El Banco Central ofrece datos de la formación de activos externos del sector privado no financiero hasta el 2002 inclusive. Más conocida por su otro nombre: «fuga de capitales», este fenómeno fue de US$ 16.676 millones en los primeros seis meses del año, la más alta de los años citados.
Eso significó un aumento del 117% respecto del primer semestre de 2017. La fuga solo había llegado a la doble cifra en 2009 y 2008, cuando alcanzó los U$S 11.195 millones y U$S 10.647 millones respectivamente.
En general, más del 95% de los clientes compran de a menos de $10.000 dólares por mes, pero solo significan la mitad de la masa de dólares comprados.
En la corrida de mayo, que llevó el dólar del $20 a $25, la participación de la categoría (los que compran menos de 10 mil dólares) más baja cayó al 31%. Ese mes, sin embargo, el número absoluto de clientes subió respecto del mes anterior (pasó de 830.000 a 1.080.000 personas).
Eso quiere decir que la mayor porción de compra respondió a una acción de los estratos más altos. En mayo, 21% de los dólares comprados fueron a parar a los bolsillos de «grandes jugadores» (aquellos que compran U$S 2 millones o más en el mes).
- Cada mes que pasa, más personas vuelcan su inversión al dólar.
Pero no hay que creer que la corrida al dólar es la maniobra de una pequeña minoría de especuladores. En julio, 1.350.000 personas compraron dólares, unos 250.000 clientes más que el mes anterior. En el mes del aguinaldo, julio, la compra sube: no es un dato menor. De hecho, funciona como termómetro de la (poca) confianza en el peso argentino.
Como se indica arriba, las columnas representan el monto de los capitales fugados, desde el año 2002 hasta ahora. Y el 2018 aún no ha terminado. Esa columna no incluye la corrida de agosto, por ejemplo.