Un planteo colectivo: sumar la vacuna anti-Covid al Calendario Nacional y hacerla obligatoria. Nuestra opinión

Ya se da en nuestro país el debate sobre una medida que se discute, con apasionamiento y hasta episodios de violencia, en muchos países del mundo: la obligatoriedad, o no, de vacunarse contra el covid.

En Argentina se ha sumado un elemento valioso: además de declaraciones de autoridades sanitarias y legisladores, un sector significativo de la comunidad científica procedió a exponer sus argumentos en favor de la decisión.

En un documento abierto que publicó en Internet un nutrido grupo de investigadores y científicos del Conicet propusieron avanzar con la consolidación de la campaña de vacunación contra el Covid. Para eso publicaron el siguiente texto. Lo reproducimos y al final comentamos nuestra opinión:

«Desde hace dos años el mundo está siendo sacudido por la pandemia virus SARS-CoV-2. El impacto de la pandemia ha provocado más de 5,5 millones de muertes en el mundo y más de 118 mil muertes en nuestro país.

Actualmente seguimos en un estado de emergencia sanitaria, la aparición de la nueva variante Ómicron de SARS-CoV-2 causa millones de contagios a nivel mundial, habiéndose convertido en el patógeno de mayor contagiosidad de la historia superando al sarampión. Los números de los contagios y muertes indican que la pandemia lejos está de haber terminado, y no se debe descartar la aparición de nuevas variantes.

Entre las medidas de prevención adoptadas alrededor del mundo para el control de la pandemia, las vacunas han demostrado ser una de las formas más seguras y efectivas, ya sea disminuyendo la morbimortalidad o bien la transmisión del virus.

El desarrollo y despliegue de una vacuna segura y eficaz para prevenir la COVID-19 es determinante para lograr controlar el desarrollo de la enfermedad grave. Por ello, contar con una vacuna no sólo permite mejorar sustancialmente el cuidado de la vida y la salud de los y las habitantes del país, sino también permitirá ir restableciendo en plenitud las actividades económicas y sociales. Para ello necesitamos que toda nuestra población vacunable esté vacunada.

A lo largo de todos estos meses, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) ha recibido de manera secuencial la información correspondiente, según lo establecido por el procedimiento para la autorización de emergencia, en relación con el cumplimiento de los estándares requeridos por la autoridad regulatoria de las plantas elaboradoras, el desarrollo y la elaboración de los productos, su certificación en el país de origen y el cumplimiento de los estándares de calidad, accediendo a información sobre su seguridad y eficacia, así como a la que indica que no se han presentado eventos adversos graves, ni se han identificado diferencias significativas en la eficacia observada en los diferentes grupos etarios que participaron de los ensayos clínicos.

En este contexto y dada las características de los procesos de desarrollos de las vacunas en situaciones de pandemia, se ha establecido un Plan de Gestión de Riesgos por parte del Ministerio de Salud de la Nación en su calidad de adquirente, que permite el monitoreo y la recolección de información relacionada a la seguridad y eficacia del producto y el registro de posibles efectos adversos o clínicamente significativos, acorde a los establecido en los esquemas vigentes.

Conjuntamente con la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas, creada por Resolución del Min. Salud N° 259/2013, se ha desarrollado un sistema de vigilancia que permite detectar los eventos supuestamente atribuidos a vacunas e inmunizaciones (ESAVI) y realizar un correcto análisis y clasificación de los mismos, a fin de poder contar con una herramienta que garantice la seguridad de las vacunas utilizadas y permita su adecuada vigilancia.

Adicionalmente, la ANMAT a través del Sistema Nacional de Farmacovigilancia, que acredita sólida experiencia en la vigilancia de la seguridad de medicamentos en general y de vacunas en particular, ha dispuesto un plan específico para la vigilancia de la vacunación contra la COVID-19.

Sumado a los datos de vigilancia y los proveídos por los productores de cada vacuna, nuestros científicos han realizado mediciones de anticuerpos y células T en vacunados argentinos, para evaluar la eficacia de las diferentes vacunas contra la COVID-19 en nuestra población, demostrando que son eficaces.

En resumen, “contamos con vacunas que han demostrado un extraordinario perfil de seguridad, eficacia y efectividad, habiéndose ya administrado a más del 53% de la población mundial. A su vez, existe un consenso prácticamente unánime a nivel mundial considerando a las vacunas anti-SARS-CoV-2 como la herramienta central en el combate frente a la pandemia”.

Esta nueva ola de infecciones con epicentro en diversos países del continente africano, europeo y también en Estados Unidos “ha mostrado con claridad que la pandemia por SARS-CoV-2 continúa planteando un desafío central a la salud de los pueblos en todo el mundo, amenazando con provocar millones de nuevas muertes”.

En nuestro país estamos frente a un crecimiento exponencial de circulación viral de la variante de Ómicron, sumada a que se mantiene en circulación la variante Delta, dotadas ambas de mayor potencial infeccioso. “Por lo que resulta imperioso instrumentar de modo urgente las medidas necesarias a fin de evitar un incremento sustancial en el número de personas infectadas en nuestro país, habida cuenta de la dificultad en controlar las curvas crecientes de infección, una vez que las mismas han adquirido una pendiente significativa”.

Sólo la vacunación masiva y obligatoria para todas las personas, completando los esquemas vigentes así como los refuerzos, asegurará una mayor protección para el conjunto de la población.

Diversos países como Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Islandia, España, Italia y muchos otros, han decidido ya implementar la vacunación obligatoria para amplios sectores de la población, tales como personal de salud y docentes en todos los niveles de enseñanza. Recientemente Austria ha declarado la obligatoriedad de la vacunación contra el SARS-CoV-2, convirtiéndose así en el primer país de Europa donde la vacunación se torna obligatoria para toda la población mayor de 18 años. En América Latina, Ecuador también lo hizo.

Los consejos Directivos de la Facultades de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (RESCD-2021-06245655) y de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (Res. 2549/21) recomiendan la incorporación de la vacunación contra el SARS-CoV-2 como vacunación obligatoria para toda la población adulta en Argentina y su inclusión en el calendario de vacunas para adultos así como la intensificación en la campaña de vacunación para menores de edad. También el Foro Argentino de Facultades y Escuelas de Medicina Pública llamó a las autoridades de aplicación a evaluar la pertinencia y oportunidad de incluir a la vacuna anticovid en el calendario obligatorio de nuestro país.

Las Resoluciones, de las que incluimos en esta declaración algunos párrafos, remarcan además “que el análisis de la progresión de las infecciones es multifactorial, una de las variables más correlacionables es que el número de vacunados confrontado con el de personas fallecidas en los países europeos, demuestra claramente que a mayor tasa de vacunación fallecen menos personas”. Los datos de las últimas semanas en la argentina van en el mismo sentido.

Existe además un proyecto de ley para la “Incorporación de la vacuna contra el COVID-19 al Calendario Nacional de Vacunación” (5044-D-2021) presentado por los diputados Juan Carlos Alderete y Lía Verónica Caliva, el cual cuenta con firmas de acompañamiento de más diputados y diputadas.

La Argentina ha avanzado notablemente en la cobertura de la vacunación anti SARS-CoV-2 en los últimos meses, sin embargo, existen segmentos de la población que aún no se han vacunado, o no han completado el esquema de vacunación, pese a que han sido convocados a tal fin. La cobertura de más del 92% de los mayores de 40 años con una dosis, o de más del 85% con ambas dosis, demuestran que mayoritariamente la población respondió a la convocatoria, restando sectores o grupos que aún deben incorporarse al programa de vacunación, a lo que debemos sumar la aplicación de la tercera dosis según el grupo etario correspondiente.

El hecho que 58% de los menores no se haya vacunado aún, sumado al incremento de las internaciones en esa franja estaría, indica que debemos intensificar la campaña de vacunación en ese sector.

Por todos estos fundamentos expuestos, a los fines de garantizar el derecho a la vida y el derecho a gozar de buena salud, derechos humanos básicos e inalienables, consagrados tanto en nuestra Constitución Nacional como en múltiples Tratados Internacionales, con el fin de salvaguardar las vidas de todas las personas habitantes de nuestra querida Argentina, es que nos manifestamos en favor de la incorporación al Calendario Nacional de Vacunación, con carácter gratuito y obligatorio, el esquema completo de vacunación contra el SARS-CoV-2 (COVID-19).»

 

Para acceder al listado de las firmas que acompañan este documento, cliquear aquí.

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Comentario de AgendAR:

Los argumentos de este colectivo son sólidos, pero sentimos la necesidad de reiterar lo que dijimos ante una reciente propuesta en este sentido del Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires:

Ante todo, consideramos necesario aclarar que -en nuestra meditada opinión- las vacunas contra el covid autorizadas y aplicadas por la mayoría de los países -entre ellos la Argentina- ya no pueden ser consideradas «experimentales» o «de emergencia».

Hay más evidencia sólida sobre las ventajas de su uso, y sus riesgos, que la que existe sobre cualquier medicamente de uso común patentado en los últimos diez años.

Atención: al no ser infectólogos, no nos basamos en artículos publicados en revistas médicas de prestigio, revisados por pares. El fundamento es estadístico: los cientos de millones de dosis aplicadas en el mundo han disminuido en forma espectacular el % de internaciones y muertes sobre contagios. Y cualquier efecto negativo que puedan tener -y que tienen- ya se han manifestado entre esos cientos de millones vacunados. Y son un número mínimo. Un riesgo muchísimo menor que el de la habitual anestesia general.

Aún hipotéticos efectos a largo plazo, ya se habrían anticipado en un porcentaje de los casos, en organismos débiles o predispuestos. No han aparecido.

Dicho esto, expresamos nuestra objeción a declarar la vacunación contra el covid obligatoria: no sería eficaz.

Afortunadamente, en Argentina existe una cultura de la vacunación -formada a lo largo de generaciones por la salud pública y las vacunas, estas sí, obligatorias. Los «antivacunas» entre nosotros son un grupo pequeño, aunque ruidoso. Hacer obligatoria la vacuna contra el covid, en esta etapa, politizaría el tema y les sumaría a esos fanáticos aquellos que no son convencidos antivacunas pero si están furiosos con el gobierno. Por lo menos, les daría más publicidad

Y el Estado argentino no tiene los recursos -en la forma de fuerzas de seguridad disciplinadas- del de China o el de los Países Bajos, para hacer cumplir una vacunación forzosa. Que sería más difícil de ejecutar que una simple cuarentena, que es lo que se impone con energía en esos dos países (y en muchos otros).

Como el ministro Kreplak admite, requisitos como el pase sanitario y el hecho que la vacunación sea ineludible para viajar al exterior, cumplen, en un plazo más largo, con el mismo objetivo. Agregamos que la habitualidad de la vacunación, que se está dando en la mayoría de nuestra población, y el simple transcurso del tiempo -más eficaz que los argumentos científicos- diluirán las prevenciones y temores difundidos. Los «antivacunas» seguirán existiendo, como una secta excéntrica, similar a los terraplanistas.

Nuestra objeción, entonces, se funda en que una ley que no puede hacerse cumplir, sólo sirve para disminuir la autoridad del Estado.

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