Un equipo de biólogos argentinos especializado en el estudio de mosquitos descubrió algo que -hasta ahora- no se había visto en ningún otro lugar del planeta: los ejemplares de la especie Aedes aegypti de origen «porteño» se están adaptando a resistir, sobrevivir y completar su ciclo vital, incluso durante el frío del invierno de Buenos Aires, pese a que son insectos originarios de regiones tropicales.
El comprobar esta resistencia invernal fue una verdadera sorpresa. «Estabamos haciendo experimentos para tratar de observar en detalle los efectos que tiene la temperatura ambiente en las diferentes etapas del desarrollo del mosquito. Y para eso comenzamos recolectando huevos tomados de más de 200 ovitrampas que están funcionan en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires. Los hicimos madurar hasta que se transformaran en larvas y las colocamos a distintas temperaturas controladas, para poder estudiar como variaba su crecimiento», contó la doctora Sylvia Fischer, investigadora del Conicet, integrante del Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) que funciona en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
La doctora Maria Sol de Majo, becaria del Conicet y otra de las autoras del estudio, detalló el siguiente paso: «Pusimos esas larvas a criarse a tres temperaturas diferentes: 12, 14 y 16 grados centígrados, valores típicos de invierno en Buenos Aires y seguimos su evolución. Y apareció el dato que nos sorprendió: el 22% de las larvas sometidas a una temperatura de 12°C, logró completar su ciclo de vida. Esto fue muy llamativo porque originalmente estábamos seguros de que a esa temperatura simplemente no podían reproducirse. Pero nos equivocamos». Por otra parte, también mostraron su «rudeza» térmica los ejemplares sometidos a 14 °C y a 16 °C: «más del 80% de esos insectos alcanzaron su estado adulto sin problemas».
Además, el paper que publicaron en la revista científica «Journal of Medical Entomology», sumó otro dato: las larvas «criadas» a 12 grados °C no solo resistieron las bajas temperaturas sino que las que lograron completaron su ciclo reproductivo, pese al frío lo hicieron en prácticamente en la mitad del tiempo estimado.
«Sabemos que estos animales están «instalados» en latitudes como la Buenos Aires desde hace ya unos veinticinco años. O sea que muchas generaciones de estos insectos han atravesado temporadas «frescas» y, posiblemente, estén teniendo algún tipo de proceso de evolución biológica que les permita adaptarse», reflexionó Fischer.
-¿Es posible que sigan adaptándose a temperatura todavía más bajas y, por lo tanto expandiéndose ´en mayor concentración cantidades a latitudes aun más altas hacia el sur argentino? Según los expertos, esa posibilidad existe. «No sabemos hasta donde podrán llegar, pero ya se los ha identificado en regiones del sur de la provincia. Por ejemplo, se recolectaron ejemplares de Aedes en ciudades como Bahía Blanca», dijo la experta.
Cambios. Esta adaptación térmica también tendrá influencia en la prevención. Según los integrantes del GEM, «esta resistencia al frio nos hace pensar en como deberían reforzarse las campañas. Es que si una proporción mayor logra reproducirse en el invierno seguramente aumentará su densidad en lugares como Buenos Aires. Y, por lo tanto, se extenderán los meses en lo que está abierta la «ventana temporal» durante la cual hay mayores oportunidades de transmisión de enfermedades como el dengue, zika o chikungunya. Estoo nos obliga a pensar en que tendremos que hacer prevención también durante el invierno».