Investigadores de la UNSAM desarrollan una vacuna contra el virus chikungunya

Imgen gentileza UNSAM

La Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT) y la empresa Sinergium Biotech —conformada por los laboratorios argentinos ELEA y Biogénesis Bagó—financian el desarrollo de vacunas biotecnológicas en el marco de los Proyectos Concertados con Empresas (PCE).

«Chikungunya» es una palabra del idioma Kimakonde que significa «doblarse», porque los enfermos a veces se doblan de dolor. El cuadro se caracteriza por una fiebre alta y rápida,  generalmente acompañada de dolores articulares muy fuertes. Otros signos y síntomas frecuentes son: dolores musculares y de articulaciones, también de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas. Los dolores desaparecen en pocos días, aunque a veces también pueden durar semanas o meses, según la enfermedad se desarrolle en forma subaguda, aguda o crónica.

En las formas cronificadas persisten años. Hay casos raros con complicaciones oculares, neurológicas y cardíacas y gastrointestinales, y aunque es infrecuente, un chikungunya en ancianos, niños menores de un año y embarazadas puede complicarse en forma letal. Es una enfermedad sin cura (se cura sola… o no), y necesita una vacuna.

Uno de los cuatro proyectos aprobados por «La Agencia» es liderado por los investigadores del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la Universidad Nacional de San Martín, Diego Álvarez, especialista en virología, y Juan Ugalde, especialista en desarrollo de vacunas y detección de enfermedades y decano del Instituto. Oscar Taboga y Victoria Alfonso, especialistas en báculovirus del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), completan la dirección de este equipo interdisciplinario que obtuvo 6 millones de pesos para el “desarrollo y prueba de eficacia de vacunas contra el virus chikungunya” durante los próximos tres años.

“Este financiamiento es importante por varias razones: representa un impulso económico para nuestras investigaciones; nos vincula con una empresa líder del sector farmacéutico; promueve la colaboración con colegas de otra institución; y permite que nuestros conocimientos impacten en la sociedad en forma directa”, asegura Álvarez.

“Hacemos ciencia motivados por la satisfacción intelectual de comprender procesos muy complejos y porque nos parece relevante desentrañar procesos biológicos básicos. Pero creo que el sueño último es que eso tenga un impacto en la sociedad”, indica Ugalde, quien cuenta: “Tenemos experiencias exitosas en el desarrollo de vacunas contra bacterias como la Brucella. En este caso, la vacuna a desarrollar es contra un virus, pero la experiencia previa es de gran ayuda”.

Las investigaciones de Álvarez sobre el dengue —iniciadas hace una década— aportaron principios biotecnológicos para el diagnóstico de dicha enfermedad mediante tiras reactivas. Ese mismo desarrollo será transferido a la empresa de base tecnológica Chemtest, de la que Ugalde es socio fundador.

Acerca de la vacuna que desarrollarán, Álvarez explica que “cubre un área de vacancia en todo el mundo y podría beneficiar a millones de personas”. “El virus chikungunya llegó a América en 2013 y se diseminó desde el Caribe llegando a infectar a 1 millón de personas en toda la región”, amplía Álvarez, quien comenzó a estudiar la biología básica del virus tras el brote ocurrido en 2016 en la Argentina.

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Una vacuna basada en báculovirus híbridos

La vacuna es un virus «híbrido», emparentado con el Chikungunya pero sin su agresividad, que se cultiva en células de insectos. Este virus híbrido ha sido recombinado, y expresa algunos antígenos (proteínas que desatan una reacción inmune) del Chikungunya verdadero. Los expertos dicen: «está decorado como un Chikingunya».

“Son báculovirus híbridos capaces de generar inmunidad en el organismo humano contra el virus”, explican Ugalde y Álvarez. “El sistema inmune está entrenado para diferenciar lo propio de lo no propio, lo que es interno de lo que es externo al organismo. Cuando el sistema reconoce un virus, un parásito o una bacteria como no propio dispara una respuesta y lo elimina”, detalla Álvarez.

“El concepto de esta vacuna es exponer al paciente a un conjunto reducido de proteínas del chikungunya que no causará la enfermedad, pero que el sistema inmune reconocerá como no propio generando anticuerpos y una memoria inmune contra el virus”, añade Ugalde. “Para alcanzar este resultado recurrimos a los báculovirus, que son muy seguros para los seres humanos. A diferencia del virus chikungunya, se trata de virus que no causa la enfermedad —no es infectivo—, pero que activa nuestro sistema inmune”, completa Álvarez.

El virus chikungunya

La fiebre chikungunya se transmite al hombre por la picadura de mosquitos de la especie Aedes, que son los mismos que transmiten el virus del dengue y se reconocen con facilidad por sus rayas blancas en las patas. Son mosquitos que vinieron desde África en barco, durante los siglos que duró la trata de esclavos. Los mosquitos, muy domésticos y de volar distancias cortas, se infectan con el virus cuando pican a una persona enferma. De este modo el virus se multiplica en el mosquito y el ciclo de transmisión de la infección se reinicia cuando el insecto pica a una persona sana.

Los síntomas aparecen tras cuatro u ocho días de incubación. No hay una terapéutica del chikungunya: sólo atención sintomática hasta que el paciente se cure solo y quede inmunizado por haber desarrollado la enfermedad. La reinfección no existe o no se la detectó jamás, pero sí la cronificación de los dolores artículomusculares.

 

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