La enfermedad COVID-19, provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 no tiene -aún- un tratamiento específico. Por eso, desde el inicio del brote que terminó convirtiéndose en pandemia, se está recurriendo al uso de drogas con experiencia de uso en otras infecciones y patologías.
Los antipalúdicos cloroquina e hidroxicloroquina, así como lopinavir/ritonavir, utilizados en personas con VIH- forman parte de los recursos para el abordaje terapéutico actual, mientras en algunos países hay ensayos abiertos con remdesivir, una droga desarrollada originalmente contra el ébola.
“Por el momento disponemos de drogas que se han usado en otras patologías, que no están aprobadas para este coronavirus, pero en un contexto de brote tienen la posibilidad de usarse”, explica Javier Farina, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
“Con la que más experiencia se tiene es con la combinación lopinavir/ritonavir, una medicación que en la actualidad se está usando menos en VIH porque hay nuevas drogas. Está disponible en cápsula y en jarabe. Se usaron en el brote de SARS (provocado por otro coronavirus) y en el actual en distintos países como China, Corea y varios de Europa. Su uso está incluido en las guías de España y de Holanda, por ejemplo, para su uso compasivo, lo que significa que no está aprobada para esta patología pero sí para otras. Principalmente para pacientes graves, esta droga es la que tiene más chances de ser utilizada”, añade Farina.
«Dado que son medicaciones que están disponibles, la SADI trabajó en un consenso que permite utilizar el lopinavir/ritonavir en algunos pacientes. Esto va a seguir actualizándose para ver si se sigue ampliando a otras drogas», señaló Omar Sued, presidente de la SADI e integrante, como Farina, del comité de expertos que asesora a las autoridades sanitarias nacionales en la gestión de la pandemia.
Así lo indica el Ministerio de Salud en sus recomendaciones para el abordaje terapéutico: “Para pacientes con neumonía grave por COVID-19, el uso de lopinavir/ ritonavir presenta nivel de evidencia bajo o muy bajo, pero en un contexto de falta de opciones alternativas, la recomendación es a favor de este tratamiento”.
No obstante, la cartera sanitaria aclara en ese documento que “no se ha demostrado la eficacia de ninguna terapia antiviral para el tratamiento del cuadro clínico asociado a COVID-19 en humanos”, mientras que destaca que múltiples ensayos clínicos aleatorizados se encuentran en fase de reclutamiento y “se espera que contemos con evidencias científicas de calidad en el corto plazo”.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump comunicó que en poco tiempo su país podrá recurrir a otra de las drogas con más experiencia de uso, la cloroquina -empleada contra la malaria o paludismo-, como posible tratamiento con base en los resultados alentadores obtenidos en China y Francia. No obstante, varios expertos llamaron a la prudencia y a bajar las expectativas al subrayar que faltan datos sólidos que sustenten la efectividad de esa terapia.
La semana anterior, el ministro de Salud Ginés González García se expresó en la misma línea, al admitir que la droga se está utilizando en el país. «Todo debe ser aprovechado. Nosotros el antipalúdico lo estamos usando en el Posadas. Hasta ahora los primeros informes son débilmente positivos». La droga se está empleando también en otros establecimientos.
“A partir de la epidemia de COVID-19, 10 hospitales de diferentes ciudades de China evaluaron la seguridad y eficacia de cloroquina o hidroxicloroquina. Los resultados de más de 100 pacientes incluidos mostraron que el fosfato de cloroquina es superior al control para inhibir la exacerbación de la neumonía, mejorar los hallazgos radiológicos, promover una conversión negativa al virus y acortar el curso de la enfermedad. No se observaron eventos adversos serios en los pacientes mencionados”, sostiene un documento de la SADI, que destaca que un consenso de expertos de Guandong desarrolló recomendaciones que incluyen el uso de cloroquina en pacientes de entre 18 y 65 años con neumonía por coronavirus.
La cloroquina (una conocida 4-aminoquinolina) se utiliza clínicamente desde 1944. Además de ser un medicamento antipalúdico, también se usa para el tratamiento de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea y el lupus eritematoso sistémico, debido a su actividad inmunomoduladora. Diversas investigaciones –continúa el documento- demostraron que la cloroquina ejerce efectos antivirales a través de diferentes mecanismos y que, como consecuencia, tiene un efecto inhibitorio significativo sobre las infecciones virales que invaden las células a través de la vía del endosoma, como el virus de la enfermedad de Borna, el virus de la gripe aviar y el del Zika.presenta como casos leves (alrededor de un 80%), pero que en una minoría provoca casos graves, incluyendo neumonía.
En tanto, en centros de salud de países con un gran número de casos comenzarán a probar en unos 1.000 pacientes el uso de remdesivir en el marco de ensayos clínicos de fase III que buscan determinar su seguridad y eficacia en el tratamiento de la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus. Se estima que los primeros resultados se conocerán en mayo y de ellos dependerá la posibilidad de que se autorice posteriormente su uso. Esa droga no está disponible en Argentina.
“También están en estudio drogas en las que muy escasa experiencia como la nitazoxanida (un agente antiparasitario) o las que se usan en artritis reumatoidea como el tocilizumab o el barizitinib, que actúan sobre la imunidad propia, no sobre el microorganismo, inhibiendo el ingreso del microorganismo a las células. Son drogas con un potencial teórico interesante, pero sobre las que falta experiencia. En China han aprobado el tocilizumab (usado en casos de artritis) para tratamiento de Covid-19”, concluye Farina.