Las cepas de coronavirus que circulan en Argentina

Para poder derrotar al coronavirus hay que conocerlo a fondo. Eso es lo que intentan, desde la genética, los especialistas del Proyecto PAIS, que ya llevan realizados cientos de análisis genómicos de muestras virales tomadas de infectados argentinos. Las clasifican para estudiar y comparar cuáles y qué características demuestran las cepas que predominan entre nosotros.

Y las que más circulan aquí son las más contagiosas. Esta tendencia que favorece la «contagiosidad» o «virulencia» del SARS-CoV-2 es algo similar a lo que pasa en la mayor parte de los países.

“El genoma del coronavirus contiene las instrucciones para hacer millones de copias de sí mismo. Y esa receta la codifica en su ARN, usando una secuencia de 30 mil “letras”. Cada vez que el virus infecta una célula la obliga a fabricar millones de nuevas partículas virales, copiadas del original. Pero estas no son perfectas ya que en la replicación suelen aparecer errores. Así surgen las mutaciones o variantes”, explicó el doctor Darío Fernández Do Porto, bioinformático y docente de la UBA.

De esa manera comienzan a circular nuevas cepas del virus levemente diferentes. Y el estudio de esas variantes es una de las claves de la vigilancia epidemiológica y también sirve para elegir las vacunas y medicamentos que pueden ser más efectivos para cada población.

Según este investigador del Conicet, la carrera de análisis genómico es global y las bases de datos ya clasifican casi 68 mil variantes de SARS-CoV-2. “En Argentina caracterizamos 38 tipos y linajes diferentes. Y hay varios grupos de biólogos e informáticos trabajando en simultáneo, por lo que pensamos que -en las próximas cuatro semanas- llegaremos a unas 1000 caracterizaciones genómicas de las variedades de coronavirus de Argentina”.

¿Qué averiguaron al día de hoy?

Por ahora determinaron que en nuestro país ya están circulando las dos grandes familias de SARS-CoV-2: la “A” y la “B” y también encontraron una decena de “sublinajes“, algo interesante teniendo en cuenta que en el mundo ya se clasificaron unos 40 sublinajes diferentes. Por otra parte, las variantes que actualmente predominan parecen haber llegado desde Europa y EE.UU, especialmente desde las regiones de California y la ciudad de Nueva York.

El experto, que trabaja en el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, también recordó que las variedades del código genético del virus que se van generando no son todas iguales: “algunos de los cambios pueden ser realmente menores y no afectan su comportamiento. Pero lo que sí encontramos es que, actualmente, parecen estar predominando en nuestro país -tal como en otras regiones del planeta-, la circulación de las cepas más “virulentas”, en el sentido de ser las más “infectivas“. “Son aquella que tienen mayor capacidad para unirse a receptores externos de las células de diferentes tejidos celulares y así contagiar más rápidamente”, comentó el experto.

EN ARGENTINA EN CUATRO SEMANAS TENDREMOS MÁS DE MIL CARACTERIZACIONES GENÓMICAS

Do Porto agregó otro dato: “si bien en Argentina, la variante de mayor circulación es la que se asocia con un mayor grado de infectividad, recientemente -en varias regiones de Europa- comenzaron a aislarse cepas que parecen tener una infectividad más atenuada”.

También empezaron a publicarse los primeros trabajos sobre la genómica de cada cepa y su relación con la letalidad viral. “Están haciéndose estudios incipientes que muestran que ciertas mutaciones genéticas parecen asociarse, en esos infectados, con cuadros de menor gravedad clínica y también podrían estar relacionadas con los asintomáticos”.

Usos posibles

Estas investigaciones facilitan establecer políticas para monitorear la circulación de los virus. Pero lo más importante es la posibilidad que genera de adecuar los diagnósticos y ajustar las futuras vacunas y medicamentos antivirales, para que estos sean más eficientes al prevenir y combatir las variantes que dominan en cada región.

“Por ejemplo, hasta ahora pudimos ver que el coronavirus es relativamente estable: mutaría de dos a cuatro veces más lentamente que la gripe, cuya genética cambia cada año. O sea es una buena noticia porque sugiere que las futuras vacunas contra el coronvirus serían capaces de generar inmunidad por bastante tiempo y -en lugar de aplicarse anualmente- sus efectos podrían durar de 4 a 5 años”.

Darío Fernández Do Porto, bioinformático y docente de la UBA.
Darío Fernández Do Porto, bioinformático y docente de la UBA.

Proyecto PAIS

Con la crisis del coronavirus una gran cantidad de científicos cambiaron su objeto de estudio. “Hasta febrero, con mi equipo de bioinformática analizábamos los mecanismos de resistencia antibacteriana para desarrollar nuevas drogas. Otros colegas se dedicaban a la genética de enfermedades poco frecuentes”, contó Do Porto. “Pero con la crisis una gran cantidad de investigadores dejamos todo y nos enfocamos full time al coronavirus”. En esta temática, a instancias del Ministerio de Ciencia, se armó el “Consorcio Argentino de Genómica de SARS-CoV-2”, integrado por más de 300 investigadores, de docenas de instituciones que puso en funcionamiento el Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica: “Proyecto PAIS”.

Está coordinado por Mariana Viegas, experta del Laboratorio de Virología del Hospital de Gutiérrez. Su objetivo es estudiar el origen y la dispersión del virus en Argentina, comparando cepas locales con las de otras partes del mundo y sistematizando las mutaciones que puedan afectar al diagnóstico, a la transmisión y la virulencia del coronavirus.

Enrique Garabetyan

 

El mapa de los linajes del SARS-CoV-2 que circula en la región.

VIANeomundo / PERFIL