Energía nuclear, cambio climático y la Argentina – 3° parte

El NuScale estará bien copiado del CAREM, pero éste ya está en construcción. El 13 de noviembre se hormigonó el “nivel cero”: la obra ya está a nivel de la tierra

Sin duda Daniel seguirá escribiendo sobre el tema -es incontenible- pero creemos que los temas centrales que ha encarado están bien cubiertos entre la 1° parte, aquí, la 2°, aquí, y ésta. Los problemas, muy reales y cercanos, que traerá el calentamiento global, las posibilidades que ofrece la energía nuclear para enfrentarlos, y las oportunidades para nuestro país en este tema. Y la falencia de nuestros gobiernos para aprovecharlas, hasta para defendernos.

En nuestra modesta opinión, aún un gobierno más esclarecido que éste no alcanzará para la tarea si la sociedad no está consciente del problema y las soluciones. En eso estamos.

¿El huracán de Santa Catarina en 2004 fue un mero “cisne negro” u otra advertencia más de que la realidad física regional (y del mundo) cambió, y cambiará más? En los registros, fue la primera tormenta del Atlántico Sur que calificó para huracán. Siguen pasando cosas que antes no pasaban.

El 4 de abril de 2012 a las 06:30 horas el SMN (Servicio Meteorológico Nacional) emitió un aviso de alerta meteorológico por probables vientos fuertes para la región de la Pampa Húmeda, incluyendo el norte de Buenos Aires. A las 11:30 subrayó que estaban dadas las condiciones para el desarrollo de tormentas que podrían alcanzar intensidad fuerte o inclusive severa. Qué modo de quedarse cortos.

El monstruo se desató alrededor de las 20.00 horas. Dejó 27 muertos, 839 heridos, 79.760 árboles tumbados que aplastaron unas 500 viviendas y unos 400 autos: los números luego pierden exactitud por esa imposibilidad argentina de articular informes públicos y privados. Miles de casas renunciaron a sus techos, decenas de edificios tropezaron y sepultaron a sus ocupantes, amén de decenas más de inmuebles que capearon la tempestad tan derrengados, que hubo que irlos derrumbando “a posteriori”.

Nadie contó las miles de personas que debieron pasar ese otoño y parte del invierno sin luz o agua, atrincherados y velando armas en sus casas para evitar saqueos, especialmente en los partidos más pobres del conurbano Oeste.

Pero el número fuerte de aquella noche fueron los 4 tornados independientes, dos F1 y dos F2 en la escala Fujita-Pearson, desconocida hasta entonces en la Reina del Plata. En su deriva en trayectorias paralelas con forma de arco, desde Luján hasta La Plata, atravesaron el conurbano Oeste como 4 motosierras. Las huellas de su paso al día siguiente medían 70 km. de largo y de 1 a 2 kilómetros de ancho cada una. Los F2, dijo después el SMN, tenían vientos rotatorios de hasta 256 kilómetros por hora. En 2 de las 4 huellas no quedó nada en pie.


Y ahora que estos «cisnes negros» aparecen y constituyen una nueva norma en países y regiones donde no se había registrado, Argentina tiene LA central a prueba de cambio climático.

¿Se entiende por qué, publicitariamente, hay que inaugurar primero el CAREM que NuScale? ¿O Ud. es de los memoriosos que atesoran el nombre del segundo humano en pisar la Luna? Su nombre es Buzz Aldrin y vivió décadas borracho y deprimido, por olvidado. Sin embargo, no cualquiera es astronauta: el hombre se rehizo. Bien por él, pero hay una tecnología energética –el CAREM- en la que podemos ser Neil Armstrong, quien plantó su huella en la Luna unos minutos antes que Aldrin, y por ello vivió el resto de su vida en una serena gloria.

Presentado en 1984, pedido oficialmente por Turquía a la CNEA en 1988, negado por el canciller Guido di Tella en 1993 y puesto en obra recién en 2011, desde 2016 el CAREM sumó otro año más de atraso por partidas anuales insuficientes que la inflación disuelve en pocos meses.

Entretanto, ¿qué le hace creer al gobierno, a “los economistas” (no todos) y a los directorios de nuestras empresas patrias que la energía nuclear “es cara” y “está muerta”, enterrada por nuestro “combo del futuro”, gas de fracking y renovables?

En un mundo cuyas dos potencias principales están sujetas a desastres climáticos crecientes, de los cuales son también las dos principales causantes, tener Vaca Muerta no es tener la vaca atada. Máxime cuando el dueño de la mayor flota de centrales nucleoeléctricas del mundo, EEUU, con 98 activas, desde 2000 prefiere NO desmantelarlas al fin de su vida útil. Si la autoridad regulatoria está de acuerdo, el dueño privado de una máquina envejecida la reconstruye a nuevo, la moderniza y la relicencia para 20 años más, en promedio. Eso, en el país que inventó el “fracking”. ¿Estamos jugando con estrategia, o simplemente corriendo tras la pelota? ¿Los autodenominados «americanos» saben algo que nosotros no sabemos? Empiezan a saberlo.

Entre tanto, China se prepara a tener 58 centrales nucleares en operaciones en 2030, casi todas novísimas, un par de ellas de tecnología propia, y a ser el mayor exportador mundial de ese tipo de plantas, con la Hwalong-1 de 1140 MW como oferta «de bandera». «La fábrica del mundo», como se autodenomina la China de Xi-Jingping, funciona básicamente a carbón y por ello es también la mayor emisora de carbono del planeta. Eso hoy es un riesgo diplomático inaceptable: a la larga, puede llevar a China a enfrentar un boicot internacional masivo contra todas sus exportaciones por parte de naciones con ciudades costeras inundadas. La cúpula del Partido Comunista chino está desesperada por salir de esa zona de peligro, y por eso se nucleariza «a escape», para descarbonizar su economía… y de paso añadir ítems «high tech» a una oferta industrial que necesita un cambio de imagen.

Análogamente, en el país que inventó la actual guerra comercial mundial y 2do emisor mundial de carbono, los EEUU, parte de la dirigencia política empieza a percibir el mismo riesgo. Un acuerdo bipartisano pide un «Green New Deal», al cual se acaba de añadir, tras alguna reticencia de los Demócratas, la construcción de más y mejores centrales nucleares.

Mientras se escriben estas líneas, los hechos se amontonan. La semana pasada fueron las primeras 8 cesantías en CONUAR, una de las dos sociedades mixtas entre CNEA y Pérez Companc para la fabricación de combustibles nucleares. Esta semana es la absorción de FAE, la segunda de esas sociedades, por CONUAR. Dato a recordar: FAE vale una ponchada. Allá por 2014 adquirió un horno especial que la volvió la única planta del Hemisferio Sur capaz de fabricar tubos sin costura de inconel 690, una super-aleación de níquel cromo resistente a presiones, temperaturas y corrosión extremas, pero terriblemente difícil de maquinar. Esos tubos forman el alma de los generadores de vapor de las centrales tipo CANDU.

Desde 2014 un total de hasta 140 firmas industriales argentinas esperaban participar en ambas obras ofrecidas por la China National Nuclear Corporation (CNNC), una CANDU de 740 MW y una Hwalong-1 de 1140 MW. En la CANDU la industria argentina, estaba acordado, participaría con el 85% de los componentes en valor, de modo que decenas de fábricas y talleres calificados como «nuclear grade» se equiparon con nueva tecnología y recursos humanos. FAE fue el caso más llamativo. Obviamente, si compró ese horno carísimo no fe únicamente para fabricar los 4 nuevos generadores de vapor de la central cordobesa de Embalse. Detrás venía la CANDU ya apalabrada con China nos ofrecía, y además se abría la posibilidad de exportar estos componentes a otros países del CANDU Owners Group (COG). Sin contar la India, caso especial, ahí hay 44 unidades cercanas a la hora de «retubamiento».

Los diversos gremios nucleares del Centro Atómico de Ezeiza, atentos a su trabajo, tienen datos de hasta 150 probables cesantías en la movida de FAE a CONUAR, y creen “que en el trasbordo de uno a otro barco se caerán varios marineros al mar”, por así decirlo. Los simples ciudadanos nos preguntamos por qué un grupo económico tradicionalmente fiel al átomo elige achicarse en esa área hoy. Lo hace justo antes de que el presidente Mauricio Macri se junte con su también más que par indio, Narendra Modi, para ampliar la oferta comercial argentina a la India, país con el que tenemos cuenta corriente positiva, y creciendo.

Macri, sin embargo, se volvió un caso de estudio cuando en 2018, (luego supimos que a pedido del Departamento de Estado) se negó a que su mucho más que par Xi-Jingping literalmente le regalara 1880 MW instalados nucleares.

Incluían –como oferta anzuelo- una CANDU de 740 MW con 75% de financiación, 85% de componentes nacionales, 20 años de pago al 4% de interés y 8 años de gracia. “El Tío Xi” quiere entrar al mercado nuclear sudamericano para frenar a su rival ruso ROSATOM, ya operativa en Bolivia. Y la puerta grande, por default de Brasil, es Argentina. Eso llevó al prémier chino a ofrecer el 100% de financiación para la Hwalong-1. Y pese a eso no consiguió nada.


La materia prima (U20 en polvo) y el resultado final (un pastilla de cerámica para Atucha I)

No es el único país asiático que nos tiene «en su radar», ya sea como vendedor o comprador. Inevitablemente hubo escarceos previos de romance entre la India y Argentina por la cuestión CANDU: ellos y nosotros usamos este tipo de centrales con uranio natural y los mismos combustibles. En los ’90, el Dr. Carlos Aráoz, uno de los míticos “12 apóstoles de Sabato” en sus muchas décadas en la CNEA y experto en materiales nucleares, recorrió el programa nuclear de la India, buscando oportunidades.

Cuando vio los sistemas de fabricación semiartesanales de pastillas cerámicas de dióxido de uranio (U02) en Hyderabad enarcó las cejas. La pastilla tipo CANDU argentina se fabrica en CONUAR en forma automatizada y bajo atmósfera reductora, tiene una ceramización tan perfecta que cuadruplica la densidad de U02 en polvo, y soporta casi 2000º C sin emitir gases o fracturarse. Pesa 10 gramos, pero su contenido de energía equivale al de 601 metros cúbicos de gas natural.

Al toque Aráoz se trajo a la Argentina al director de planta india, el Dr. K. Sinha, para que viera cómo hacían las cosas en CONUAR. Sinha estaba admirado. Tras un cruce de e-mails la India hizo una oferta por la tecnología… y llegó un “white paper” de La Embajada, objetando la venta a un país no firmante del Tratado de No Proliferación. “La operación se cayó”, le comunicó a Aráoz el gerente de Relaciones Internacionales. Tiempos del presidente Carlos Menem. El portazo de Aráoz se debe haber escuchado en el edificio Harry Truman, Washington, sede del Departamento de Estado.

Lo menos convencional de la canasta que lleva ahora Macri a la India son justamente los sofisticados tubos en «U» de inconel 690 para las CANDU y “CANDU-like” Indias. Es mucho mercado: suman 22 centrales operativas ya envejecidas, y hay 12 nuevas pedidas con presupuesto asignado, 6 de ellas en construcción. Por ahora, el único fabricante en el Hemisferio Sur de tubos de esa super-aleación es CONUAR. De hecho, los de la central de Embalse, en Córdoba, «retubada» a nuevo por NA-SA entre 2015 y 2018, ya están trabajando “joya” desde principio de año.

¿Los venderá este presidente? Lo sabremos en unos días.

Daniel E. Arias