Navegando en medio de la tormenta

Otra vez los argentinos estamos en el medio de una crisis financiera y cambiaria. Pone en cuestión a un gobierno y sus políticas, y al mismo tiempo -y esto es mucho más grave- profundiza una crisis que ya existía, en el nivel de vida, en el empleo de muchísimos argentinos y en la marcha de la economía real.

La última crisis de esta magnitud fue la de hace 18 años. Pero más importante que buscar los parecidos es tener claras las diferencias. Los políticos, funcionarios y empresarios no deben caer en el error que se atribuye a los generales derrotados: prepararse para pelear la guerra pasada.

Las diferencias en las circunstancias de la economía, en el ámbito local y el global, ya fueron señaladas por muchos profesionales. Interesa señalar ahora las diferencias en el marco político, que son las que condicionan cómo y cuándo se puede salir de esta crisis.

El factor decisivo, nos parece, es que hoy en Argentina existen dos coaliciones políticas, las que se enfrentaron este domingo: dan un marco más coherente, por lejos, que el que existía en el año 2001. En la oposición, en aquel momento Eduardo Duhalde, conduciendo el PJ bonaerense, era sólo el «primus inter pares» de los aparatos territoriales del peronismo. Pero estaba enfrentado con el expresidente Menem, la figura más conocida de esa fuerza política. A pesar de todo, Menem todavía tenía la mayor «intención de voto». En concreto, esto significaba que el peronismo debería enfrentar un proceso interno largo y confuso que culminó recién con la presidencia de Néstor Kirchner, un año y medio después.

No es la situación hoy, por cierto. Pero, en lo inmediato, la diferencia decisiva está en la coalición oficialista. En la de aquel entonces, la llamada «Alianza» ya se había alejado en la práctica del FREPASO,el cual a su vez era poco más que una corriente de opinión: el progresismo, numeroso en la sociedad argentina, pero carente de aparatos territoriales significativos y sin gobierno propio en provincia alguna.

El 2do partido histórico argentino, la Unión Cívica Radical (UCR) , había quedado desmoralizada. Dos años después su candidato oficial rondaría el 2% de los votos… La UCR estaba dispuesta a acordar con Duhalde la salida de la crisis, aceptando -¿qué otro remedio?- el papel hegemónico del peronismo.

No es la situación actual. El presidente Macri puede o no «estar fuera de contacto con la realidad», como dijo ayer un columnista del Financial Times, y la elección presidencial del 27/10 casi seguramente podrá estar definida. Pero los aparados del radicalismo no quieren que sus candidatos a diputados y senadores nacionales en todo el país pierdan cualquier chance que todavía retengan.

Por su parte, los hombres y mujeres del PRO, el partido porteño que llegó a la Presidencia, no quieren que en la provincia de Buenos Aires -una situación parecida a la del radicalismo- disminuyan todavía más sus posibilidades de conservar legisladores provinciales e intendencias. Y, por encima de todo, quieren retener el gobierno de la Capital Federal.

Así, la desdichada conferencia de prensa de ayer de Mauricio Macri no será el plan de ruta de este gobierno de cara a las elecciones de octubre. Su propio partido y sus aliados no lo permitirán. Lanzarán las medidas «keynesianas» (John Maynard Keynes se revuelve en su tumba, pero no importa) que el gobierno sea capaz de imaginar. Y la fracturada coalición todavía a cargo del país tratará de mantener el dólar cerca de los $ 60. Después de todo, es el «tipo de cambio alto» que sectores de la economía piden… mientras la inflación no lo erosione. Los bancos… ya han ganado bastante, es el consenso general.

Entonces, AgendAR se atreve a pronosticar -por poco más de dos meses que faltan hasta el 27 de octubre- que la ya mala situación de la economía y de la mayoría de los argentinos no empeorará… con ingresos y patrimonios reducidos un 25% en dólares, eso sí. Nos atrevemos a hacerlo, tomando en cuenta el dato obvio de que nada ha cambiado en la economía real en relación a la semana pasada.

El resultado positivo de estas PASO habrá sido que le da tiempo al probable futuro gobierno nacional y al de la provincia de Buenos Aires de pensar cuidadosamente las medidas y el plan que necesitarán poner en marcha a partir del 10 de diciembre. Eso sin dejar de prestar atención a la campaña electoral, por supuesto, porque el 27 de octubre son las elecciones verdaderas.

En cuanto a este portal, reproducimos una nota que publicamos con fecha 13 de marzo del año pasado, cuando apenas empezaba la tormenta que se volvió a descargar, con más fuerza, esta semana: «AgendAR seguirá informando sobre la crisis financiera y cambiaria, pero también sobre la producción y la innovación argentina. Nuestro futuro está ahí».

A. B. F.