Desarrollo nuclear argentino: el veto de EEUU y el Protocolo Adicional

Cuando el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en 1968, abrió a la firma el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), tanto Argentina como Brasil se abstuvieron de firmarlo. Ambos países lo consideraban discriminatorio. Mientras que el TNP impulsaba la inspección y el control de los países en desarrollo con planes nucleares incipientes, no exigía nada a los países dueños de arsenales nucleares en expansión. Desde entonces, la noción de no proliferación fue la semilla de una concepción normativa y una praxis diplomática orientada a proteger el liderazgo comercial y la supremacía militar del club de industrias nucleares de las economías centrales. A pesar de considerarse rivales competidores, Argentina y Brasil interpretaron que las restricciones y obstáculos al acceso y desarrollo de tecnología nuclear, justificados por una aplicación arbitraria de la noción de no proliferación, hacía imperioso iniciar un proceso de cooperación bilateral. Mientras se logró avanzar en esta dirección, como veremos más abajo, en contexto de radicalización de políticas neoliberales en la región, las presiones persistentes llevaron al gobierno de Carlos Menem, en 1995, y al gobierno de Fernando Henrique Cardoso, en 1998, a adherir al TNP. Ahora bien, la lógica estructural de obstaculizar los planes nucleares de países en desarrollo se intensificó. El OIEA aprobó en 1997 el denominado Protocolo Adicional (PA) al TNP, que prevé medidas de inspección y control mucho más invasivas. La narrativa que justificó el PA toma como excusa la detección de los programas nucleares secretos de Irak y Corea del Norte, países adherentes a salvaguardias comprehensivas del OIEA. Estas transgresiones fueron capitalizadas por las potencias nucleares, que promovieron en el OIEA un sistema de salvaguardias más exigente. Es decir, se postula que dos casos justifican la sospecha y el control más estricto de todo el mundo en desarrollo, sin consideración del contexto ni de las trayectorias específicas de países y regiones. El PA, se dice, se propone contabilizar y controlar los materiales nucleares de los países adherentes para evitar los desvíos furtivos que puedan usarse en la construcción de armas nucleares, así como verificar la inexistencia de materiales o instalaciones nucleares clandestinas y/o actividades no declaradas. El PA autoriza al OIEA a aplicar las llamadas “salvaguardias fortalecidas”, que permiten la inspección de cualquier instalación sin aviso previo, incluso de instalaciones no vinculadas de forma directa al área nuclear. Tres años más tarde, 128 países de los 188 miembros del TNP suscribieron al PA y 95 lo ratificaron. Sin embargo, es necesario aclarar que, a diferencia de Argentina y Brasil, que hasta la fecha no adhirieron, para muchos países no tiene costos la adhesión, dado que no buscan desarrollar industrias nucleares con niveles crecientes de autonomía y capacidad exportadora. Además del estatus asimétrico que reproduce la lógica del TNP, el PA crearía cargas financieras adicionales con efectos de sobrecargas al desarrollo de capacidades comerciales. De esta forma, se repite la saga del TNP en un “estadio superior”. Si bien, en lo formal, el PA supone adhesión voluntaria, en los hechos vuelve a funcionar como un instrumento de presión sobre Argentina y Brasil. Digamos de paso que esta dinámica alienta a lobistas de todas las especies, con consecuencias políticas entrópicas que se potencian en el contexto presente de tensiones crecientes entre EEUU y China. Los mantras promovidos por lobistas que recomiendan la firma del PA son variaciones de la misma trivialidad tautológica: la no firma del PA coloca a Brasil y Argentina en el club de países sospechosos. ¿Sospechosos de qué? ¿De querer construir bombas atómicas? ¿Para qué? Estos argumentos ignoran –o juegan a ignorar– uno de los hitos más deslumbrantes de la colaboración nuclear a nivel global: la creación en 1991 de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), innovación institucional bilateral anterior al PA, que se materializa luego de un proceso complejo de negociaciones de más de dos décadas. ¿Pero qué tiene que ver la ABACC con el Protocolo Adicional? Pongamos este interrogante en contexto. La “llave” de la colaboración nuclear bilateral Luego de la cumbre en Foz de Iguazú, el 30 de noviembre de 1985, entre los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, donde se firmó la “Declaración conjunta sobre política nuclear”, el prestigioso anuario del SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) malinterpretaba este paso inédito a contramano de todas las evidencias. De la Argentina, sostenía que “su política de adquirir elementos para un programa de armas nucleares no ha dado sus frutos: no ha mejorado la seguridad del estado, su reputación internacional, la cohesión de la nación o las condiciones materiales del pueblo”. Más aún, agregaba, “los precisos blancos de las posibles armas nucleares argentinas han sido siempre oscuros”. Es decir, que la Argentina habría estado persiguiendo un programa de armas nucleares sin objetivos determinados. Falso de toda falsedad. Luego de afirmar otro tanto de “los grandiosos proyectos de energía nuclear, totalmente injustificables” de Brasil, finalizaba: “En cualquier caso, Argentina y Brasil al presente enfrentan una estrechez económica que los obliga a descartar los programas de armas nucleares” (SIPRI, 1986: 477). Estas acciones de difamación no son espontáneas. Siempre están coordinadas, vienen en enjambre. Como botón de muestra, en 1987, Cynthia Watson, una experta en proliferación nuclear en la región, refiriéndose a la Argentina y Brasil, afirmaba: “Pero la luz al final del túnel para aquellos preocupados por la dispersión de armas nucleares y la industria nuclear es que la crisis económica que enfrentan estos estados sea probablemente prohibitiva de cualquier expansión nuclear grandiosa para los próximos años” (Watson, 1987: 209). Es decir, igual que para el SIPRI, para Watson “la crisis económica” de ambos países era una fuente de esperanza para los países exportadores de tecnología nuclear, que además desarrollan arsenales nucleares de creciente eficacia destructiva. El SIPRI nunca se ha retractado de semejantes disparates. No es una excepción. Podríamos multiplicar estos ejemplos de construcción de supuestas intenciones ocultas coordinadas por acciones diplomáticas, de prensa y de organizaciones que se mimetizan con los rituales de la academia. Para desactivar esta lógica inquisitorial, ambos países fueron capaces de plantar la semilla institucional de un paradigma normativo alternativo al planteado por el OIEA, el PA y sus iniciativas basadas en la construcción selectiva de sospechas sobre países en desarrollo con programas nucleares que buscan niveles crecientes de autonomía. Como punto de llegada de una ardua trayectoria de más de dos décadas, en 1991, Argentina y Brasil crearon la ABACC y firmaron en diciembre de ese mismo año el Acuerdo Cuatripartito para la Aplicación de Salvaguardias entre Argentina, Brasil, la ABACC y el OIEA. El paradigma que plantea este nuevo régimen se basa en la construcción de confianza entre países vecinos a través de la inspección mutua y presencia activa del OIEA. Si bien en lo formal la ABACC, como institución bilateral de naturaleza técnica, fue creada con una función específica orientada a gestionar un Sistema Común de Contabilidad y Control (de materiales nucleares), su creación facilitó la cooperación entre Argentina y Brasil en los usos pacíficos de la energía nuclear y, como corolario, tuvo el efecto político de deconstruir la rivalidad histórica alentada desde afuera. Algunos referentes habían evaluado y anticipado esta necesidad. En 1977, el tecnólogo argentino Jorge Sabato citaba al politólogo brasileño Helio Jaguaribe: “La llave de la independencia de América Latina es el entendimiento argentino-brasileño […] Y la llave del entendimiento argentino-brasileño es la cooperación nuclear” (Sabato, 1977: 13, 17). La ABACC y el Protocolo Adicional En un cable enviado a Washington del 11/05/2009 (develado por WikiLeaks), el embajador de EEUU en Brasil, Clifford Sobel, pone en evidencia la intención de manipular y debilitar la relación bilateral: “Argentina ha aceptado la opinión de que, debido a que tanto Brasil como Argentina concluyeron su Acuerdo Cuatripartito con el OIEA en 1997 bajo el paraguas de la Agencia Argentino-Brasileña de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) de 1991, Argentina no puede aceptar un Protocolo Adicional sin que Brasil lo haga también. Si se pudiera encontrar una forma de que Argentina firmara un Protocolo Adicional sin que Brasil tuviera que hacerlo, se ejercería una enorme presión sobre Brasil para que hiciera lo mismo”. Como respuesta a este tipo de maniobras, en abril de 2010, el ministro de Defensa durante la gestión de Ignacio Lula da Silva, Nelson Jobim, convocado por la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, afirmaba que “Brasil decidió aprobar el TNP y mantener el TNP, pero no cederá al protocolo adicional, por ser invasivo de nuestra soberanía” (Audiencia Pública 0298/10, 07/04/2010). Un mes más tarde, cuando se le pregunta en una entrevista al canciller brasileño Celso Amorim la posibilidad de que Argentina “deje solo a Brasil”, dado que sectores de la Cancillería argentina estarían a favor del PA, sostuvo: “Los acuerdos nucleares con Argentina, de los cuales la ABACC es fundamental, son un pilar de nuestra asociación estratégica. Los dos países tienen que caminar juntos, y eso se percibe en ambos lados. No veo riesgo de adhesión unilateral” (citado en: Folha de S. Paulo, 03/05/2010). Pocos días más tarde, el especialista argentino de relaciones internacionales Juan G. Tokatlian sostenía en un diario local que la ABACC es suficiente para garantizar la no proliferación, siendo necesario reforzarla con nuevos compromisos bilaterales. Y luego de explicar que Argentina debería explicitar su intención de no firmar el PA, agregaba: “Mientras ello no suceda, Estados Unidos va a seguir presionando a la Argentina para que se produzca una fisura entre Buenos Aires y Brasilia. Hace poco, en la Conferencia de Seguridad Nuclear convocada por Barack Obama, la Argentina estuvo cerca de aceptar el protocolo a cambio de nada. Ello hubiese sido un error estratégico monumental” (Tokatlian, 2010). Dos hitos relacionados al estatus de ABACC tuvieron lugar en 2011. Con 20 años de trayectoria, la ABACC comienza a participar como observadora en las reuniones de la Junta de Gobernadores del OIEA. Además, luego de cinco años de negociaciones en el ámbito del Grupo de Proveedores Nucleares (NSG, por sus siglas en inglés) –integrado por los 46 países exportadores de tecnología nuclear– se acepta que la ABACC presenta garantías suficientes para ser considerado en un nivel similar al PA (Jonas et al., 2012). Finalmente, en la Estrategia de Defensa Nacional de 2012 se sostiene que Brasil “no adherirá a nuevos compromisos hasta que los estados con armas nucleares hagan un progreso significativo hacia el cumplimiento de sus obligaciones de desarme en virtud del Artículo VI del TNP” (citado en: Oliveira do Nascimento Plum y Rollemberg de Resende, 2016: 587). En este contexto, entre 2014 y 2016, la Argentina fue elegida para presidir las actividades del NSG, quedando al frente el entonces embajador argentino en Austria y representante permanente en el OIEA, Rafael Grossi y al presente director General de OIEA. De nuevo, el especialista argentino Juan G. Tokatlian, en 2016, explicaba en el diario La Nación, que más de 140 países habían firmado protocolos, “entre ellos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que, con variaciones respecto del modelo estándar, plantean un esquema no intrusivo en cuanto a la inspección de sus arsenales nucleares, que siguen intactos”. Razonaba que el modelo convencional de PA “no es superior en sus exigencias al Acuerdo Cuatripartito”. Por esta razón, frente a argumentos hipotéticos que especulan que la firma del PA garantiza el apoyo de Washington o que “habría más negocios en el campo nuclear”, concluye que “el oportunismo en política exterior ha sido y es nefasto pues genera un beneficio simbólico de corto plazo y un costo alto en el largo plazo”. Y agrega que “provocar el desmantelamiento de un mecanismo único en el mundo y que ha probado ser muy eficaz sería inaudito”. La política exterior de alineamiento incondicional del gobierno de Macri –que en 2016 inició otro ciclo de desindustrialización, financierización, endeudamiento y fuga– intentó llevar a la Argentina a la firma del PA mientras dejaba morir de inanición e intrascendencia a la ABACC. La gradualidad de la maniobra suponía ganar las elecciones en 2019. “Patio trasero” versus ventana de oportunidad En el contexto presente de reacción exacerbada a la emergencia de China en la disputa hegemónica, EEUU veta –con dichos y acciones humillantes– el acceso de Argentina a la compra de una central nuclear a una empresa china. El gobierno argentino parece estar aceptando disimuladamente el veto, con efecto de evaporación de la política nuclear y desarticulación del sector. Esta señal de debilidad sugiere la inminente intensificación de presiones para que Argentina firme el PA de forma unilateral como prenda final de subordinación. En apariencia, a cambio de nada. Este paso sería letal para el fortalecimiento y desarrollo de la ABACC. Ahora bien, en el “Acta de la reunión del Comité Permanente argentino-brasileño de Política Nuclear (CPPN)”, realizada en el Palacio San Martín, el 26/07/2022, puede leerse que las presidencias argentina (2022-2023) y la brasileña (2923-2024) del NSG permitirán “avanzar en acciones conjuntas de concientización y difusión entre los demás Gobiernos Participantes del NSG sobre la ABACC como mecanismo innovador, único y eficiente en materia de salvaguardias, que brinda garantías equiparables a las del Modelo de Protocolo Adicional a los acuerdos de salvaguardias”. Y también se lee: “Ambas delegaciones coincidieron en la necesidad de difundir la experiencia de la ABACC como una experiencia sumamente exitosa en materia de salvaguardias, particularmente, a la luz de las crecientes presiones respecto del Modelo de Protocolo Adicional de cara a la próxima Conferencia de Examen”. En un escenario global donde la transición energética es presentada como la bala de plata disponible para impulsar el “rejuvenecimiento” de un capitalismo anémico, los evidentes límites de las energías renovables intermitentes hace girar las miradas hacia la energía nuclear, revalorizada como energía de base robusta, segura y económicamente viable. En el núcleo de la batalla por el desarrollo, invisibilizar la centralidad del factor tecnológico es parte de la geopolítica del “patio trasero”. La apertura a la multipolaridad y la colaboración nuclear entre Argentina y Brasil aparecen como iniciativas complementarias y decisivas para neutralizar la imposición de vetos y marcos normativos obstaculizadores de esta ventana de oportunidad para ambos países.

Diego Hurtado

Opinión de AgendAR: Es casi innecesario aclarar que acordamos en un 100% con lo que dice el Dr. Hurtado. Lo único a añadir son observaciones muy al paso, cotidianas, de lo que significaría esta firma en la vida de la investigación y desarrollo nuclear de nuestro país. Se volvería imposible. Pongo por caso un día de trabajo en el Centro Atómico Constituyentes de la CNEA: un científico de materiales mandó una muestra de una aleación metálica el día anterior al Centro Atómico Ezeiza, para que la irradiaran con neutrones, con prioridad de despacho. Hoy se la acaban de remitir, en un primoroso pero pesado container de plomo, porque está radiológicamente activada. Ahora estamos llevándola en carretilla por un pasillo hacia otro laboratorio vecino, para que allí examinen cambios en la estructura cristalográfica de los metales con rayos X. ¿Cómo se bancó los neutrones el material? ¿Se debilitó? ¿Adquirió propiedades impensadas? La ciencia de materiales es predictiva «ma non troppo». Es ciencia, ocurren sorpresas -por suerte- y lo que manda es la evidencia. Obviamente todo esto va con papeleo mínimo pero inevitable: tiene autorización y está bajo control de la Agencia Reguladora Nuclear (ARN), que depende del Poder Ejecutivo Nacional, y por ende es organizativamente independiente de la CNEA. Es más, en el tótem estatal está varios escalones arriba. Puede sacar tarjetas amarillas e incluso rojas. Y caramba que lo hace. Pero la ARN es una agencia de contralor LOCAL. No la integran países o empresas que hoy compiten con la Argentina por el mercado nuclear mundial. Y no conozco a ningún integrante de la ARN que, contra 72 años de evidencias históricas, viva con la paranoia de que la Argentina está tratando de desarrollar armas nucleares.  En una Argentina que diseña y fabrica sus combustibles nucleares, que exporta reactores multipropósito a países adelantados como Australia y Holanda, amén de radioisótopos médicos a toda la región, y que ya tiene 11 centros de medicina nuclear en sus provincias, las investigaciones con neutrones, rayos gamma y radioisótopos son el pan de cada día. Es lo que hace la CNEA. Es lo que le da ventajas a INVAP. Para exportar y ser competitivos, hay que mantenerse a la vanguardia de la tecnologías actuales, y cuando se puede, inventar otras nuevas, más baratas y/o potentes. Pero si la Argentina firmara el Protocolo Adicional, cada uno de los tres pasos descriptos debería haber sido previamente informado al distante pero omnipresente inspectorado del Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas (OIEA), a espera de aprobación. Tres aprobaciones sujetas al arbitrio político de una agencia multilateral políticamente dominada por los EEUU, que cumple 72 años de paranoia nuclear con la Argentina. EEUU vive persuadido de que Argentina es Corea e Irán sumados, aunque con más tango y soja. Y todo ese «red tape», con idas y vueltas de mails por canales oficiales, se volvería de rigor para hacer cualquier estudio sumamente básico. Que hoy toma dos días, y que es generalmente apenas un paso en una investigación mucho más amplia, quizás de años de duración, para lograr -por ejemplo- combustibles mucho más resistentes que los actuales a las altas temperaturas. ¿Con un PA firmado, se hace o no se hace ese pequeño experimento de materiales? ¿Cuánto se demora, si se autoriza? ¿Y cuántas nuevas visitas sorpresa de inspectores del OIEA desencadenan esas tres autorizaciones? ¿Y si los tales inspectores, con su tecnología de detección hipersofisticada, encuentran radioisótopos «indebidos» (comillas intencionales) donde según ellos y según el nuevo manual (cambia rápido y «ad hoc»), no debería haberlos? ¿En cuántas explicaciones innecesarias deben enredarse personajes que están para quemarse las cejas en los laboratorios y no para escribir huevadas? ¿Cuánto las creerán, además, esos inspectores y reguladores con mandato -en inglés- de tirar arena en los engranajes?  Como subpotencia que somos en investigación y desarrollos nucleares, y como dueños mundiales -al menos por ahora- del nicho de la exportación de reactores multipropósito, firmar el Protocolo Adicional nos sacaría del ring. Punto. Como que es una de sus finalidades principales: liquidar a competidores emergentes. Punto. Estoy haciéndole el favor a los EEUU de llamarlos competidores nuestros. No lo son. En reactores multipropósito, desde 1981 a los autodenominados americanos los hemos barrido de cuanta compra directa y/o licitación participamos, salvo alguna en Tailandia. Hablo de Perú, Argelia, Egipto, Australia, Holanda y Arabia Saudita. Y ahora nos proponemos (CAREM mediante) a competir con ellos en plantas de potencia, algo que los EEUU hace 40 años que no logran venderse ni a sí mismos, porque las que hacen desde los ’80 son innecesariamente complejas y caras. La mejor carta que tienen para competir es el Nu-Scale, copiado por ingeniería inversa de nuestro CAREM. Por último, me remito a lo que dijo el Dr. Diego Hurtado, porque es una verdad de cajón. Si firmamos los PA, se rompe el ABBAC. La constitución del ABBAC entre Alfonsín y Sarney fue el punto de partida del Mercosur, algo que se suele olvidar. Pero además fue una novedad mundial, que provocó bastante desconcierto en el OIEA. El ABBAC logra que dos países periféricos pero con desarrollo nuclear propio se controlen el uno al otro. Usan sistemas de salvaguardias idénticos a aquellos con los cuales el OIEA inspecciona al resto del planeta: inspecciones pactadas, y otras por sorpresa, sistemas de control a distancia, contabilidad rigurosa de combustibles quemados. El ABBAC viene logrando que ninguno de ambos avance en desarrollos bélicos. Fue como decirle al organismo de Viena: «Muchas gracias, pero Uds. son de corcho, no hace falta que firmemos o ratifiquemos el Tratado de No Proliferación (TNP)». Nunca le digas a una burocracia poderosa que quedó pintada en la pared, y máxime si hay posibilidades de que otros países imiten el ejemplo. En Viena sonrieron con gran amabilidad diplomática, incluso nos felicitaron, y esperaron el momento de mover sus alfiles. Obviamente, el momento llegó con el presidente Carlos Menem y su canciller Guido Di Tella: firmaron el TNP sin avisarle siquiera a los brasileños. Que obviamente se sintieron apuñalados por la espalda, y con toda razón. Itamaraty, la cancillería brasileña, aconsejó firmar, como la Argentina, para no quedar aislada y aguantando sola las presiones de los EEUU. Y el TNP lo firmó aquel Menem brasileño, Fernando Collor de Melo, sin ningún problema. Por cosas parecidas, Brasil después lo echó a patadas del cargo. Pero Itamaraty no se olvida de nuestra agachada. Lo que siguió a continuación de la firma fue un intento colaborativo de Itamaraty, que en general trabaja para el Brasil y no para sí misma o para otros países, de rescatar el ABBAC. Con mucha cirugía y sutura se creó el Acuerdo Cuatripartito, en el que Brasil y Brasil se controlan uno al otro… y por arriba de ambos, la vieja tía OIEA los controla a los dos. Sí, efectivamente, un Frankenstein diplomático con doble comando. ¿Nos sirve como paraguas de un desarrollo independiente? El paraguas tiene agujeros y uno se moja más que antes. Pero en la práctica lo que se ve es que ambos países lograron seguir aliados en el ABBAC, mantener relaciones comerciales recíprocas en lo nuclear, y además conservar -con mucho trabajo- su rol de subpotencias emergentes en este campo. Y todo esto se logró pese al TNP y no debido al mismo. Que es lo que le explicarán angelicalmente sus defensores locales. Brasil, por ejemplo, logró salir adelante con su planta de enriquecimiento de uranio en Resende, Río de Janeiro, que con sucesivas ampliaciones en 2033 llegará a una capacidad de producción capaz de abastecer sus dos centrales nucleoeléctricas en Angra dos Reis, y la tercera, en construcción en el mismo estado y en el mismo predio. Eso fue muy contra viento y marea, en términos diplomáticos. Antes, el uranio minado en Brasil debía viajar a Canadá para transformarse allí en gas de hexafluoruro de uranio. Desde Canadá, el gas viajaba hasta la planta de enriquecimiento de URENCO en Holanda, para volverse polvo de dióxido de uranio de bajo enriquecimiento. Desde Holanda, volvía a Brasil para fabricar pastillas de cerámica de uranio. Inspectores en todas las etapas de este triángulo, y en los barcos. ¿No es lindo crear tanto trabajo calificado en Viena? Además de unos costos logísticos chinos y de una contaminación de padre y madre por quema de búnker-oil, el combustible naval habitual, está el asunto de la independencia, caso de last but not least. Si Canadá, EEUU o cualquier otro dueño de URENCO (el Reino Unido, Alemania, Holanda) se enojaban con Brasil por lo que fuera, éste se quedaba sin combustible y con las centrales en apagón. Asunto que debe haber colaborado no poco para que Brasil soportara, gruñendo pero sin hacer juicio, las constantes salidas de servicio de Angra I, una Westinghouse. O que la tecnología de enriquecimiento por toberas comprada a Siemens fuera un total fracaso. Con el enriquecimiento nacional asegurado, Brasil hoy avanza en el testo de una centralita de potencia de tecnología propia. Usa uranio enriquecido al 19,7%. Ese grado está en el límite superior del uranio factible de ser comercializado en firma internacional. Con ese combustible de considerable potencia específica, un PWR que puede servir indistintamente para iluminar pequeñas ciudades del interior, para fundamentalmente, y eso Itamaraty lo proclama sin ambages, para propulsión naval. En este caso, la del futuro submarino SBN Alte. Alvaro Alberto. Aquí, ojo al piojo: el TNP le prohibe a Brasil el construir armas nucleares explosivas, pero admite los reactores navales. Se redactó en los ’60, cuando EEUU se aprestaba para venderle propulsión naval nuclear a todos los países con flotas comerciales de ultramar. El PA, producto diplomático noventista de un mundo monopolar con una única superpotencia, hoy sirve «para zurcir esos agujeros». Sobre los progresos nucleares en Argentina, siempre tan cuesta arriba y a veces francamente gloriosos de puro difíciles, en AgendAR hemos publicado de sobra. No nos repetiremos. Pero no aspiramos a que nos zurzan nada. En cuanto a comercio bilateral, hace ya algunos años le compramos a Brasil la primera carga de uranio enriquecido del prototipo de la central compacta modular de potencia CAREM. Eso se pactó entre Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner, en 2010. Y como consecuencia INVAP, tras ganar una licitación de la CNEN (equivalente brasileño de nuestra CNEA), le vendió la ingeniería básica del reactor multipropósito RBM a instalarse en Iperó, estado de San Pablo. Es un maquinón de 30 MW muy multipropósito, para producir radiofármacos, testear combustibles nucleares, desarrollar aleaciones especiales para diversas industrias, desde la naval a la aeronáutica, wafers de silicio para microelectrónica, y sobre todo, para formar ingenieros, físicos y químicos nucleares. Será muy parecido al RA-10 que se construye hoy en Ezeiza. Estar en la lucha por construir los dos reactores de investigación nuclear más modernos y avanzados del mundo, y firmar simultáneamente un documento que literalmente entierra en papeles la investigación nuclear sería… ¿Contradictorio? ¿Estúpido? ¿Criminal? ¿Antinacional? Elija Ud. el adjetivo. En fin, que tanto Brasil como Argentina tienen buenos motivos para NO FIRMAR el Protocolo Adicional: resultaría tóxico para el Mercosur, letal para el ABBAC y muy malo para las industrias no sólo nucleares, sino metalúrgicas, electromecánicas, aeronáuticas, electrónicas e informáticas de ambos países. Y eso por hablar únicamente de los centenares de subcontratistas típicos de los programas nucleares nacionales con cierta vida propia. Lo que sí tiene la Argentina es un mal antecedente, el de haber obligado a Brasil a firmar, rechinando los dientes, el TNP. Sí, sí, Menem lo hizo, ya se murió, OK. Pero ya basta de pavadas. Daniel E. Arias      

La saga de la Argentina nuclear – III

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Cuando la actividad nuclear argentina está en riesgo, queremos repasar algunos momentos del largo esfuerzo que la construyó El segundo capítulo de esta saga está aquí. Y conste que este texto fue escrito en 2016. Pero mantiene cierta vigencia.

III. Oportunidades y amenazas en Viena… y en Baires

Nuestra presencia en el OIEA es fundacional (arranca en 1957), cuando funcionaba en un edificio comparativamente pequeño de Viena, en lugar del inmenso complejo de la ONU que hoy tiene a 20 minutos de subte del casco urbano. La presencia argentina ahí también es protagónica: siempre hemos tenido “jefazos” en áreas críticas de radioprotección y de comercio. Además, estamos sobrerrepresentados en el ejército más silencioso y real de OIEA: el inspectorado, los encargados de husmear la trastienda nuclear de decenas de países. En el ring vienés, al decir gringo, “we punch above our weight”: somos un peso liviano que noquea a los welters e irrita a los pesados y referís. Grossi es un hijo de casi 6 décadas de protagonismo argentino en Viena, pero también de sus propios hechos. Es el tipo que tal vez detuvo un conflicto nuclear entre Israel e Irán, o por decirlo más crudamente, el que persuadió a los iraníes de cerrar sus plantas de enriquecimiento de uranio de Natanz y Fördu antes de que el estado judío enloqueciera e transformara a su contrincante en una playa de estacionamiento radioactiva. Para, acto seguido, sucumbir bajo el odio de 2000 millones de musulmanes súbitamente unidos a escala planetaria por un gigantesco odio común. ¿Eso es conjetural? ¿Política ficción? ¿No podría haber sucedido nunca? Si cree eso, no conoce a los muchachos de la Guardia Revolucionaria Islámica o al ministro de defensa israelí Avigdor Lieberman, y tal vez ignora también que éste tiene a su disposición –según confesó el ex Secretario de Estado de George W. Bush, Colin Powell- aproximadamente 200 bombas de hidrógeno en misiles de todo tipo, incluso submarinísticos, contando sólo las apuntadas a Teherán. El total estaría en 400. La situación que desarmó Grossi, hasta 2015, parecía de peor pronóstico que la otra carrera nuclear del Tercer Mundo, India vs. Pakistán, empezada formalmente en mayo de 1974. Pese a las intermitentes guerras convencionales y atentados circunscriptos a la provincia fronteriza de Kashmir, en los Himalayas, India jamás amenazó públicamente a Pakistán con “borrarlo del mapa”. A partir de 1998, con el testeo de la primera bomba atómica pakistaní, ambos países alcanzaron ese inestable “equilibrio del terror”, o hipótesis MAD (Mutual Assured Destruction) que desde 1945 viene impidiendo una Tercera Guerra Mundial entre contendientes mucho más potentes, y la dispersa en decenas de espantosas guerritas locales, pero no nucleares. Es una diferencia grande con Medio Oriente: a partir de 2008, Teherán ya había amenazado de sobra con exterminar a Israel, pero sin tener todavía los medios técnicos a punto. Y en Tel Aviv, donde no quedan estadistas sino políticos que piensan como militares, la tentación abrumadora era la de actuar preventivamente y a fondo. Lo que hubiera seguido, en términos políticos, militares y climáticos era una pesadilla global. Se entiende que en algunos pasillos del OIEA a Grossi lo consideren un héroe gris. Es como un anónimo negociador de la policía que salva a los rehenes, pero en un episodio sucedido en una refinería de petróleo en la que estamos hasta los sudacas, y en el cual los chorros están fabricando “molotovs”, y los SWAT amenazan entrar con lanzallamas. Grossi nunca se hizo autobombo: lo suyo va con la profesión. Ni siquiera cree haber estado defendiendo una causa justa: ¿a santo de qué los israelíes son libres de tener todas las armas nucleares que quieran sin que nadie boicotee y destruya su comercio exterior? Grossi le aplicó a Irán el TNP, el principal “corpus” legal que vertebra el OIEA, que de suyo es discutible, y lo hizo en favor –indirecto- de un país que, como Israel, se da el lujo de no haberlo firmado, y de acumular cabezas termonucleares y “delivery systems” sin que la ONU se escandalice. Son sus colegas del OIEA, un puñado de expertos que conocen qué cerca estuvo el mundo del desastre, quienes saben lo que vale Grossi. No todos. El único país fuertemente interesado en serrucharle el piso a Grossi es Japón, que quiere una “re-re-elección” antirreglamentaria de Yukyo Amano, director actual. ¿Por qué Japón está en eso? Para que sus “zaibatzus” nucleares, que se acaban de comprar o hicieron alianza con las tres más rumbosas firmas de ingeniería nuclear de Occidente, irrumpan como exportadoras. Mitsubishi se alió con la francesa AREVA, hasta hace poco el mayor constructor de centrales del mundo. Hitachi se compró el 80% de General Electric, y Toshiba, el 85% de Westinghouse. Son matrimonios de conveniencia, por supuesto, es decir, los mejores. Los viejos y exhaustos gigantes nucleares norteamericanos hace décadas que no venden nada, maniatados por un combo de altos costos y oposición ecologista doméstica. A los franceses les empezaba a suceder otro tanto. Tienen tecnología nueva y sorprendente, y ahora con Japón, MUCHA plata. Pero el talón de Aquiles japonés es de imagen mundial: son aquellas 4 NPPs medianas y grandes que se hicieron puré radioactivo en Fukushima en 2011: eran todas General Electric MK-1, un diseño desastrosamente inseguro que en 1967 la Argentina rechazó “en carpeta” justamente por ser tan malo. Fukushima aparte, solamente analizando el historial de la TEPCO (Tokyo Electrical Power Corporation), Japón lleva demasiadas décadas acumulando muertos en el ropero.  Pero además de socios nuevos, tiene desarrollos propios y quiere desesperadamente un lavado de cara. Si la pelea de Argentina hoy por Arabia Saudita es con Corea del Sur, la pelea por OIEA es con Japón, y la causa es una sola: nosotros también necesitamos exportar tecnología nuclear argentina. Aunque somos un peso mosca, como exportador nuclear, créase o no, tenemos más horas de vuelo que Japón y Corea, y además una foja limpia de accidentes. Y en materia de dirigentes, Amano ya pasó dos períodos haciendo la plancha, mientras Grossi, con su silenciosa epopeya de Irán, se ganó el respeto de países tan disímiles como EEUU, Rusia, China, y sigue la lista. Grossi hoy dirige un grupo fuerte de poder en OIEA, el NRG (Nuclear Suppliers Group), donde goza de mayoría de intención de votos, 30 sobre 48. Hasta hace dos meses, eran 31. Pero como Macri no designa a Grossi, Japón va comprando indecisos uno tras otro. Perú, el primer cliente nuclear de la Argentina, país con dos reactores nuestros a falta de uno (desde 1987 y andan joya), le vendió el voto a Japón hace dos meses. Y no es imposible que Argentina también se haya vendido: el embajador local de Japón, llamado Noriteru Fukushima (tal cual), dijo hace justamente un par de meses que su país invertiría aquí U$ 7000 millones en infraestructura y trenes. De buenazo, nomás. Nadie le había pedido nada. Por derecha, al menos. Estamos hablando de renunciar a una pelea dura por U$ 80.000 millones a cambio de la promesa de un crédito blando por U$ 7.000. Dado que la victoria y la promesa son igualmente inciertas, las matemáticas indican que es mejor pelear. Y si podemos hacerlo con Rafael Grossi como cabeza del OIEA, alguna chance. Alguien que despierte a Macri, por favor.

Daniel E. Arias

La ANMAT autoriza el ensayo clínico de Fase II/III de la vacuna argentina contra el COVID

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Se evaluará la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson”.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el inicio de los estudios de Fases II y III para evaluar la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de la vacuna nacional “ARVAC Cecilia Grierson” desarrollada en conjunto por el CONICET, la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Laboratorio Pablo Cassará. El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, celebró “el esfuerzo de nuestros científicos, la articulación entre distintos actores públicos y privados, y el trabajo conjunto con el Ministerio de Salud, que permite seguir adelante con este proyecto necesario para la salud de los argentinos y para la soberanía sanitaria. Es la primera vez que se lleva adelante en el país estudios de Fase II y III para una vacuna de desarrollo nacional.” “Contar con una vacuna de producción nacional contra COVID-19, desarrollada por investigadoras e investigadores argentinos, es una muestra concreta de lo que podemos lograr cuando el sector público y el privado aunamos esfuerzos y trabajamos en conjunto”, consideró su par de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, quien destacó además el impulso otorgado por el Presidente a esta iniciativa. Tras la aprobación recibida por ANMAT, la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson” (ARVAC CG) está en condiciones de avanzar con los estudios clínicos de Fase II y III, que serán realizados en voluntarios adultos previamente vacunados contra el virus SARS-CoV-2. La búsqueda de esta población se orienta a personas que ya hayan cumplido 18 años de edad o más, que se encuentren sanos y que hayan recibido dos dosis del esquema primario de la vacuna contra COVID-19, a los que se les aplicará el esquema de refuerzo de la vacuna en estudio. Los periodos interdosis serán los recomendados por el Ministerio de Salud de la Nación en los esquemas de vacunación publicados. Cabe destacar que, a partir de los resultados parciales de la Fase I, se obtuvo información de seguridad preliminar que demostró que la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson” es segura y muy inmunogénica. A su vez, se comprobó que una dosis de refuerzo incrementa hasta 30 veces los anticuerpos neutralizantes contra las variantes del virus Ómicron y Gamma. Pensada para dosis de refuerzo en personas ya inmunizadas, la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson” se basa en la tecnología de proteínas recombinantes, una tecnología segura que ya se aplica en las vacunas contra la Hepatitis B en niños recién nacidos desde hace más de 20 años o más recientemente, el VPH. Se trata de una plataforma que ha demostrado seguridad y que puede adaptarse fácilmente ante el surgimiento de nuevas variantes a nivel regional o mundial. Además, esta vacuna podrá ser almacenada entre 2 y 8°C (temperatura de heladera), lo que permitirá que las dosis de la ARVAC Cecilia Grierson, a diferencia de las primeras vacunas contra el COVID-19, sean más económicas, fáciles de producir y de distribuir.

La saga de la Argentina nuclear – II

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Cuando la actividad nuclear argentina está en riesgo, queremos repasar algunos momentos del largo esfuerzo que la construyó El primer capítulo de esta saga está aquí. Nos dicen: «Pero empiezan por la mitad de la historia!» Es que el punto  clave -y la carta fuerte de la Argentina atómica- es nuestra capacidad de investigar, desarrollar tecnología original y exportarla. Si no fuera por eso, la saga nuclear criolla habría terminado hace mucho. De modo que viajamos hacia el pasado reciente (2016), momento bravo si los hubo. A todo o nada en Riyadh saudi-arabia-korea Maldición, los coreanos nos sacaron la “pole position”: el rey Salman bin Abdulaziz de Arabia Saudita firma con KOPEC. Hay U$ 80.000 millones en juego. ¿Vamos a dar o no esa batalla?  (Septiembre 30 de 2016) Arabia Saudita es donde “primereamos” al resto del planeta en este mercado novísimo de las SNPPs (Small Nuclear Power Plants) como lo es el CAREM. O más probablemente y según vienen las cosas, es donde los coreanos nos pasan por encima. Para mayor humillación, con tecnología que nos copiaron. Desde 1987, la Argentina ganó casi todas las grandes licitaciones internacionales por reactores multipropósito: son los que no fabrican electricidad pero sí radioisótopos, o materiales especiales, o capacitan personal. Los realmente multipropósito son los que hacen todo. Cuando INVAP construyó el OPAL en Australia, quedó establecido que tenemos el mejor diseño, cosa admitida por nuestro hasta hace poco competidor más acérrimo, Canadá, al que hemos derrotado en todos lados. Pero este año (2016) estamos perdiendo oportunidades históricas. Algunas menores son irremediables. Bolivia, claramente: tras una década de “cultivar” el cliente ya estábamos descorchando champagne cuando los rusos aparecieron de la nada y nos sacaron de juego. En otras pujas seguimos en el ring: quizás Holanda, quizás Tailandia. Pero sobre todo Arabia Saudita, ojalá Arabia Saudita. Insh’ Allah, que sea Arabia Saudita. Si ganamos Holanda (viene complicadísima), estaremos construyendo el mayor reactor de fabricación de radiofármacos del planeta. 600 millones de euros por lo bajo. En 2009 nos parecía un montón de plata y de prestigio. Hoy, en un mundo distinto donde ya tenemos ganados algunos campeonatos, es un aperitivo. No se puede vivir de aperitivos. Pero Arabia Saudita… en esa complicada monarquía surgida del estado más desértico de la Tierra, con reservas hídricas no muy superiores a las lunares, en marzo de 2013 parecíamos ganador inevitable. Con los saudíes habíamos creado INVANIA, un “joint venture” de la barilochense INVAP, veterana de tantas victorias mundiales en reactores, y la inexperta pero riquísima TAQNIA. El objetivo eran 16 centralitas CAREM para dar potencia a otras tantas plantas de desalinización de agua de mar. El agua no es chiste en este sitio: Arabia creció bruscamente de 6 a 30 millones de habitantes y hoy gasta el 28% de su petróleo en desalinizar agua de mar, y ése es uno de los procesos más energívoros de la física. Los saudíes tienen apuro por poder volver a exportar el petróleo que hoy queman en beber. Este año TAQNIA tenía que estar en obra con un CAREM. Pero en 2015 los saudíes congelaron todo, invitaron a otros jugadores y ahora estamos arrinconados por Corea del Sur. Para sumar insulto al daño (y no podemos echarle culpas a nadie salvo a nosotros) en 1997 los surcoreanos ya habían tratado de comprarnos el CAREM “a cambio de un besito”. Y ante la irritada negativa de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) a regalar su proyecto “de bandera”, lo copiaron (vaya a saber cómo se chorearon los planos y las planillas de cálculo) y a su copia la llamaron SMART. Imbéciles de nosotros, tendríamos que haber hecho el prototipo inmediatamente cuando los coreanos se fueron de aquí con una sonrisa que prometía venganza. Pero en 1997 el país estaba en otra, haciendo todo lo posible -nuestras clases dirigentes son infalibles en ello- por dejar de ser un país, ser apenas un lugar. En algo les ganamos a los coreanos: tenemos 32 años de trabajo de paciente “desarrollo hormiga” del CAREM, hecho con centavitos por INVAP, cuando para la CNEA ese era “un proyecto exiliado”. Están testeados en modelos físicos reales casi todos los componentes críticos. Se hizo un reactor nuclear (el RA-8, en Pilcaniyeu, Río Negro) para ensayar los combustibles. Hay un prototipo de 32 MW en construcción, a terminarse en 2018 (por alguna causa, se lo sigue llamando CAREM 25). Los coreanos ya testearon una planta piloto de unos 20 MW, lo que no es poco. Tal vez empiecen un prototipo de módulo comercial de 99 MW en 2017. Pero nadie se extrañe de que ese prototipo esté en Arabia. Y de que se venda a un extravagante precio de U$ 1000 millones. Y de su capacidad de generar, amén de electricidad, 40.000 m3 de agua diarios (equivalente a 25 piletas olímpicas de natación) en una planta anexa. La KAERI (Korean Atomic Energy Research Institute) no es ningún café académico sino el núcleo de un programa nuclear con empresas infernalmente agresivas. Las lidera la estatal KOPEC, que junta más de 30.000 expertos en puestos directos. Ya caminan la Península Arábiga a lo grande: a los vecinos Emiratos les vendieron 4 monstruosas centrales nucleares APR 1400, de las cuales la primera se termina el año que viene. En ese lugar del planeta a nadie parece temblarle el pulso por estar comprando “casi-prototipos”: la primera APR 1400 del mundo entró en línea en Shin Kori, Corea del Sur, en 2016, de modo que de experiencia operativa real, poco y nada. En reactores chicos modulares de agua liviana, como nuestro CAREM o su SMART, los coreanos tienen la ventaja de venir no de una distraída república sojo-financiera, sino de un país cuya dirigencia se forjó en la fragua de la industria pesada, luego la de la electrónica, y hoy quiere ser el tercer o cuarto exportador nuclear mundial. Si Dios y Allah fueran argentinos y le ganáramos a este minúsculo coloso, nuestros son el poder, la gloria y la primera venta -¡masiva, además!- del CAREM. Y hay también un reactor multipropósito en juego, pero en el contexto, apenas es “una yapa”. Según la WNU (World Nuclear Association), todo ese contrato vale no menos de U$ 80.000 millones, cifras que me parecen siderales, pero eso es Medio Oriente. Lo cierto es que si ganáramos en Arabia Saudita, pasaríamos de exportador ocasional de grandes plantas de finalidades científicas y médicas a exportador serial de plantas eléctricas. Es un mercado inmediblemente mayor, en el cual pudimos ser los primeros, y que hoy está empezando a explotar. Hablo de decenas de miles de millones que no son de soja ni de mineral metalífero. Son de valor agregado argentino duro y puro. Todo eso está en juego, y en peligro.  carem smart A qué me refiero cuando digo que el SMART (abajo) es una copia fiel del CAREM argentino, centrales compactas con el primario y los generadores de vapor encapsulados dentro del recipiente de presión, y refrigeración convectiva, sin bombeo de agua. Mientras aquí no se le daba un mango a la CNEA y ésta perdía recursos humanos a espuertas, los coreanos nos chorearon el diseño. Y hay cuatro empresas más que hicieron lo mismo.

Daniel E. Arias

PD de 2023: En Arabia Saudita terminamos vendiendo un reactor de investigación y docencia muy chico, lo que en la jerga se llama «una facilidad crítica de potencia cero». Obviamente, algo mucho más básico y barato que un CAREM, pero el asunto provocó no poca irritación entre los dueños occidentales de la pelota nuclear. Por lo que se sabe, los coreanos no tuvieron éxito en ese reino arenoso con sus SMART y nadie dice «esta boca es mía» a la hora de explicar las causas. Y nosotros seguimos pacientemente construyendo el prototipo del CAREM, obra que estuvo totalmente detenida entre 2018 y 2021 porque a algún presidente se le antojó cortar el presupuesto 2016 de la CNEA a la mitad de su valor (en pesos) de 2015, y dejarlo clavado allí. Lo dicho: esa pequeña venta de INVAP a Arabia Saudita causó no poca irritación entre los dueños de la pelota nuclear mundial. Pero la tenacidad paga. Si en 2024 a la CNEA no vuelven a hacerle el chiste de dejarla sin un cobre, el prototipo del CAREM se termina en 2026, y allí nos enteraremos de sus virtudes y defectos ocultos. En Holanda INVAP ganó finalmente -en 2018- la segunda licitación del reactor Pallas, en Petten, tras derrotar por segunda vez a todos los demás, y en semifinal a los rusos y coreanos. Ya había ganado en 2008 contra los mismos adversarios, pero Holanda decidió cancelar.

Analía Rearte: «Hoy estamos con una circulación muy, muy alta de Covid»

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La directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica, Analía Rearte, aseguró que en el país hay una circulación “muy alta” de coronavirus en un contexto en el que también hay un aumento de casos de otros virus respiratorios, al tiempo que recomendó aplicarse la dosis de refuerzo contra la Covid-19 si pasaron más de cuatro meses desde la última aplicación.

“Hoy estamos con una circulación muy, muy alta de Covid. Durante todo este año tuvimos circulación viral, empezamos 2022 con una circulación altísima de Covid, SARS-CoV-2, concomitantemente con influenza, que fue una cosa rara porque influenza no circula generalmente en verano”, dijo la funcionaria en declaraciones a Télam Radio.

“Hubo circulación viral que también es algo raro porque los virus respiratorios tienen su estacionalidad en invierno”

En ese marco, agregó que durante todo el año “hubo circulación viral que también es algo raro porque los virus respiratorios tienen su estacionalidad en invierno, con lo cual la circulación de SARS-CoV-2 ha alterado un poco este año que pasó”.
“Y hoy nos encontramos entonces ya con una disminución pero hasta hace un par de semanas teníamos una circulación muy fuerte de virus de influenza”, añadió.
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Además, Rearte remarcó que el “SARS-CoV-2 con estas nuevas variantes es un virus tremendamente transmisible”, por lo cual recomendó “la vacunación” como base para la prevención, además de los cuidados específicos como el uso adecuado de barbijo en espacios cerrados, especialmente en momentos de alta circulación de virus respiratorios; hacer las reuniones al aire libre; asegurar la adecuada ventilación de ambientes; y el lavado de manos frecuente, entre otros.
En cuanto a los contagios, la cifra de lunes significa un incremento del 17% respecto al parte anterior (61.903).

La saga de la Argentina nuclear – I

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Cuando la actividad nuclear argentina está en riesgo, queremos repasar algunos momentos del largo esfuerzo que la construyó Con Daniel Arias, columnista estrella de AgendAR, nos conocimos y empezamos a apreciarnos -con algunas reservas- en el tiempo de los blogs, ese experimento en comunicación que fue sobrepasado por twitter (y que puede volver a florecer si Elon Musk sigue haciendo tonterías). Pero empezamos a colaborar recién en 2016, en la primavera (?) macrista, cuando Daniel estaba empeñado en lo que parecía una quijotesca campaña para que el diplomático argentin Rafael Grossi llegar a ser el Director del Organismo Internacional de la Energía Atómica. Profesionalmente, tengo alguna experiencia en campañas. Sé que las quijotescas a veces funcionan mejor que las del «caballo del comisario». Y también que los resultados a veces no son los que Don Quijote esperaba. La cosa es que sus notas empezaron a aparecer en mi blog personal, y se fueron transformando en una historia del desarrollo atómico en la Argentina, los logros y los condicionantes geopolíticos. Que alguna vez se transformará en un libro, en un estilo menos informal. Me parece que en este verano porteño, mientras planeamos como seguirá la relación de AgendAR con sus lectores en este año de decisiones, empezaremos a publicar esta saga. De lo mucho que se hizo, de lo mucho que no se pudo hacer, y que señala lo que podemos hacer, si nos decidimos.

A. B. F.

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Cómo abrir cuatro cajas de pandora, ser aplastado por INDIRA GANDHI, JIMMY CARTER, RAÚL ALFONSÍN, CARLOS MENEM, DOMINGO CAVALLO, sobrevivir para contarlo… y contarlo
  1. Para despertar a Mr. Magoo 
(septiembre 29, 2016) La hago corta: este año nos jugamos una bolsa de U$ 80.000 millones de dólares de tecnología nuclear contra Corea del Sur. ¿Tengo su atención, lector? El partido se juega en Riyadh, viene empatado, se dirime a penales, y si el presidente Macri sale de su nirvana, podría designar al Messi Atómico Criollo –un fenómeno diplomático llamado Rafael Grossi-, y éste a su vez podría darnos un shot definitorio. Subrayo el uso del potencial: esto sería como ganar la lotería dos veces. Para explicar a Grossi, a quien habré visto por última vez en 1986, tengo que irme a tiempos de sus bisabuelos, como a 1950. Desde entonces que el Programa Nuclear Argentino fue, y todavía es, el mayor intento en la historia sudamericana de construir una economía del conocimiento. Su historia, llena de aciertos y errores, de arremetidas y agachadas, de gigantes coloridos y de villanos sórdidos, ya abarca tres generaciones de frustraciones y triunfos, con más de estos que de aquellas. Y no ha terminado, acaso su mayor triunfo. Sus mismas fortalezas (técnicas) lo hacen vulnerable (políticamente). Ha sido el único programa nuclear pacífico del Tercer Mundo que abrió una tras otra “las cuatro cajas de Pandora” del átomo: logró dominar el ciclo de combustibles, el reprocesamiento de combustible quemado, la fabricación de agua pesada y el enriquecimiento de uranio. En 1943, por fabricar agua pesada a uno lo bombardeaban, sin importar bajas civiles. En 2003, por una acusación (falsa) de estar enriqueciendo uranio, los EEUU invadieron Irak. En cambio nuestro programa nuclear desafió obstinada pero tranquilamente el orden establecido por la división internacional del trabajo. Y por sus éxitos pasó las de Caín, ganó más de lo que sufrió, fue profeta en tierra ajena y pordiosero en la propia, y pese a todo sigue ahí. Lo raro es que tras tanto esfuerzo no nos haya vuelto una subpotencia tecnológica, como Corea del Sur. Tan extraño como que siga vivo. Nuestro status actual, el de “podría ser potencia”, es peligroso. Hemos ganado demasiadas licitaciones en reactores. Tenemos la primera central compacta del mundo en construcción. Somos un tábano en el lomo de demasiados estados nucleares. Cuando se obra como hemos obrado y tal vez sigamos obrando, desde afuera llueven las acusaciones de “proliferante”, o en casa brotan rarísimas coyundas de ecologistas y neoconservadores para enterrarte en vida. Algo así le ha sucedido un programa nuclear más rumboso –pero mucho menos enraizado- que el nuestro, el brasileño. Y ahí quedó. Estas cosas van con el oficio: hay apretar las muelas y seguir. Cuando uno ya construyó una industria atómica y su cadena de proveedores calificados, además del rédito más obvio –energía relativamente barata y con factores de disponibilidad del 90% o más-, los “spin offs” son múltiples y diversos. En nuestro país, van desde satélites, radares, drones, agricultura de precisión y medicina nuclear hasta nanotecnología. Retroceder desde allí un proyecto de “país mascota agrícola-financiera” supone brutos costos políticos hasta para el vendepatria más sotreta: se cierran plantas, se pierden negocios, puestos de trabajo y plata a espuertas, se sigue importando  gas “al puro gas”, el país se brota aún más de apagones, de piquetes y de pobres. Y ni hablemos de mantener el capital más crítico: los recursos humanos. Si Macri lo propusiera hoy, Rafael Grossi sería casi inevitablemente el próximo director general del OIEA. Pero los tiempos para hacerlo se terminan. ¿Exactamente cómo podría ayudar Grossi encumbrado en el OIEA al Programa Nuclear Argentino? Como hipótesis de mínima, podría “pisar la pelota” y evitar o retrasar que Argentina le ponga el gancho a nueva legislación internacional “made in USA” capaz de embarrarle aún más la cancha a la industria atómica nacional. Hipótesis de máxima: ignoro los límites y probablemente también Grossi. Sería como tener un papa argentino en un “boom” mundial del catolicismo, porque la economía, obligada por el desastre climático, hídrico, biológico, alimentario y sanitario causado por los combustibles fósiles, está en un renacimiento nuclear a paso forzado, con sus focos más activos en el Lejano y el Medio Oriente. Grossi en OIEA es tener relaciones “face to face” con los 168 países adherentes, mantener el primer puesto que la Argentina ya tiene en reactores multipropósito, y apalancar las primeras ventas del CAREM, la minicentral de potencia compacta que inaugura un mercado totalmente nuevo. Imposible saber cuál es su techo.

Argentina y Brasil diseñan una moneda común para el comercio regional, en medio de la tormenta

El embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, confirmó en declaraciones recientes que ambos países comenzaron tratativas formales con el fin de poder consolidar la creación de una moneda regional común, denominada inicialmente como Sur, que no reemplazaría al Peso o al Real, pero que tendería a fortalecer el vínculo comercial en Latinoamérica.

El año pasado, el actual ministro de Hacienda del flamante presidente Lula da SilvaFernando Haddad y su secretario ejecutivo, Gabriel Galípolo, defendieron la creación de una moneda sudamericana para impulsar el comercio y la integración entre los países.

Scioli se reunió con el ministro de Economía de Lula y dio detalles del ambicioso acuerdo bilateral

Cumbre de la CELAC: 25 presidentes en un mes, inversiones en juego y una pregunta que jaquea a Alberto Fernández

«Un proyecto de integración que fortalezca a América del Sur, incremente el comercio y la inversión conjunta sea capaz de conformar un bloque económico de mayor relevancia en la economía global y de otorgar mayor libertad al deseo democrático, la definición del destino económico de los participantes del bloque y la expansión de soberanía monetaria«, escribieron ambos funcionarios en una columna de Folha de Sao Pablo. pretende, bajo ese sistema, quitarle protagonismo al dólar en las relaciones económicas de la región, vínculos que pretende incentivar, según volvió a decir en su discurso de asunción del 1 de enero.
El mismo Haddad recibió en su casa al ministro de Economía, Sergio Massa, y al embajador Scioli, con el objetivo de conversar acerca de la moneda regional Sur.
«Nuestro protagonismo se materializará a través de la reanudación de la integración sudamericana, desde el Mercosur, la revitalización de la Unasur y otras instancias de articulación soberana en la región», remarcó en sus primeras palabras como presidente.

CÓMO ES SUR, LA MONEDA COMÚN CON BRASIL

El subsecretario para América latina de la Cancillería y asesor de integración regional de Massa, Gustavo Gómez Pandiani se refirió a «la idea de establecer una moneda común para operaciones comerciales» y subrayó que «no se está hablando de una moneda única, sino de una común cuyo objetivo central es poder compensar el comercio en una moneda que hasta podría llamarse Sur, hay un proyecto por ahí», en referencia a la propuesta de Lula.
«No sería una moneda que elimine monedas nacionales, sino una creada específicamente para las operaciones de comercio bilateral», remarcó.
Alberto Fernández y Lula da Silva. (Presidencia)
De esta forma, «el viaje del ministro Sergio Massa al Brasil tuvo como objetivo tomar contacto previo a la asunción del gobierno de Lula con los principales ministros del área económica del futuro gabinete», expuso. «Es una manera de tomar contacto con las autoridades que van a asumir el cargo el 1 de enero, Massa se adelanta y toma esta iniciativa para poder coordinar algunas cuestiones con el principal socio comercial de la Argentina«, apuntó el asesor de confianza del ministro. El presidente de Chile, Gabriel Boric, expresó en un reportaje reciente que la propuesta conversada entre Argentina y Brasil la encuentra «interesante». «Tenemos que pensar fuera de la caja», le dijo Boric a Mónica Bérgamo, periodista de Folha, revelando que le preguntaron sobre el mismo tema cuando visitó Colombia. Sin embargo, remarcó que los procesos regionales deben pensarse «en el largo plazo». «Pensemos en la experiencia europea. La Comunidad Europea del Carbón y del Acero [la primera entidad supranacional formada por varios países europeos] se fundó en la década de 1950. Y terminó en la Unión Europea, que solo logró una moneda común casi 50 años después», dijo.

Medicina nuclear en Formosa

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Se inauguró oficialmente en Formosa un centro de medicina nuclear como parte del Plan Nacional iniciado en 2014. Se integrará a la red de centros de esta especialidad que ya funcionan en otras partes del país vinculados a hospitales públicos y en tres meses de operación ya atendió a más de 100 pacientes que antes debían trasladarse a otras provincias.

Con un plantel formado en un 95% por profesionales y técnicos oriundos de Formosa, se inauguró formalmente el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia “Dr. Néstor Kirchner” (Cemenurnk), ubicado en el predio del Hospital de Alta Complejidad “Pte. Juan Domingo Perón”, en la capital formoseña. El centro, que comenzó a funcionar este año y ya brindó tratamientos oncológicos a más de 100 pacientes, es parte de la Red Nacional de Centros de Medicina Nuclear que impulsa la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Los centros de medicina nuclear tienen la particularidad de que utilizan radiación para atacar células cancerosas que se encuentran dentro del cuerpo humano. En el centro de salud de Formosa hay dos aceleradores lineales capaces de emitir electrones a muy alta velocidad que pueden hacer esta tarea. También se está montando un tomógrafo de emisión de positrones (PET) para diagnóstico y, junto a este equipo, hay un acelerador ciclotrón, que es el que produce el radioisótopo que se inyecta al paciente, entre otros usos. Rolando Granada, presidente de la Fundación del Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia “Dr. Néstor Kirchner”, explicó: “Estamos disponiendo de una tecnología que hace uso intensivo de fenómenos nucleares para abordar problemas oncológicos, pero que también va a servir para aspectos cardiológicos y neurológicos, es decir, en todas aquellas situaciones donde también se necesite una capacidad de alta resolución de diagnóstico. Yo soy formoseño y estoy altamente satisfecho de ver a mis coprovincianos atendiendo a gente de la provincia y las posibilidades que esto significa. Que la gente no tenga que movilizarse a lugares alejados, sobre todo en momentos de la vida en que se están transitando situaciones difíciles. Todo esto ayuda a una mejor calidad de la vida y de la atención de la gente. Se elimina una discriminación por las posibilidades económicas o disponibilidades de obra social frente a quienes no la tienen”.
El centro, que comenzó a funcionar este año, ya brindó tratamientos oncológicos a más de 100 pacientes.
Una red para acercar la salud a la gente Hasta la inauguración de este centro de salud –que contó con la presencia del presidente de la Nación Alberto Fernández, el ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, el gobernador de la provincia de Formosa, Gildo Insfrán, y la presidenta de la CNEA, Adriana Serquis– los pacientes que necesitaban este tipo de tratamientos o diagnósticos solían trasladarse hasta la Ciudad de Buenos Aires u otras provincias, lo cual era una limitación muy importante, especialmente para las personas de bajos recursos. También se espera que el centro de salud atienda a pacientes de Paraguay que necesitan tratamiento. En los tres meses que lleva de operación, se han atendido 113 pacientes de la Argentina y seis del país límitrofe con Formosa. Granada remarcó la importancia regional del centro: “En Formosa no hay carrera de Física Médica, pero los profesionales que trabajan en este centro son de esta provincia y se han formado en otros lugares, y han rendido las licencias correspondientes de acuerdo con la normativa de la Autoridad Regulatoria Nuclear. El 90% del equipo de profesionales, técnicos y operadores son formoseños que vuelven a la provincia. Este centro no está aislado, sino que, cumpliendo las premisas del plan nacional, está estrecha y físicamente vinculado al Hospital de Alta Complejidad de Formosa, de manera que hay una sinergia total entre ambos centros que da una riqueza particular en beneficio de los pacientes”. Entre el 2014 y el 2018, los aportes de la CNEA para la construcción, equipamiento y capacitación de recursos humanos del Cemenurnk fue de aproximadamente 51 millones de dólares.
El Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia “Dr. Néstor Kirchner” (Cemenurnk), ubicado en el predio del Hospital de Alta Complejidad “Pte. Juan Domingo Perón”, en la capital formoseña.
El Plan Nacional de Medicina Nuclear plantea la construcción y operación de 11 centros en todo el país. Además de los que ya están en operación falta terminar los de La Pampa, Santiago del Estero, Pergamino, Jujuy y uno en en el campus de la UNSAM. También se buscar darle impulso a las carreras de Física Médica. El financiamiento de las obras del área nuclear fue reducido casi a cero en el Presupuesto Nacional de 2018, pero la construcción del Centro de Medicina Nuclear de Formosa pudo continuarse gracias a que la provincia continuó con el financiamiento.  “Hubo retrasos de diversa índole en la construcción del centro: una reducción marcada del flujo de fondos durante la gestión del Gobierno anterior, cuando desde Formosa se pidieron fondos adicionales por dificultades que aparecieron en la obra. El centro de Río Gallegos, por ejemplo, se inició al mismo tiempo que este pero se terminó en agosto de 2018. El Gobierno de Formosa tuvo que aportar los fondos para completar esta fase que debería haberse hecho con fondos nacionales”, explicó Granada. La provincia de Formosa tiene un 7% de sus habitantes pertenecientes a pueblos originarios, por lo que en otro hospital recientemente inaugurado se han incluido instrucciones en wichi y en toba en los sintonizadores de voz de un tomógrafo helicoidal (no nuclear). “La atención de pobladores de pueblos originarios es una política que la provincia tiene establecida en sus diferentes facetas y diferentes aspectos, y la salud pública no es ajena a esto. El centro está atendiendo a pacientes que poseen y que no poseen obra social, y la provincia interviene activamente porque queremos también que este centro se autofinancie y para eso se están firmando contratos con obras sociales el ministerio de Desarrollo Humano de la provincia también está atento a otras situaciones en las cuales no existe esa cobertura, pero lo hace a través de la provincia y aquí también aparecen los sectores de pueblos originarios”.

Matías Alonso

El nuevo brote de covid en China, y el peligro de nuevas cepas que no respondan a las vacunas

Desde que el gobierno chino decidió -o se vio forzado- a abandonar so política de «Covid cero» y las duras restricciones que implicaba, los medios de todo el mundo han seguido atención lo que sucede, o se dice que sucede, en China Y se plantea, en los medios y en los especialistas, la posibilidad que se esté incubando una nueva ola de la pandemia del coronavirus, como sucedió con la «gripe española» hace un siglo, entre 1918 y 1922. Reproducimos la extensa y documentada nota que le dedicó el New York Times. Y corresponde señalar que, a pesar de su origen en el adversario de China en la Guerra Fría II, finaliza evaluando con un escepticismo racional la posibilidad que sea jusamente en China se estén desarrollando nuevas variedades del virus inmenes a las vacunas. Como señala un destacado estuioso «La mayoría de las personas en todo el mundo habían contraído el virus. “Esas infecciones superan a las que se han registrado en China”. Después de todo, si 1 de cada 5 personas en el mundo es china, 4 de cada 5 NO lo son.

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«A medida que la COVID-19 se propaga con gran rapidez en China, científicos de todo el mundo buscan pistas sobre un brote de enormes consecuencias para la salud de cientos de millones de chinos, la economía mundial y el futuro de la pandemia. Pero a falta de información detallada por parte del gobierno chino, determinar el tamaño y la gravedad del brote en el país más poblado del mundo es un gran juego de adivinanzas científicas.

En Hong Kong, un equipo de investigadores estudió a fondo los datos de los pasajeros de cinco líneas de metro de Pekín para determinar la posible propagación. En Seattle, un grupo de modeladores intentó en vano aplicar ingeniería inversa a una filtración gubernamental no verificada que detallaba el número de casos de las autoridades sanitarias chinas. En el Reino Unido, los científicos están haciendo sus propios cálculos sobre la eficacia de las vacunas chinas.

Cualquier anécdota personal o noticia en las redes sociales proveniente de China —como la escasez de medicamentos, los hospitales colapsados, los crematorios  saturados— puede servir para los modelos de los investigadores.

Todos intentan entender lo mismo: ¿a qué velocidad se propaga el virus en el país? ¿Cuánta gente ha muerto? ¿China podría ser la fuente de una nueva y peligrosa variante?

Pacientes con COVID-19 en el vestíbulo del Hospital Popular numero 5 en la ciudad suroccidental de Chongqing en diciembre.
Credit…Noel Celis/Agence France-Presse
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.Mientras los científicos sopesan diversas fuentes de información poco fiables, se preparan para resultados que pueden ser catastróficos. Si no se toman nuevas medidas de precaución, algunos cálculos del peor de los escenarios sugieren que la COVID-19 podría matar a tantas personas en China en los próximos cuatro meses como lo ha hecho con los estadounidenses durante los tres años de pandemia.

Sin respuestas satisfactorias, algunos países están limitando el ingreso de viajeros chinos, aunque basados en parte en temores infundados o motivaciones políticas. Estados Unidos, Italia y Japón han dicho que exigirán una prueba de COVID-19 negativa a quienes vengan de China, por temor a que el aumento de casos pueda producir nuevas variantes más amenazadoras. El viernes, Francia y el Reino Unido anunciaron medidas similares.

Aunque los investigadores y expertos en virus dijeron que lo más probable es que las nuevas medidas tengan poco efecto para frenar la propagación, las políticas reflejan la visibilidad limitada del brote. En general, los modelos de los científicos apuntan a una propagación explosiva y a una elevada tasa de letalidad, dado que muchas personas en China tienen poca o ninguna inmunidad a las subvariantes de ómicron. Pero incluso sus estimaciones son dispares.

En la más sombría de las hipótesis sobre lo que podría significar el fin de la política china de “cero covid”, casi un millón de personas podrían morir durante los primeros meses de la reapertura, según informaron este mes investigadores de Hong Kong en un estudio financiado en parte por el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, aunque el estudio no proporciona un periodo exacto.

Un grupo estadounidense calculó hasta medio millón de muertes para abril y otro millón para finales de 2023 si China rechaza los mandatos de distanciamiento social. Airfinity, una empresa de análisis ubicada en el Reino Unido, presentó esta semana un pronóstico a corto plazo aún más funesto: 1,7 millones de muertes por COVID-19 para finales de abril.

Hasta este mes, el mundo parecía tener una idea más o menos clara de lo que estaba ocurriendo con el virus en China. El Partido Comunista en el poder publicaba con orgullo las bajas cifras diarias de casos y muertes como testimonio de su estricta política de “cero covid”. Un sistema nacional de confinamientos, cuarentenas y pruebas masivas mantuvo el virus a raya.

Personal de la aerolínea revisaba a los pasajeros a su llegada al Aeropuerto Internacional Xiamen Gaoqi, en diciembre.
Credit…Mark R Cristino/EPA
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Pero a principios de diciembre, el gobierno decidió abandonar de manera repentina su estrategia de “cero covid”, lo cual dejó a la comunidad científica en la oscuridad.

“Nadie tiene ni la más remota idea”, dijo Siddharth Sridhar, virólogo clínico que centra sus estudios en las enfermedades infecciosas emergentes.

Siempre ha sido difícil predecir el curso de la pandemia. Incluso en lugares como el Reino Unido, donde los datos son confiables, los pronósticos casi siempre han estado muy lejos de la realidad. Sin embargo, los científicos han usado las muertes por COVID-19 registradas como un barómetro confiable para determinar el posible tamaño de un brote.

Los datos procedentes del gobierno chino ya no son de fiar. Según los datos oficiales, China solo declaró 12 muertes por COVID-19 del 1 al 29 de diciembre. El país ha manifestado que solo contará las muertes por insuficiencia respiratoria directamente relacionada con la infección y que dejará fuera a un gran número de personas que murieron porque la infección agravó enfermedades subyacentes o causó insuficiencia cardiaca o hepática.

Los expertos afirman que la velocidad de propagación sugiere un número mucho mayor de muertes. La semana pasada, una ciudad reportó medio millón de casos en un solo día. Otra, manifestó tener un millón.

También hay indicios de que las autoridades están presionando a médicos y crematorios para que eviten catalogar como relacionadas con el virus incluso las muertes por causas respiratorias.

Un hombre metía un ataúd vacío en una camioneta cerca de una funeraria ubicada a dos horas de Pekín, donde las funerarias se estaban llenando.
Credit. Associated Press . Un médico de un hospital privado en Pekín dijo que él y sus colegas encontraron recientemente una nota mecanografiada en el escritorio de un hospital instándolos a “tratar de no escribir insuficiencia respiratoria causada por covid” como la principal causa de muerte.  Times. El médico dijo que no estaba claro si el mensaje fue generado de manera interna o si lo enviaron los funcionarios del gobierno. Pero han estado circulando advertencias similares en las redes sociales chinas diciéndoles a los médicos que no “escriban descuidadamente covid” en los certificados de defunción.
Varios analistas incluso dudan de la información filtrada por las autoridades gubernamentales sobre el recuento de casos, que se ha utilizado para evaluar la magnitud del brote en China. Un cálculo reciente, que circuló por las noticias y las redes sociales chinas, citaba datos de las autoridades sanitarias nacionales según los cuales 250 millones de personas se habían infectado en los primeros 20 días de diciembre.

Algunos científicos afirmaron que esas cifras tan importantes indicaban ya fuera que China había estado suprimiendo los datos durante meses o que estaba intentando hacer creer que el brote había alcanzado su punto máximo.

“O saben algo que nosotros no sabemos o están tratando de decir que lo peor ya pasó”, dijo Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación Sanitaria de la Universidad de Washington.

“Sospecho que es lo último”, dijo refiriéndose a la idea de que China trata de proyectar que lo peor ya pasó. Parece poco probable que China haya podido falsificar los números durante meses sin levantar sospechas, dijo.

Pacientes de COVID-19 en el Hospital Tianjin Nankai, el miércoles. Las ciudades de China han luchado contra el aumento de infecciones, la escasez de productos farmacéuticos y las salas de hospitales y los crematorios desbordados.
Credit. Noel Celis/Agence France-Presse
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El cambio radical en los mensajes de China también está complicando las evaluaciones de los científicos. Hace apenas un mes, los medios de comunicación controlados por el gobierno de China advertían sobre los peligros del virus. Ahora, dice que la variante actual de ómicron es leve y que el brote es manejable.

Sin embargo, a los científicos y expertos en salud pública les preocupa que la variante ómicron haya parecido menos grave en otros lugares en gran parte porque esas poblaciones tenían enormes reservas de inmunidad, incluso de infecciones anteriores, un conjunto de circunstancias que no se dan en China. Si China intenta sobreponerse al brote sin reimponer medidas de salud pública ni aumentar la vacunación, los científicos temen que haya muchas muertes innecesarias.

Por ejemplo, los investigadores de Hong Kong descubrieron que administrar más cuartas dosis de la vacuna y medicamentos antivirales, además de implementar medidas de distanciamiento social, podría salvar al menos 250.000 vidas durante la reapertura de China. El equipo de Murray también encontró que los mandatos de distanciamiento social podrían ayudar a evitar que los hospitales sufrieran una ola concentrada de pacientes, lo cual reduciría unas 200.000 muertes hasta abril, incluso más si a esas medidas se suma el uso más generalizado de cubrebocas y antivirales.

La percepción que el público chino tenga de la amenaza del brote también será importante para su evolución. Los científicos señalan que incluso si la gente decide empezar a tomar más precauciones durante un breve periodo, esto podría suponer la diferencia entre que los hospitales puedan tratar a sus pacientes más enfermos o que se vean completamente desbordados.

La tasa de vacunación del país es otra variable importante. Mientras que el 90 por ciento de la población ha recibido dos dosis de la vacuna, la tasa de refuerzo es mucho menor entre los chinos de mayor edad. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que con las vacunas chinas que utilizan virus inactivados es fundamental recibir tres dosis.

Según James Trauer, experto en el modelado de enfermedades infecciosas de la Universidad Monash de Melbourne, Australia, la protección extra de las dosis adicionales debe surtir efecto en menos de dos semanas para las personas que ya se vacunaron. Y señaló que el tamaño del país significa que el brote no alcanzará a todo el mundo al mismo tiempo, por lo que algunas regiones tendrán más tiempo para inocular a más personas.

Los científicos están analizando los patrones de transporte para comprender qué tan rápido podría propagarse el brote, pero las estimaciones no son precisas.

Los científicos de Hong Kong, en su estudio reciente, analizaron datos de pasajeros de un conjunto de líneas de metro de Pekín. La información, dijeron, sugería que la movilidad en la ciudad se había reducido a niveles bajos porque las personas se quedaban en casa para protegerse contra el virus.

Pero Yanzhong Huang, miembro principal de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores, dijo que había algunos indicios de que, al menos en las grandes ciudades, el tráfico peatonal se estaba acelerando y los restaurantes estaban cada vez más ocupados.

“Eso parece desafiar la noción de que las personas están tomando precauciones”, dijo.

Gente sentada en un restaurante en el distrito de Jing’an, en Shanghái, en diciembre.
Credit…Hector Retamal/Agence France-Presse
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Sin mejores indicadores de la frecuencia con la que las infecciones por covid se vuelven mortales en China, muchos científicos han empezado a hacer comparaciones con la información proveniente de Hong Kong. El territorio chino era particularmente vulnerable cuando ómicron comenzó a extenderse allí a principios de 2022.

Algunos modelos han asumido que China experimentaría una tasa de mortalidad por infección muy similar a la de Hong Kong en las primeras etapas de su brote. En ese entonces murieron casi 10.000 personas en un territorio de 7,5 millones a los pocos meses de la propagación de la variante ómicron. Una cifra comparable en China, con sus 1400 millones de habitantes, sería mucho mayor.

Pero también hay diferencias importantes. China tiene una cobertura de vacunas más sólida en su población de mayor edad que la que tenía Hong Kong al comienzo del brote.

Sin embargo, según el momento de sus respectivos brotes, la campaña de vacunación de toda la población de China fue más temprana que en Hong Kong, lo que significa que los efectos de las inoculaciones tardaron más en desaparecer. Hong Kong también brindó la opción de vacunas occidentales con tecnología de ARNm más nueva, mientras que China se basó exclusivamente en vacunas locales, menos efectivas. Los hospitales también pueden tener más dificultades para manejar el aumento en algunas zonas de China.

Vacunación en la provincia de Guizhou, suroeste de China, en diciembre.
Credit…Agence France-Presse
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La falta general de claridad ha generado preocupaciones de que el tamaño del brote podría crear más oportunidades para que el virus que circula por China (versiones importadas de la ómicron) mute a una variante más peligrosa.

Pero los científicos se muestran escépticos ante ese escenario en el brote actual de China.
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Variantes similares a las que China ha registrado fueron superadas hace meses en Estados Unidos por subvariantes de ómicron más contagiosas. Después de que Italia ordenara las pruebas para los viajeros de China, dijo que los primeros casos que secuenció fueron causados por una variante de ómicron que ya estaba presente en Italia.
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Funcionarios de salud de la Unión Europea dijeron el jueves que evaluar a los viajeros de China no estaba justificado.

“Hemos tenido una gran cantidad de infecciones a nivel internacional”, dijo James Wood, un experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney, estimando que la mayoría de las personas en todo el mundo habían contraído el virus. “Esas infecciones superan a las que se han registrado en China”.

Alexandra Stevenson y Benjamin Mueller

Avanzan: la Administración Nacional de Desarrollo de Software (ANDES), y el monotributo tech

La empresa con la que el Gobierno va a contratar programadores para que le presten servicios al Estado ya tiene nombre y podría lanzarse en eeste primer trimestre de este año. El secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk, anticipó que el proyecto está muy avanzado y que sería una herramienta eficiente que permitiría ahorrar costos.

“Esta idea es una iniciativa que llevamos adelante y que también conversamos mucho con el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, y con su equipo. Es un proyecto que viene muy avanzado y que espero que lo podamos llevar adelante en el primer trimestre de este año”, afirmó Sujarchuk.

El proyecto tomó estado público en noviembre pasado, cuando el secretario lo anunció durante un evento de la Cámara de la Industria Argentina del Software de Argentina (Cessi). Allí sostuvo: “Nosotros, además, vamos a potenciar la creación de una empresa nacional de software: no para quitarles trabajo, sino para darles más trabajo. Si no, siempre el león se come al ratón. En las grandes licitaciones, ninguna empresa chica tiene espalda suficiente. Mejor que el Estado esté para agrupar a todas las pequeñas empresas y que entren a vender servicios. No hay que tener miedo ni ver fantasmas, hay que trabajar en serio y poner números sobre la mesa”.

Para los empresarios, un proyecto así potenciaría a la industria local e incluso se podría pensar en exportar el software. Sin embargo, no creen que sea necesario crear una compañía para tal fin, sino que alcanzaría con modificar la ley de compras.

Según Sujarchuk, la empresa permitiría retener talento que hoy el Estado no puede preservar porque no tiene las categorías para hacerlo. Cabe recordar que el sector está muy bien pago, y según el último relevamiento de la Cessi, un desarrollador semi senior cobraba $256.000 en julio pasado. La cifra puede ser mayor si trabaja para el exterior y cobra en dólares.

“La empresa no sólo nos permitirá brindar servicios que no van a tener costos, sino que además va a ahorrarle costos al Estado, pero además el avance de la economía del conocimiento es tan rápido que hoy por hoy se vuelve una necesidad estratégica contar con una compañía así. Hay una necesidad de contar con un soporte estatal que le brinde servicios al Estado para ser más eficiente y, principalmente, para aggiornarse al mundo contemporáneo”, explicó.

“Es una de esas medidas que nosotros vemos como de avanzada, que tomamos a tiempo para poder estar a la altura de las circunstancias en la medida en que se empiece a avanzar en billeteras electrónicas, tokenización de activos, tokenización de procesos, de datos. Entonces es clave tener una empresa de software que garantice al estado la organización y al privado también le va a dar una oportunidad”, agregó.

Monotributo tech

Por otra parte, sostuvo que el proyecto de monotributo tecnológico se incluiría en el temario de las sesiones extraordinarias a las que está convocando el Gobierno.

“La propuesta del Ministerio de Economía va a ser incluir el proyecto en el llamado a extraordinarias. El monotech no solo abarca a la economía del conocimiento, sino a otros talentos como periodistas, guionistas, gamers, diseñadores, etc. que prestan servicios permanentes o eventuales. Si el Estado argentino no les da una herramienta no es que las personas dejan de prestar el servicio al exterior, sino que lo hacen de manera offshore, cobrando en criptomonedas o cuentas de afuera, o con algún otro mecanismo”, esgrimió.

El monotributo tecnológico va a correr a la par del monotributo tradicional, es decir que, si alguien ya es monotributista y saca el monotech, no va a pagar ni la jubilación, ni las cargas sociales que ya está abonando. Va a haber tres categorías según el nivel de facturación con topes de US$10.000, US$20.000 y US$30.000

“Estudiamos los topes con las empresas del sector para que esto no los perjudique en cuanto a las contrataciones, que es lo que algunos argumentan, y, en general, hemos encontrado muchísima adhesión de los sectores jóvenes porque con esta herramienta pueden ingresar de forma lícita y en blanco con una carga tributaria baja sus ingresos en una cuenta en dólares sin pasar por el mercado único de cambios”.