Reproducimos para el debate sobre un tema que en AgendAR consideramos clave para defender la integridad territorial y los intereses de Argentina, el aporte que hizo el licenciado Federico Della Colleta para la publicación especializada Zona Militar:
«¿Es necesaria una Fuerza de Submarinos? ¿A quién beneficia la capacidad submarina? ¿Existe la voluntad política qué posibilite la recuperación de estas capacidades? Dichos interrogantes tendrán distinta respuesta según quién lo analice. Por lo tanto, considero que debe instalarse el debate sobre cómo se defenderá el patrimonio que alberga nuestro litoral marítimo, el cual cuenta con una longitud de costa cercana a los 4.500 kilómetros.
Custodiar estos miles de kilómetros implicará dotar al Comando de Submarinos de unidades modernas y diseñadas para enfrentar largos periodos de patrulla en las profundas aguas del Atlántico Sur. Por lo tanto, el Plan Genesis se erige como una herramienta de política pública que permitiría recuperar capacidades estratégicas que se han perdido.
Orígenes, presente y futuro
El Comando de Submarinos tuvo cinco generaciones de sumergibles. Entre 1933 y 1985 la Fuerza de Submarinos fue evolucionando tecnológicamente, en este sentido la incorporación de los submarinos de la clase “Santa Cruz” o tipo TR-1700, como quinta generación de submarinos, representaron la cúspide de dicho proceso. Según el Dr. Pablo A. Costa, colaborador del elSnorkel.com, las prestaciones excepcionales del modelo TR- 1700, tales como su capacidad de inmersión a grandes profundidades, su baja tasa de indiscreción (TIS) y su versatilidad táctica, le valieron una reputación destacada en ejercicios con otras marinas.
En noviembre del 2017 el ARA “San Juan” pasaría a la inmortalidad junto con sus 44 tripulantes luego de naufragar a la altura del Golfo de San Jorge a 900 metros de profundidad. Este suceso impactaría sobre el Comando ya que el resto de la flota de submarinos se encuentra inoperativa. El ARA “Salta” de la clase U209/1200 se encuentra amarrado como medio de instrucción, como así también el “Santa Cruz” correspondiente a la clase TR-1700 se encuentra fuera de servicio por reparaciones mayores en las instalaciones de Tandanor. Por consiguiente, después de 87 años la fuerza se quedó sin capacidad submarina con proyección oceánica, capacidad de sigilo e instrumento disuasorio.
Habiendo descripto el pasado y presente del arma submarina es necesario avizorar el futuro de este sistema estratégico que, en palabras del Comandante del Área Naval Atlántica e inspector del Arma Submarina Gabriel Eduardo Attis, estaría representado por el “Plan Génesis”. Según el comandante, el plan génesis consiste en “reevaluar toda la doctrina y procedimientos, especialmente en torno a la seguridad, y rever todo lo que tenemos escrito para establecer cuáles son las condiciones que debe cumplir la sexta generación de submarinos de la Armada Argentina».
Attis sostiene que la nueva generación de submarinos debería contar con una autonomía, como mínimo de 90 días de patrullaje, como así también contar con pantallas digitales e intercambiables que faciliten los sistemas de control. Otro de los datos aportados por el comandante seria la necesidad de incorporar una dotación de seis submarinos con la finalidad de sostener una presencia en las tres grandes áreas focales estratégicas de nuestra plataforma marítima, es decir que debería contar con proyección oceánica.
A largo plazo, consideró que es apropiado incorporar submarinos de la clase U-212 fabricados por ThyssenKrupp. En primer lugar, estos submarinos cuentan con la tecnología AIP – Air Independent Propulsion-, lo que sería un salto cualitativo respecto de la propulsión diésel-eléctrica convencional. Esto permitiría al submarino realizar patrullajes más amplios, asegurando la permanencia en la zona de operaciones en inmersión de una manera sigilosa durante largos periodos. Con relación a su precio, según el sitio Deagel.com, este sería de unos 500 millones de dólares.
En segundo lugar, sería conveniente de acuerdo con el adiestramiento y la experiencia que ha adquirido el comando en la utilización de tecnología alemana. Esto permitiría que las futuras tripulaciones de submarinos se familiaricen rápidamente. En tercer lugar, se encuentra el costo-beneficio de la futura adquisición, ya que se conoce al fabricante y la confiabilidad de sus productos, como así también sus prestaciones operativas. Prestaciones que ya han sido probadas con unidades de la clase U-209/1200 y TR-1700 en ejercicios navales con otras marinas occidentales y que han demostrado amplias capacidades de sigilo.
En conclusión, trascurrirán varios años para que el “Plan Genesis” se concrete con la botadura de algún submarino. Sin embargo, la urgencia es ahora, nuestro Mar Argentino anualmente pierde 2 mil millones de dólares debido a la pesca ilegal, no declarada ni reglamentada. Aceptando esta premisa es posible que la Armada haga las averiguaciones pertinentes con otras marinas con el fin de obtener un sustituto transitorio hasta tanto se implemente el Plan Genesis.
Argentina tiene un potencial provisorio si las autoridades políticas realmente piensan en su instrumento militar, en este caso el submarino, desde una visión estratégica que ayude a resguardar el patrimonio de los argentinos y a garantizar su desarrollo. Considero, que el FONDEF (Fondo para la Defensa) puede ayudar en este intento de recuperar las capacidades perdidas.
Como dijo el Comandante Attis: “El submarino es la única arma estratégica de la que puede disponer Argentina, y es la que le permite hacer un control silente del mar sin ser detectado pudiendo desplegarse en cualquier lugar que sea necesario; y teniendo en cuenta la extensión del Mar Argentino se vuelven una capacidad necesaria de la que no nos podemos dar el gusto de prescindir”.