Federico Trucco: «Argentina tiene más oportunidades si vinculamos ciencia con producción»

En el contexto de lo que anunciamos aquí El gobierno aprobó, en forma condicionada, el primer trigo resistente a la sequía del mundo, nos parece oportuno reproducir este reciente reportaje a Federico Trucco, el CEO de Biooceres, la empresa que lo desarrolló.

«Periodista: ¿Qué implica para Bioceres la aprobación del evento HB4?

Federico Trucco: Para nosotros es poder dar vuelta una página. Nos permite encarar una nueva etapa en un proceso que queremos liderar a nivel internacional, que consiste en un salto evolutivo en un cultivo tan importante como lo es el trigo y lo queremos hacer con lo mejor que la ciencia argentina tiene para ofrecerle al mundo. No es algo que ocurra todos los días, entonces queremos poner nuestra energía en ir a cada rincón del planeta donde el trigo es importante para llevar esta solución e ir abriendo los distintos mercados que pueden tener algún temor respecto de esta tecnología, dando la información que corresponde. Necesitábamos que esto ocurra para poder hacerlo.

P.: ¿Ese proceso lo encara Bioceres o contarán con apoyo gubernamental?

F. T.: Para nosotros es mas fácil ir con el apoyo de un país. Lo que ocurrió es un respaldo pero nosotros tendremos que ir como actor privado ante cada autoridad regulatoria y luego interactuar con actores el ecosistema local. Queremos que vean en esta tecnología un salto cualitativo, no sólo en términos económicos sino también desde la mirada de la sustentabilidad ambiental, que para nosotros es clave. Estamos hablando de una tecnología que nos permite hacer una agricultura más amigable con el medioambiente, mas resiliente ante la adversidad climática.

P.: ¿Qué opciones de mercado tiene el HB4 además de Brasil, principal comprador de trigo en Argentina?

F. T.: Lo primero que hay que entender es que el trigo no es como la soja. En el caso del cereal, Argentina representa entre 5 y 8% de la producción global, entonces si no vamos a otros mercados nos quedamos con una pequeña parte de la oportunidad que nos ofrece el mundo. Primero tenemos que llevar nuestra tecnología a los países de la región, como Paraguay, Uruguay e inclusive Brasil y Bolivia que son demandantes de trigo argentino pero además tienen producciones propias. También estamos avanzando en el proceso regulatorio en EE.UU., que es un referente internacional y por supuesto el sudeste asiático, norte de África, Australia, Rusia -que esta empezando a diseñar un sistema regulatorio- y es probablemente el productor número uno en el mundo. Ese es un enorme desafío y no lo podríamos hacer solos, por eso el respaldo de un país es importante.

P.: ¿Cómo sigue el desarrollo comercial luego de la aprobación?

F. T.: El proceso de construcción de oportunidades internacionales sólo lo podíamos iniciar una vez que tengamos este anclaje local. Es muy difícil pedirle a otro que haga lo que uno todavía no hizo. Estamos avanzando con prudencia, no vamos a producir de manera indiscriminada, necesitamos que primero lo apruebe Brasil y luego tratar de lograr otros mercados, debemos ser muy cuidadosos pero sin negarnos la oportunidad que la ciencia nos da.

P.: ¿Se boicoteó en los últimos años la aprobación de esta tecnología?

F. T.: En Argentina a veces tenemos una vocación a auto flagelarnos, que es poco racional. No llegaría a decir que se boicoteó pero sí se tuvo miedo al cambio y creo que el cambio es algo que hay que temer si uno esta en una situación de confort. Si venimos del subsuelo tenemos que ser un poco más arriesgados.

P.: ¿En qué otros cultivos piensan implementar esta tecnología?

F. T.: La inversión más importante esta en el cultivo de soja, que se aprobó en Argentina, Brasil, Estados Unidos y Paraguay. Estamos esperando la aprobación de China que es el principal comprador para producir a escala, de la misma forma que vamos a esperar la aprobación de Brasil para el trigo.

P.: Son un caso de éxito en la interacción público privada, que reflexión merece haber aportado al desarrollo científico.

F.T.: Si no hubiese sido de esta forma, es poco probable que estemos donde hoy estamos. El desarrollo que requirió una inversión importante podría haber sido financiado de una forma menos atomizada, por un solo bolsillo, pero nadie hubiera tenido la paciencia de esperar los 15 años que fueron necesarios para llegar a este hito. Una construcción colectiva donde tenemos un montón de actores que se fueron sumando a lo largo del camino.

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