Argentina es, entre muchas otras cosas, un país productor de alimentos. Y es como exportador de alimentos que llega a ser un jugador fuerte en el escenario global. Varía su posición en ese «ranking» según como se mida, y también según las vicisitudes del clima, pero en ningún caso deja de estar en los primeros puestos de esa docena de países cuyas producciones determinan los precios de los alimentos y el forraje en los mercados.
Esto ha sido así a lo largo de su historia. En buena parte ha determinado su historia, y sus problemas. En actas del Cabildo de Buenos Aires del siglo XVII se lee sobre las pujas con los productores de trigo y la necesidad de garantizar al provisión de pan para los vecinos. Pero eso sería historia antigua, no?
En AgendAR hemos reproducido el año pasado estos artículos sobre lo que sucedió en los últimos 100 años y está sucediendo ahora en las relaciones entre la actividad rural y el resto de la Argentina. El autor es Roy Hora, doctor en Historia Moderna por la Universidad de Oxford, profesor en la Universidad de San Andrés y en la Universidad Nacional de Quilmes, e investigador principal del CONICET.
Invitamos a leerlo a quienes se animen a reexaminar los «relatos», convencionales y contradictorios que todos hemos escuchado, una y otra vez.
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La sociedad argentina y el campo. Primera parte
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La sociedad argentina y el campo. Segunda parte
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