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Se trata de una computadora que gestiona y controla la información de las cargas útiles de los satélites.
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Se estima que el proyecto verá la luz en 2023.
La Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y la empresa ArsUltra avanzan en el desarrollo de una tecnología espacial: una computadora modular que gestiona y controla la información que envían las cargas útiles de los satélites.
El proyecto, que se encuentra en la etapa final de diseño, espera su fabricación y los ensayos de funcionamiento correspondientes durante 2023. Si todo marcha de acuerdo a lo planeado, el proceso concluirá a fines del año entrante y saldrá a la luz para ser utilizado y adaptado a las necesidades nacionales y, más tarde, ser exportado desde Argentina.
Detalles del proyecto:
Los satélites están conformados por dos partes: por un lado, la plataforma de servicios asociados al mantenimiento y la operación de la tecnología espacial, como es la carga de batería, las comunicaciones con la Tierra, la gestión de los paneles solares o el control térmico del satélite; y por el otro, la carga útil, es decir, los instrumentos que permitirán al satélite desempeñar su trabajo, por ejemplo cámaras infrarrojas, sistemas ópticos de observación de la Tierra o el espacio, o sistemas de comunicaciones.
Con esto en mente, el presidente de ArsUltra, Juan Martín Semegone, explica a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ: “Las computadoras de las cargas útiles son responsables del control y la información que reciben. En este caso, nuestra computadora podrá recibir las fotos que saque la cámara del satélite y comprimirlas o formatearlas, y podrá concentrar la información que obtengan los instrumentos de los satélites y bajarlos a la Tierra”.
Asimismo, dicha tecnología se encargará de encender los instrumentos en el momento en que deben operar, de configurarlos o de su acondicionamiento térmico.
Además, Semegone detalla que la computadora en desarrollo es genérica y “modular”, es decir que presenta diferentes módulos que podrán conectar e intercambiar varias cargas útiles de distintos satélites a la vez. “Se desarrolla una unidad de cómputo que se puede adaptar a distintas misiones y distintos requerimientos, desde satélites de órbita baja o media a geoestacionarios con algunas consideraciones”.
Y agrega: “No tenemos conocimiento de que se estén haciendo computadoras modulares en Argentina. Sí las vimos en Europa o en Estados Unidos, pero no necesariamente iguales que las nuestras. De todas maneras, cada vez hay una tendencia mayor a la modularidad, a acelerar los procesos de desarrollo y que las misiones se hagan cada vez más rápido”.
Con el diseño en la etapa final, el equipo proyecta que para mediados de 2023 ya se haya fabricado un prototipo y se comience con los ensayos tanto de funcionamiento del hardware como ambientales (por ejemplo, ensayos térmicos para conocer la respuesta de las variaciones de temperatura que se dan en el ámbito espacial o de vibración). Los objetivos son dos: utilizar esta tecnología en Argentina y, luego, exportarla.
De la UNQ al espacio
El codirector del proyecto, Héctor Pralong, cuenta que este desarrollo permitirá el acercamiento –y funcionará como antecedente– de la industria espacial con los y las estudiantes de la Universidad de Quilmes.
“Antes, los productos que se gestionaban requerían de carreras específicas y hoy poseen múltiples facetas. En este sentido, se necesitan equipos profesionales, cuyos integrantes tengan una mirada sistémica y general. Así, aunque alguien piense que su participación está muy lejos de lo que se busca, verdaderamente puede ser una fuente de conocimiento muy importante”, subraya Pralong, y ejemplifica: “A veces, aquellos que estudian la carrera de Ingeniería en Automatización y Control se sienten desvinculados de la industria espacial, cuando en realidad no es así”.
Además, Pralong manifiesta que apuntan a incorporar estudiantes a la industria espacial. “Seguramente hay gente interesada y este proyecto, como otros de innovación, abre campos de trabajos. La idea no es pasar varias etapas y entregar un producto final. La meta es abrir un área de conocimiento para todos aquellos que quieran sumarse”.
Por su parte, el presidente de ArsUltra relata: “Con la UNQ estamos generando un vínculo enfocado en la creación de tecnología espacial, pero también una sinergia mediante la cual nosotros transferimos conocimiento a la universidad y también aprendemos de ella. La visión estratégica de articular con empresas de tecnologías de frontera fue apoyada por el rector Alfredo Alfonso dentro del marco de la universidad”.
Semegone plantea que esta alianza estratégica permitirá la posibilidad de abordar nuevos proyectos, de generar material concreto de desarrollo y procesamiento dentro de la casa de estudios, tener un producto comercial y, además, entrenar nuevos estudiantes en tecnologías que estén situadas dentro del marco de economía del conocimiento.
El apoyo estratégico y el impulso de las empresas del sector de tecnologías fue articulado por la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo, la Secretaría de Economía del Conocimiento (dentro de la que se destacan la Dirección Nacional de Innovación Abierta y la Dirección de Consolidación de Sectores Estratégicos) y la Secretaría de Comercio, todas entidades del ministerio de Economía.