La otra cara de la crisis del Garrahan: el desaliento de los residentes

A partir de este año, quienes ingresen al sistema nacional de residencias podrán elegir entre dos formas de contratación: la beca ministerial, como venía ocurriendo hasta ahora, o una nueva opción, la institucional. En el primer caso, el vínculo es con el Ministerio de Salud de la Nación, que deposita el monto directamente al residente, con los correspondientes descuentos por aportes y obra social. En la nueva modalidad, en cambio, el profesional firma un contrato directo con la institución formadora, cobrará el monto total sin retenciones y podrá acceder a bonos adicionales si el establecimiento lo permite. En ambos casos, la cobertura de seguros está garantizada, pero lo fundamental es que ahora es el residente quien elige cómo transitar su etapa de formación.

“Detrás de este cambio, lo que se esconde es la intención de despojar a los médicos residentes —profesionales en formación— de su condición de trabajadores con pleno derecho, para rebajarlos a la categoría de becarios. Esto implica excluirlos de múltiples derechos laborales, como las licencias, la regulación de la jornada laboral y la posibilidad de gestionar su propio proceso remunerativo, entre otros», advierte un experto destacado del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, que prefirió resguardar su identidad.

Según explicaron desde el Ministerio de Salud de la Nación, el objetivo de esta actualización es “recuperar el rol formativo de la residencia” y corregir los parches acumulados en la última década. En ambos casos, el financiamiento nacional seguirá cubriendo el mismo monto por residente. Las instituciones, a la vez, podrán mejorarlo con fondos propios y rendir cuenta por el dinero que recibieron de la Nación.

“Cerró la residencia de pediatría del Garrahan”

Sin embargo, los residentes realizaron un duro descargo desde la cuenta oficial de X de la Residencia de Pediatría del Hospital Garrahan, donde denunciaron públicamente el virtual cierre de este sistema de formación más emblemática del país.

“Cerró la residencia de pediatría del Garrahan”, afirmaron en un mensaje que generó conmoción en el ámbito de la salud pública. “Sí, leíste bien. El Ministerio de Salud decidió cerrar la residencia de pediatría más prestigiosa del país, y lo hizo por la puerta de atrás: transformándolo en una beca precarizada”, denunciaron.

Los profesionales en formación explicaron que, con esta decisión, dejarán de percibir un sueldo en blanco y pasarán a recibir un “estipendio”, lo que implica la pérdida de derechos laborales fundamentales: no tendrán obra social, aportes jubilatorios, aguinaldo, licencias ni reconocimiento de antigüedad en el hospital. “No es salario. No hay derechos laborales. No hay futuro”, señalaron en el comunicado.

Desde la residencia consideraron que esta modificación implica un retroceso inaceptable. “La solución no puede ser el retroceso”, advirtieron. Además, afirmaron que desde el Ministerio de Salud intentaron justificar la medida asegurando que con “el sello Garrahan” es suficiente, como si el prestigio institucional pudiera reemplazar condiciones dignas de trabajo. “Como si el prestigio pudiera pagar alquiler, comida o salud. Como si los cuatro años de formación, guardias interminables y responsabilidades clínicas pudieran pagarse con palmaditas en la espalda”, expresaron.

“Sin residentes, el Garrahan no funciona”, remarcaron con contundencia. Y cerraron el comunicado con una advertencia más amplia: “Esto no es solo un ataque a los médicos en formación: es un intento de destruir el sistema de residencias como lo conocemos, de precarizar aún más la salud pública”.

En tanto, mañana a las 10, los residentes de hospitales que dependen de la Ciudad, marcharán desde la intersección de las avenidas Callao y Corrientes hacia la sede del Ministerio de Salud porteño, en Bolívar y avenida Rivadavia.

Ana Paula Ormachea es residente de tercer año de Clínica Médica en el Hospital de Clínicas José de San Martín y conoce en carne propia las dos caras del sistema: la residencia con beca institucional y la del hospital público tradicional. “El primer año [de residencia] trabajé en un hospital privado, donde la residencia se pagaba bajo este régimen de beca. Después me pasé al Clínicas, que no tiene esta forma de contratación”, cuenta. La diferencia no fue menor: esa fue, de hecho, una de las razones que la llevó a cambiar de institución. “No estaba muy de acuerdo con ese régimen, honestamente. Siento que desfavorece mucho a los residentes. Es algo que viene de años, pero con la inflación y la situación económica, se nota cada vez más.”

Ormachea recuerda que en 2023 participó de un paro para reclamar mejoras salariales bajo el sistema de beca. “No nos alcanzaba. No es seguro que lo que pague una institución privada alcance para tener una buena calidad de vida. Ni siquiera hablo de viajes o salidas, sino de llegar a fin de mes. Si tengo que comprar un regalo por el cumpleaños de mi papá o el Día del Padre, eso ya es un problema que tengo que incluir en mi presupuesto mensual.”

Hoy, desde su lugar en el Hospital de Clínicas, destaca el rol de la asociación médica de esa institución como espacio de defensa y contención. “Es un lugar creado por médicos, donde se busca defender nuestros derechos, pero también los de kinesiólogos y bioquímicos. Porque esto no afecta solo a los médicos”, señala. Y agrega: “Estas situaciones te sacan las ganas de seguir formándote, de confiar en el país. Cuando empecé la carrera nadie te contaba esto. El sistema te termina venciendo, te obliga a guardar la vocación.”

Ormachea afirma que muchos residentes ingresan con entusiasmo, con ganas de crecer, de acompañar. Pero las condiciones los terminan desmotivando. “Hoy, uno realmente tiene que pensar si conviene entrar a una residencia, porque sabés que eso implica ajustarte económicamente. Y ahora, con este nuevo régimen, donde pareciera que otra vez nadie nos protege, te preguntás: ¿quién nos escucha?”, dice. En su caso, encontró respaldo en la Asociación Médica del Clínicas, que, según cuenta, la acompañó y le transmitió que buscarán garantizar el respeto por sus derechos.

Alejandro Horvat

VIALa Nación