Como publicó AgendAR el sábado pasado, una delegación china se encuentra en la Argentina desde hace casi dos semanas para mantener conversaciones de carácter técnico sobre la construcción de la cuarta central nuclear en territorio nacional. Ayer se dieron a conocer más detalles -en una nota en Clarín-, pero en los puntos fundamentales no se sabe más que lo ya conocido: la central, llamada tentativamente Atucha III, la construye China “llave en mano”, la tecnología es de uranio enriquecido, se levantará en Lima, provincia de Buenos Aires y el monto total del proyecto alcanzaría a 8 mil millones de dólares.
La informada periodista Natasha Niebieskikwiat agrega algunos datos valiosos. Pero deja abierta una pregunta que debe preocuparnos. Dicen N. N.: entre abril y mayo los dos gobiernos sellarán el trato, en 2020 comenzarán los trabajos preparatorios (remoción del terreno, «adaptaciones» ambientales, drenajes) y en 2021 la obra en sí.
El año pasado, cuando la crisis financiera golpeó fuertemente a la Argentina y el Gobierno recurrió a un rescate financiero millonario del FMI, desde Economía frenaron iniciativas como esta de Atucha III. Para China, que a nivel interno y externo reactivó sus planes nucleares, esta fue siempre una prioridad. Y puso la central nuclear en todas las mesas de conversación. Pero, además de la renuencia en el equipo de Macri, el acuerdo con el FMI no permite que el Estado sume más deuda pública. La construcción de la planta sumaría U$S 1000 millones por año durante siete años.
La presión china pudo más. Una posibilidad que se baraja es que la deuda se traslade a Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA). Es una empresa del Estado pero para el Fondo Monetario, es una deuda que no se cargará sobre el Tesoro, sino que se irá saldando con los aumentos de tarifas en la energía eléctrica a los usuarios. Una vez que esté firmado el contrato, los desembolsos del préstamo vendrán en 2021.
Y aquí está el punto, todavía oscuro, que tiene preocupada a la comunidad nuclear, y a los gremios del área: Uno de los dos grupos técnicos de funcionarios y empresarios chinos que están en el país se dedica a explorar las compras que harán y que se negocian con el subsecretario de Energía, Julián Gadano y miembros del Ministerio de Producción. El segundo grupo es de CNNC, la empresa de combustibles nucleares chinos, que estará cargo de la construcción y en la que estarán la CNEA y posiblemente la argentina Perez Companc. La planta, deja caer la nota de Clarín, tendrá un 40 % de mano de obra local y el resto, de China.
¿De qué se está hablando aquí? ¿De los técnicos nucleares que pondrán en marcha la central? Es el precio inevitable de comprar una obra «llave en mano», con tecnología no probada en Argentina. La CNEA siempre trató de minimizar ese costo, pero los tiempos y los gobiernos cambian, y la comunidad nuclear local está satisfecha por la oportunidad de trabajo que representa, a pesar que considere que abandonar la tecnología de uranio natural, en que nuestro país tiene sobrada experiencia, es un error.
Pero para algunos ese 60 % chino de la mano de obra se refiere a todo el personal de la planta, inclusive la obra civil, que en todos los países corresponde a la mano de obra local. Si fuera así, estamos hablando de 4.200 empleados chinos, seguramente en los estamentos superiores.
Autoridades y altos funcionarios de los organismos técnicos y de regulación no están informados. Y ambas versiones están circulando. Las tratativas las llevan adelante Gadano, aquí, y el embajador Diego Guelar, en Beijing, y por encima de ellos, el presidente Macri. Y ninguno de los tres ha considerado necesario consultar o informar a la comunidad nuclear. Pero harían bien en tener en cuenta a los gremios del área.