La presidenta de la CNEA Adriana Serquis y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Daniel Filmus, culminaron este viernes su visita a la República de Corea, en el marco de la misión oficial que también los llevará a India y Francia. En el centro de este viaje está una tecnología para tratamiento oncológico con neutrones desarrollada por Argentina que podría revolucionar el mundo de las radioterapias.
Este viernes, en la ciudad de Seúl, Serquis y Filmus fueron recibidos por el ministro de Ciencia y Tecnología de Corea Lee Jong-ho. La reunión giró en torno al memorándum de entendimiento sobre cooperación en el ámbito de la Tecnología de la Información y la Comunicación firmado en julio de 2022 entre ambos países. Ahora se acordó crear un consejo consultivo intergubernamental para el desarrollo de las TICs y profundizar la cooperación en materia espacial, nuclear y tecnológica para la transición energética.
Entrando en materia, como parte de un acuerdo marco entre CNEA y el KIRAMS, el mayor hospital de oncología de Corea, nuestro país exportó a Corea la tecnología de una fuente de neutrones de baja energía (es deliberado, debe ser baja). El aparato -todavía un modelo de demostración tecnológica- estará destinado al tratamiento del cáncer por Captura Neutrónica en Boro (BNCT) cuando se lo construya a escala clínica.
Es algo que todavía no sucedió: el equipo técnico del Dr. Andrés Kreiner, físico de la CNEA y diseñador del sistema, terminó de armar el demostrador tecnológico del KIRAMS en Diciembre del años pasado. Si la anterior administración del Programa Nuclear y de la CNEA, la del sociólogo (?) Julián Gadano, le hubiera dado presupuesto a Kreiner para desarrollar una máquina de BNCT de tamaño y potencia clínicas, la Argentina habría entrado en estudios preclínicos y clínicos de fase desde 2019 para medir la efectividad real del sistema.
Si ya en una fase II, sin llegar siquiera a la III, los números para tumores infantiles, o cánceres de adulto de abordaje difícil (cuello, cráneo y cerebro) fueran algo mejores que los de otras terapias radiantes, esa tecnología estaría levantando pedidos de transferencia por decenas o centenares de millones de dólares. Plata para el país.
Al tamaño, potencia y efectividad que le pudo dar Kreiner en el Centro Atómico Constituyentes, la tecnología del demostrador se terminó vendiendo a Corea a U$ 700.000, el precio de un departamento cheto.
Y se vendio solamente porque Kreiner pudo asistir a un congreso en Taipei dado que Taiwan -otro país interesado en esta rara máquina- le pagaba el pasaje, dado que Gadano se negó a poner un peso. El resto fue negociación de pasillo entre Kreiner y KIRAMS entre diversas exposiciones. El argentino, que es dirigente del sindicato de profesionales (APCNEAN) y lleva a la CNEA tatuada en la frente, en la pulseada retuvo la propiedad argentina sobre la tecnología.
Esta fuente de neutrones argentina compite contra otras mucho más caras, o incompatibles con la arquitectura y el licenciamiento de los hospitales. Y efectivamente, es potencialmente más barata y además «fría»: apagada la máquina, no emite ningún tipo de radioactividad residual.
Aviso para evitar confusiones: esta máquina no tiene nada que ver con el acelerador de protones que se está por instalar en el Hospital Roffo, centro público de oncología de CABA. Lograr haces de protones es sin duda complejo, pero se puede porque tienen carga eléctrica positiva y se puede manipular su energía, dirección y trayectoria. Pero los neutrones, como indica su nombre, son eléctricamente neutros. Obtener haces de ellos hasta hace poco sólo era posible con reactores nucleares.
Medido contra el «multiquirófano a protones» del Roffo, la máquina de la CNEA podría ser mucho más barata, de construcción enteramente nacional o casi, libre de toda patente extranjera, y de yapa tratar a una cantidad diaria de pacientes mucho mayor. Pero todo eso, señoras y señores, se tiene que demostrar en la rugosa realidad, como la llamaba Arthur Rimbaud. Los muy interesados pueden leer esta historia aquí y aquí. Algunos quedarán admirados, otros furiosos.
El BNCT tal vez logre ahora salir -en Corea- de la condena de ser siempre «la radioterapia del futuro»: ya hace 30 años que vegeta en esa categoría sin poder hacer estudios de fase capaces de convencer al mundo radiológico de que el futuro llegó hace rato, y nació en la Argentina. Dato raro si se ignora que, gracias a la CNEA, somos el único país de la región con 14 centros de medicina nuclear.
Nos extraña que KIRAMS no mostrara la foto de la construcción de una fuente como la de Kreiner, pero de tres pisos de altura. No parecen apurados. El sistema que se muestra, de la mitad de tamaño, es exactamente el que AgendAR vio hace años en el Centro Atómico Constituyentes. En realidad, es el mismo.
La otra cosa que resulta extraña es la ausencia de Kreiner en esa foto. Lo respetamos como ministro, pero Daniel Filmus no fue el autor de ese gol.
El jueves, Serquis y Filmus se trasladaron a la ciudad de Daejeon, donde visitaron el Instituto Coreano de Energía de Fusión (KFE). Recorrieron las instalaciones del KSTAR (Tokamak Superconductor de Corea), conocido también como “el sol artificial de Corea”. Se trata de un reactor donde se realizan investigaciones orientadas a la generación de energía de fusión nuclear. Este proyecto está integrado al programa ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional), conformado por un consorcio de 35 países que están construyendo en Francia el reactor nuclear de fusión más grande del mundo.
Los funcionarios argentinos dialogaron con el vicepresidente de KFE Si-Woo-Yoon, acerca de la posibilidad de cooperación entre ambos países en investigación en fusión. Para esto identificaron varios temas de interés común, como simulaciones de plasmas, cálculos neutrónicos, irradiación de aceros y uso de litio. Todo muy académico para nosotros, pero a nuestros físicos (como Kreiner) les sirve.
La recorrida oficial continuó en el Instituto de Investigación de Energía Atómica (KAERI, por sus siglas en inglés), donde los anfitriones presentaron el Smart, un reactor modular pequeño (SMR) desarrollado en Corea y que actualmente se encuentran en la etapa de diseño conceptual y a la espera de la licencia. En eso los coreanos andan bastante demorados.
Aclaración al lector: el SMART es una copia del CAREM argentino, probablemente con algunas mejoras aunque también con algunos problemas. Ignoro cómo los coreanos se hicieron de los planos y planillas de cálculo, pero puede haber sucedido en 2008, después de que la CNEA, dirigida entonces por Norma Boero, se negara a venderle el CAREM a KAERI «por chauchas y palitos».
Años más tarde, Boero me explicó que era imposible una sociedad entre iguales con el rumboso programa nuclear coreano con 50.000 profesionales y técnicos en sus recursos humanos y toda la plata del mundo, y la CNEA, con entonces unos 3000 personas de casi 60 años de edad promedio, muchas en vías de jubilarse, y un presupuesto miserable. La vieja historia del elefante y la hormiga.
A AgendAR le habría encantado estar en esa reunión donde todo el mundo evitaba hablar del elefante en la habitación.
Argentina participa en el segmento de los SMR con el CAREM, de diseño propio. En el encuentro, ambas partes expresaron su interés en estandarizar normativas para este tipo de reactores. Sí, ponele.
La presidenta de CNEA dice que los de KAERI reconocen el avance del CAREM, aunque ellos también tienen un desarrollo importante en el tema. Sin duda.
El recorrido incluyó, también, al Instituto de Investigación Aeroespacial de Corea, donde se desarrollan, montan y testean satélites. Allí el ministro Filmus y su asesor Guillermo Salvatierra mantuvieron una reunión con Han Gyu Joo, su presidente, a quien le presentaron propuestas de cooperación en materia espacial.
La misión oficial continuará en India, país al que la empresa estatal INVAP le vendió una planta llave en mano para la producción de Molibdeno-99, destinada a la Junta de Tecnología de Radiación e Isótopos india (BRIT). Ese radioisótopo -muy caro- se usa en el 90% de los diagnósticos por imagen nuclear del mundo, y la Argentina, vía INVAP, es el principal fabricante de reactores para fabricarlo, y cuando por fin se inaugure el RA-10 de Ezeiza (presumiblemente en 2024), será uno de los mayores proveedores del planeta.
Esta obra también se paró en tiempos del sociólogo Gadano. Como el CAREM y la fuente de neutrones de Kreiner, a la que le sigue faltando un nombre adecuado.
La planta de manipulación y formulación de radioisótopos del BRIT no es un reactor. Es una unidad de manipulación radioquímica de productos irradiados en reactores. Fue diseñada, construida y puesta en marcha por expertos argentinos en 2022. La comitiva argentina visitará esas instalaciones y mantendrá encuentros con diferentes autoridades indias del gobierno y de la Comisión de Energía Atómica India.
Con esos últimos muchachos habría que hablar de cosas muy concretas: de centrales nucleoeléctricas tipo CANDU, como Embalse. ¿Sucedió?
Daniel E. Arias
Si se perdió los links sobre el BNCT y se arrepintió, ahí van de nuevo: