Desarrollan en Argentina un suero para prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico

Un grupo de médicos especialistas del Hospital Italiano, de Buenos Aires, y científicos del CONICET, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, anunciaron este jueves 11 un nuevo suero para el tratamiento del temido síndrome urémico hemolítico (SUH).

Argentina tiene la mayor tasa de incidencia a nivel mundial de síndrome urémico hemolítico en menores de cinco años (8,5 casos por cada 100.000 niños), lo que lo convierte en un problema crítico de salud pública. Es la primera causa de insuficiencia renal aguda (y la segunda de la insuficiencia renal crónica). Es responsable de uno de cada cinco trasplantes de riñón en niños y adolescentes en nuestro país.

Por eso, no es casual que el que está en camino de convertirse en el primer medicamento para prevenir la enfermedad haya sido desarrollado en la Argentina: la fase inicial del ensayo clínico culminó con éxito.

El SUH es una intoxicación alimentaria causada por el consumo de alimentos contaminados con una cepa de la bacteria Escherichia Coli productora de la toxina Shiga: principalmente carne mal cocida (sobre todo picada), pero también leche sin pasteurizar, verduras, agua no potable y por baños en aguas contaminadas. Para impedir su ingreso al organismo, también es clave evitar la contaminación cruzada (al cocinar, no utilizar la misma superficie o utensilios para lo crudo y lo cocido) y lavarse correctamente las manos. Además de serias complicaciones renales, puede dejar secuelas de por vida y, en algunos casos, provoca la muerte.

La causa más frecuente: carne mal cocida

El fármaco desarrollado es un antisuero, similar a los tratamientos que se utilizan en caso de picaduras de serpientes y alacranes, que actúa neutralizando la toxina. Luego de que los estudios preclínicos mostraran que protegió con éxito y sin efectos secundarios la salud de los ratones ante la presencia de Shiga(toxinas producidas por algunas cepas de E. coli), se iniciaron a fines de 2017 los estudios en adultos que integran el Registro de Voluntarios Sanos del Hospital Italiano, el primer centro habilitado por la Agencia Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para conducir ensayos clínicos en etapas tempranas de investigación. De la primera fase -realizada de acuerdo a los estándares internacionales más altos- participaron 14 personas que recibieron el suero por vía endovenosa.

El medicamento “ha demostrado tener un perfil de seguridad y de concentraciones en sangre que permiten seguir avanzando hacia las fases posteriores”, anunció Ventura Simonovich, jefe de la sección de Farmacología Clínica del hospital. “No solamente es inédito por la magnitud del problema, si no también es importante destacar que es la primera vez que un grupo de científicos argentinos trabajando por una enfermedad que afecta primariamente a nuestro país desarrolla un tratamiento, cuando en otros lugares del mundo no se ha podido encontrar uno adecuado”.

LOS PASOS SIGUIENTES:

En los próximos meses está planificado iniciar el estudio clínico de fase 2/3, que se desarrollará con un equipo de pediatras y nefrólogos pediátricos del Hospital Italiano y de más de 10 centros ubicados en provincias y ciudades que registran mayor incidencia de casos (Buenos Aires, La Plata, Bahía Blanca, Mendoza, La Pampa, Neuquén, Córdoba, Santa Fe y Rosario).

Se planea reclutar unos 400 niños que ingresen a esos establecimientos con síntomas compatibles con infección por E. Coli, a quienes se les hará un test rápido para confirmar o descartar la presencia de la bacteria y, en caso de que resulte positivo, serán invitados a participar voluntariamente y bajo las regulaciones de ANMAT en el ensayo clínico que buscará demostrar la seguridad y eficacia del medicamento en pacientes.

Estiman que esta fase durará unos dos años. De culminar con éxito, encenderá la luz verde para la aprobación y comercialización del medicamento.

Hasta el momento, no hay tratamiento específico aprobado para la enfermedad. Ante el cuadro, en la actualidad se realiza un «tratamiento de sostén», es decir, se tratan los síntomas y el compromiso de los órganos afectados. Si llega a producirse una insuficiencia renal aguda, se indica diálisis.

No es la primera vez ni el primer lugar en el que se intenta desarrollar anticuerpos con alta capacidad de neutralizar la toxina, pero hasta el momento todos los intentos habían sido infructuosos debido a una condición propia de Shiga: es altamente inestable.

A través del diseño de nuevas estructuras que combinan dos proteínas diferentes, científicos argentinos del laboratorio Inmunova (una empresa biotecnológica argentina surgida hace nueve años del Instituto Leloir) y del Instituto de Medicina Experimental (dependiente de la Academia de Medicina y del Conicet) generaron sueros de alta potencia con capacidad de reconocer a diferentes variantes de la toxina y presentarla correctamente al sistema inmune (el sistema de defensas del organismo) para evitar la evolución a SUH.

En Argentina se producen unas 5.000 infecciones por año por E. Coli y unos 400 niños desarrollan la enfermedad (el SUH), de los cuales un 20% queda con insuficiencia renal. A diferencia de países como Canadá, Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Japón, que también reportan brotes periódicos, acá la enfermedad es endémica. De hecho, sólo a nivel local se registran casi la misma cantidad de casos que en todo el continente europeo.

“Estamos muy orgullosos de estar gestando el primer producto biotecnológico innovador desarrollado totalmente en Argentina de alcance global, porque pensamos que este va a ser el primer medicamento que va a tener la posibilidad de frenar el síndrome urémico hemolítico”, afirmó entusiasmado y emocionado Fernando Goldbaum, investigador superior del Conicet, cofundador y director científico de la start-up biotecnológica Inmunova y responsable a su vez de la dirección científica del proyecto.

Para el biólogo y CEO de Inmunova Linus Spatz, el mayor desafío es realizar el diagnóstico en forma rápida para poder tratar a los chicos con el suero. “Existe un período ventana entre que un chico ingiere la bacteria y desarrolla el SUH (aproximadamente de tres a ocho días)”, apuntó. No obstante, aclaró que no todos en los que se detecta la bacteria desarrollan el síndrome (sólo un 10% a un 15%), pero no hay formas de predecir quienes lo harán.

Explicó que los niños “empiezan con diarrea, dolor abdominal intenso (pueden ser vómitos), fiebre, diarreas con sangre y ahí en general llegan a las guardias de los hospitales o a una consulta pediátrica. Existen diversos tests de diagnóstico rápido de presencia de la toxina. Necesitamos que el tiempo de intervención sea el adecuado” para aprovechar “esa ventana de oportunidad de tratar a los chicos y frenar la toxina que se va acumulando y dañando al organismo”.

El mecanismo de acción del suero es conceptualmente muy parecido a lo que se hace ante una mordedura de una víbora o una picadura de un alacrán, situaciones en las que se suministra un suero antiveneno. “Esto es un suero antitoxina. Hace más de 30 años que se utiliza esta metodología de purificación de sueros, no tienen prácticamente efectos adversos y salvan miles de vidas”, comenta Spatz.

Desde Inmunova ahora también planean generar un antisuero similar para tratar el Hantavirus, comentaba en un artículo publicado en el sitio del Conicet Goldbaum, quien es también jefe del Laboratorio de Inmunología y Microbiología Molecular de la Fundación Instituto Leloir y director del Centro de Rediseño e Ingeniería de Proteínas de la Universidad de San Martín.