El uso de cannabis medicinal en quienes sufren epilepsia refractaria implica un gran avance en el tratamiento de la enfermedad. Para las personas que deben sobrellevar distintos tipos de cáncer, el alivio de mitigar el dolor. Para pacientes con artritis, Párkinson, esclerosis múltiple y otras dolencias, la esperanza de obtener una calidad de vida que la medicina tradicional no pudo darles.
Por una u otra razón, el interés mundial por las propiedades terapéuticas del aceite de cannabis no deja de crecer entre científicos, médicos y familiares. En la Argentina, ese interés se potenció a partir de la sanción de la Ley 27.350, en marzo de 2017, que habilita su uso medicinal y crea un programa nacional para impulsar la investigación y su producción pública.
Sin embargo, uno de los principales problemas a resolver es que para cada caso se necesitan especificaciones muy precisas a la hora de preparar el aceite y brindar el tratamiento adecuado. Esto es algo difícil de lograr porque, a pesar de que el uso medicinal de la Cannabis sativa y la Cannabis indica data de tiempos remotos, lo mismo sucede con el halo de prohibición que la rodea. Además, la ciencia todavía sigue investigando sobre sus efectos en la salud. Por eso, los dispositivos que se usan para extraer el aceite de la planta suelen ser artefactos caseros que a veces no garantizan la formulación óptima del preparado.
Para tratar de resolver ese problema, un grupo de diseñadores industriales argentinos creó Néctar, un extractor de aceite de cannabis. La idea surgió hace dos años, en el marco de un trabajo final de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU–UBA).
“Teníamos que presentar un prototipo funcional y queríamos hacer algo que pudiera trascender el ámbito de estudio, algo que estuviese al servicio de la sociedad. Justo se había aprobado la ley y nos entusiasmamos con la idea de desarrollar este dispositivo porque todos conocíamos a alguien que estaba probando aceite de cannabis para paliar una enfermedad”, dijo el diseñador industrial Franco Di Paolo, integrante del equipo, que se completa con los diseñadores Manuel Frontini, Ignacio Ruiz Johnson y Patricio Martinez, y el ingeniero electrónico Ivan Isaack.
El dispositivo permite seleccionar diversos parámetros para la extracción del aceite vegetal. Todavía está en fase de prototipo, tiene un tamaño que lo hace transportable y está revestido en acero inoxidable. Hasta ahora, este tipo de extractores son de uso industrial, más costosos, voluminosos y complejos, pensados para procesar grandes cantidades de aceite.
Como Néctar está pensado para consumo personal, los diseñadores pusieron el foco en desarrollar un artefacto de uso sencillo y que proporcione un líquido listo para ser utilizado. También es una herramienta pensada para la investigación de especies vegetales con propiedades medicinales.
“En la Argentina no existen dispositivos similares y suelen utilizarse artefactos muy caseros, que son un rejunte de caños y piezas. Además, para extraer el aceite se aplican solventes como butano y alcohol que, además de presentar riesgos en su manipulación, hacen difícil el control de los parámetros de extracción (como tiempos de macerado y temperatura) y pueden quedar restos de solvente nocivos para la salud”, explica Di Paolo.
El primer prototipo funcional estuvo listo a finales de 2017 y posteriormente comenzaron a presentarse en concursos para continuar su desarrollo. Uno de ellos fue Emprendé ConCiencia, organizado por la Fundación INVAP y el Ministerio de Producción y Trabajo. Allí, fueron seleccionados junto con otros 15 proyectos y obtuvieron un viaje a la empresa estatal rionegrina INVAP, en Bariloche, donde recibieron asesoría técnica y capacitación en el armado de un plan de negocios. “Eso nos abrió muchas puertas para vincularnos con organismos del Estado y con organizaciones sociales, como Mamá Cultiva”, dijo el diseñador.
El método utilizado para separar los componentes activos de la planta (como el CBD, THC y CBN, en el caso de cannabis) es la extracción mediante fluidos supercríticos. Se trata de fluidos que, sujetos a altas presiones y temperaturas, poseen la capacidad de disolver solutos. En este caso, el fluido elegido es el dióxido de carbono (CO2). Presurizado a casi 74 bar, este gas se vuelve un líquido capaz de reemplazar los solventes tóxicos, inflamables y poco selectivos, como el alcohol, ya que luego de la extracción y a presión atmosférica común se evapora, sin dejar residuos en el producto.
El proceso es sencillo: se coloca la materia prima, ya sea cannabis o cualquier matriz vegetal que contenga un aceite para extraer, y el CO2 en forma de hielo seco, que es económico y fácil de conseguir. Posteriormente, se ingresan en el dispositivo los parámetros de extracción. Esto depende del tratamiento a realizar y de los datos proporcionados por una base que los diseñadores apuntan a generar. Finalmente, tras un lapso que puede ir desde 15 minutos a unas cinco horas según el proceso, se obtiene el aceite listo para usar.
“Hasta el momento, pudimos verificar que la máquina extrae perfectamente distintos tipos de materiales vegetales y ahora estamos realizando pruebas con investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA para optimizar el proceso”, explicó Di Paolo. También están trabajando en disminuir los costos de producción, aunque aclara que no son muy altos porque tiene muy pocos componentes importados.
Un detalle importante es que el control electrónico del dispositivo se realiza mediante la Computadora Industrial Abierta Argentina (CIAA). “No tuvimos grandes dificultades técnicas para armar el dispositivo. Lo que más tiempo y esfuerzo nos está llevando es elaborar el modelo de negocios para obtener más financiamiento y continuar con el desarrollo”, agrega.
El mercado posible para Néctar es amplio y va desde el uso personal hasta en pequeña escala en instituciones públicas o privadas que realicen investigación o producción de aceites esenciales. “Personalmente, me encantaría poder incluir el dispositivo en el programa nacional para el estudio del uso medicinal de cannabis. Ya hemos tenido algunas reuniones con funcionarios y sería ideal articular con la red de laboratorios públicos que existe en el país para poder darle el uso que pensamos desde un principio: que esté disponible al servicio de la sociedad”, concluyó Di Paolo. (Nadia Luna – Agencia TSS).