobierno en sus afirmaciones. Cancela el proyecto de la 4° central, con financiación muy conveniente asegurada, de enorme interés para nuestro país y habla de una compra “llave en mano” de un reactor chino en el 2022. Esta es la peor combinación posible.
La 4° central iba a ser financiada en un 85% por China y la participación de nuestro país iba a ser dominante (70%) con una perspectiva de continuidad para numerosas empresas pequeñas, medianas y grandes que habían apostado e invertido en tecnología e instalaciones. Si ésta es la manera en que el gobierno quiere alentar y cuidar las inversiones productivas estamos en graves problemas. Nosotros queremos evitar que se cancele el proyecto por las consecuencias devastadoras que tendrá y que ya está teniendo.
La destrucción de la unidad de gestión de NA-SA, donde hay personal altamente capacitado que participó en la muy meritoria construcción y puesta en marcha de Atucha II y que está participando en la extensión de vida de la central de Embalse, no solo es una injustificable dilapidación de un capital humano muy valioso sino que es riesgoso para la operación de las centrales nucleares existentes que requieren conocimientos y capacidad de diseño local. Este capital humano será aprovechado en otras latitudes donde se están construyendo muchas centrales nucleares configurando un nuevo capítulo en la fuga de cerebros de nuestro país.
Más allá de esto, esta cancelación contraviene la ley 26.566 que explícitamente declara de interés nacional la construcción de la 4° central.
– A pesar de valorar la tecnología CANDU “como proyecto industrial”, el gobierno habló de apostar al uranio enriquecido como “innovación tecnológica” ¿Acordás con esa mirada?
– Poseer la tecnología para enriquecer uranio puede ser un objetivo deseable y de hecho la CNEA la viene desarrollando desde mucho antes de que Gadano apareciese en escena. Pero de ninguna forma la tecnología de agua pesada, desarrollada con grandes inversiones del Estado (es decir de todos nosotros ciudadanos contribuyentes y que es dominada por el sector nuclear argentino) está perimida, como sugiere Gadano. Y tiene además un gran potencial de innovación. Pero sobre todo, la gran ventaja es que la tecnología de agua pesada la poseemos y la de uranio enriquecido no la tenemos todavía.
Gadano incurre en un grave error. Cuando después de una muy importante inversión y mucho trabajo uno logra desarrollar una determinada tecnología, la del agua pesada en este caso, lo que hay que hacer es “ordeñarla” para amortizar dicha inversión (sino sería como criar una vaca lechera y cuando está lista para dar leche regalarla). En nuestra opinión la línea de agua pesada debe ser preservada y mejorada pudiendo ser complementaria con la de uranio enriquecido.
Una de las consecuencias más nefastas de esta política va a ser destruir la planta industrial de agua pesada (la PIAP), una verdadera joya tecnológica que necesitamos para proveer de agua pesada de altísima calidad a nuestras centrales presentes y futuras y a los reactores de investigación que fabrica y vende INVAP, “ordeñando” tecnologías que desarrolló. También aquí se perderán valiosos recursos humanos y empleos de calidad que Cambiemos prometió cuidar y fomentar.
– ¿Cuál es la racionalidad del proyecto nuclear del gobierno según tu perspectiva?
– Tengo la impresión que a este gobierno no le interesa la energía nuclear, los ministros que puso no le dieron prioridad, tanto Juan José Aranguren como Javier Iguacel son petroleros. Sí se ha jugado una ficha importante a las energías renovables, pero que, lamentablemente, tampoco traen desarrollo tecnológico local porque lo están comprando todo afuera y que además no pueden reemplazar a una energía “continua” como la nuclear.
La energía nuclear va a seguir jugando un rol importante durante mucho tiempo porque los combustibles fósiles son contaminantes y su utilización tiene consecuencias dramáticas para el medioambiente del planeta que la Argentina se ha comprometido internacionalmente a cuidar. La 4° central contribuiría claramente a este objetivo a un costo muy barato y debe ser construida a toda costa.
– Julián Gadano dijo, además, que la gran apuesta tecnológica es el desarrollo del CAREM, un reactor modular pequeño que requiere menos inversión ¿Qué lectura hacés?
– Es muy posible que el CAREM tenga una interesante oportunidad en determinadas aplicaciones y creo que vale la pena hacerlo. De hecho, el CAREM fué reflotado por el gobierno anterior y recibió mucho apoyo (como todo el sector nuclear). Sin embargo, para mí no está claro que este concepto sea la solución para todos los problemas de la energía nuclear. Hay una corriente de pensamiento que sostiene que hacer centrales más grandes es más eficiente en varios sentidos y de hecho se están haciendo en varios lugares del mundo. Aquí se deben mantener ambas líneas, la CANDU y el CAREM.
– Por último ¿Qué relación hay entre la inversión estatal y la privada en ciencia y tecnología, para esta gestión de Gobierno?
– En esta discusión aparece el mismo error (o prejuicio) otra vez. Gadano dice “cuando la tecnología está amortizada, ya está”. El Estado invierte en el desarrollo de una tecnología y luego tiene el derecho y la obligación de recuperar al máximo la inversión para poder seguir invirtiendo y cumpliendo su papel en toda la línea.
De lo que creo que está hablando realmente Gadano no es de inversión de riesgo, si no de que las ganancias se las lleven los privados, después de que el Estado hizo la inversión. Inversión de riesgo es cuando un privado está dispuesto a invertir en el desarrollo de una tecnología. No en ordeñar una tecnología que el Estado desarrolló. Que busquen privados que estén dispuestos a hacerse socios del Estado en el desarrollo de tecnología y entonces cada uno sacará lo que le corresponde en la medida de lo que puso.
La de Gadano y de Cambiemos es la misma lógica que los argentinos ya aprendimos a conocer en los 90: todas las actividades productivas en manos del Estado debían ser privatizadas. Uno se pregunta: ¿si estas actividades son rentables, y precisamente por ello pueden ser privatizadas, porque no hacer participar al Estado de ellas para reinvertir las ganancias en beneficio de toda la sociedad?»
La posición de AgendAR en este tema está expuesta aquí.