martes, 12 agosto, 2025 - 3:08 am

Los suelos de la Argentina almacenan el 2 % de la reserva mundial de carbono

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El dato surge de un trabajo de actualización sobre la reserva de carbono orgánico que poseen los suelos argentinos en los primeros 30 centímetros de profundidad. Estudios preliminares anticipan que poseen un gran potencial para modificar el balance de CO2 del país y contribuir a la mitigación del cambio climático a escala global.

El nuevo mapa fue elaborado por un equipo de investigación del INTA, la Secretaría de Agricultura de la Nación, Aapresid y CREA y busca conocer y comprender la distribución espacial de este elemento necesario para el diseño de estrategias de conservación de suelos.

El carbono orgánico del suelo (COS) es la base fundamental para el desarrollo de una agricultura sustentable, debido a que es el principal indicador de la calidad del suelo y su potencial productivo. Debido a que el uso agrícola modifica las propiedades que posee el suelo (físicas, químicas y biológicas), conocer y comprender la distribución espacial del carbono es indispensable para el diseño de estrategias de conservación, en línea con la necesidad de continuar con la producción de alimentos para una población mundial en franco aumento. Por esto, un equipo de investigación del INTA, de la Secretaría de Agricultura de la Nación, Aapresid y CREA presentaron un mapa actualizado sobre la reserva de carbono orgánico que poseen los suelos argentinos en los primeros 30 centímetros de profundidad. El mapa se encuentra disponible en una plataforma online, es de acceso libre y es gratuito. “El dato es que, a partir de este trabajo, se pudo estimar que los suelos de nuestro país almacenan 13,3 mil millones de toneladas de carbono orgánico en los primeros 30 centímetros de profundidad”, confirmó Juan Gaitán -coordinador del proyecto Monitoreo de degradación de paisajes y sistemas productivos con metas en la neutralidad de la degradación de tierras- quien agregó: “Esto representa aproximadamente el 2 % de la reserva mundial de carbono orgánico estimada por la FAO”. Por la gran importancia que posee el carbono orgánico del suelo a escala mundial, “existe un interés creciente por estimar y mapear las reservas que quedan y su potencial de cambio para secuestrar carbono con mayor precisión y en resoluciones espaciales más finas y extensiones geográficas más grandes”, expresó Pablo Peri, coordinador del Programa Nacional Forestales del INTA. En este sentido, un equipo de investigadores recopiló información de alrededor de 5400 muestras de suelo (hasta 30 centímetros de profundidad) de todo el territorio nacional, procesada por diferentes proyectos de investigación entre 2015 y 2022. Para la elaboración del mapa utilizaron técnicas de cartografía digital de suelos para estudiar la relación entre los datos medidos en 5400 sitios y 40 variables climáticas, topográficas, edáficas y de la vegetación para generar un modelo de predicción que permite estimar la reserva de COS en los lugares no medidos y obtener un mapa de escala nacional. De las 16 ecorregiones del país, la Estepa Patagónica, la Pampa y el Chaco Seco son las que contienen la mayor reserva del COS y, en total, estas tres ecorregiones representan aproximadamente el 55 % de la reserva del país.  Mientras que los campos y malezales, Esteros del Iberá e Islas del Atlántico Sur son las ecorregiones con menor reserva de COS, con 1,1 % del total, influenciado por la superficie que ocupan estas ecorregiones. Por unidad de superficie, la ecorregión Bosque Patagónicos es la de mayor contenido con 130 toneladas por hectárea; mientras que el monte de Llanuras y mesetas es la de menor contenido con 32,5 toneladas por hectárea. “De acuerdo con los principales tipos de suelo, el almacenamiento de COS por unidad de superficie fue mayor en los suelos de Orden Histosoles con 108 toneladas por hectárea. Mientras que los suelos Entisoles y Aridisoles son los que almacenan menos COS con 38 y 41 toneladas por hectárea, respectivamente”, detalló Gaitán. Los suelos del Orden Molisoles contienen la mayor reserva de COS del país con 5,17 petagramos (PgC), lo que equivale a 5,17 mil millones de toneladas, luego se encuentran los Entisoles con 2,27 PgC, Aridisoles 2,14 PgC, Alfisoles 1,30 PgC e Inceptisoles 1,01 PgC. “Estos cinco órdenes de suelos contienen el 86,5 % del total de COS almacenado en los suelos de Argentina”, explicó Gaitán y agregó: “Este estudio indica que, con pequeños incrementos en el secuestro de C, los suelos tendrían un gran potencial para modificar el balance de CO2 del país y contribuir a la mitigación del cambio climático global”. Asimismo, cabe destacar que las áreas protegidas de la Argentina abarcan una superficie aproximada de 20,3 millones de hectáreas y almacenan 1,16 PgC (media de 57,2 t/ha), lo cual representa casi el 9 % de la reserva total de COS del país. “La coordinación interinstitucional fue clave para lograr este trabajo”, señaló Agustín Perez Andrich -director nacional de Agricultura de la SAGYP- quien resaltó la labor de muestreo de suelos realizada por los delegados de las diferentes provincias, quienes contribuyeron a la elaboración del mapa de almacenamiento de carbono. Según Pérez Andrich, “la implementación de buenas prácticas de manejo de los cultivos extensivos en los suelos pampeanos (donde se encuentra suelos del Orden Molisoles en los que se cultiva gran parte de los granos) puede maximizar la capacidad de estos suelos para secuestrar carbono, lo que representa una estrategia importante para su conservación, como así también de mitigación del cambio climático”. En esta línea, Ana Wingeyer, investigadora de INTA Paraná -Entre Ríos- y coordinadora del proyecto Estrategias de producción que incrementen el secuestro de C en suelo para la mitigación del Cambio Climático, señaló que “el trabajo presentado proporciona una línea de base para desarrollar los esquemas de comercio de bonos de carbono y puede ayudar a identificar y priorizar ubicaciones potenciales para proyectos de secuestro de carbono basados en el suelo”. “El concepto de que los suelos y la agricultura puedan representar al mismo tiempo soluciones para problemas globales, como el cambio climático y la falta de seguridad alimentaria, dio lugar a varias iniciativas internacionales que buscan conservar e incrementar la reserva de carbono orgánico”, añadió Wingeyer. En línea con las acciones internacionales, el Acuerdo de París (COP21) en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 promueve la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de los sumideros para la mitigación del cambio climático. Mientras que la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación adoptó el mapeo de las reservas de COS, como uno de los indicadores para estimar el área de tierras degradadas en el contexto de monitorear la meta de alcanzar la neutralidad en la degradación de las tierras hacia el año 2030. “Por esto, el mapa y sus futuras actualizaciones contribuirán a reportar el avance en las metas comprometidas, ante estas iniciativas internacionales, de realizar acciones locales para limitar las emisiones y para conservar y aumentar los sumideros y reservorios de los gases de efecto invernadero”, subrayó Peri. En esta línea, Carolina Sasal, coordinadora del Programa Nacional de Recursos Naturales del INTA, puntualizó que resulta fundamental sostener redes de sitios de monitoreo permanentes y a largo plazo que permitan la actualización periódica del mapa. “Los muestreos y análisis de suelos que dan origen a este mapa surgen del esfuerzo conjunto entre instituciones del ámbito público y privado, fortaleciendo vínculos y abriendo paso a nuevas líneas de investigación y desarrollo para Argentina y con relevancia a nivel global”, señaló. Día Mundial de la Tierra Con la necesidad de alertar sobre el cuidado del ambiente, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas estableció el 22 de abril como el día dedicado a reconocer a la Tierra como nuestro hogar y a generar conciencia sobre los principales problemas ambientales, como la creciente contaminación y la pérdida de biodiversidad. Frente al gran desafío de promover la armonía con la naturaleza y, a su vez, satisfacer las necesidades económicas y sociales de la población, el Manejo sostenible de tierras (MST) es una estrategia diseñada para obtener bienes y servicios suficientes y de calidad sin comprometer el estado de los recursos naturales renovables y su capacidad de resiliencia. En este sentido, “el INTA es un actor importante en el monitoreo y reporte de los indicadores globales de tendencia en la cobertura del suelo, tendencia en la productividad primaria y tendencias en las reservas de carbono”, expresó Wingeyer quien señaló que “con el fin de combatir y mitigar los efectos de la degradación de las tierras, se han adoptado un conjunto de prácticas de conservación y manejo de los recursos naturales”. “Desde el INTA colaboramos con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en la elaboración de los reportes del monitoreo (PRAIS). El MAyDS es el punto focal para la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación Degradación y Manejo sostenible de tierras (MST)”, explicó Marcelo Wilson -especialista del INTA Paraná-. La degradación de tierras es uno de los mayores problemas ambientales que afecta a la Argentina y conlleva fuertes consecuencias socio-económicas. De hecho, más del 80 % del territorio cubierto por zonas secas del país se encuentra afectado por desertificación que, en muchos casos, es causada principalmente por el manejo ganadero y agrícola inapropiado, como así también la sobreexplotación forestal, e implica la pérdida de la biodiversidad y la degradación de los suelos. Por esto, “el manejo sostenible de tierras es el modelo de trabajo adaptable a las condiciones de un entorno específico, que permite el uso de los recursos disponibles en función de un desarrollo socioeconómico que garantice la satisfacción de las necesidades crecientes de la sociedad, el mantenimiento de las capacidades de los ecosistemas y su resiliencia”, añadió Wilson.

NA-SA realizo con exito la segunda ronda de la licitacion para la extension de vida de Atucha I

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La nueva ronda de recaudación de fondos para la ampliación operativa de Atucha I y la construcción de un segundo depósito seco para combustible usado en el emplazamiento de la central nuclear recibió ofertas por 93 millones de dólares, un 16% más de lo previsto, informó Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA).
El Fideicomiso Financiero Solidario de Infraestructura Pública NA-SA iV está destinado a financiar una prórroga de 20 años de la operación de la unidad I de Atucha y, en conjunto, ambos proyectos «permitirán mantener la participación nuclear en el sistema energético argentino».
NA-SA informó a World Nuclear News en enero que el fideicomiso se constituyó por un monto total de 600 millones de dólares a través de seis licitaciones. Esto cubriría ambos proyectos, estimados en 463 millones de dólares para la ampliación de la licencia de Atucha I y 137 millones de dólares para la instalación de almacenamiento en seco. NA-SA dijo que la primera licitación de 30 millones de dólares se recaudó con éxito en la primera ronda.
Nación Bursátil fue el colocador principal con BICE Fideicomisos como fiduciario financiero y Banco de la Provincia de Buenos Aires, Macro Securities SAU, Banco Galicia, Banco de Valores, Grupo SBS y Cohen como agentes colocadores de la transacción. Este tramo estaba abierto sólo a «inversores calificados» -aquellos que tuvieran una cuenta comercial con uno de los emisores de la colocación-, la inversión mínima era de USD100 con una tasa de interés fija del 5%.
La licencia de explotación de Atucha I expira en 2024, pero tiene previsto un proyecto de ampliación de su vida útil para que pueda producir energía durante dos décadas más. Para facilitarlo, habrá una parada de 30 meses y las obras crearán 2.000 puestos de trabajo directos y 1.000 indirectos, según NA-SA. Está previsto que la capacidad instalada aumente de 362 MWe a 370 MWe como parte de las obras de explotación a largo plazo.
La ampliación de la explotación de la central requiere un nuevo depósito para aumentar la capacidad de almacenamiento del combustible usado y el plan para la nueva instalación es que las obras comiencen en 2023 y terminen en 2026.
El dinero se mantendrá separado de las finanzas de NA-SA, de ahí el término fideicomiso. Los retornos están respaldados por las ventas de electricidad según el contrato de remuneración entre NA-SA y CAMMESA, la empresa administradora del mercado mayorista, por la electricidad generada por las tres centrales nucleares de NA-SA, Atucha I, Atucha II y Embalse, que tienen una capacidad combinada de 1763 MWe.20

Pymes bonaerenses: «El secretario de comercio culpa de la inflación a los comercios de cercania»

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El Presidente de la Confederación Económica de la Provincia (CEPBA) Guillermo Siro le aconsejó al Secretario de Comercio, Matías Tombolini que “deje de acusar injustamente a autoservicios y comercios de proximidad por el impresionante 7,7 por ciento de inflación porque nunca tuvo una política de estudios de costos y, además, porque nunca fueron convocados a dialogar para cumplir acuerdos de precios, a diferencia de lo que ha ocurrido con las grandes cadenas de supermercados”. Siro resaltó que “no es correcto ni justo que el señor Secretario de Comercio apunte tan duro contra miles de hombres y mujeres que se levantan a las seis de la mañana para controlar stocks de su mercadería, calcular costos y precios de cientos de productos y llenar engorrosos formularios para cumplir con organismos impositivos nacionales y provinciales o para pagar tasas municipales” “Sería bueno que en las próximas horas, al menos, haga una disculpa pública o aclaración hacia este sector que representamos, que afrontan costos y deben sacrificar su rentabilidad porque desde la cabeza de la cadena de valor como las fábricas, o desde los mayoristas vienen los aumentos de costos de la mercadería en modo cascada, cuando no en modo tsunami”, aseguró Siro Asimismo recordó que “Las tarifas de servicios públicos se han incrementado notablemente en los últimos meses y los costos laborales equivalen a 16 meses de salarios debido a aguinaldos y cargas impositivas y sociales, recordando que estamos haciendo un esfuerzo gigantesco para cumplir con las paritarias” “La otra arista de esta discusión –añadió Siro- pasa por respetar códigos de buenos tratos hacia el comercio de proximidad en general, integrado por autoservicios y almacenes, a quienes en ningún momento de los últimos meses se los citó para al menos hablar de un acuerdo de precios, menos de costos, que parece no estar en el glosario cotidiano de la Secretaría de Comercio” “Nadie puede incumplir un acuerdo al que no fue convocado, ni tampoco puede ser criticado por ejercer su derecho a hacer competitivo su negocio, ni menos cuando ni siquiera se les pregunta si necesitan algo o si desean tener mejores condiciones para realizar mejor su trabajo”, sentenció Siro.

Apoyan el cultivo de Cannabis medicinal en la provincia de Misiones

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Con el objetivo de evaluar variedades y potenciar la producción de Cannabis sativa a campo, Mariano Garmendia y Leonardo Morzán, presidentes de INTA y la Biofábrica Misiones S.A., respectivamente, firmaron un convenio de cooperación técnica. Un logro de articulación que generará conocimientos sobre el cultivo en las condiciones edafoclimáticas de Misiones para producir aceites para uso medicinal y/o terapéutico.

 
Mariano Garmendia y Leonardo Morzán, respectivamente, firmaron un convenio de cooperación técnica e investigación con el objetivo de fortalecer el desarrollo tecnológico nacional del cultivo de Cannabis sativa para uso medicinal y/o terapéutico, los presidentes de INTA y la Biofábrica Misiones S.A. Participaron Fabio Wyss, director del centro regional INTA Misiones, y Luciana Imbrogno, gerenta de Biofábrica. En su discurso, Garmendia subrayó el compromiso y la pasión del equipo del trabajo, al tiempo que celebró la visión estratégica del gobierno provincial. En este sentido, aseguró que “la Biofábrica es una herramienta que va a trascender en el tiempo por la proyección que tiene y la capacidad instalada”. “Hoy, la Argentina, tiene aquí una herramienta para multiplicar plantas, para trabajar con el insumo y para proyectarse mucho más allá”, aseguró el presidente del INTA, al tiempo que felicitó a todos los involucrados en el trabajo, desde los productores hasta el gobierno provincial. A su turno, Morzán aseguró que es “un orgullo” poder mostrar todo el desarrollo que se está haciendo en la provincia y en Biofábrica. Además, celebró la firma del convenio que “permitirá aumentar la escala de producción para lo que es el abastecimiento de materia prima, laboratorio y misofarma, y así poder tener más llegada a lo que es los pacientes que necesitan este tipo de meditación”. Por su parte, Luciana Imbrogno, gerenta de Biofábrica, destacó el trabajo articulado con el INTA: “Para nosotros es muy importante todos los trabajos que venimos haciendo en colaboración con el INTA, desde la agro fábrica como desde la provincia, que es permanente, ya que nos encontramos en actividad articulada todos los días, en la cotidianeidad”. “Es un momento importante en el que podemos mostrar todo el trabajo realizado con profesionales y recursos locales para el desarrollo de todas estas tecnologías”, agregó Imbrogno. Y destacó el laboratorio, los bioreactores con cannabis medicinal y con otras especies agroindustriales, así como la planta biológica con el primer bioinsumo de la provincia registrado. “En estos 16 años, la Biofábrica es la empresa de biotecnología que ha recibido todos los desafíos que solicitó la provincia y el gobierno provincial para poder tener esta innovación y estos desarrollos a la chacra, tanto en bioinsumos como en microplantas como en desarrollo de productos cultivos”, especificó la gerenta de Biofábrica. En este sentido, detalló que tienen “un gran avance en el desarrollo de cannabis medicinal”, para lo cual “estamos implantando un outdoor de 7 hectáreas gracias a este convenio de vinculación con el INTA”. Y agregó: “Estuvimos ajustando todas las áreas de cultivo, todos los medios posibles de propagación de plantas y todas las infraestructuras posibles para floración y producción de materia prima”. Un acuerdo que da sus frutos A partir de este acuerdo, Biofábrica Misiones S.A. y el INTA evaluarán el comportamiento de las variedades de Cannabis sativa a campo y desarrollarán conocimientos para la producción del cultivo en las condiciones edafoclimáticas de Misiones para obtener aceites para uso medicinal y/o terapéutico. Biofábrica Misiones S.A. es una empresa de base científico-tecnológica provincial que experimenta con clones de Cannabis sativa en un sistema automatizado outdoor para estudiar las densidades óptimas para la plantación. La empresa dispone de las instalaciones y tecnologías que se desarrollan en los laboratorios de vitroplantas en el proceso de multiplicación con el sistema de micropropagación utilizados para obtener clones con la garantía de replicar plantas de calidad sanitaria y genética. Además, cuenta con plantaciones de Cannabis, desde la sala Indoor -luego en invernadero- donde el cultivo se desarrolla en condiciones controladas de fotoperiodo, intensidad lumínica, humedad y temperatura, para regular el crecimiento. Por su parte, el INTA estudiará la capacidad de cultivo en diferentes ambientes para cada una de las especies o cepas de la planta de Cannabis, a fin de determinar el comportamiento del cultivo a campo, manejos culturales adecuados y obtener información que permita elaborar un manual de prácticas del cultivo.  

Argentina necesita cazas supersónicos, pero no ahora – Conclusion

La primera parte de este articulo esta aqui Todo lo dicho hasta ahora es muy general, y Ud. quiere que cumpla con lo prometido en el título, y le hable de cazas supersónicos para Argentina que sean fotografiables, más o menos existentes, o quizás inminentes. No hay. En lo inmediato, sí hay una decisión a tomar, y es patear indefinidamente dos ofertas. Tenemos a dos importantes visitantes estadounidenses para convencernos de que compremos 32 cazas F-16 de la Real Fuerza Aérea Danesa, la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur, ya casi habitué del país, y a la vicecancilleresa del State Department, Wendy Sherman, una señora que tampoco extrañaremos. Encajarnos el F-16 danés por donde mejor nos entre no es la misión única de ambas caciquesas, pero hoy sí es quizás la principal. Los cazas de superioridad aérea son máquinas que tienen un tremendo valor simbólico (estos en particular, casi ningún otro). Comprar el F-16 es como renovar nuestros votos de matrimonio militar con EEUU y Europa Occidental. Tenemos también a la delegación múltiple de la Administración Estatal para la Ciencia, la Tecnología y la Industria de la Defensa Nacional de China (SASTIND), que tratará -entre muchas otras cosas- de hacernos adquirir de una vez 12 cazas pakistaníes JF-17 que vienen ofreciéndonos con cierta esperanza (en disminución) desde que terminó el gobierno de Mauricio Macri. A la hora de redactar un pliego de licitación, ya que no vemos virtud alguna en matrimonios militares ni compras directas, en AgendAR nunca consideraríamos la oferta de los autodenominados americanos. Para nosotros, la OTAN es hipótesis de conflicto: esa alianza ocupa de forma prepotente 12.000 km2 de archipiélagos y 1.675.000 km2 de mar que deberían ser argentinos pero quedaron bajo control británico. Eso nos cuesta entre U$ 2000 y 3000 millones/año de pesca pirata consentida, y sumando. Perdón por tan fatigada indignación de lesa patria, pero hablando en plata, lo último que necesitamos son armas de quienes nos roban o nos hacen ser robados. No es una cuestión de principios sino de practicidad. No sirven. Para los aviadores argentinos, el 2do misil más letal de la Task Force, después del aire-aire Sidewinder AIM 9L, fue el ya viejo Sea Dart. A los gringos les vino bien, a nosotros no nos sirvió de nada. A los detalles. El Sea Dart un ram-jet de los años ’60 guiado por radar pasivo (la iluminación del blanco la pone el radar de la fragata). Volaba a 2,5 Mach, dos veces y media la velocidad del sonido, con una primera etapa de combustible sólido que lo sacaba volando de rampa hasta ponerlo supersónico, y luego la segunda etapa viajaba quemando querosene en un motor muy sencillo que respira aire, pero sin partes móviles ni rotativas. Brutalmente simple, pero sofisticado. Algo así deberíamos estar diseñando nosotros para nuestras tres armas. Disparado desde los destructores clase 42, los Sea Dart bajaron como moscas a nuestros A4 a distancias de 50 km. Salvo que los aviadores argentinos estuvieran casi pegados al agua, donde los ecos del oleaje los disimulaban un poco ante el radar del barco atacante, los vetustos Sea Dart tenían propulsión asegurada todo el viaje, y por ende gran capacidad de maniobra incluso en su vuelo terminal. Daban poca escapatoria: los destructores Tipo 42 británicos dispararon por lo menos dieciocho Sea Dart y seis el portaaviones HMS Invincible. Cinco de ellos iban contra helicópteros o aviones a cotas altas, de los cuales cuatro hicieron blanco; pero solo dos de los diecinueve lanzados contra aviones a baja altitud consiguieron acertar, es decir, menos de un 11 %. No es un número que consuele a la Argentina: la mitad de la fuerza de aviones A4C que bombardeó al HMS Invincible el 30 de mayo de 1982 fue derribada antes de arribar al portaaviones y desde más de 50 km. de distancia por el destructor Exeter con sólo dos Sea Dart. Eso sucedió pese a que los aviones argentinos iban a entre 10 y 15 metros de altura sobre el agua: es casi incomprensible que el radar tipo 1022 de la nave los pudiera registrar. En teoría, debían quedarle ocultos bajo la línea del horizonte. Hasta ahí, subrayo que usado contra nosotros, el Sea Dart fue lo bastante efectivo como para obligar a los aviones argentinos a volar pegados al agua, altura a la que se desperdicia combustible y se estaba a merced de misiles antiaéreos de corto alcance y de patrullas de Harriers. Los Super Étendard navales que en aquella misión contra el Invincible dispararon un minuto antes su misil AM 39 Exocet no tuvieron el mismo problema: se fugaron sin ser detectados. Y el misil le pegó al portaaviones por enfilada y desde popa: debe haber hecho un colosal descalabro. Subrayo: eso lo hizo un robot aéreo. Dato interesante, pese a su escasa carga explosiva (22 kg), con su sola velocidad el Sea Dart probó ser también un arma antibuque muy potente, aunque después de Malvinas. ¿Podemos desarrollar algo así, que sea disparable desde un barco y también desde un avión o helicóptero, y contra blancos como un barco, un avión o un helicóptero? Por supuesto que podemos, pero con un software mucho más sofisticado para cálculos autónomos de intercepción. Y por ahora, contando las monedas en mi sobolyi, me interesa más el misil (que es un robot) que el barco o el avión o el helicóptero. Lo que no quiero es comprarle otro misil antiaéreo a la OTAN. ¿Por qué? No por capricho. Misteriosamente, en la madrugada del 1 de abril, nuestra ARA Hércules, un destructor clase 42, le surtió dos Sea Dart a un Harrier británico en vuelo de exploración, es decir a no menos de 5000 metros de altura… y ambos misiles pifiaron blanco. Apa. Muy probablemente, el radar pasivo del misil reconoció el IFF (Identification Friend or Foe) de un avión de su mismo origen nacional. Y el IFF no es nada nuevo: es un traspondedor cuya primera versión data de 1940. Ni mamados los británicos nos iban a vender un sistema capaz de ser usado en su contra. Nosotros para ellos siempre fuimos hipótesis de conflicto. Y seremos. Incluso si aquí gobiernan colaboracionistas, cosa asaz frecuente desde 1989. De modo que esto de no comprar armas de la OTAN es cosa de sentido común, nomás. Y si lo dicho vale para los misiles, no quieras ver para los cazas supersónicos. No somos los únicos bobos del planeta. Uno recuerda las desventuras de Mahatir Muhammad cuando fue Ministro de Defensa de Indonesia, y EEUU le enchufó unos F-18 Hornet nuevitos, pero con algunos «backdoors» inextricables incrustados en la aviónica. Impedían que la computadora de vuelo programara misiones no autorizadas por los EEUU. Explicación: Indonesia tiene una tradición de hacer un poco lo que se le canta en política exterior: carece de esa alineación total con EEUU de otras subpotencias militares de la región, como Singapur o Australia. Lo cierto es que don Mahatir descubrió el truco cuando los aviones ya estaban entregados: tarde para lágrimas (ver aquí). Como dijo Mahatir, antes de mandar a los EEUU al carajo y pedir cazas rusos Sukhoi 35, presuntamente más fieles a su comprador que a su fabricante, los Hornet eran lindísimos, pero como elemento de política exterior, a Indonesia sólo le servían para desfile. A la luz de historias como ésta no me preocupa que Su Graciosa Majestad, Carlos III, objete nuestra adquisición de los decrépitos F-16 daneses porque están llenos de componentes británicos. Exactamente por lo mismo, me preocuparía mucho más si depone sus objeciones. En cuanto al argentino que le ponga el gancho a ese contrato, la primera vez la OTAN te puede joder por boludo, la segunda por sobón, pero la tercera ya es por coimero y traidor. La oferta china en algún momento pareció muy interesante al comodoro Xavier Isaac, un profesional criterioso. Pero son casi U$ 650 millones por un pequeño puñado de cazas que, vayan adonde vayan, no pueden cambiar en absoluto la situación de indefensión aérea que se ha ido agravando en el país desde que perdimos la Guerra de Malvinas. Y es que el país real hoy, es decir su área continental sin la rebanada de Antártida que reclamamos como propia, tiene 2,78 millones de km2 de tierras secas sin discusión de dueño, y una Zona Económica Exclusiva (residual) de 1 millón de km2 de Mar Argentino. ¿Cómo se cubre eso con 12 cazas supersónicos, aunque vengan cada uno un radar AESA de altas capacidades y 2 misiles aire-aire PL-15 de largo alcance? Sencillo: no se cubre. La única ganancia real e indiscutible es poder mantener 30 o 40 pilotos en rotación para ganar cierto entrenamiento. Caro, obviamente: no hay motivos para suponer que la hora de vuelo de un JF-17 sea inferior a U$ 8000, que es la de un F-16 más o menos actualizado. Pero además es entrenamiento muy a futuro, ojo. Pakistan Aeronautical Complex (PAC) tardaría bastante en fabricar su único modelo de caza interesante para Argentina, que es el JF-17 block 3 C. Los modelos block 1 y 2 A y B le sobran a la Fuerza Aérea Pakistaní (suma al menos 126). Seguramente se venderán baratos, pero son muy inferiores en performance y aviónica. Y como Pakistán vive fundacionalmente sumido en una guerra de baja intensidad con la India, hoy necesita sustituir o actualizar su fuerza de JF-17 al estándar block 3 C. JF-17 block III C de la Fuerza Aérea Pakistaní y los Himalayas como fondo. Puede ser más rápido comprarse los Himalayas, y más barato.   La capacidad de producción de PAC anda por los 12 aparatos anuales, con toda la furia, aunque Eurasian Times asegura que son 20. No cambia mucho el resultado, ni es que los pakistaníes sean lentos fabricando, sino que un caza moderno de generación 4,5 como el de marras es un rompecabezas muy enrevesado, de construcción artesanal y muy poco automatizable. Es todo un tema armar las líneas de producción y capacitar a la gente. Para ponerlo en perspectiva criolla: un Pampa 3 block 2 de entrenamiento avanzado, subsónico, sin radares ni armas a bordo, sencillísimo en comparación, consta de unos 20.000 componentes, de los cuales el 87% son importados y cuestan dólares. Descorcharé champagne el año que en la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) logremos fabricar doce unidades. Será el segundo champú, porque habré descorchado otro el día que FAdeA logre fabricar siquiera seis. No estoy culpando a FAdeA de nada, creo que en estos precisos momentos es una fábrica particularmente bien dirigida, algo que sucede sólo a veces. Pero no recibe plata como para acopiar, por ejemplo, 24 turbinas Honeywell TFE 731-40-2N de un saque y ligar el correspondiente descuento mayorista. Creo que un avión casi sin aviopartistas nacionales, particularmente en la propulsión, nace condenado a ser un adorno. Salvo que medie la decisión política -y bastante heroica- de fabricar la mayor parte de sus componentes en forma local. Volviendo a PAC, Pakistán tiene otros clientes más interesantes que nosotros haciendo cola por el mismo avión: Myanmar, Irak y Nigeria. El segundo siempre país está en guerra, el tercero no tanto, pero tiene petróleo a mares y compra en grande. Nadie nos cederá su lugar. Busquemos un banquito, porque el JF-17 block 3 C será todo lo supersónico que quieras… pero de comprarlo, vendría lento. Salvo que, como objeta un lector bien informado, lo fabrique CATIC en China. Pero no creo que los chinos se apresuren por nosotros, y eso aunque tuviéramos un gobierno menos temeroso de ese dúo dinámico, las señoras Laura y Wendy.La oferta estadounidense es mejor porque no se trata de cazas imaginarios sino construidos y existentes”. Eso es el slogan del vasto y polifónico coro de viudas de la OTAN, que canta seguido en los multimedios. La escucha, complacida, cierta alta oficialidad aeronáutica, en parte porque escribió la música y la letra (aunque no firma). Y es que Laura y Wendy nos ofrecen, señores, 32 F-16 que la Real Fuerza Aérea de Dinamarca compró en los ’70, recibió en los ’80 y remodernizó entre 1995 y 2005. Tienen existencia, sin duda. Demasiada.   Los F-16 daneses que EEUU quiere que compremos sí o sí, y hoy. Apenas si tienen entre 38 y 43 añitos y como 5 guerras encima. Pero vienen joya nunca taxi, ojo.Pero les recontrasobra vida residual”, nos aseguran las viudas de la OTAN, porque la célula del F-16 resiste mucho más de 5000 horas de vuelo. Llega a 8000, lo cual es estricta verdad. Y con una ayudita (no sería gratis) de la Lockheed, tal vez ese conjunto de fuselaje y alas llegue a 12.000 horas. No por nada entre los años ’70 y 2010 el F-16 fue el caza más popular del mundo, según ventas. Eso es cierto e innegable. Sin embargo attenti, compatriotas: estos cazas daneses llegan desde una fuerza verdaderamente expedicionaria. Han estado en todos los pestos en que EEUU se metió desde la Primera Guerra del Golfo, en 1991, luego las guerras de la desintegración de Yugoslavia desde 1992 hasta su fin en 2001, y desde aquel mismo año (2001) hasta su término en 2022, en la larga intervención yanqui en Afganistán. Pero también actuaron en 2011 para liquidar a Muamar Gadafi en Libia, y de paso desmantelar el estado libio y así ranfañar gas gratis para Europa (eso salió mal). Los tiempos de recreo, los F-16 daneses lo pasaron luchando en Siria e Irak contra el Estado Islámico, surgido tras la derrota del iraquí Saddam Hussein en la Segunda Guerra del Golfo, en 2003, otra gesta hidrocarburífera de la cual también formaron parte. Desmentimos enérgicamente que hayan estado en la Guerra de Troya: macanas de Homero, comprado por los chinos. Pero a no dudar que están hechos rigurosamente fruta. En lugar de los insípidos cazas chino-pakistaníes, que no sólo no existen sino que -por lo mismo- no tienen nada para contar, misias Laura y Wendy nos ofrecen aparatos con más épica que el Cantar del Mío Cid, vamos. Y si están muy percha, siempre podremos decir, no sin orgullo y citando a don Francisco Quevedo, “no por obra del tiempo sino de las armas”. Que hay que ver lo que un viraje de 8G le hace a la raíz de las alas (las fisura), y máxime si el avión viene cargando munición. Mi fuente mejor informada, otanero militante el hombre, me dice que la operación está cocinada y que no hay tu tía. Me lo dijo varias veces en años anteriores. Añade que están mucho más intactos que los 46 F-16 de varios modelos que afligen a la Fuerza Aérea Chilena por temas de repuestos. No lo discuto, pero si yo fuera chileno, jamás habría firmado la segunda compra de tales aviones. ¿Por qué? Por vetustos y baqueteados. Hablo de los 36 comprados de 2da mano a Holanda, también metida -como la muy expedicionaria Dinamarca- en toda trifulca yanqui. Aunque desde 2005, ya aterrizados con un suspiro de alivio en el país transandino, esos cazas se hayan ganado seguir envejeciendo más en desfile que en guerra, no puedo jurar que los 46 que figuran en el orden de batalla de la FACH (Fuerza Aérea Chilena) tengan una disponibilidad del 50%. Tampoco los habría comprado porque no doy fe de los gusanos informáticos incrustados en sus computadoras de misión, aunque los aviadores chilenos gozan de mucha más confianza de la OTAN y en la OTAN. Y tampoco los habría comprado como argentino en 2005 de haber tenido la plata para ello. Porque como la hipótesis de guerra principal de Chile desgraciadamente todavía venimos a ser nosotros, si alguna vez se arma la podrida con los vecinos, quien tenga más F-16 en condiciones de despegar deja la lucha en cuanto se le terminen los repuestos. Nosotros siempre podríamos reconstruir atalajes y volver a fabricar Pucarás, eso sabemos (o supimos) hacerlo. Lo dicho, en lucha entre pares, en 3 semanas todo el mundo perdió sus armas sofisticadas, y gana, o al menos no pierde todo, quien sea capaz de sostener el combate con palos y piedras. Pero soy argentino y no compro F-16 porque son OTAN. Punto. Desde que el mundo volvió a ponerse bipolar en serio, la gente afilada en geopolítica cree que hay que jurarle lealtad a Washington o a Beijing, porque de otro modo las represalias serán duras. Y por ello, debemos sí o sí comprarles cazas a uno según los unos, o al otro según los otros. No dudo de las represalias duras: EEUU decide cada día lo que dejaremos que el FMI haga con nosotros, y el FMI es a nuestro PBI lo que el veneno para ratas a la comida para bebés. China, por su parte, es nuestro mayor cliente agropecuario, garante de deuda por swap, y ni te cuento de lo que tiene aquí invertido y por invertir en energía, minería, petróleo y genética vegetal. Su capacidad de venganza es menos explícita y brutal pero mucho más minuciosa, y probablemente más duradera. El problema es aprender a pensar como pobre. Un pobre que piensa como un rico tiene dos problemas, porque además de pobre es un tarado. Con los jets de caza desde la generación 4 en adelante hay que pensar como pobre, porque son cada vez más complejos, caros, difíciles de construir e impagables, y por ende, escasos. Por lo mismo, por muy rico que seas, el daño político y económico que te causa el derribo de siquiera un jet de superioridad aérea es inmenso: es que se han vuelto emblemas nacionales. De su caza estrella, el F-22, EEUU logró construir sólo 270 y no se exporta. No tanto por el daño que pueden infligir, sino porque el que pueden recibir en su imagen los EEUU si les bajan uno de un misilazo, en algunas de sus muchas guerritas. Para los pobres de la UE tienen el F-35, esa maravilla cuyo desarrollo insumió 3 décadas, cuyo costo anda en U$ 130 millones la unidad, según las malas lenguas, y que a fuerza de fabricación en cantidad mucho mayor (ya hay alrededor de 900) ha logrado bajar a unos U$ 100 millones. Para el comprador sigue siendo demasiado caro para llevarlo a la guerra, donde las cosas se ensucian y rompen. Y como al parecer ahora es de adquisición obligatoria en casi toda la OTAN, de su capacidad de derribo no hay dudas: el F-35 destruyó la aeronáutica nacional británica y la italiana, y hoy empieza a hacer lo propio con la francesa y la sueca. Si el F-35 da semejantes palizas a los propios, cómo será con los enemigos… Gráfico demostrativo de la ley Nro. 14 de Norman Augustine: el crecimiento de costos de los aviones tácticos es exponencial. ¿U$ 130 millones por un F-35? Un ejecutivo aeronáutico y subsecretario del Ejército de los EEUU entre 1975 y 1977, Norman Ralph Augustine, escribió un catálogo de 52 “leyes”, en el mismo sentido sarcástico en que también son leyes las del ingeniero aeroespacial especializado en seguridad Edward Murphy, el autor del inolvidable e irrefutable: “Si algo puede salir mal, lo hará”. La “ley” Nro. 14 de Augustine se atiene a los cazas supersónicos. Dice así: “En 2054, todo el presupuesto de defensa logrará comprar un único avión táctico. Tendrán que compartirlo la Fuerza Aérea y la Marina 3 días y medio por semana, excepto en los años bisiestos, cuando quedará a disposición de los Marines el día extra”. Y Augustine viene teniendo razón: el presupuesto de defensa de los EEUU hasta hace poco fue el equivalente a la suma de los de los demás 191 estados-nación reconocidos por la ONU. Pero crece linealmente, mientras que el costo de los cazas lo hace exponencialmente desde los ‘70. No son los únicos con ese problema. ¿Por qué los Sukhoi 54 rusos en general casi no vuelan sobre territorio ucraniano? Porque son demasiado caros, escasos y simbólicos, casi el equivalente ruso del F-22. Los MiG 29 ucranianos y los Su-25 rusos, más viejos, sacrificables y menos emblemáticos, volaron bravamente mientras pudieron. Pero con tanta batería antiaérea S-300 en poder de ambos contendientes, tan peligrosas para quien vuela en altura, y con tanto MANPAD disparable desde el hombro para quienes se pegan al suelo, los pilotos militares en esa guerra ya no se jubilan. Se ha vuelto tan cara y emblemática la aviación tripulada de caza, y tan bipolar y fracturado el mundo, que comprarse hoy un avión de superioridad aérea es comprarse una política externa, ajena, además, y de yapa jurarle lealtad. Es contraer una deuda política gigante e interminable a cambio de una utilidad militar mínima. Pero dado que pero dado que ambas partes prometen castigos económicos muy duros a quien jure por la cancillería equivocada, acaso lo mejor sea jurarle lealtad a Argentina. Lo digo porque soy de aquí y también lo son mis hijos, y sobre todo lo es la poca industria argentina de defensa que nos va quedando desde 1983, cuando empezó nuestro desarme unilateral. Si queda claro que las armas las quiero para que NO haya guerra, y como las guerras las gana el que tiene armas hasta el final, aunque sean palos y garrotes, elijo volver a tener una industria de defensa. Y puedo tolerarle cierto grado de atraso. A cambio de que me suministre suficientes garrotes y piedras, y míos. Las guerras se han vuelto hiperletales para los aviones, si la otra parte tiene buenas baterías misilísticas. En los pocos días que duró la Guerra de Yom Kippur, en 1973, la fuerza aérea israelí perdió 128 cazas, entre Phantoms, A4 Skyhawks y Mirages. Israel ganó esa guerra gracias a un puente aéreo con los EEUU, que literalmente le suministró reposiciones de casi todo, menos de los cazas franceses, casi en tiempo real. Los Phantom y A4 aterrizaban, les repintaban las escarapelas, se bajaba el piloto yanqui, subía el israelí y salían a pelear. ¿EEUU o China se jugarían así por nosotros? Prefiero de jurarle lealtad a la FAdeA, a INVAP, a las 4 fábricas que le quedan a FM, que supo tener 14 plantas y emplear a 17.000 expertos, entre ingenieros, técnicos y obreros calificados, al complejo CINAR, a los Astilleros Río Santiago, y siguen las firmas. Y sobre todo, le juro lealtad al puñado de proveedores privados de alta calificación que abastecen los restos de nuestro otrora poderoso complejo industrial-militar. Hablo de jurarle lealtad al sistema de investigación y desarrollo del país, enraizado en decenas de universidades y laboratorios, a la CNEA, a la CONAE, a ARSAT y a la educación pública gratuita que hizo posible que tuviéramos una industria, cuyo carozo fundante fueron las ligadas a defensa. Tengo claro que los grandes fundadores de esa industria, el brigadier Juan de San Martín y el general Manuel Savio, terminaron presos por su trabajo. Pero tengo claro que fue duradero. FM acaba de reabrir su fábrica de explosivos FANAZUL, en la provincia de Buenos Aires, cerrada por Mauricio Macri. Y la FAdeA este año estará haciendo las pruebas de vuelo del IA-100, un pistonero monocasco de entrenamiento inicial hecho totalmente de materiales compuestos. Es el primer avión militar (o dual) argentino en… ¿40 años? Se diseñó e hizo vuelo inaugural en un año. Es una belleza. ¿Alguien valora esa tremenda resiliencia tecnológica? Es doloroso ver cómo los milicos, incluso hoy, del mismo modo en que desprecian este avioncito, siguen abjurando de la educación pública, estatal, laica y gratuita, de la cual detestan cuatro cosas: que sea pública, estatal, laica y gratuita. Pero el poco y pobre armamento que les queda y con el que podrán contar hasta el final, si alguna vez se vuelve a armar la podrida con potencias vecinas o con sus “proxies”, se hizo porque esa educación existe. Siglo y medio formando recursos humanos. En Chile de eso hay poco. Esa misma educación pública nuestra vuelve no inevitable, pero sí posible, que vayamos reconstruyendo nuestra industria y termine siendo relativamente avanzada. ¿O acaso en medio de la peor y más larga malaria del Programa Nuclear Argentino, INVAP no nos hizo el primer proveedor de reactores nucleares del mundo? Lo somos desde 2000, cuando ganamos la licitación de Australia. Eso, mientras nuestro país caía en default y se incendiaba y ramas enteras de nuestra industria desaparecían. Lectores, esto es Argentina: hacemos goles en tiempo de descuento. ¿Qué caza me compro, entonces? Por ahora, paso de supersónicos, pero me pondría en serio a fabricar bipostos, preferentemente jets pero admito también turbohélices y pistoneros, que controlen enjambres de drones. La guerra entre Azerbaiyán y Armenia en 2020, en que el primer país destruyó en tierra la flota aérea y las baterías antiaéreas y de artillería del segundo con drones ridículamente simples y en un par de semanas, le hizo abrir los ojos a más de uno. La actual guerra en Ucrania, que se pelea casi entre sistemas aéreos y antiaéreos automatizados, muestra que corren malos tiempos para émulos del Barón Rojo. Y pongo un clasificado: país que ya logra exportar radares busca socio no sólo para dotarse de cazas, sino para baterías antiaéreas móviles, de tubo y/o misileras. Y a futuro, cuando el FONDEF sea menos flaco, escucho ofertas de constructores aeronáuticos de alguno de esos 100 países no alineados pero con 4000 millones de habitantes que tengan algo para ofrecer y acepten construcción local, y quieran dejarnos una segunda fábrica de turbinas. Aclaro: la primera que tuvimos (estaba junto a la actual FAdeA y era enorme) fabricaba las Rolls Royce Derwent V de los Gloster Meteor y las Nene del Pulqui II bajo licencia. Bajo la dirección del ing. Raúl Magallanes fabricó un total de 25 turbinas. Pero fue rápida y enteramente desmantelada por el golpe de 1955. La orden fue no dejar nada en pie. Tan borrada de la faz de la tierra fue que nadie la recuerda, aunque estaba al lado de otra fábrica de tamaño equivalente de motores aeronáuticos pistoneros, los radiales «El Gaucho» y «El Indio», que hacían volar los entrenadores DL-22 y el bombardero IA-35 Huanquero. Todo estaba en el predio del Instituto Aerotécnico, al lado de la actual FAdeA. No conviene recordar esas dos fábricas. Y menos, hoy. Toda opción que no me deje empleo industrial o mejores recursos humanos es autodestructiva en lo político y económico, y profundamente estúpida en lo militar. Mientras sigamos siendo un país de ingenierías, seguiremos siendo un país, y no un lugar. Nadie dijo que eso sea fácil.

Daniel E. Arias

La CONAE, el INTA y el INA estudian la cuenca hídrica del río Colorado: Esta en riesgo la provisión de agua de 5 provincias

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  • Una fuerte disminución del caudal afecta a la producción agrícola bajo riego en cinco provincias de la Argentina.
  • Un estudio del INA, el INTA y la CONAE con imágenes satelitales y estaciones de medición en el terreno busca generar información para la gestión sostenible del agua.
La nieve que se acumula durante el otoño y el invierno en la cuenca alta del río Colorado es la fuente de abastecimiento del agua para toda esta cuenca, que comparten Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires”, explicó Carolina Aumassanne, del Centro Regional La Pampa – San Luis de la Agencia del Extensión Rural del INTA 25 de Mayo, localizada en la provincia de La Pampa. La agricultura representa el principal uso de este recurso. En toda la cuenca, el 98% del consumo de agua es para los cultivos irrigados. El mayor desarrollo de agricultura bajo riego se ubica en el valle bonaerense del río Colorado, con una extensión de 78.000 hectáreas, seguido por la provincia de La Pampa, con 12.000 hectáreas. “Es clave generar información calificada para conocer cuánto nieva, cuándo empieza el deshielo y qué volumen de agua vamos a tener durante el año”, afirmó Ana Paula Salcedo, investigadora del Centro Regional Andino del Instituto Nacional del Agua (INA), ubicado en la provincia de Mendoza.  
El río Colorado es la fuente de abastecimiento del agua para las provincias argentinas de Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires. 
 

Un nuevo caudal

El INTA comenzó a trabajar en esta temática en 2013, atendiendo las demandas del territorio y con el objetivo de generar conocimiento sobre la hidrología en toda la cuenca. En 2021 realizaron las primeras líneas de investigación en cooperación con el INA. “Avanzamos en la actualización de bases de datos de precipitaciones y del caudal del río, y evaluamos sus variaciones anuales e interanuales con información de estaciones meteorológicas e hidrológicas. Además empezamos a usar datos satelitales ópticos y de radar para estimar algunos parámetros de la cobertura de nieve en la cuenca alta del río”, dijo Salcedo. Con el objetivo de desarrollar las líneas de trabajo con información satelital, también convocaron a la CONAE, interesados en sumar datos que provee el radar de los satélites argentinos SAOCOM. Romina Solorza, profesional de la Gerencia de Observación de la Tierra de la CONAE, informó: “Aportamos a este convenio todas las bases de datos satelitales que tiene la CONAE, con un fuerte énfasis en los datos de la constelación SAOCOM 1, para analizar variables que asistan al monitoreo de la cuenca, como el equivalente en agua de nieve y el momento en el cual la nieve empieza a fusionarse”.  
El río Colorado posee, según el promedio histórico, un derrame anual de 4.400 Hm3. No obstante, en los últimos 12 años se registraron derrames por debajo del promedio, de entre 1.600 y 3.600 Hm3.
  “Ya pudimos reconstruir escenarios de información histórica, con resultados muy interesantes. Por ejemplo, con datos ópticos, hallamos que desde 2010 la cuenca del río Colorado tiene un nuevo caudal, más bajo respecto del promedio histórico. Ante la situación de sequía que experimentan los Andes áridos, existe una nueva base sobre la que se tienen que valer los usuarios del agua”, indicó. “Es importante conocer esta situación para después saber con qué caudal vamos a contar y generar un manejo sustentable con ese nuevo nivel de agua”, añadió. El río Colorado posee, según el promedio histórico, un derrame anual (cantidad de agua) de 4.400 hectómetros cúbicos (Hm3), medido en la primera estación de aforo, denominada Buta Ranquil, en la provincia de Neuquén. No obstante, en los últimos 12 años se registraron derrames por debajo del promedio, de entre 1.600 y 3.600 Hm3. Los últimos años presentaron un descenso entre 40 y un 60%. A la caída de la oferta hídrica, se suma el crecimiento de la producción agrícola y de la población en toda la cuenca, que representa una mayor demanda de agua.

Información más precisa

Sofía Teverovsky, quien también es investigadora de la Gerencia de Observación de la Tierra de la agencia espacial argentina, destacó la importancia de los datos satelitales para el estudio de la cuenca, debido a que, a diferencia de las estaciones de medición ubicadas en el terreno, los satélites permiten obtener información pixel a pixel de todo el área de estudio, para medir diferentes parámetros de la nieve y del caudal del río, y generar estadísticas. “Con la información del radar del SAOCOM podemos confeccionar mapas de nieve con una resolución espacial de 10 metros, lo cual representa una mejora respecto del sensor MODIS, a bordo de los satélites Terra, que cuenta con una resolución de 500 metros, e incluso en comparación con los sensores ópticos de las misiones Landsat (30 metros) y Sentinel-2 (20 metros), y el radar del Sentinel-1 (20 metros)”, detalló. Además el radar de los satélites SAOCOM interactúa con la superficie de la Tierra de tal modo que permite obtener parámetros de utilidad como el equivalente de nieve en agua.  
En toda la cuenca del río Colorado, el 98% del consumo de agua es para el riego de los cultivos.
  “Desde el INTA veníamos trabajando con imágenes satelitales del sensor MODIS, que nos permitía conocer el estado de la nieve cada ocho días, con un píxel de 500 metros. La información provista por la CONAE nos brinda una resolución espacial y temporal mucho más alta, con píxeles de mayor detalle, que nos permite generar información objetiva y calificada casi en tiempo real”, apuntó Aumassanne. La información satelital se corrobora con los datos de las estaciones meteorológicas, de caudal y nivológicas, ubicadas en la alta montaña (a más de 2500 metros de altura). Pero la ventaja de los satélites radica en que, mientras cada estación arroja datos de un sitio puntual (hay solo cuatro estaciones nivológicas distribuidas en una cuenca de 13.900 km2), la imagen radar del SAOCOM permite cubrir todo el área y determinar, pixel a pixel, dónde comienza el proceso de fusión de la nieve. “Los datos de los SAOCOM nos brindan información sobre el contenido de humedad en el pack de nieve en los meses de primavera, para conocer la fecha en la que comienza el proceso de fusión y, a partir de esos datos, inferir el momento en el cual el agua va a estar disponible en los ríos”, señaló Salcedo.

Más conocimiento

Actualmente, los trabajos se concentran en el diseño de modelos matemáticos y tecnologías de aprendizaje automático para integrar la información que brindan los satélites y las estaciones en pos de estimar los caudales. Para ello cuentan con la colaboración de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo, Escocia. A futuro también planean incorporar el estudio de escenarios de cambio climático y el impacto en la hidrología regional.  
La imagen 1 muestra la variacion del equivalente en agua de nieve (cantidad de agua líquida en el paquete de nieve) entre dos fechas obtenida mediante técnicas de interferometría utilizando datos SAOCOM 1A . La imagen 2 muestra el índice de nieve obtenido en base a imagenes ópticas del satélite Landsat 8, donde valores mayores a 0.4 indican la presencia de nieve.
  “La articulación entre las tres instituciones tiene un potencial enorme para responder a una demanda local concreta, para generar nuevos conocimientos e información actualizada de la oferta hídrica en la cuenca del río Colorado. Esta información es vital para la planificación, la gestión y el desarrollo de esas regiones, que a la vez sirvan de modelo para otras cuencas”, dijo Aumassanne. “La situación de la cuenca del río Colorado es muy similar a todas las cuencas que tienen su naciente en el centro oeste de nuestro país, donde la posibilidad de desarrollo de estas regiones depende de la disponibilidad de agua que fluye por los ríos y de la nieve que se acumula cada invierno”, consideró Salcedo. “Entonces estos estudios son sumamente importantes para el desarrollo socioeconómico de la región”, finalizó.

Techint y Sacde realizaron las primeras pruebas hidráulicas del gasoducto Néstor Kirchner

Según explicaron desde la UTE, la construcción de los tramos adjudicados está avanzando a lo largo de la traza de forma simultánea tal como estaba previsto. Además, se está llevando a cabo la limpieza de los primeros tramos del gasoducto con el objetivo de que comiencen las primeras pruebas hidráulicas.

La construcción de los tramos 1 y 2 del gasoducto Néstor Kirchner que está a cargo de la UTE Techint – Sacde está avanzando a lo largo de la traza de forma simultánea según lo previsto, explicaron las compañías a través de un comunicado. En este sentido, detallaron que se está llevando a cabo la limpieza de los primeros tramos para dar lugar a las pruebas hidráulicas en ambos renglones. De acuerdo a lo informado, a fin de marzo se completaron los cruces especiales de la Ruta Nacional 35 y las Rutas Provinciales 18 y 9 (provincia de La Pampa). En febrero había finalizado la fase de apertura de pista en la totalidad de la traza del gasoducto, mientras que el transporte de tuberías a su ubicación definitiva (desfile), avanza cumpliendo los plazos previstos, según detallaron.

Otros avances

En cuanto a los frentes de soldadura automática, las empresas comunicaron que están trabajando por sobre la productividad prevista, avanzando a un promedio de 4,5 kilómetros de tuberías soldadas por día, con los tiempos planificados para su finalización. Además, adelantaron que las plantas de soldadura de doble-junta completaron las primeras dos etapas y fueron trasladadas a su última ubicación en La Pampa, donde ya se encuentran operativas.

EXO presenta simuladores de tiro, unidades móviles de energía y un centro de diagnóstico móvil en LAAD

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La Feria Internacional de Seguridad y Defensa LAAD 2023 significó la primera oportunidad donde la empresa EXOproveedora de soluciones tecnológicas, participa de un evento de esta magnitud a nivel regional e internacional, como parte de la compañías argentinas que forman parte de la representación de la industria nacional en Brasil.

En ese marco, el portal especializado Zona Militar tuvo la posibilidad de entrevistar a Fernando González, el cual se desempeña como gerente de Relaciones Internacionales e Institucionales y quien amablemente nos comentó sobre los proyectos que desarrollaron para las Fuerzas Armadas de Argentina.

Por un lado, siguiendo lo consultado se encuentra el Centro de Diagnóstico Móvil (CDM), uno de los productos más novedosos de la empresa para el Ejército Argentino. Es un dispositivo portátil que permite que un paramédicoenfermero o médico generalista pueda realizar una videoconferencia con un especialista al mismo tiempo que le comparte los parámetros del paciente en tiempo real.

“Es un producto de telemedicina que actualmente se encuentra instalado en las bases antárticas argentinas para el Ejército Argentino. Este equipo está pensado para las personas que no son médicos, y mide cuatro parámetros. A su vez, el dispositivo permite grabar, conectar, y transmite en vivo al puesto socorro o especialista o jefe de sanidad que esté orientando a la persona para darle indicaciones médicas”. Por último, el referente de la empresa también agregó que la unidad móvil ha sido probada en helicóptero estando en vuelo, y pudiendo transmitir a través de internet o enlace satelital.

Por otro lado, la empresa también está presentando la Unidad Móvil de Energía para el Ejército Argentino que funciona como un sistema de comunicaciones. “Cuando van al terreno utilizan esta unidad que brinda energía sin necesidad de grupo electrógeno, simplemente con paneles solares y baterías. Tiene 10 horas de autonomía y si hay sol tiene autonomía al 100%”

Por último, EXO también se encuentra exponiendo una de las últimas soluciones con el apoyo de MediaLab. Este es el caso de los simuladores de tiroentre los cuales también se encuentran los simuladores de camiones y autoelevadores. Como nos explicó Gonzales, estos simuladores han sido desarrollados en conjunto con la Universidad de Nacional del Centro de Tandil, los cuales se especializan en elaborar simuladores con la intención de exportar. “Junto con ellos desarrollamos simuladores de pistola, de tiro de FAL, de manejo de camiones y autoelevadores, ahorrando de esta manera costos y gastos de combustibles”

“El simulador de tiro ayuda a las FFAA a no gastar munición y a preparar bien al efectivo antes de utilizar un arma. Está desarrollado y programado siguiendo los procedimientos de disparo que establece el Ejército Argentino, mejor conocido como MOTE (método optimizado de tiro escuela). Mediante un software instalado se analiza se el efectivo aprendió o no. “Por último, explicó que el arma o dispositivo de tiro es un fusil similar al que se utiliza en la actualidad, “para la munición se utiliza el mismo cargador con un gas que es inyectado que permite simular el mismo retroceso como cuando se dispara. Con ello baja el costo y aumenta la seguridad”

Argentina necesita cazas Supersónicos, pero no ahora

Ni novias de la OTAN ni de China, lectores. En lo que se refiere a la defensa aérea del país, AgendAR cree que la Fuerza Aérea necesita efectivamente importar cazas supersónicos… cuando pinte algo bueno. Por ahora, no estaría sucediendo. Las armas suelen ser compras directas. Pero si AgendAR escribiera una licitación, pediría aparatos nuevos, bipostos (con dos tripulantes), y con lanza de reabastecimiento aéreo compatible con nuestras viejas “Chanchas” Hércules C-130 o cualquier otro tanquero con doble canasta. Somos un país gigante en territorio, sin reabastecimiento en vuelo la única misión posible sería defensiva: la intercepción. Queremos que la oferta aterrice con un “offset” nacional importante: que aquí se fabriquen y mantengan las turbinas de ese avión. Trataremos de que futuras conducciones aeronáuticas no cierren esa segunda fábrica de turbofanes, como cerraron en 1956 la primera, de turbojets Rolls Royce fabricados bajo licencia. Dado que un caza es hoy más una computadora con alas que un motor con alas, queremos también software no monolítico, con una computadora de misión libre de prohibiciones ocultas incrustadas en el hardware por el fabricante, de ésas que si querés alterar te dejan el avión en tierra. El segundo “offset” nacional es que, para nuestra paz mental, esa computadora la termine produciendo INVAP, con transferencia de tecnología. Ya produce con éxito sus propias computadoras de vuelo de satélites desde 1996. Y no son menos complejas. Y es que llegado el caso preferimos elegir nosotros a nuestros enemigos, y no limitarnos a la lista cerrada que nos fijen la OTAN o el Partido Comunista Chino, según el caso. Somos parte de ese conjunto amorfo de 100 países donde viven unos 4000 millones de habitantes que no gana nada con tomar partido en la actual bipolaridad del mundo. Pero también somos un país que desde 2003 viene fabricando radares cada vez mejores y ya exporta, y desde 2010 también detectores ópticos e infrarrojos, además de computadoras de vuelo. De modo que más que un proveedor buscamos un socio que ponga la plataforma de vuelo, o varios, porque son desarrollos caros. Los términos de la licitación excluirían deliberadamente esa posición de cliente sumiso adquirida por 68 años de cancelación sistemática de proyectos propios, entre los cuales hubo algunos buenos, y de importación constante y acrítica de chatarra norteamericana y europea. Por todo ello, queremos también una aviónica no monolítica. En castellano, que el software a bordo permita añadir al avión todos nuestros sensores y las armas lanzables que decidamos nosotros, sean de origen chino, de la OTAN, brasileño, ruso, sudafricano o propio, y con la misma facilidad de integración con la que se instala una app en un celular. Obviamente, queremos también que el futuro caza de nuestros amores sea monoturbina, para mantener una hora de vuelo lo suficientemente barata. Y es que no necesitamos un “bomb truck” que cargue 10 toneladas de lanzables, sino un avioncito veloz y multirrol, que lleve tal vez 5 toneladas de misiles o bombas, pero que por bajo costo de hora de vuelo nos permita ir volviendo a aquellas míticas 180 horas/año de entrenamiento real que supimos tener. Sí, hace mucho. Eso, aunque teníamos unos aviones generalmente de mierda, mayormente de 3ra mano, pagó en 7 barcos británicos hundidos, allá por 1982. Ninguno de tales naves se fue a pique por obra de aviones supersónicos: los A4B y C de la FAA y los A4Q y los Super Étendard de la aviación naval son subsónicos. Nuestros aviones de ataque supersónicos, los Dagger israelíes, estropearon su cuota de barcos a cañón, pero al parecer no hundieron ninguno. Nuestros cazas supersónicos Mirage III tampoco voltearon aviones, y fueron barridos toda vez que trataron de meterse a baja altura con los Harrier, sumamente subsónicos, pero armados unos misiles Sidewinder 9L que te la cuento. De modo que no queremos un avión necesariamente hiperveloz. Lo que sí queremos es que tenga capacidad de supercrucero, es decir de navegar supersónico sin usar postcombustor, que puede hasta cuadruplicar el gasto de combustible. Lo dicho, país gigante, misiones largas. Y sí, por supuesto, queremos célula (el conjunto fuselaje y alas) de materiales compuestos, cuya duración excede en mucho las de duraluminio y no te enloquece con el mantenimiento. Y con transferencia de tecnología para fabricar las piezas aquí. Nos interesa que desde que se firmen los MOUs (memorandos de intención) hasta poder producir el aparato íntegramente en el país no pase más de una década. Y añadimos al menos un cañón a bordo de tiro rápido, nada de quita y pon que deteriore la aerodinámica o el peso del avión, que es el modo de artillar a nuestro actual Pampa III block 2. Y que use munición de 20, 23, 25 o 30 mm. que también fabriquemos aquí, cuando Fabricaciones Militares vuelva a producir algo más que armas livianas, sus balas, chalecos antibalas, explosivos y vagones. Es una estupidez ajena a todo pensamiento interfuerzas creer que se puede reconstruir nuestra aviación si no se reconstruye FM, sobre todo sus fábricas de munición, cohetes y armas de tubo. Porque una bala de 30 mm. importada para un cañón DEFA como los de los viejos A4 sale U$ 300 la unidad, incluso con un detonador simple de contacto, y sería mucho más barata hecha en el país, y costando pesos, no dólares. Una ráfaga de U$ 30.000 dólares es una condena a no hacer jamás prácticas de tiro. Necesarias porque un caza debe seguir siendo peligroso aún cuando se queda sin misiles aire-aire, aire-tierra o aire-mar. Porque estos son todavía mucho, pero mucho más caros. Y no los hemos producido jamás, salvo por el viejo Martín Pescador. Esa historia merece una digresión. Es ilustrativa.
Un-misil-antibuque-Martin-Pescador-bajo-el-ala-de-un-Aermacchi-339-de-la-Armada-en-1985.-Lastima-que-hubo-que-perder-una-guerra-para-poder-sacar-esta-foto
El Martín Pescador era filoguiado, de no más de 8 km. de alcance y bastante atrasado para los ’80. Fue uno de los muchos proyectos de CITEFA (Centro de Investigación y Desarrollo de las Fuerzas Armadas) de los que se fueron bajando las tres fuerzas, ganosas de comprar chiches importados. Pero en los años posteriores a la derrota de Malvinas, el Martín Pescador se fabricó en escala (más de 300 unidades) y voló bajo las alas de todo avión biposto argentino, fuera naval o de la Fuerza Aérea, e incluso de los helicópteros de las tres fuerzas. Y es nuestra poco informada opinión que, por su potencial antibuque y antitanque y su capacidad de reposición sin pedir permiso a nadie, este misilito que las tres fuerzas despreciaron y se negaron a producir antes de la Guerra de Malvinas, contribuyó no poco a que entre la posguerra inmediata y 1990, el general Augusto Pinochet no se tentara con hacer leña del árbol caído con Argentina. Caído, pero con púas. Púas propias, además. Por último, aclaramos por qué nos parece que un caza supersónico para la Argentina debe ser multifuerzas y biposto. Debe servir al menos a dos de las tres armas, cuando éstas acepten que el hombre verdaderamente importante es el que va en el asiento de atrás, dirigiendo una pequeña orquesta de drones al frente, conectadas todas las partes por data-link encriptado: aviones, drones y sistemas antiaéreos en superficie. Hoy un caza ya no es siquiera una computadora con alas: es un nodo interactivo en una red informática. Pensamos sólo en drones nacionales, porque para eso sí nos da el cuero. Llevarían sensores, misiles aire-aire, bombas inteligentes o armamento electrónico, intercambiables según misión. Se necesitarían distintas plataformas de muy diversa función, motorización y costo. Nos interesa -nuestra obsesión fundacional- la fabricación nacional, que sus computadoras de misión usen chips de grado comercial fácilmente conseguibles en cualquier lado, y corran software argentino. Añadiríamos materiales compuestos y una baja firma de radar, al menos en perspectiva frontal. Ud. quiere saber qué caza hay que comprar, y yo hablándole de drones. Es a propósito. Créame, los cazas pronto van a ser como pastores dirigiendo lobos en lugar de ovejas. Van servir para dirigir drones al combate, si califica como dron o robótico el armamento inteligente lanzable. Si no tienen esta capacidad, no van a servir para casi nada, salvo para darles una muerte heroica a pilotos sumamente irremplazables. Esto se empezó a ver en la Guerra de Malvinas, donde los ataques más terribles contra la Task Force se ejecutaron con Exocets AM39 y AM38, que son robots aéreos. Como lo eran los dos Neptuno que en 2022 hundieron al crucero misilístico ruso Moskvá, tan erizado de radares y sistemas antiaéreos y antimisil. Única diferencia: los Neptuno navegaban con motores turbofán, no con cohetes sólidos, lo que les da un alcance de más de 300 km. Los Exocet modernos también. En Ucrania la deriva del combate aéreo es clarísima. Todo piloto de caza que vuele demasiado por encima del ras de edificios y árboles y pinte en el radar de una batería antiaérea misilística móvil, es boleta. Y volando tan bajo, en general uno está demasiado concentrado en no hacerse puré contra una chimenea o línea de alta tensión, y no logra meter una bomba en nada de valor militar, aunque sí hacer desastres con la edificación y la vida de los civiles. Mientras no aparezcan una plataforma supercrucero y un oferente que nos den todos esos requisitos, creemos que la parte aeronáutica del FONDEF, un bolsillo con apenas U$ 500 millones/año para repartir entre tres armas tecnológicamente en ruinas, tiene que ir a drones. Y en esa categoría van también los sistemas automatizados de defensa antiaérea. Y la frase clave aquí es ésta: desarrollo y/o fabricación local. Las bases para un “affectio societatis” son estas: después de Australia, somos el país que más manya de radares del Hemisferio Sur. Podemos conversar con fabricantes de buenas plataformas tripuladas. El socio pone la bala, nosotros el ojo que detecta y que apunta. Algunos misiles simples y de combustible sólido más vale que los volvamos a hacer aquí. Para combate urbano, y especialmente contra blindados, a nuestra infantería más le valen 100 RPGs bobos que 1 un NLAW inteligente, o que medio Javelin genial. A la hora de las cuentas cuestan lo mismo, pero si se nos acaban los RPG sencillamente fabricamos más. Ese principio, si uno es un país pobre pero gigante en territorio, es bastante generalizable a casi todo tipo de armas. Para cosas muy difíciles como misiles aire-aire, o antiaéreos de mediano y largo alcance, necesitamos ir “en vaquita” con países tecnológicamente creíbles, siempre que no se nos prendan de la yugular y que no quieran meternos en su política interna o externa, o en guerras de terceros. Pienso únicamente en fabricantes emergentes como Brasil, Turquía, Sudáfrica, Israel, Rusia, Irán, etc. Pero hay más opciones.The more, the merrier”, como dicen los Brits. Si alguien se ofende en este mundo bipolar, el sentido de las armas es ofender y que no haya necesidad de usarlas. ¿Alianzas estratégicas? Por ahora, sólo con la región. Porque como dijo el canciller, Lord Henry Palmerston en 1848 (aunque de una manera más rococó), no tenemos amigos permanentes, sólo intereses permanentes. Buscamos todo tipo de socios para todo tipo de drones, desde cuadricópteros espías a municiones volantes kamikaze de diversa complejidad, alcance y velocidad, y entre ellos, misiles o bombas de planeo antibuque. Y todo en lo posible barato y descartable. Más que el combate aire-aire, que ya en 1982 nos era imposible por caro, nos interesa destruir sorpresivamente a los cazas enemigos en tierra o mar o en el aire. No es barato, pero no es imposible. Lo hizo Azerbaiyán con Armenia en la guerra de 2020, y usando drones kamikaze israelíes Harop y turcos Bayraktar. Podemos fabricar cosas parecidas y probablemente mejores. Y aquí es donde diferenciamos “drones” en serio de juguetes marciales. Drones en serio trataron de ser los del proyecto SARA (Sistema Aeronáutico Robotizado Argentino), por su motorización nacional, y sus sensores y capacidades de misión autonómicas. Se los empezó a desarrollar en 2014, cuando la firma barilochense estatal INVAP hizo pie en FAdeA, la Fábrica Argentina de Aviones de Córdoba. Fue un tremendo error que eso no sucediera antes.   Imagen de un SARA clase III con motores pistoneros tipo Boxer, desarrollados por Oreste Berta para este proyecto de INVAP y FAdeA discontinuado en 2016. Los discontinuó el Ministerio de Defensa del presidente Mauricio Macri, en 2016, cuando ya estaba volando -con torpezas de debutante- el primer modelo de demostración de los sistemas de navegación. Hubo mucho apoyo del Ejército, boicot no muy encubierto de la Fuerza Aérea e impasible neutralidad de la Marina, que pese a tener un 100% de activos vulnerables a drones, no se ocupa de esas cosas. Hay en esto una percepción de base errónea: los drones no van a matar de desocupación a los pilotos de combate. Sirven básicamente para que puedan seguir haciendo su oficio, y en realidad mucho mejor, y sin hacerse matar, al menos no de modo rápido o totalmente inútil. Se entiende el entusiasmo que mostró el Ejército: los drones le prometen el cielo por poca plata. Y nunca fue de ellos. Se entiende el poco entusiasmo de los aeronáuticos y marinos, dueños supuestamente titulares, en compartirlo. Pero en la única guerra entre estados que peleó Argentina durante el siglo pasado, la rivalidad interfuerzas fue más dañina que el enemigo. Volviendo al caso de INVAP y su proyecto SARA, los verdaderos drones son bastante parecidos a casi todos los satélites modernos, que en general hacen cantidad de operaciones autónomas sin conexión con sus estaciones terrestres. En el caso de nuestros satélites en órbita polar helisincrónica, como los SAOCOM, porque dichas estaciones están mayormente ocultas por el planeta la mayor parte del tiempo. Por eso nuestra entrada al mundo de la aviación robótica pasa por Bariloche. Allí INVAP diseñó, construyó y testeó para la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, CONAE, todos los satélites SAC y SAOCOM de observación terrestre. Para la empresa nacional de telecomunicaciones ARSAT, hizo los ARSAT 1 y 2. Y todos anduvieron bien, y en general, espectacularmente bien. Los ARSAT desde el 3 al 8 fueron discontinuados por Macri. Este gobierno, significativamente, no los retomó. Para ponerse a salvo de este tipo de agachadas, INVAP está desarrollando el GSATCOM con TAI, Turkish Aeronautics Industry por acuerdo entre empresas. Vaya casualidad, TAI es el proveedor de uno de los tres drones más exitosos del primer año de la guerra de Ucrania, el TB2 Bayraktar. Es interesante que Turquía VENDE su dron a Ucrania, y al resto del mundo, pero de fabricación local, ni hablar. Antes de la guerra, costaban alrededor de U$ 1 millón la unidad. Hoy, cinco veces más. Y de todos modos, sigue siendo una sexta parte del costo de un Reaper estadounidense. INVAP también está diseñando los SAOCOM 2 para la CONAE, visto que las unidades 1A y 1B tienen enorme éxito en Asia vendiendo imágenes de radar en banda L, capaces de penetrar la superficie terrestre y detectar y medir agua. Y son vehículos sumamente robóticos, por eso de tener que resolver por su cuenta, y con sus computadoras, una cantidad de problemas de navegación. INVAP también está construyendo el helidrón RUAS 160, con 80 kg de carga útil., un pequeño helicóptero robótico, apto para observación y/o combate, para la Armada, la policía de Santa Fe y como equipo de fumigación autónomo para productores rurales medianos y chicos. Los marinos aceptaron comprar uno solo, y según usos y costumbres, podrían estar años enteros decidiendo si lo homologan o no, hasta que, también según usos y costumbres, algún Nelson criollo descubra una mejor oferta OTAN. Pero el RUAS los marinos lo necesitan desesperadamente y ahora: de las 5 corbetas MEKO 140, sólo 2 tienen hangar para helicópteros. Un RUAS despega desde casi cualquier cubierta, aún muy obstruida por estructuras como cables o cañones, y no necesita hangar porque es barato y sacrificable.   Arash 2, el modelo de “loitering bomb” posterior al Shahed 136, con un motor más eficiente y menos ruidoso, y algo más de alcance. Rusia tal vez ya lo esté fabricando, aunque Irán lo desmiente. Algunos drones pueden ser tan baratos que es más caro derribarlos que dejarlos seguir viaje. Por ejemplo, el Shahed 136 iraní, propulsado por un motor de motoneta de 50 HP y dos tiempos que avergonzaría a un rapittero argento que distribuye pizzas, viaja a apenas 180 km/h pero tiene un alcance de hasta 2000 km. y anda en los U$ 10.000 dólares la unidad. Bajarlo con una ráfaga (48 tiros) de un Flakpanzer (tanque antiaéreo) Gephard sale U$ 48.400, con munición de proximidad de 35 mm. Voltearlo con un misil antiaéreo FIM Stinger 92J, entre U$ 60.000 y 120.000, según modelo. Como dice con orgullo el Ministerio de Defensa alemán, en un día un Gephard logró bajar 19 Shahed, solito con su alma y sus dos cañones apuntados por radar. Si es verdad, los rusos ese día perdieron U$ 160.000 en drones, y los ucranianos, U$ 480.000 en munición, pero eso sin contar gastos fijos de la plataforma (los Gephard son de los años ’70 y consumen repuestos y mantenimiento a lo grande). Ignoramos cuánto daño hicieron los Shahed que siguieron viaje hasta sus blancos, dado que viajan en enjambre y lo normal es que algunos -el 15%, admiten los ucranianos- sobrevivan hasta su picada kamikaze final. Como los iraníes son oferentes menos fifí que los turcos, hoy agrandados como alpargata de gordo con por el éxito de sus Bayraktar, los Shahed ahora se fabrican en Rusia, en plantas construidas cautelosamente detrás de los Urales, bien lejos del frente ucraniano. Esto podría ser cierto para el modelo siguiente de esta “loitering bomb”, el Arash 2, sumamente copiado del Harop israelí. Pero mucho más barato. Como sea, aunque Ucrania dice que Rusia agotó su stock de Shaheds y que además logra derribar al 85% de los mismos, estos siguen despedazando con no mucha oposición la red eléctrica ucraniana en sus ataques en enjambre. Son toscos, feos, lentos y bien distintos de los grandes aeromodelos a control puramente remoto en que pensaba casi todo civil cuando le hablaban de drones, y se remitía a Hollywood y a Netflix. Digamos un motovelero Predator o un Reaper de los EEUU, utilísimos si se mantienen a 15.000 metros de altura y el enemigo es tan ratón que no tiene siquiera radares para detectarlos, y de medios de intercepción, ni hablar. En luchas menos desiguales, no duran ni un suspiro. Y estos no son baratos. El 2 de febrero pasado el India Times informó de una compra de 30 MQ-9B Predator por Nueva Delhi, a U$ 3000 millones. El artículo no habla de offset nacional, pero la India tiene suficientes recursos aeronáuticos e informáticos como para clonarlos y mejorarlos, cosa que Washington sabe, y por eso faja U$ 100 millones cada avioncito, un planeador (según sus alas flacas y larguísimas) de enorme autonomía propulsado por un vulgar motor pistonero. El Reaper, un turbohélice, debería por lógica ser bastante más caro. Sin embargo, en 2021 la USAF batió que el precio de compra interno de cada uno de estos motoveleros anda en U$ 56,5 millones la unidad, incluido el data link que permite controlarlos por satélite desde las antípodas de la Tierra. El eterno problema de los sistemas yanquis desde los años ‘70: no logran hacer nada barato. En realidad, ni tratan. Sería mal visto: very bad for business. Lo que determina dron y no avión es la navegación semiautónoma o plenamente autónoma, no la carga útil. Por eso, no son drones esos imponentes Vigía que presenta la Fuerza Aérea en las ferias de armas, como si se tratara de aparatos capaces de alguna conducta robótica. Son aeromodelos teledirigidos, juguetes militares, no mucho más.   Vigía clase II en 2017. Va de nuevo, porque es antiintuitivo para casi todo termocéfalo sin o con gorra: lo que diferencia un dron son los sensores y la capacidad de procesamiento de datos, no el tamaño, la velocidad, la autonomía o sus grandes dotes aerodinámicas. En 2016 el modelo de demostración del SARA lograba despegar, navegar y aterrizar, aunque no sin algunas piñas, y con su motorcito de 14 HP sonaba como una cortadora de pasto. No impresionaba mucho. Los comentarios en los foros de defensa eran horribles, decían que en Easy se compraban cosas mejores y fabricadas en China. Pero ese pre-SARA a escala chica, llamémoslo Sarita, iba camino del vuelo autónomo. Al ojo entendido, eso marcaba la diferencia entre el programa SARA y la sarasa. No abunda el ojo entendido entre los foristas de temas militares. Y la autonomía tecnológica no es algo que caliente a esos muchachos. (concluye aqui)

Daniel E. Arias

La red de sismógrafos que Argentina e Italia mantienen en la Antártida

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La red de sismógrafos más importante de la Antártida fue desarrollada por un proyecto de cooperación científica internacional entre Italia y la Argentina, y está compuesta por seis estaciones de recopilación de datos ubicadas en seis de las bases permanentes de Argentina en su territorio antártico. Esos datos son fundamentales para comprender el comportamiento sismológico de la Antártida y para conocer cómo afectan a ese territorio los movimientos sísmicos en otros lugares del mundo. En pos de ello, el Instituto Antártico Argentino (DNA-IAA, Cancillería) designa personal técnico que supervise esas estaciones durante todo el invierno antártico, mientra que en los meses de verano un equipo de investigadores italianos recorre los seis emplazamientos a bordo del rompehielos «Almirante Irízar» para realizar tareas de calibración, reparación o actualización de los equipos. Milton Plasencia Linares es un investigador nacido en Perú hace 62 años, que egresó como licenciado en Geofísica de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y obtuvo un doctorado en Ciencias de la Tierra en la Universidad de Trieste, ciudad italiana en la que vive y trabaja para el Istituto Nazionale di Oceanografia e Geofísica Sperimentale (OGS). Desde 2011 además es jefe del proyecto «Sismología Itinerante», un acuerdo de cooperación científica internacional entre ese centro de investigación europeo y el Instituto Antártico Argentino para desarrollar esta red de monitoreo sismográfico. Plasencia Linares señaló que la investigación que encabeza «busca monitorear todas las señales sísmicas que ocurren y pasan a través de la Antártida, en el marco del proyecto de cooperación científica antártica que mantienen vigentes Italia y la Argentina». Y agregó: «Esto comenzó en la base Esperanza en 1992 con instrumentación que en ese momento era temporaria y que en 1997 tuvo su primer equipo permanente en la base Orcadas en un proceso que permite que llegados a este punto tengamos sismógrafos registrando y transmitiendo datos de manera permanente en las bases Esperanza, Orcadas, Carlini, San Martín, Marambio y Belgrano II». El científico sostuvo que «los datos que recaba esta red de sismógrafos, la más importante de la Antártida, tienen un valor doble: a corto plazo como insumo en el monitoreo de los movimientos terrestres y a largo plazo para el análisis y los trabajos de investigación en diferentes centros de estudios en todo el mundo, que se hacen con largas series de datos. Por eso, nuestro objetivo cada verano es hacer mantenimiento a cada uno de los equipos para que funcionen todo el año al máximo de sus capacidades». «El hecho de que esta red de sismógrafos esté instalada en las bases permanentes de Argentina en la Antártida hace que los equipos tengan un monitoreo con personal cerca todo el tiempo cosa, que no pasa con muchas estaciones sismológicas en otros puntos del planeta, en lugares inhóspitos como este. La posibilidad de que si algo sucede haya siempre alguien cerca para ir a ver el equipo, permite producir algunas de las series de datos más completas del mundo con niveles de disponibilidad que son reconocidos a nivel mundial, y eso no sería posible si Argentina no sostuviera su presencia permanente en este continente y el Instituto Antártico Argentino no apoyara el proyecto desplegando personal técnico para vigilar los sismógrafos en invierno», valoró. «Con un colega italiano -relató el geofísico- cada verano recorremos las seis bases argentinas en las que hay sismógrafos para hacer todas las tareas de mantenimiento correspondientes y entrenar al personal técnico sobre las características de los equipos y su correcta operación, nosotros tenemos una ficha técnica de cada estación y cada verano tenemos que revisar su calibración, fijarnos que la red que le provee energía esté bien protegida de cara al invierno, que las antenas que transmiten datos estén bien protegidas, y otras cosas que tenemos que verificar para asegurarnos que cumplan su función hasta que las visitemos el próximo verano». «Para recorrer las seis estaciones sismológicas tenemos que participar de toda la campaña antártica que está durando unos cuatro meses, y eso implica que vengamos de Italia algunas semanas antes para completar trámites y exámenes médicos, en un montón de esfuerzo porque ahora voy a volver a Italia a mediados de mayo y voy a tener que controlar la subida a los servidores de toda la información que es algo que lleva mucho tiempo porque hay que verificarla y a mediados de Julio ya tengo que empezar a preparar el próximo viaje a la Antártida mientras que también nos mantenemos en contacto permanente con los operadores que están instalados en cada una de las estaciones por si surge alguna novedad», apuntó. «Los datos que recaba esta red tienen un valor doble: a corto plazo como insumo en el monitoreo de los movimientos terrestres y a largo plazo para el análisis y trabajos de investigación en diferentes centros de estudios en todo el mundo, que se hacen con largas series de datos»Milton Plasencia Linares. Plasencia Linares destacó: «Estamos renovando el instrumental de esta red de estaciones sismológicas para llevarlo al nivel más avanzado a nivel mundial, ya renovamos dos y esperamos renovar otras dos en los próximos años, es una inversión que se hace con fondos italianos» «Yo nací en Casa Grande, un pueblo al norte de Perú y en 1970 viví un terremoto de más de 7 puntos en la escala Richter que me cambió la visión del mundo. Eso hizo que me interesase en el tema y ni bien terminé la secundaria en 1978 obtuve una beca y me mudé a Argentina porque había averiguado que en la UNLP podía estudiar geofísica. Ahí me gradué y me quedé algunos años como profesor; a partir de ahí me fui especializando en lectura informática de sismogramas en una época en la que todavía se trabajaba mucho con los datos en papel y eso me abrió la puerta a participar de mi primera campaña antártica en 1992 como parte de un equipo de Argentina y España que monitoreaba actividad sismológica y volcánica en la Isla Decepción», recordó. «Me trasladé a Italia por primera vez hace 22 años con una invitación para dar clases por un año que se extendió al 18 meses, volví a Argentina donde nos agarró el ‘corralito’ y después mis colegas italianos me empezaron a insistir en que vaya para allá y nos terminamos mudando con toda la familia aunque siempre volvemos a ver a mis padres que están en La Plata y yo cada verano para la campaña antártica. Cada vez que llega septiembre y mi esposa me encuentra pensativo me mira y me dice ‘vos ya estás queriendo irte a la Antártida de nuevo, ¿no?’ Y me ayuda a prepararme diciéndome ‘mirá que esta es la última’ aunque sepamos que el año próximo va a pasar lo mismo», añadió.