Se llama carcinoma de células basales y es la forma más frecuente de tumores de piel, un cáncer que se cobra 80 mil vidas al año en el mundo y cuyo nivel de incidencia en Argentina es medio-alto. Se combate con un fármaco que se toma por vía oral. Investigadores argentinos intentan reformularla para hacerla más efectiva y con menores efectos secundarios.
La búsqueda y mejora de tratamientos para combatir el cáncer de piel es el objetivo final del equipo liderado por Jorge Montanari, investigador del CONICET en el Grupo de Biología Estructural y Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (GBEyB, UNQ) vinculado al Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA), que alcanzó un resultado
prometedor publicado por la revista International Journal of Pharmaceutics.
Se trata de la introducción en un sistema a escala nanométrica –algo tan infinitamente pequeño como la mil millonésima parte de un metro– de una droga oncológica llamada Vismodegib que ya está en uso, para permitir que en un futuro pueda administrarse en una formulación tópica sobre el cáncer epidérmico, como por ejemplo una crema. La estructura que los científicos emplearon como vehículo para transportar el medicamento hasta el tumor se llama liposoma ultradeformable, y es una vesícula esférica que absorbe sustancias de distinta naturaleza y por eso se usa en este tipo de estudios biotecnológicos.
“Lo que hicimos fue estabilizar el principio activo en el liposoma y caracterizarlo, es decir describir exhaustivamente sus cualidades y rasgos”, explica Natalia Calienni, becaria doctoral del CONICET y primera autora del estudio, que fue posible gracias a la donación de un frasco del medicamento por parte de Roche, el laboratorio que lo comercializa. Este remedio oncológico que apareció hace pocos años se administra en cápsulas por vía oral y presenta los efectos secundarios típicos de una quimioterapia: malestar general, caída del cabello, pérdida de peso y vómitos. Como además está indicado para pacientes de la enfermedad en estadios avanzados que ya atravesaron otros tratamientos sin éxito, esos síntomas resultan aún más severos.
“Una vez que tuvimos el nanosistema, realizamos experimentos in vitro, es decir en el laboratorio, para probar su penetración en el estrato córneo, la capa más superficial de la piel, y lo conseguimos con éxito”, apunta Montanari, resaltando la eficacia de los resultados. La pastilla que se comercializa se toma por boca, con lo cual el fármaco se distribuye a todo el cuerpo: tejidos grasos, fluidos, órganos, afectándolos seriamente. Los autores del estudio lograron hacer que llegue directamente hasta la zona donde se encuentra el tumor por vía tópica con dos enormes ventajas que relatan con entusiasmo: “Empleando 2500 veces menos de droga que la proporción que se utiliza en una cápsula, alcanzamos el doble de concentración del principio activo”. De esta manera además –afirman– se reducirían enormemente los efectos colaterales porque se ataca puntualmente la zona enferma y no el resto del organismo sano.
La investigación se realizó en colaboración con colegas de Italia y Perú que también se dedican a la caracterización de materiales, uno de ellos a partir de simulaciones computacionales, algo que los expertos destacan especialmente por el aporte que significó. “Los cálculos matemáticos que hicieron de cómo se inserta el fármaco en el nanosistema dieron los mismos resultados que a nosotros nos mostraban las experiencias de laboratorio, entonces fue un excelente complemento entre teoría y práctica”, señala Calienni.
A pesar de lo favorable de las conclusiones publicadas, el grupo enfatiza la necesidad de ser cautos al momento de informar sobre el tema. “Los tiempos de la ciencia son lentos. Es cierto que el hecho de trabajar con una droga que ya está probada es un punto importante, pero para que este logro eventualmente llegue a ser un tratamiento disponible en farmacias falta tiempo, pensando especialmente en las pruebas clínicas, y también una gran inversión. Sabemos que es una cuestión de salud muy sensible y estamos completamente comprometidos en su lucha”. (Fuente: Mercedes Benialgo/Conicet).