Los desarrolladores de la vacuna Sputnik V publican los datos de sus ensayos

Alexander Gintsburg, Director del Centro Gamaleya

Cuando el 11 de agosto Rusia anunció la primera vacuna registrada del mundo contra COVID-19, Argentina y algunos otros países enviaron una conceptuosa felicitación. Pero sería hipócrita negar una corriente no expresada de dudas en muchos.

Y alguna publicación científica prestigiosa, como Nature, hizo explícita sus dudas. Rusia no había anunciado previos experimentos masivos en humanos, la Fase III, y los investigadores rusos no tienen una tradición de publicar sus trabajos en revistas internacionales con comité de referato, como se señaló en algunas notas en AgendAR. Y como también dijimos, pese a todo el merecido prestigio de la ciencia rusa, pese a su impresionante desarrollo en el uso de bacteriófagos contra las infecciones bacterianas o a hongos, o en el despliegue de cámaras hiperbáricas en las terapias intensivas para disminuir complicaciones y acelerar la curación, no ha generado patentes valiosas en el campo de los medicamentos. 

Bueno: los desarrolladores de la Sputnik V han decidido «mostrar sus cartas». Ayer dieron a publicidad los datos de sus ensayos (en inglés) en su página web. Aquí damos un resumen en nuestro idioma. Y prometen publicar la Fase III en The Lancet, que es una de las 3 revistas de medicina clínica más prestigiosas del mundo (además de la más antigua). Ya lo hicieron con las Fase I y II.

Aunque el Centro Gamaleya fue fundado en el siglo XIX por el zar Alejandro III, cuando los países de Europa Occidental estaban inaugurando institutos de microbiología como los que terminaron llamándose Pasteur (en Francia) y el Behring (en Alemania), es la primera vez que la medicina rusa se plantea hacerse competitiva a nivel mundial. Si no se presentan inconvenientes imprevistos, por sus ventajas de precio y de facilidad de almacenamiento y distribución, la vacuna Sputnik V le dará a Rusia una victoria de prestigio comparable al Sputnik original, el 4 de octubre de 1957.

Y será una buena noticia para nosotros, porque es muy probable que sea la vacuna con la que los argentinos -entre ellos este editor- empecemos a inmunizarnos dentro de pocas semanas.

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El Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología NF Gamaleya del Ministerio de Salud de la Federación de Rusia, y el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF), anunciaron ayer lunes 14 la eficacia del 91,4% de la vacuna rusa Sputnik V. Se apoyan en el análisis de datos de puntos de control final de los ensayos clínicos posteriores al registro de Fase III doble ciego, aleatorizados y controlados con placebo más grandes en la historia de Rusia. Sputnik V es la primera vacuna registrada del mundo contra el coronavirus, y está basada en dos plataformas de vectores adenovirales humanos.

La evaluación de la eficacia se llevó a cabo entre 22.714 voluntarios, 21 días después de recibir la primera dosis de la vacuna o el placebo, al alcanzar el tercer y último punto de control representativo estadísticamente significativo del ensayo de conformidad con el protocolo de ensayo clínico de fase III de la vacuna Sputnik V. El análisis de datos en el punto de control final de los ensayos demostró una tasa de eficacia del 91,4%.

De acuerdo con el protocolo de ensayos clínicos de fase III de la vacuna Sputnik V, su eficacia provisional se calcula en tres puntos de control representativos estadísticamente significativos: al llegar a 20, 39 y 78 casos de infección por el nuevo coronavirus entre voluntarios tanto en el grupo placebo como en el grupo que recibió la vacuna. Se confirmó una alta tasa de eficacia de la vacuna por encima del 90% en cada uno de los tres puntos de control de los ensayos clínicos: la tasa de eficacia calculada de la vacuna Sputnik V en el primer punto de control (20 casos) fue del 92% y del 91,4% en el segundo punto (39 casos).

El análisis de la eficacia de la vacuna en el punto de control final se llevó a cabo sobre la base de 78 casos confirmados identificados en el grupo placebo (62 casos) y en el grupo de la vacuna (16 casos). La relación entre el grupo placebo y el grupo vacunado es de 1 a 3.

La vacuna Sputnik V demostró una eficacia del 100% contra casos graves de coronavirus. Hubo 20 casos graves de infección por coronavirus entre los casos confirmados en el grupo del placebo, pero ningún caso grave en el grupo de la vacuna.

A partir de los datos obtenidos en el tercer punto de control, el Centro Gamaleya creará un informe que se utilizará para presentar el registro acelerado de la vacuna Sputnik V en varios países. Los datos de la investigación serán publicados por el equipo del Centro Gamaleya en una de las cuatro principales revistas internacionales de medicina clínica con comité de referato, es decir un conjunto internacional de expertos independientes que revisa el trabajo y lo aprueba o lo veta. (Suponemos que será «The Lancet», pero sin certezas).

Hasta el 14 de diciembre, más de 26.000 voluntarios fueron vacunados en 29 centros médicos en Rusia como parte de los ensayos clínicos en curso. Actualmente, los ensayos clínicos de fase III están aprobados y están en curso en Bielorrusia, los Emiratos Árabes Unidos, Venezuela y otros países, así como la fase II-III en la India.

Al 14 de diciembre, no se identificaron eventos adversos inesperados como parte de la investigación. Algunos de los vacunados tuvieron eventos adversos menores a corto plazo, como dolor en el punto de inyección y síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, debilidad, fatiga y dolor de cabeza.

Durante los ensayos clínicos, la seguridad de la vacuna se supervisa constantemente. La información es analizada por el Comité de Monitoreo Independiente integrado por destacados científicos rusos. La recopilación, el control de calidad y el procesamiento de datos se llevan a cabo de acuerdo con los estándares de ICH GCP e implica la participación activa del Departamento de Salud de Moscú y la empresa Crocus Medical, cuyo papel es el de «organización de investigación por contrato» (CRO), es decir una auditoría independiente. Doble control, estatal y privado.

Sputnik V tiene un conjunto único de parámetros que la convierte en una de las vacunas más competitivas a nivel mundial. La tasa de eficacia es superior al 90% y la vacuna se basa en dos vectores adenovirales humanos (es decir, dos virus del resfrío, pero de especies distintas). El costo de una dosis es menos de u$s 10 para los mercados internacionales, y la forma liofilizada (seca) de la vacuna, se almacena a una temperatura de +2 a +8 grados Celsius sobre cero. Esto permite una distribución internacional más fácil y barata.

Mikhail Murashko, Ministro de Salud de la Federación de Rusia, dijo: «Los nuevos datos sobre la eficacia de la vacuna del Centro Gamaleya son sumamente alentadores. Hoy es obvio para todos que el fin de la pandemia solo es posible después de la vacunación masiva de toda la población mundial. En este sentido, debe ser el objetivo de los organismos reguladores extranjeros y de las organizaciones internacionales el garantizar el acceso equitativo a vacunas eficaces y seguras, incluida la vacuna Sputnik V, para las personas en todos los países».

Alexander Gintsburg, Director del Centro Gamaleya, agregó que «los resultados que ha demostrado la vacuna Sputnik V durante los ensayos clínicos de fase III respaldan nuestra confianza en su alta eficacia y total seguridad para la salud. Esto es especialmente importante cuando se trata del inicio de la vacunación a gran escala de la población. Creo que podremos vacunar a la mayoría de la población en Rusia en 2021, reduciendo así significativamente la escala de la pandemia y creando una fuerte inmunidad a largo plazo a la infección por coronavirus en una parte significativa de la población de Rusia ”.

Denis Logunov, subdirector del Centro Gamaleya, comentó que la vacuna Sputnik V «ha demostrado ser muy eficaz, como lo demuestran los datos de las etapas iniciales del estudio que se anunciaron anteriormente. Es importante que en cada etapa la tasa de eficacia de la vacuna calculada supere el 90%. Definitivamente compartiremos los resultados obtenidos con la comunidad científica y estaremos encantados de discutirlos con todos los colegas interesados. Continuará el seguimiento de la condición de los participantes «.

Kirill Dmitriev, CEO del Russian Direct Investment Fund, afirmó que “el análisis de datos en el tercer y último punto de control de los ensayos clínicos de la vacuna Sputnik V confirmó la eficacia de la vacuna en más del 90%. Los ensayos clínicos han demostrado esto en los tres puntos consecutivos de importancia estadística descritos en el protocolo de ensayos. Los datos obtenidos servirán de base para un informe que se utilizará para presentar solicitudes de registro acelerado de la vacuna rusa en otros países. También vemos un gran interés de las compañías farmacéuticas internacionales en la vacuna del Centro Gamaleya, ya que el uso de componentes de Sputnik V en combinación con otras vacunas puede aumentar significativamente su eficacia ”.

La seguridad de las vacunas basadas en adenovirus humanos se ha confirmado en más de 75 publicaciones internacionales y más de 250 ensayos clínicos realizados durante las últimas dos décadas. Pero no es nada demasiado nuevo: el uso de adenovirus humanos en el desarrollo de vacunas comenzó en 1953.

Los adenovirus salvajes no modificados provocan resfríos normalmente pasajeros, y son interesantes justamente por la facilidad con que invaden los epitelios respiratorios. Se los puede modificar añadiéndoles distintos genes interesantes desde el punto de vista vacunatorio, y de hecho se lo ha venido haciendo intensamente durante este siglo para combatir dos enfermedades a coronavirus mucho más letales que el Covid-19, pero afortunadamente menos contagiosas: el SARS en 2003, y el MERS en 2012.

Ambas, SARS y MERS, desaparecieron del mapa pandémico no por obra de estas vacunas, que llegaron tarde al combate, sino básicamente usando la receta más antigua: cuarentenas y aislamientos. El MERS todavía no ha desaparecido del todo en la península arábiga, pero la incidencia en casos/año es bajísima.

Pero hubo vectores adenovirales que sí llegaron a emplearse con éxito contra la más peligrosa de las fiebres hemorrágicas virales: el Ebola africano. En suma, la rapidez con que se presentaron decenas de vacunas anti Covid-19 es porque tanto las universidades como los laboratorios medicinales tienen desarrolladas «plataformas adenovirales», sistemas de transporte de información, contra otras enfermedades. Cuando surgió la emergencia del Covid-19, lo único que tuvieron que hacer fue cambiarles «la carga útil» a estos vectores, es decir la información sobre qué antígenos virales debían expresar.

Lo que hay que entender es la audacia conceptual de no tener que fabricar antígenos virales en un laboratorio y hacer con ellos una vacuna. La idea es que el propio organismo del vacunado se transforma, muy brevemente, en un laboratorio de producción de antígenos virales. El sistema inmune cree estar ante una infección masiva y arma su defensa con toda la amplitud y profundidad posibles. La mayor parte de las universidades con vectores adenovirales usó como carga útil las secuencias genéticas que codifican las partes más invariables de la proteína S, que al virus SARS CoV2 le resulta imprescindible para iniciar la invasión de células respiratorias.

Lo que conviene aclarar y subrayar es que los adenovirus vacunales contienen estrictamente la información génica para entrar en las células respiratorias y hacerlas producir pedazos especialmente irritativos del antígeno S. No hay reproducción de los adenovirus inyectados.

La breve producción de antígeno S en los tejidos del inyectado desatan dos reacciones sucesivas de anticuerpos de especificidad creciente contra el mismo, y luego la aparición de células T citotóxicas, que atacan selectivamente a otras células que exhiban el antígeno S en sus membranas superficiales. Si luego de las dos inyecciones de práctica el inyectado aspira un inóculo infectivo de virus SARS-CoV2 exhalado por un portador asintomático o por un enfermo, el virus se encuentra con un cuerpo que ya está preparado para una movilización general instantánea contra el invasor: los anticuerpos bloquean su antígeno S, y si el virus SARS CoV2 de todos modos logra invadir algún epitelio, las células donde se reproduce el invasor serán destruídas por los linfocitos T citotóxicos.

Habiendo decenas de vacunas con adenovirus recombinados contra el Covid-19, la originalidad de la vacuna Sputnik es utilizar DOS especies adenovirales distintas. Los rusos dan por sentado que el sistema inmune va a combatir CONTRA el vector, de modo que usa dos, con la idea de que al menos uno de los dos adenovirus inyectados sobreviva y cumpla su misión.

Dentro de las plataformas adenovirales, la fórmula ChAdOx de AstraZeneca buscó otro modo de evadir la reacción inmune contra el vector: usa un adenovirus que causa resfrío en los chimpancés, pero no en los humanos. En teoría, debería ser más efectivo que un adenovirus de humanos, y por ahora los números comparativos indican que al menos no es peor.

Dmitreiv también afirmó que «hemos obtenidos datos brillantes que nos permiten publicar los resultados en Lancet, firmar convenios como el de Argentina y la decisión de AstraZeneca -que trabaja con la Universidad de Oxford- desarrollar en conjunto ensayos clínicos».

El 4 de septiembre, The Lancet, una de las revistas médicas líderes en el mundo, publicó un artículo de investigación sobre los resultados de los ensayos clínicos de Fase I y Fase II de la vacuna que no mostró eventos adversos graves y una respuesta inmune efectiva de los vacunados.

Las solicitudes de vacunación de más de 1.200 millones de personas (2.400 millones de dodes) con la vacuna Sputnik V provinieron de más de 50 países. Los suministros de vacunas para el mercado mundial serán producidos por los socios internacionales del fondo de inversión ruso RDIF en India, Brasil, China, Corea del Sur y otros países.