Daniel Filmus: «Argentina tendrá su propia vacuna contra el covid antes de fin de año»

La posibilidad de una vacuna nacional contra el coronavirus, elaborada en Argentina desde la investigación, el desarrollo y la producción, está cada vez más cerca, anticipó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Daniel Filmus.

“Hay cuatro líneas en desarrollo, y dos de ellas están empezando ahora prácticamente con los estudios clínicos, por eso todo hace pensar que antes de fin de año la Argentina va a tener su propia vacuna”, afirmó Filmus.

Y desde AgendAR sentimos orgullo por un logro de la ciencia argentina, y una especial satisfacción por todo lo que hemos publicado sobre esto durante dos años, resumido en este ESPECIAL de diciembre pasado. Y que volvimos a insistir hace 5 días: Argentina y su política multipolar en vacunas: de Rusia, de Inglaterra, de EE.UU., de China. Pero faltan las nacionales.

Cuando esté listo, el inoculante nacional convivirá con las fórmulas actuales que se aplican en el país. “Esta vacuna por supuesto que no va a reemplazar a todas las que se están importando en este momento, ni a todas las que se están fabricando en el país con licencias extranjeras”, agregó el ministro.

Estos desarrollos son parte de una articulación entre el sector público y el sector privado, “las investigaciones han sido llevadas adelante en general por científicos del CONICET y por investigadores de la Universidad de Buenos Aires, de la Universidad de San Martín, de la Universidad Nacional de La Plata, que articulan luego con empresas que puedan después escalar la producción. Esta producción, como sucede actualmente con la producción de barbijos o de kits de autotest de COVID-19, luego va a ser exportada también para toda la región”.

«En nuestro país ya se están fabricando vacunas, como es el caso del laboratorio Richmond, con la fórmula rusa de Sputnik V y del laboratorio MAbxience, con la fórmula de AstraZeneca. Lo novedoso es una fórmula elaborada completamente en el país, en todas sus etapas: investigación, desarrollo, producción y diseño 100% argentino.

La vacuna argentina ARVAC conjuga una alta seguridad por el diseño, y por ser una proteína recombinante purificada y aislada: toda la generación del antígeno se hace fuera del cuerpo humano (Mati Arbotto)

La fabricación local de fórmulas extranjeras “ya implica un desarrollo tecnológico importante para el país, pero en este caso, por ejemplo las vacunas que se están llevando adelante en el Instituto Leloir y en la Universidad de San Martín, que son las dos más avanzadas, son totalmente desarrollos nacionales, por eso hay que estar orgullosos de la ciencia argentina y de la capacidad de nuestros investigadores”, señaló Filmus.

La vacuna argentina ARVAC-Cecilia Grierson contra el COVID-19 emerge como la más prometedora contra Ómicron y las nuevas variantes. Tiene ventajas comparativas debido a su innovadora plataforma que permitirá actualizar su fórmula frente a las nuevas variantes y no necesita ultrafrío. Los investigadores estiman que estará lista hacia fines de este año y servirá como refuerzo para grupos con una dosis o esquemas completos.

Esta vacuna sintetiza un proyecto científico argentino en su máximo esplendor, porque todos los eslabones están forjados aquí: desde la investigación básica y desarrollo del hallazgo (equipos de la doctora Juliana Cassataro, líder del equipo CONICET-UNSAM ), y la producción en escala (Laboratorio Cassará y equipos del doctor Juan Manuel Rodríguez).

La fórmula ARVAC entró en la última etapa del ensayo pre-clínico y se prevé disponer del hallazgo desde mediados de 2022. El proyecto está entre los 128 que entraron en esta fase de todo el mundo y que comparten el objetivo de inmunizar a la población contra el virus SARS-Cov-2. Tiene sobradas ventajas comparativas y el partner industrial (Laboratorio Cassará) está listo para producir 200 millones de antígenos de la vacuna para abastecer al mercado nacional, regional y global.

Esta vacuna pertenece a las llamadas vacunas de segunda generación porque aparecen en una etapa de la pandemia donde la mayoría de las personas han recibido una o dos dosis. Tiene claramente ventajas comparativas: no necesita ultrafrío para ser almacenada, y por lo tanto su aplicación y traslado a zonas y poblaciones remotas, entre otros usos, es más fácil y accesible.

Está ponderada como una muy buena vacuna de refuerzo o tercera dosis. Como también ocurre con la producción sintética de las vacunas de ARN mensajero – Pfizer Biontech o Moderna- se podrá actualizar ante nuevas variantes durante su proceso de producción, para evitar que reduzca su eficacia. Cuenta con financiamiento de la Agencia I+D+i y el desarrollo ya traía el impulso de la experiencia del grupo de la científica Cassataro, que venía realizando trabajos sobre vacunas de proteínas recombinantes para otras enfermedades.

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