Soberanía Orbital: por qué Argentina debe blindar su infraestructura espacial

La creciente militarización del espacio exterior y la dependencia de datos extranjeros exponen a nuestros activos estratégicos clave (desde ARSAT como empresa en funcionamiento a los satélites SAOCOM). Es imperativo que el Estado nacional desarrolle capacidades de Conciencia Situacional Espacial (SDA) autónomas para garantizar la seguridad y el desarrollo industrial endógeno.

El acceso y control del espacio exterior ya no es una aspiración futurista, sino una dimensión crítica de la soberanía nacional y el desarrollo económico. Argentina, a través del esfuerzo sostenido de la CONAE y la capacidad técnica de INVAP, ha logrado posicionarse como un actor relevante en la región, desplegando satélites de telecomunicaciones (ARSAT) y de observación terrestre (SAOCOM) que son pilares de nuestra economía agroindustrial y conectividad.

La Vulnerabilidad en la Cuarta Dimensión

Sin embargo, estos avances estratégicos se encuentran operando en un entorno crecientemente congestionado y peligroso. La Conciencia Situacional Espacial (SDA, por sus siglas en inglés) es la capacidad de detectar, identificar y catalogar objetos en órbita, sean basura espacial o activos de otros países. Hoy en día, la mayor parte de la información crucial sobre el posicionamiento y la trayectoria de estos objetos proviene de fuentes militares de potencias extranjeras, principalmente de los Estados Unidos.

Esta dependencia genera una vulnerabilidad sistémica. ¿Cómo podemos garantizar la seguridad de nuestros satélites si la información sobre las amenazas depende de terceros con sus propios intereses geopolíticos? La soberanía tecnológica exige que seamos capaces de monitorear y proteger nuestros activos sin necesidad de tutelas externas. No se trata solo de evitar colisiones con desechos, sino de resguardarse ante potenciales acciones hostiles o intrusivas de actores que pueden operar en la órbita baja y geoestacionaria.

El Camino del Desarrollo Endógeno

Para superar esta dependencia, Argentina debe priorizar la inversión en el desarrollo de un Sistema Nacional de Vigilancia Espacial. Este esfuerzo no debe ser exclusivo de un sector, sino una sinergia entre el ámbito científico (CONAE, universidades), la industria de base tecnológica (INVAP) y la órbita de Defensa.

Necesitamos desarrollar y desplegar tecnologías propias: radares de largo alcance con capacidad de seguimiento de objetos pequeños, sistemas ópticos avanzados integrados en observatorios nacionales, y lo más crucial, software de procesamiento y modelado de datos diseñado y operado por nuestros ingenieros y científicos. Esta capacidad tecnológica, además de asegurar nuestros intereses estratégicos, actúa como un potente motor para la creación de empleo calificado y la transferencia de conocimiento de alto valor agregado.

La vigilancia espacial es la próxima gran frontera para la defensa de la Patria. Garantizar la continuidad operativa de nuestra infraestructura satelital es tan vital como proteger nuestras fronteras terrestres, marítimas y aéreas. El Estado tiene la responsabilidad histórica de dotar a nuestras Fuerzas Armadas y organismos científicos de los recursos necesarios para asegurar que el espacio, esa nueva dimensión estratégica, sea un dominio de autonomía y desarrollo nacional.

Redacción de AgendAR