«La Niña» seca la probabilidad de lluvia de dólares

Las lluvias y las temperaturas no sólo configuran los factores meteorológicos clave que observan los productores a la hora de sembrar, pulverizar y cosechar. También constituyen indicadores esenciales para pronosticar el clima de negocios que reinará a lo largo de una campaña agrícola.

(La Niña es un fenómeno que forma parte de un ciclo global del clima. Este ciclo tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, precisamente conocida como La Niña. Ahora estamos en ésta, y en nuestra región significa menos lluvias).

Con la medida de reducir en tres puntos porcentuales los derechos de exportación a la soja, el Gobierno esperaba que se precipiten las ventas de la mercadería que aún queda guardada en los silobolsas. Las estimaciones difieren, pero otorgan a ese stock acumulado un valor de entre siete mil y 10 mil millones de dólares.

Ni siquiera hace falta una lluvia verde: si sólo goteara al menos un tercio de eso, ya sería un gran alivio para el estrés que vive el Banco Central por la sequía de reservas.

Sin embargo, la oferta no tienta a los productores, y menos si es por apenas un mes: los tipos de cambio alternativos, tanto en sus opciones formales como informales, se siguen devaluando y eso provoca que prefieran mantenerse resguardados en los granos de soja, valorizados en moneda “dura”.

Pronósticos

Es más: lejos de despejarse, el horizonte para el Gobierno se llenó de nubarrones de tormenta, con los agricultores ofuscados por el retorno del diferencial de retenciones entre el poroto y los subproductos de la oleaginosa.

Además, esta medida llega en un momento inoportuno, con la cabeza y el corazón de los productores enfocados en otro tema que los preocupa más que el debate sobre si vender o no la soja que tienen almacenada: la sequía que viene azotando a gran parte del país desde el otoño y que podría prolongarse durante la campaña estival, debido a la llegada del fenómeno La Niña.

La Niña se queda hasta enero y obligará al maíz y a la soja a convivir con ella

En una industria que produce con el suelo, pero mirando al cielo, todo está interrelacionado. Las malas perspectivas climáticas inevitablemente afectan el clima de negocios: como las hojas de los cultivos cuando sufren estrés hídrico, los productores se encartuchan aún más en su estrategia de esperar para movilizar ventas más allá de compromisos ineludibles.

Visiones

En un artículo de opinión en el que analiza cuál podría ser la probable liquidación de divisas en el último trimestre del año, Marianela De Emilio, técnica del Inta Las Rosas (Santa Fe) señala que en una campaña 2020/21 que comenzó muy complicada por la falta de lluvias, la reserva de granos es la moneda de cambio que podría ayudar a amortiguar una eventual faltante futura.

Es un factor más que incide para que sea poco probable una aceleración de ventas, tal como esperan en la Casa Rosada.

El analista económico Salvador Di Stéfano no duda: “El productor se va a sentar arriba de la mercadería”. Desde su punto de vista, una mala perspectiva de lluvias es un factor más que se suma a un anzuelo con poca carnada: “Bajar las retenciones tres puntos, con el dólar con una devaluación en carry, no invita a vender”, agrega.

  • La falta de lluvias le recortó 3,5 millones de toneladas al trigo

Para el consultor de empresas agropecuarias, Teo Zorraquin, el efecto que genera un año Niña es repensar la inversión en tecnología y ser más conservador, lo que significa diferir alguna inversión que podía llegar a efectuarse en una circunstancia normal. “El año Niña, en la cabeza del que produce, está asociado a ‘voy a ser más cauto’, ‘cuidar más mi caja y mis gastos’, porque probablemente el año que viene tenga un panorama más duro”, opina.

Y completa: “Si el año fuera bueno, quizá la gente vendería para gastar un poco más, incluso en cuestiones que no tienen que ver de manera directa con la producción. De todos modos, aun si viniera un año Niño, difícilmente hoy alguien vendería granos para pasarse a pesos”.

Tal vez la conciencia de esto haya influido para que el gobierno se decidiese a aprobar la variedad de trigo transgénico resistente a la sequía. Pero eso no soluciona el problema actual.

VIAAgroVoz