Esta semana se conoció que Invap, el instituto que desarrolla y fabrica tecnología nuclear, espacial y médica dejó de ser una sociedad del Estado rionegrino para convertirse en una sociedad anónima. Esto se interpretó como un paso previo a la privatización ya que habilitaría la entrada de nuevos accionistas. Por este motivo, su directorio trabaja en un nuevo estatuto para “minimizar” el impacto que podría tener la nueva forma jurídica.
Este cambio en la forma societaria, aclaran fuentes cercanas a la empresa, fue realizado para adaptarse a lo dispuesto en el DNU Nº70/2023, que elimina la figura jurífica de “Sociedades del Estado”. No implica, en principio, una privatización ni un cambio en su propiedad. La provincia de Río Negro continuaría siendo el único accionista de Invap, manteniendo así el control total.
Un portavoz de la empresa dijo que lo que hacen es Wadaptar su forma societaria por obligación del DNU 70/2023 pero no cambia ni la propiedad ni la gobernanza compartida con Comisión Nacional de Energía Atómica“.
De todos modos, el cambio a Sociedad Anónima Unipersonal podría facilitar la entrada de nuevos accionistas, por lo que en Invap están trabajando en un nuevo estatuto que blinde a la empresa de ciertos efectos. Está previsto que el directorio de Invap emita un comunicado oficial en los próximos días para aclarar la situación y disipar las dudas generadas en torno a la transformación jurídica.
Las especulaciones surgieron a raíz de una presentación de un “hecho relevante” en la Comisión Nacional de Valores (CNV) referido a la asamblea del pasado 28 de octubre en referencia a la transformación de la empresa provincial en S.A.U. “El gobierno de @JMilei y sus aliados locales que sostienen el DNU 70/23, permiten que hoy el @invapargentina se convierta en Sociedad Anónima con el fin de privatizarla”, publicó en X el senador rionegrino Martín Doñate.
“En la Asamblea General Extraordinaria del 28 de octubre de 2024 (la ”Asamblea“), la Sociedad ha resuelto transformarse en sociedad anónima unipersonal con efectos legales, contables y fiscales, a partir de que se apruebe el nuevo estatuto social, a fin de dar cumplimiento a lo requerido por el DNU N° 70/2023”, informaba la carta rubricada por la responsable de relaciones con el mercado, Ana Cabrera.
Asimismo, en el documento se agrega que “la Asamblea ha resuelto pasar a un cuarto intermedio a reanudarse el 20 de noviembre de 2024 a las 14:00, a fin de considerar la consecuente reforma de estatuto y el balance especial de transformación”.
Invap es una empresa argentina líder en el desarrollo de tecnología de alta complejidad, con una trayectoria de 48 años y más de 1.700 empleados. La empresa desarrolla y fabrica una amplia gama de productos, incluyendo reactores nucleares, satélites, radares y centros de medicina nuclear, y tiene clientes en los cinco continentes. Debido a su éxito y sus ingresos multimillonarios, Invap nunca necesitó aportes estatales.
Comentario de AgendAR:
INVAP no es un instituto sino una SE, una Sociedad del Estado, y necesita tanto un socio privado como Ud. y yo un tiro en la frente.
Tal como en el caso de nuestra otra SA nuclear del estado, NA-SA, lo que no se les perdona es el éxito, y máxime en empresas que son estatales. Ya porque prueban con su existencia la imbecilidad libertaria, ya porque existiendo también el desarrollo nuclear argentino siempre irritó a los EEUU, en la actual situación geopolítica, el que compre INVAP o NA-SA las va a cerrar, desguazar, o ambas cosas.
Y si legalmente sólo accede al 49% del capital accionario, no hace falta que repitamos que si le das el 49% de tu casa a un tigre, no sos el propietario. Sos el almuerzo.
Este empresa relativamente chica se apropió del mercado mundial de reactores mundiales multipropósito en 2000, cuando estaba por cerrar (por tercera vez) y tenía sólo 350 empleados. Sostenida en los 6 años de piso económico que le dio haber ganado la licitación por el reactor OPAL de Australia, INVAP diseñó, testeó, construyó y desplegó todo el sistema de radarización nacional, el militar y el aerocomercial.
A eso le sumó el diseño y despliegue del Sistema Nacional de Radares Meteorológicos (SINARAME), diseñado a pedido del Servicio Meteorológico Nacional para dar alertas previos de tormentas severas. Cubre casi todo el territorio nacional.
La radarización comercial, militar y meteorológicas, por su grado de despliegue son únicos en la región. De yapa, cada unidad de cualquiera de estos sistemas costó entre la mitad y un tercio que las de los proveedores habituales (países de la OTAN). Su mantenimiento es más rápido y barato, porque los repuestos y el service están aquí. Ya se exportaron radares a Nigeria.
Como otra estrategia de diversificación para no morir, INVAP venía construyendo desde 1996 todos los 7 satélites de observación de la Tierra de la CONAE, y en 2006 se le añadió la construcción de los 2 ARSAT, satélites geoestacionarios de telecomunicaciones. Jamás falló ninguno.
Las incursiones de INVAP en tecnología dual, de control de grandes espacios -otra diversificación forzada por la quietud del mercado nuclear- son algo que cierto par de embajadas perdona incluso menos.
Junto con la cordobesa FixView, INVAP dotó de cámaras estabilizadas por giróscopos para vigilancia, búsqueda y rescate de los aviones patrulla de la Armada. El mismo par de socios diseñó los sensores del Pucará Fénix, remotorizado y dotado de un radar de apertura sintética, de cámaras de navegación nocturna y de un «data link» encriptado para comunicarse con otras unidades aéreas, terrestres o de mar. Estaba obviamente hecho para patrulla armada todo tiempo, y podía servir como sucedáneo de algo que la Fuerza Aérea no tiene: aviones AWACS, comandos de control aéreo de batalla.
A añadir a la lista de pecados duales de INVAP, el primer helidrón argentino, el RUAS-160, pensado para aeroaplicación automatizada y precisa en campos e incluso quintas. El RUAS es de pala doble contrarrotativa, sin «boom de cola». Está pensado también para operar desde las superficies minúsculas, obstruidas y sin hangar de todas las unidades de superficie de la Armada y la Prefectura Naval que carecen de helicópteros.
«Last but not least», INVAP refundó el terreno de los drones, dominado por aeromodelos de control remoto, a una serie de sistemas totalmente informatizados y de vuelo semiautónomo o totalmente autónomo. Fue el proyecto SARA (Sistema Aéreo Robótico Argentino).
SARA era una chica ambiciosa pero sistemática. Empezaba con un modelo de demostración de 17 kg. movido por un motor naftero de cortadora de pasto, y pasaba por drones medianos y gigantes de hasta 20 horas de autonomía, y motores pistoneros diseñado ad-hoc por Oreste «El Mago» Berta, el preparador de la Escuadra Torino que ganó en Nürbürgring. Pensado para cumplirse en 10 años, SARA terminaba con el Blanco Aéreo de Alta Velocidad, cuya plataforma a turbina tipo turbofan en la práctica podía servir perfectamente como misil crucero, antibúnker o antibuque. Poca felicidad causó la SARA en Port Stanley y en Whitehall.
SARA se lanzó entre 2014 y 2015, los dos años en que la firma barilochense estuvo a cargo de resucitar la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA).
Todos los satélites geoestacionarios programados uno cada tres años, y todos los programas aerorrobóticos duales referidos fueron abortados por los gobiernos de Macri. También la compra de radares, incluso los meteorológicos, y se jugó a no pagar los ya entregados y en servicio, con el objetivo claro de fundir la empresa, que vive de lo que vende. Hubo escándalo y el gobierno nacional tuvo que pagar. Lo hizo tarde y mal. Todavía había Parlamento, ¿recuerda? Aquel poder a veces casi independiente.
Lo que necesita INVAP es un estado argentino que no abdique de su función primaria, defender el territorio, la población y su economía, y se esfume en una rosada nube tóxica de multinacionales e intereses coloniales. Ignoro cómo puede defenderse legalmente INVAP de una adquisición hostil, ahora que perdió el régimen de Sociedad del Estado.
Con esa figure legal de SE, sobrevivió a cuatro intentos de quiebra promovidos alevosamente desde el Poder Ejecutivo. ¿Debo nombrar los presidentes? Pasando la película hacia atrás, Javier Milei, Mauricio Macri, Fernando de la Rúa y Carlos Menem. En posición de no hundir el barco pero tampoco dejarlo navegar, Alberto Fernández y Raúl Alfonsín. Fundada por Franco Varotto en 1974, la casi increíble trayectoria de exportaciones nucleares de INVAP se mantuvo durante 29 años de gobiernos democráticos a veces indiferentes y en general francamente hostiles a la empresa.
Un modo de entender la valía de la figura SE es que hasta Milei, INVAP logró sobrevivir a toda esa murga con ayuda del estado. Del estado peruano, del argelino, del egipcio, del australiano, del saudí e incluso del holandés. En todos esos lados vendió sus reactores de producción de radioisótopos e investigación, y jamás ganó una licitación por precio o financiación, sino por calidad de oferta tecnológica.
Y a pura calidad le sopló licitaciones en las narices a los hasta entonces patovicas de ese nicho de mercado: General Atomics (EEUU), Atomic Energy Commission of Canada Ltd (Canadá), Areva (Francia), Rosatom (Rusia), Hitachi (Japón), Kaeri (Corea del Sur), y siguen las firmas. Digamos que la empresa ha juntado algunos enemigos poderosos. Si a eso le sumamos un par de embajadas de la OTAN (sí, ésa y también la otra) que la ven como posible punto de apoyo para la reinvención de la vieja industria militar argentina, los de Bariloche son una rana que, lejos de escaparse de una olla que viene calentándose sin prisa ni piedad, ha logrado adaptarse y sobrevivir bien al agua hirviente. Si levantás la tapa de la cacerola, te guiña un ojo. Después de todo, ha durado más que tres expresidentes que aspiraron a enterrarla.
Supongo que Milei esta vez va a probar la sartén o el fuego.
¿Pueden defenderla de una compra hostil el estado provincial de Río Negro o la actual dirección de la CNEA, sus accionistas formales por el momento? Si pueden es especulativo, lo evidente es que no quieren. La CNEA paró todas sus obras estratégicas (la central nuclear compacta CAREM en el predio de las Atuchas, y el reactor de producción RA-10.
Río Negro debería defenderla: no tiene ninguna otra empresa de tecnología. Pero como retrato de su clase política, que no es mejor que la nacional pero la anticipa, aupada por Alberto Fernández le cedió 625.000 hectáreas de territorio por 75 años a una megaminera australiana, Fortescue, para fabricar…. ¿¿hidrógeno?? Levante la mano quién quiere hidrógeno. ¿Nadie? ¿Y oro, cobre, níquel, vanadio y tierras raras? Apa, demasiados.
Cierro esta reflexión con una anécdota. Como los australianos son por ahora políticamente antinucleares y en 2000 tenían la cabeza lavada y limada por Greenpeace, la ANSTO (Australian Nuclear Science and Technology Organization), tuvo que tomar precauciones durísimas para elegir al ganador de la licitación por su nuevo reactor, el actual OPAL. Por ello, en lugar de un jurado, hicieron varios: uno para evaluar la termohidráulica de cada oferente, otro para los sistemas de seguridad, otro para la capacidad de producción de radioisótopos, otro para la irradiación de silicio para chips, etc. etc.
Era un modo de blindar el resultado de la licitación ante una prensa nacional que anticipaban escarbardora como un pollo, lista para desenterrar cualquier matufia, y absolutamente adversa a la existencia misma del reactor.
Cada jurado operaba en total aislamiento de los otros, y enviaba su calificación de uno a diez puntos al Board of Directors de ANSTO. Allí los tipos estaban preocupadísimos. Sistemáticamente, cada comité le iba otorgando nueve o diez puntos a la oferta de INVAP. Cuando ésta empezó a ventajear por cabeza y cuello a la canadiense, el novedoso reactor MAPLE, esclava la muchachada del ANSTO de su autoinflingida decencia, el capo de la constructora australiana asociada a INVAP para la obra civil, John Holland-Evans Deakin, se llevó a un aparte al Ing. Héctor «Cacho» Otheguy.
– Mirá, Cacho- le dijeron- venimos ganando por muerte, pero no quieren darnos el contrato.
– ¿¿Y POR QUÉ CARAJO NO??- se sulfuró Cacho, que en general no perdía los estribos.
– Uffff… ¿Cómo te explico? Look here, mate… Más cerveza, mozo, por favor… Aquí nadie sabe si la Argentina va a seguir existiendo en 2001 o 2002. ¿Se entiende? Pinta que no. Y nadie quiere una obra parada y un cambio de proveedor en medio de la obra.
No sé cómo, pero INVAP ganó pese a todo, entregó el reactor OPAL funcionando, y chiquito como es, llegó a producir el 40% del suministro mundial de radioisótopos y el 10% del silicio irradiado de la industria microelectrónica de alto rendimiento. Es considerado el mejor del mundo. Gana guita a espuertas. Y con sus radiofármacos salvó millones de vidas en tres continentes. Y nos permitió ganar en Holanda y Arabia Saudita contra los mismo oponentes.
Sucede siempre.
La AECL canadiense, que en 1988 había jurado enterrar a INVAP, en cambio, quebró. Si hay licitación y va INVAP, EEUU directamente no se presenta.
Cacho Othegui se nos murió medio joven: el cuore no le aguantó tanta biaba. Pero su empresa, y la de Varotto, poblada de Maradonas y Messis de la tecnología argentina, sigue ahí, más resiliente a la intemperie argentina que un adoquín, y así de dura de masticar.
¿Se entiende por qué la quieren borrar?
Daniel E. Arias