El presidente Alberto Fernández decidió establecer una cuarentena compulsiva para los argentinos que aterricen en el país procedentes de destinos afectados por el virus. Los que incumplan el plazo que se establezca y pongan en riesgo la salud de terceros serán denunciados penalmente por encubrimiento, y serán pasibles de hasta 2 años de prisión.
En otra medida de igual trascendencia, a través de la Dirección Nacional de Migraciones, se pone en marcha desde hoy mismo un nuevo protocolo de ingreso para los turistas de los países donde ya circula la enfermedad. Los que pretendan viajar a la Argentina tendrán que sacar una visa sanitaria y también estarán obligados a pasar 14 días en aislamiento.
El texto publicado en el Boletín Oficial con fecha de ayer 11 de marzo detalla a quiénes se aplica: «Suspéndase en forma transitoria, la tramitación de solicitudes de admisión como “residente temporario” de los extranjeros que se encuentren en el exterior y sean nacionales y/o provenientes de la REPÚBLICA POPULAR CHINA, COREA DEL SUR, la REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN, JAPÓN, los ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, el REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE y los Estados de la UNIÓN EUROPEA».
Ya desde hace varios días, el Ministerio que encabeza Felipe Solá no autoriza visas gestionadas desde países con alto riesgo de coronavirus. Hasta ayer, miércoles 11, había más de 700 trámites paralizados.
Por otra parte, está bajo análisis la suspensión de todos los vuelos desde y hacia Italia, país en el que ya hubo más de 800 muertos por este virus.
En cuanto al avance de esta enfermedad en Argentina, los casos confirmados ascienden a la fecha a 21. Ayer se sumó una persona que tiene 54 años, estuvo en Alemania y quedó internada en terapia intensiva en la Clínica Trinidad. El otro es una mujer de 43 años que llegó de Barcelona el 5 de marzo. Una ciudadana argentina que vive en España y regresó al país para visitar a su madre. Se encuentra internada en el Hospital Houssay de Vicente López.
Varios expertos en política sanitaria y temas médicos cuestionan este despliegue -que va a ser difícil de llevar a la práctica: se calcula que entran unas 30 mil personas por día a la Argentina- por una epidemia que aquí tiene 21 contagiados y uno solo fallecido. Hay enfermedades haciendo estragos entre nosotros que provocan muchas más víctimas fatales. Después de todo, esta cepa del coronavirus tiene una letalidad muy baja.
Pero entendemos que eso es errar el punto: el peligro del COVID-19 es la facilidad de su contagio. El objetivo debe ser aminorar ese ritmo, para que el número de pacientes no desborde la capacidad de los hospitales para atenderlos. Es lo que está sucediendo en Italia.